 |
MENSAJE DE LA PRESIDENCIA
DE LA CAL CON MOTIVO DEL DÍA DE HISPANOAMÉRICA
EN LAS DIÓCESIS DE ESPAÑA
1. Con ocasión de la celebración del «Día de Hispanoamérica», la Pontificia
Comisión para América Latina desea hacer llegar a los fieles de las diócesis
españolas su vivo aprecio y fervoroso aliento en la obra de sostenimiento y
ayuda a la evangelización en América Latina.
Las tierras de Iberoamérica fueron bendecidas con el don de la fe hace más de
500 años. España tiene muchos méritos en ello. Hoy, en la alborada del
tercer milenio, el continente de la esperanza cuenta con cerca de la mitad de
todos los católicos del mundo, una cultura forjada al calor del Evangelio y una
Iglesia joven, pujante, viva; aún insuficiente en recursos humanos y materiales,
pero rica en entusiasmo y dinamismo evangelizador.
Su clara identidad católica, su rica religiosidad, su amor entrañable a
Jesucristo, su piedad filial a la Virgen, su fidelidad y cariño al Papa, son
algunas de las joyas del catolicismo latinoamericano. América Latina, consciente
de su vocación misionera, acoge con gozo la llamada a compartir esos
dones y a anunciar a Cristo allí donde no se ha escuchado su nombre, a llevar la
verdad del Evangelio allí donde todavía se ignora el mensaje reconciliador del
Salvador del mundo.
2. Como los primeros discípulos de Jesús, la Iglesia de Cristo no puede dejar de
dar testimonio de su divino Fundador y su obra salvadora. En efecto, la
misión primordial de la Iglesia es evangelizar: anunciar en primera persona
a Jesucristo, hacerlo presente en todos los ambientes y rincones del orbe.
Jesús es la Epifanía del amor de Dios que trae la plenitud de vida a todos los
hombres y mujeres de todos los tiempos, de todas las culturas, de todos los
lugares del mundo.
La gesta de la nueva evangelización, convocada por Juan Pablo II,
interpela a la Iglesia en Hispanoamérica a buscar siempre nuevas y audaces
maneras de hacer presente el Evangelio de siempre: «La originalidad y fecundidad
del Evangelio, fuente continua de creatividad, inspira siempre nuevas
expresiones e iniciativas en la vida eclesial y ayuda a identificar nuevos
métodos de evangelización que, en plena fidelidad al Magisterio y Tradición de
la Iglesia, resulten necesarios para llevar el anuncio del Evangelio a los
lugares más apartados, a todos los hombres y mujeres, a todas las etnias y a
todas las clases sociales, incluso a los sectores más difíciles o refractarios»
(Discurso a los participantes en la reunión plenaria de la Pontificia
Comisión para América Latina, 27 de marzo de 2003, n. 4).
En orden a ello, es necesario «incrementar el número y promover la formación
de evangelizadores, personas consagradas y laicos (catequistas, delegados de
la Palabra, animadores de la fe, etc.), para la misión en América Latina y la
missio ad gentes» (Recomendaciones de la reunión plenaria de la
Pontificia Comisión para América Latina, 27 de marzo de 2003, n. 7).
3. Una respuesta concreta a este desafío ha sido el II Congreso Americano
Misionero, realizado el pasado mes de noviembre, en Guatemala, con el fin de
animar la vida de las Iglesias particulares del continente, para que, desde su
experiencia pastoral, asuman responsable y solidariamente el compromiso de la
misión ad gentes. Este evento evangelizador ya ha comenzado a dar sus
primeros frutos, reforzando la conciencia misionera de la Iglesia en América, de
cara al tercer milenio.
4. Hoy, como en el pasado, la Iglesia que está en España desea apoyar a las
Iglesias hermanas de América en esa importante tarea. El sugestivo lema para el
Día de Hispanoamérica del presente año, «Nos unimos a su compromiso misionero»,
expresa muy bien este afán.
España tiene una rica y fructífera tradición misionera. Durante siglos,
millares de españoles, hombres y mujeres, sacerdotes, religiosos y laicos, han
cruzado los mares para llevar la luz de la fe, especialmente en Hispanoamérica,
donde hoy en día tantos sacerdotes de la OCSHA, miembros de institutos
religiosos y otras instituciones misioneras, laicos, incluso familias
misioneras, continúan trabajando con tanto amor y esfuerzo por la causa de
Cristo.
Este impulso evangelizador no se puede detener; se ha de renovar
permanentemente, buscando responder a los nuevos desafíos de nuestro tiempo.
Signo de ello es el Congreso nacional de misiones, celebrado
recientemente en España bajo el emblemático título: «Es la hora de la misión».
El compromiso efectivo con la tarea misionera es una expresión de vitalidad
eclesial, de generosidad, de esperanza y confianza en la fuerza transformadora
del Evangelio: «La obra de evangelización está animada por verdadera esperanza
cristiana cuando se abre a horizontes universales, que llevan a ofrecer gratis a
todos lo que se ha recibido también como don. La misión ad gentes se
convierte así en expresión de una Iglesia forjada por el Evangelio de la
esperanza, que se renueva y rejuvenece continuamente» (Juan Pablo II,
Ecclesia in Europa, 64).
La Pontificia Comisión para América Latina anima a los católicos de España a
comprometerse eficazmente en esta apasionante empresa, cada uno según las
propias posibilidades; con la oración, con la ayuda al sostenimiento de los
misioneros y de las obras de apostolado que promueven, con la participación
concreta en la acción misionera.
Iglesia en España, ¡es la hora de la misión!
Con vivo aprecio y los más cordiales votos.
Vaticano, 6 de enero de 2004, solemnidad de la Epifanía del Señor
Cardenal Giovanni Battista RE
Presidente
Mons. Luis ROBLES DÍAZ
Vicepresidente
|