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Parole di introduzione e conclusione

di S. Ecc. Mons. Csaba Ternyak

Segretario della Congregazione per il Clero

in occasione dell'Incontro con le famiglie

dei Diaconi permanenti

alla Conferenza tenuta da S.Em. Il Card. J. Francis Stafford

Presidente del Pontificio Consiglio per i Laici

Chiesa di Santo Spirito in Sassia

Sabato, 19 febbraio 2000

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Queridos hermanos, hermanas y familiares de nuestros Diáconos Permanentes,

Es un gran placer acogerles esta tarde en la Iglesia romana del Santo Espíritu en Sassia, durante los días dedicados a la celebración del Jubileo de los Diáconos Permanentes, no muy lejos de las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo. Les doy la bienvenida por encargo del Prefecto de la Congregación para el Clero, S. E. Cardenal Darío Castrillón Hoyos y me alegra incluir mi bienvenida personal como Secretario de la Congregación, así como la de todos los colaboradores de este Dicasterio.

Como familiares y amigos de nuestros Diáconos Permanentes, a Ustedes toca un lugar especial en el sistema de apoyo que cada Diácono necesita para nutrirse y perseverar en su ministerio, tanto desde la perspectiva humana como espiritual. Con Ustedes, como factor positivo en la estructura familiar de cada uno de estos hombres consagrados, las habilidades para servir al Señor como ministros ordenados aumenta ampliamente y es enriquecida. Sin embargo, algunas veces, parecer que los parientes y amigos pueden sentirse de menor importancia, porque vuestros sacrificios hacia los amados ministros no son siempre entendidos por aquellos a quienes él sirve. En pocas palabras, Ustedes no son suficientemente estimados como familiares y amigos de un Diácono y todo lo que esto significa.

En este contexto me viene a la memoria algunas escenas del Evangelio en las que el Señor aparece a los ojos humanos de una manera casi escandalosa, en cuanto minimiza los lazos de familiaridad y amistad. Cuando Él dice, como respuesta al hecho que su madre y amigos le están esperando, "¿Quién es mi Madre? … Quiénes son mis hermanos y hermanas?"y contesta que aquél que realiza la voluntad del Padre es para Él, madre, hermano o hermana. Pues bien, nosotros podemos sentirnos casi un poco heridos en relación de la Madre Santísima. Parece como si ella fuese puesta de lado, sin la debida consideración. Pero, en el fondo, es verdad justamente lo contrario.

El Señor claramente identifica a aquellos que cumplen la voluntad del Padre como Su verdadera familia. En honor a la verdad, nadie está mejor personificada, haciendo lo que el Padre persigue, como lo es la Madre Santísima con su "Sea hecha en mi tu voluntad" en el momento de la Encarnación y en su continua "fiat" durante todo el camino desde los días oscuros de la Cruz hasta la luminosidad de la Resurrección. De hecho el Señor exalta en Su Madre Santísima como una mujer "par excellence", quien ha cumplido con la voluntad del Padre, llamándonos a imitarla si queremos ser parte de su verdadera familia. Él nunca pierde de vista la prioridad de "cumplir la voluntad del Padre" en todo momento, a cualquier costo, ni siquiera frente a su Madre.

De esta manera, puede parecer a los ojos humanos que nuestro papel sea el de ser minimizados y no considerados, pero es importante recordar que a los ojos de Dios es verdad justamente lo contrario, porque es a Él a quien debemos servir y no al hombre. Su juicio es eternamente importante y no el humano. Él sabe bien que Ustedes, como esposas, parientes y amigos de estos hombres llamados por Él para ser Diáconos Permanentes, deban junto a la María Madre Santísima, unir muchas cosas en vuestros corazones. Pero, ahora delante de Dios que todo lo puede ver, sabe y los ama porque ustedes cumplen la voluntad del Padre, haciendo una asistencia vital para la presencia de Jesucristo, el Diácono Servidor, en las comunidades de su Iglesia particular, desarrollando una parte importante en la construcción de la "civilización del amor".

Habiendo dicho esto, quiero manifestarle que esta tarde, estamos honrados con la presencia de S. Eminencia Cardenal James Francis Stafford entre nosotros. Como saben, el Cardenal es el Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, habiendo sido Arzobispo de Denver, Colorado, Obispo de Menphis, Tennessee y Obispo auxiliar de Baltimore en los Estados Unidos.

Probablemente Ustedes no sepan que más de la mitad de los Diáconos Permanentes en el mundo proceden de las Diócesis de los Estados Unidos. El Cardenal Stafford ha obtenido numerosos Diáconos Permanentes de las Diócesis en las que él ha servido; habiendo sido, además, un fiel promotor y un verdadero apoyo al ministerio de los Diáconos Permanentes desde su restauración institucional. No hay persona mejor calificada para hablarles porque él mismo ha caminado el sendero de la vida con Jesucristo, el Diácono Servidor, Sus familiares y amigos.

Cardenal Stafford.

 

 

 

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En nombre de todos deseo agradecer a Su Eminencia, el Señor Cardenal Stafford, su maravillosa conferencia dirigida a nosotros en esta tarde. El Señor Cardenal nos ha hecho considerar las cualidades, que deben existir en el seno de la familia del Diácono permanente; recordamos de nuevo la gran deuda con Vuestra Eminencia al ser el primer impulsor de un grupo de Diáconos Permanentes.

Eminencia, reiteramos nuestra cordial gratitud.

En este momento y siguiendo el programa sin retrasos, iremos en Procesión Penitencial y entraremos por la Puerta Santa.

Gracias por su presencia y que Dios les bendiga.

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