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Sor Marie Claire Naidu - Segunda mitad del siglo XX
Iglesia de la Asunción de la Santísima Virgen María
Bangalore (India)

DECIMOTERCERA ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz
   

V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R.
Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Del Evangelio según san Lucas 23, 46

Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» y, dicho esto, expiró.

MEDITACIÓN

Jesús entrega su espíritu al Padre con sereno abandono. Aquello que sus perseguidores consideraban un momento de derrota se demuestra de hecho un momento de triunfo. Cuando un profeta muere por la causa que ha sostenido, da la prueba definitiva de todo aquello que ha dicho. La muerte de Cristo es algo más. Trae la redención (cf. Ga 3, 13). «En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados» (Ef 1, 7).

De este modo comienza para mí un camino místico: Cristo me atrae más cerca de sí hasta que le pertenezca plenamente (cf. Jn 12, 32; Flp 3, 12-14; Ga 2, 20). «Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. ¿Cuándo podré contemplar el rostro de Dios?» (Sal 42, 2-3).

ORACIÓN

Señor Jesús, por mis pecados has sido clavado en la cruz. Ayúdame a tomar mayor conciencia de la gravedad de mis culpas y de la inmensidad de tu amor. «En efecto, cuando todavía éramos débiles Cristo murió por los pecadores» (Rm 5, 6.8). Confieso mis pecados, como en su tiempo lo hicieron los profetas:  «Hemos pecado, hemos faltado, hemos hecho el mal, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y tus preceptos. No hemos escuchado a tus servidores los profetas...» (Dn 9, 5-6).

Nada en mí merecía tu benevolencia. Te doy gracias por tu inconmensurable bondad hacia mí. Ayúdame a vivir para ti, conforma mi vida a ti (cf. 1 Co 11, 1), de modo que esté unido a ti y llegue a ser una criatura nueva (cf. 2 Co 5, 17).

«Cristo esté conmigo, Cristo dentro de mí. Cristo detrás de mí, Cristo delante de mí. Cristo junto a mí, Cristo me conquiste. Cristo me consuele, Cristo me alivie» (La coraza de san Patricio, himno irlandés del siglo VIII).

 

Todos:

Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.

Vidit suum dulcem Natum
morientem desolatum,
cum emisit spiritum.

 

© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana

  

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