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CARTA A LA JERARQUÍA CATÓLICA
CON OCASIÓN DE LA COLECTA «PRO TERRA SANCTA»

CUARESMA 2012

 

Excelencia Reverendísima:

La espera cuaresmal de la Pascua del Señor es una ocasión propicia para sensibilizar a la entera Iglesia Católica en favor de Tierra Santa, promoviendo iniciativas particulares de oración y de caridad fraterna.

Dirijo, por este motivo, una cordial invitación a todas las comunidades eclesiales con el fin de que se pongan al lado de los cristianos de Jerusalén, Israel y Palestina, así como de los Países circunstantes, Jordania, Siria, Líbano, Chipre y Egipto, los cuales componen juntos la Tierra bendita. El Hijo de Dios hecho hombre, después de haberla atravesado para anunciar el Reino y de haber confirmado la palabra con prodigios y signos (cfr. Hech. 2,22), subió a la Ciudad Santa para inmolarse a sí mismo: ha sufrido, ha muerto en la Cruz, ha resucitado y nos ha dado el Espíritu. Desde entonces todo cristiano se encuentra a sí mismo en aquella Ciudad y en aquella Tierra. Esto es posible porque todavía hoy los pastores puestos por el Señor Jesús reúnen allí a los hermanos y las hermanas en la fe, para celebrar a 'quel que 'hace nuevas todas las cosas' (Hech. 21,5).

La Congregación para las Iglesias Orientales recuerda a los Obispos la constante petición del papa Benedicto XVI para que sea generosamente sostenida la misión de la Iglesia en los Lugares Santos. Es una misión específicamente pastoral, pero al mismo tiempo ofrece un encomiable servicio social a todos sin distinción. De esta manera, crece aquella fraternidad que abate las divisiones y las discriminaciones para inaugurar siempre de nuevo el diálogo ecuménico y la colaboración interreligiosa. Esto constituye una admirable obra de paz y de reconciliación, tanto más necesaria hoy, preocupados como estamos, con el Santo Padre, 'por la población de los Países que están sufriendo tensiones y violencias, en particular Siria y Tierra Santa' (cfr. Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, de 9 de enero de 2012). Y también sucesivamente Su Santidad rezó por Siria, renovando 'la apremiante exhortación a poner fin a la violencia (...) por el bien común de toda la sociedad y de la Región' (Ángelus, domingo 12 de febrero de 2012).

El día que los Sumos Pontífices han elegido para la Colecta pro Terra Sancta es el viernes que precede a la Pascua, si bien cada comunidad puede elegir otra oportuna circunstancia para proponer a los fieles esta iniciativa de solidaridad. El Viernes Santo de este año parece expresar aún con más viveza las necesidades de los pastores y de los fieles, encerrados en medio de los sufrimientos de todo el Medio Oriente. Para los discípulos de Cristo las hostilidades son el pan de cada día que alimenta la fe y, a veces, hace resonar el eco del martirio con toda su actualidad. La emigración cristiana se ha agudizado por la falta de paz, que tiende a debilitar la esperanza, transformándose en el miedo de encontrarse solos ante un futuro que no parece existir, si no es como abandono de la propia Patria.

Como el evangélico grano de trigo (cfr. Jn. 12,24), la fatiga de los cristianos de Tierra Santa prepara sin duda un mañana, pero hoy pide que sean sostenidas las escuelas, la asistencia sanitaria, las necesidades de vivienda, de lugares de vida social y de todo aquello que ha sabido crear la generosidad de la Iglesia. (Cuánta fe descubrimos en los jóvenes, deseosos de testimoniar las bienaventuranzas, amando sus Países en el empeño por la justicia y por la paz, con los medios de la no violencia evangélica! (Cuánta orgullosa fe, cuánta firmeza, nos transmite quien pronuncia palabras de reconciliación y de perdón, sabiendo que ésa es la respuesta que debe darse a la violencia y a la opresión!

Tenemos el deber de devolver a estos cristianos el patrimonio espiritual que hemos recibido de su milenaria fidelidad a la verdad de la fe cristiana. Podemos y debemos hacerlo con nuestra oración, con lo concreto de nuestras ayudas, con nuestras peregrinaciones. El Año de la Fe, en el Cincuenta aniversario del Concilio Ecuménico Vaticano II, nos aportará particulares motivos para mover nuestros pasos hacia la Tierra Santa, peregrinando ya antes con el corazón entre los misterios de Cristo y en compañía de la Madre del Señor. El próximo Viernes Santo, alrededor de la Cruz de Cristo, nos sentiremos unidos junto a estos hermanos y hermanas nuestros: la soledad que alguna vez se hace presente con fuerza en sus existencias sea vencida por nuestra fraternidad. Y puedan ellos proclamar, en la serenidad del cuerpo y del espíritu que 'Jesús es el Señor' (Hech. 11,20) para que 'la puerta de la fe' (Hech. 14,27) siga abriéndose de par en par precisamente en aquella Tierra donde se aseguró el perdón y la bondad de Dios hacia la entera familia humana.

Nuestra Congregación se hace portavoz de la gratitud que el Santo Padre Benedicto XVI expresa a los pastores, a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, a los jóvenes y a cuantos se prodigan en favor de la Tierra de Jesús. Y, segura de interpretarlos cabalmente, transmite también las gracias de la Diócesis patriarcal de Jerusalén, de la Custodia Franciscana y de las Iglesias Orientales Católicas locales. 

Con los mejores deseos en la alegría del Señor Crucificado y Resucitado.

                                                                                                            

            Leonardo Card. Sandri
                        Prefecto

                        Cyril Vasil’, S.I.
                        Arzobispo Secretario

 

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