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MENSAJE DEL CARDENAL SEBASTIANO BAGGIO
A LOS CATÓLICOS ESPAÑOLES CON MOTIVO
DEL "DÍA DE HISPANOAMÉRICA" - 5 DE MARZO DE 1978

 

Una vez más la Pontificia Comisión para América Latina se complace en dar acto de la generosa solidaridad de los católicos de España y unirse al coro de sus oraciones con ocasión de la celebración del "Día de Hispanoamérica". El tema escogido para el estudio y la reflexión: "El catolicismo popular en América Latina" es tan importante y fundamental para la vida de la Iglesia que ha sido objeto de pastoral solicitud a nivel mundial en las dos últimas Asambleas del Sínodo de los Obispos y ha despertado, por las magisteriales orientaciones del Santo Padre, un renovado movimiento de fidelidad a la misión de la Iglesia.

Este tema tan atrayente y estimulador permitirá descubrir en el rostro de la Iglesia latinoamericana las huellas profundas dejadas por la celosa y sufrida acción evangelizadora de los primeros apóstoles de Cristo en el nuevo continente.

Tal fue la conclusión de un reciente encuentro eclesial de la más alta representación y relevancia promovido por el CELAM y su equipo de reflexión teológico-pastoral, en cuyo documento final se ha solemnemente reconocido: "Lo que en general ha determinado más a nuestro mundo religioso es la forma de religiosidad popular medieval hispano-lusitana, que es la que nos llega en el siglo XVI, e imprime su sello profundo a nuestro pueblo —con diversas intensidades de mezclas indígenas y africanas— hasta nuestros días" (Iglesia y religiosidad popular en America Latina"; Ponencias y documento final; Conclusiones, núm. 26, pág. 389). Y también en el documento de consulta (pág. 133) preparado para la próxima III Conferencia General de Puebla se lee: "La labor de los misioneros fue imponente ya que realizaron una evangelización que resultó constitutiva de los pueblos latinoamericanos. La fe llegó a penetrar el núcleo cultural más íntimo".

De ahí esa variada gama de devociones católicas populares, la piedad de los fieles hacia los difuntos, la privilegiada veneración a María que es un principio fundamental de la identidad de la Iglesia católica en el continente, el gran aprecio no sólo de los sacramentos sino también de los sacramentales, y de manera especial el gran interés por las celebraciones litúrgicas. De ahí esa multiplicidad y riqueza de santuarios, lugares privilegiados de encuentro con Dios y con los hombres en una vivencia de fe y caridad.

Esa copiosa siembra de los primeros evangelizadores, alimentada y acrecentada por la acción ministerial y apostólica de los que les han sucedido, constituye hasta hoy un terreno fertilísimo de educación misionera de la fe y para la Iglesia latinoamericana una preocupación teológico-pastoral de importancia. como ha sido reconocido también en el citado documento preparatorio de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.

A esta educación y preocupación pastoral está ordenado también el "Día de Hispanoamérica" y para su, feliz y cabal éxito mucho se espera de la responsable, consciente y personal colaboración de cuantos tienen interés para que se realice el reino de Dios en las conciencias y en las sociedades.

Ello permitirá la actuación del auspicio formulado por el Santo Padre Pablo VI en la Evangelii nuntiandi (núm. 48) al constatar que la religiosidad popular.

"Cuando está bien orientada, sobre todo mediante una pedagogía de evangelización, contiene muchos valores. Refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer. Hace capaz de generosidad y sacrificio hasta el heroísmo, cuando se trata de manifestar la fe. Comporta un hondo sentido de los atributos de Dios: paternidad, providencia, presencia amorosa y constante. Engendra actitudes interiores que raramente puede observarse en el mismo grado en quienes no poseen esa religiosidad: paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los demás, devoción",

A todos los católicos de España, que con su generosidad hacen posible tan prometedora labor de evangelización la Iglesia en América Latina, le expreso muy de corazón la más viva gratitud de la Pontificia Comisión y mía personal y en buena hora me hago vocero también de las Iglesias particulares de Iberoamérica beneficiarias de esa profunda y constante corriente de caridad cristiana.

Cardenal Sebastiano BAGGIO,
Presidente de la Pontificia Comisión
para América Latina

 

 

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