CONGREGACION PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS
Con la Constitución "Immensa Aeterni Dei" del 22 de
enero de 1588, Sixto V creó la Sagrada Congregación de los
Ritos y le confió la tarea de regular el ejercicio del culto divino
y de estudiar las causas de los Santos. Pablo VI, con la Constitución
Apostólica "Sacra Rituum Congregatio" del 8 de mayo de
1969, dividió la Congregación de los Ritos, creando así
dos Congregaciones, una para el Culto Divino y otra para las Causas de
los Santos.
Con la misma Constitución de 1969, la nueva Congregación
para las Causas de los Santos tuvo su propia estructura, organizada en
tres oficinas: la judicial, la del Promotor General de la Fe y la histórico-jurídica,
que era la continuación de la Sección Histórica creada
por Pío XI el 6 de febrero de 1930.
La Constitución Apostólica "Divinus perfectionis
magister" del 25 de enero de 1983 y las respectivas "Normae servandae
in inquisitionibus ab episcopis faciendis in causis sanctorum" del
7 de febrero de 1983, dieron lugar a una profunda reforma en el procedimiento
de las causas de canonización y a la reestructuración de
la Congregación, a la que se le dotó de un Colegio de Relatores,
con el encargo de cuidar la preparación de las 'Positiones super
vita et virtutibus (o super martyrio) de los Siervos de Dios.
Juan Pablo II, con la Constitución Apostólica "Pastor
Bonus" del 28 de junio de 1988, cambió la denominación
a Congregación para las Causas de los Santos.
Unido al Dicasterio se encuentra el "Estudio", instituido
el 2 junio de 1984, cuyo objetivo es la formación de los Postuladores
y de los que colaboran con la Congregación, como también
la de aquellos que ejercitan los diferentes cometidos ante las Curias diocesanas
para el estudio de las Causas de los Santos. El "Estudio" tiene
además la tarea de cuidar la actualización del "Index
ac Status Causarum".
La Congregación prepara cada año todo lo necesario para
que el Papa pueda proponer nuevos ejemplos de santidad. Después
de aprobar los resultados sobre los milagros, martirio y virtudes heroicas
de varios Siervos de Dios, el Santo Padre procede a una serie de canonizaciones
y beatificaciones.
|