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Sor Marie Claire Naidu - Segunda mitad del siglo XX
Iglesia de la Asunción de la Santísima Virgen María
Bangalore (India)

OCTAVA ESTACIÓN
Jesús es ayudado por el Cirineo a llevar la cruz
    

V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Del Evangelio según san Lucas 23, 26

Cuando le llevaban los soldados, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús.

MEDITACIÓN

En Simón de Cirene tenemos al prototipo del discípulo fiel que carga con la cruz y sigue a Cristo (cf. Mt 10, 38). No se diferencia de millones de cristianos, de origen humilde, con un profundo apego a Cristo. Sin atractivo, sin refinamiento, pero con una fe profunda. Hombres y mujeres con una fe así siguen creciendo en tierras de África y de Asia y en las islas lejanas. Entre ellos, florecen las vocaciones.

Simón nos recuerda a las pequeñas comunidades y tribus con su característico compromiso por el bien común, un profundo arraigo en los valores éticos y la apertura al Evangelio. Merecen atención y cuidado. El Señor no quiere «que se pierda uno solo de estos pequeños» (Mt 18, 14.). En Simón descubrimos la sacralidad de lo ordinario y la grandeza de lo que parece pequeño. ¡La realidad más pequeña tiene cierta relación mística con la más grande, y la ordinaria con la más extraordinaria!

ORACIÓN

Señor, en tu admirable plan ensalzas a los humildes (cf. Lc 1, 52), sostienes a los pobres. Fortalece a tu Iglesia en su servicio a las comunidades desfavorecidas:  los menos privilegiados, los marginados, los que viven en chabolas, los pobres de las áreas rurales, los subalimentados, los intocables, los discapacitados, las víctimas de las diferentes formas de dependencia.

Que el ejemplo de tu sierva la madre Teresa de Calcuta nos inspire y nos lleve a dedicar más energías y recursos a la causa de los «más pobres de los pobres». Que un día también nosotros escuchemos de Jesús estas palabras:  «Tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme» (Mt 25, 35-36).

Todos:

Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.

Tui Nati vulnerati,
tam dignati pro me pati,
poenas mecum divide.

 

© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana

   

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