“Ud. lo ve, venerable Superior, que si Dios nos visita con las persecuciones más violentas, la Corea donará todavía soldados valientes, confesores y mártires. Alegrémonos por estas felices disposiciones, y pidamos al Soberano Maestro que envíe a su viña los obreros apostólicos según su corazón, hábiles y valientes apóstoles que puedan sostener a los fieles en los combates que el infierno no cesa de librar. Numerosos cristianos gimen todavía en las cárceles; un arresto de numerosos fieles ha tenido lugar en el mes de septiembre, un buen número de prisioneros han sido dejados libres sin proceso, otros todavía están en cadenas…..” (San Antonio Daveluy, Carta al superior del Seminario de Misiones Extranjeras en Paris, 6 de septiembre 1853) |
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“Ante la enfermedad de nuestro Obispo dirigirnos al Corazón Inmaculado de María era muestra única oportunidad: lo hicimos con una novena; pero nuestra Madre parece absolutamente querer poner fin al exilio de su servidor, y se muestra celosa de llamarlo a sí. Si nos quedaremos huérfanos, ella nos consolará sin duda alguna con una solicitud más materna; es gracias a su protección, no lo dudo, que puedo hacer frente a las fatigas del año. Encargado de la cura de Monseñor y de la administración en su lugar, por las rutas más penosas, sin dejar de cumplir mis funciones ordinarias, he encontrado el tiempo y la fuerza para hacer todo. Pero Uds. saben que Dios recompensa las fatigas de sus misioneros con nuevas pruebas.” (Carta de San Antonio Daveluy, 18 de octubre 1852) |