1. Entre las enseñanzas del concilio Vaticano II, la declaración Nostra
aetate sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas
subraya el vínculo totalmente especial y único mediante el cual el pueblo del
Nuevo Testamento está espiritualmente unido a la estirpe de Abraham, y pone de
relieve la importancia del diálogo con los judíos, promoviéndolo mediante los
estudios bíblicos previstos en la preparación para el ministerio. Dice así:
"Como el patrimonio espiritual común a los cristianos y a los judíos es
tan grande, este sagrado Concilio quiere fomentar y recomendar el mutuo
conocimiento y estima que se obtiene, sobre todo, por medio de los estudios bíblicos
y teológicos y en el diálogo fraterno" (n. 4).
Teniendo en cuenta todo lo que se ha hecho desde el Concilio hasta hoy, la
Congregación para la educación católica y la Comisión para las relaciones
religiosas con el judaísmo, después de un esmerado análisis de la situación
actual, han examinado varios modos para desarrollar y dar mayor consistencia a
este importante esfuerzo; por tanto, firman esta Declaración, que tiene como única
finalidad el aumento del diálogo religioso y la elevación del nivel académico
y científico de los estudios judeo-cristianos.
2. Ya desde hace algunos años, se ha puesto en marcha un programa de
estudios judíos en el Pontificio Instituto Ratisbona de Jerusalén. Allí
varias instituciones académicas católicas han colaborado generosamente con
instituciones académicas judías que tienen su sede en Jerusalén. Ahora se
trata de crear las condiciones más adecuadas para que estas iniciativas puedan
gozar de mayor estabilidad y visibilidad, y para que se garantice un nivel científico
elevado, de forma que quienes siguen ese programa puedan conseguir los
correspondientes títulos académicos.
Después de una amplia consulta, la Comisión encargada de garantizar el futuro
del proyecto académico-educativo con un cuerpo de profesores cualificados, con
un número suficiente de alumnos bien preparados, con una estructura
administrativa y empresarial y con recursos financieros, ha constatado que las
serias dificultades que han surgido, en diversos sectores, no podrán superarse
si el programa continuara como instituto independiente en el actual edificio de
Jerusalén. Además de las serias dificultades académicas, y de los graves,
crecientes e insolubles problemas económicos que persisten desde hace años, se
constata la necesidad de proceder a un cambio de sede para lo que ha de ser el
proyecto más importante de estudios judíos de la Iglesia católica,
garantizando al mismo tiempo una calidad superior y una seguridad económica más
adecuada. Por tanto, la Comisión, después de una atenta evaluación, ha
decidido proseguir con renovado empeño la finalidad original del proyecto
Ratisbona y fortalecer el programa de estudios trasladándolo al "Centro
Cardenal Bea para estudios judíos" de la Pontificia Universidad
Gregoriana, recientemente reorganizado.
3. El "Centro Cardenal Bea para estudios judíos" lleva a cabo
una consolidada y reconocida actividad científica y de investigación en el
campo de los estudios judíos ya desde el año 1979, también mediante la
fundación de algunas cátedras especiales en el ámbito de diversos acuerdos de
cooperación académica con importantes universidades e institutos judíos,
entre ellos, la Hebrew University de Jerusalén y el Philip and Muriel
Barman Center for Jewish Studies en la Lehigh University de Bethlehem
(Pensilvania, Estados Unidos). Recientemente, el Centro se enriqueció
ulteriormente con la adquisición del Fondo de la Biblioteca del Servicio de
Documentación del SIDIC (Service International de Documentation Judéo-Chrétienne)
de Roma.
4. Teniendo presente el patrimonio de estudio y de investigación acumulado
en más de veinte años de experiencia en este campo, la decisión de encomendar
al Centro Cardenal Bea los programas hasta ahora realizados por el Pontificio
Instituto Ratisbona ofrece numerosas ventajas. Las más notables son: una
sólida garantía institucional; una mayor visibilidad del compromiso de la
Iglesia en el campo de los estudios judíos; la colocación de esos estudios en
el marco de una prestigiosa universidad con un fuerte carácter internacional;
proporcionar a los alumnos un conocimiento y una comprensión más completos de
la religión, la cultura y la historia judías; la colaboración científica
entre especialistas judíos y cristianos en el estudio de la religión, de la
cultura y de la historia; y la posibilidad de conferir los correspondientes
grados académicos y tener intercambios con otras instituciones académicas.
5. Con este fin, el "Centro Cardenal Bea para estudios judíos",
reorganizado y reforzado, se encomienda al Instituto de estudios sobre
religiones y culturas, recientemente fundado en la Pontificia Universidad
Gregoriana; ese Instituto incluye también programas de estudios islámicos y de
religiones orientales.
Además de los cursos y seminarios que se ofrecen en la Pontificia Universidad
Gregoriana, el nuevo Centro Cardenal Bea organizará también iniciativas académicas
en Jerusalén, especialmente mediante los acuerdos de cooperación académica ya
existentes con la Hebrew University de Jerusalén, y mediante las relaciones con
otras instituciones de esa ciudad. Ese contexto permite también intensificar
los intercambios de profesores y alumnos investigadores, asegurando la
continuidad de los proyectos que antes se llevaban a cabo en el edificio
Ratisbona.
La administración del "Centro Cardenal Bea para estudios judíos"
correrá a cargo de la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, y se nombrará
también un responsable para promover el desarrollo de las actividades académicas
en Jerusalén.
Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la educación católica, el 14
de noviembre de 2002.
Cardenal Zenon GROCHOLEWSKI
Prefecto de la Congregación para la educación católica
Cardenal Walter KASPER
Presidente de la Comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo