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SYMPOSIA


 

SIMPOSIO PRESINODAL EUROPEO

Cristo, fuente de una nueva cultura para Europa
en el umbral del III Milenio

Aula del Sínodo del Vaticano, 11-14 de enero 1999

Con el título "Cristo, fuente de una nueva cultura para Europa en el umbral del III Milenio" se ha desarrollado del 11 a 14 de enero en el Aula del Sínodo del Vaticano un Simposio Presinodal Europeo organizado por el Consejo Pontificio de la Cultura. Cerca de 50 relatores, hombres y mujeres del mundo de la cultura y del pensamiento europeos, han respondido a la invitación del Santo Padre a través del Consejo de la Cultura para ofrecer sus reflexiones a la 2ª Asamblea especial del Sínodo de los Obispos para Europa, que tendrá lugar el próximo mes de octubre.

Una asamblea verdaderamente única por la amplia representación europea y por la calidad de los participantes. Todos los países miembros del Consejo de Europa, ya que tal fue el criterio adoptado para su elección, se vieron representados en esta "sinfonía coral", como la definió el Papa en su discurso. Como dijo el Cardenal Paul Poupard en su saludo al Santo Padre, toda Europa se hallaba presente, "de las grandes capitales a las más pequeñas, de la inmensa Rusia a la Isla de Malta, de Polonia a Irlanda, de Atenas y de París, de Erevan a Ljubljana, de Gran Bretaña al Gran Ducado de Luxemburgo, de Bucarest a Lisboa, de Reykjavik a Viena, sus voces se han unido para rastrear los vastos espacios de la cultura, de la poesía a la política, en la fuente inextinguible del Logos spermatikós".

Tratar de resumir las casi cuarenta intervenciones en el mismo es tarea poco menos que imposible. Me limitaré por eso a destacar algunos aspectos de los muchos que se trataron en el curso de las jornadas y que considero especialmente relevantes, a fin de ofrecer una panorámica de conjunto del encuentro.

En primer lugar habría que mencionar la cuestión de Europa, es decir, Europa misma como problema, su ser, sus fundamentos y futuro. Es evidente que el Cristianismo ha configurado la cultura y el pasado del continente. La cuestión es saber es si esa herencia cultural pertenece definitiva y exclusivamente al pasado, o si puede desempeñar aún un papel configurador en el futuro de Europa. En otras palabras, si, como dijo en Marco Politi, el vaticanista del diario La Repubblica, en su artículo sobre el Simposio (La Repubblica Domenica 17-I-99), "Cristo se ha detenido en el umbral de Europa", y el Cristianismo declina lenta pero inexorablemente en el Continente, hasta convertirse en un residuo marginal; o si, por el contrario, el Cristianismo es capaz de revitalizar estas viejas estructuras; si Europa como tal puede sobrevivir prescindiendo del Cristianismo o no.

En el pensamiento del Papa no hay lugar a dudas: Europa sólo podrá sobrevivir volviendo a sus raíces, que son cristianas. Así lo afirmó en Santiago de Compostela el año 1982. Y más recientemente en Gniezno, en la tumba de san Adalberto: "Sin Cristo, en efecto, no es posible construir una unidad duradera. No se puede hacer separándose de las raíces a partir de las cuales han crecido las naciones y las culturas europeas y de la gran riqueza de la cultura espiritual de los siglos pasados" (Homilía de la Santa Misa en el milenario del martirio de san Adalberto, Gniezno, 3 junio 1997, in: L´Osservatore Romano, 4-6-97, p.7). No podrá haber una unidad europea que no esté basada en una profunda unidad espiritual. Esta unidad espiritual no se halla sólo en el patrimonio artístico común del pasado, sino sobre todo en ese puñado de conceptos fundamentales que el cristianismo ha aportado a Europa, como los de persona, libertad, igualdad. "La contemplación del misterio cristiano permite considerar con mayor profundidad la naturaleza y el destino del hombre, así como el conjunto de la creación" (Juan Pablo II, Discurso a los participantes en el Simposio Presinodal Europeo, in: L'Osservatore Romano. Ed. semanal en lengua española, 22-I-99). Estos conceptos esenciales en último término se resumen en el binomio persona-comunidad, cuyo mutuo equilibrio es reflejo de la paradoja, aparentemente insoluble, entre persona y naturaleza en la Trinidad. El concepto de persona, la mayor aportación del cristianismo a Europa, es el verdadero articulus stantis vel cadentis Europae, como lo definió uno de los participantes. Sólo el concepto de persona, imagen del Dios Tripersonal, es capaz de romper el círculo vicioso que inexorablemente arrastra al hombre del individualismo al colectivismo. La relación vertical con Dios lo libera del terror del colectivismo y de la arbitrariedad del individualismo salvaje, exigiéndole una responsabilidad frente al otro. La forma relacional de la persona es la comunión, a imagen de la Trinidad, que es al mismo tiempo solitaria y solidaria, personal y comunitaria, y cuyo arquetipo es la Iglesia. Homo existens es otro modo de decir la persona, que integra el homo faber del materialismo y el homo sapiens del idealismo.

Siempre con Europa como problema, se ha escuchado frecuentemente en el Aula, con más insistencia desde el Este europeo, la necesidad de ampliar Europa hacia el Este. En su discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, que coincidió con el Simposio, el Papa, saludando la llegada del Euro, había recordado la necesidad de "la ampliación hacia el Este" (Juan Pablo II, Discurso al Cuerpo Diplomático, 11-I-99, in: L'Osservatore Romano 11-I-99, p. 7-8). Europa no puede quedar reducida a las estrechas fronteras de un selecto club de países ricos, que se cierran sus fronteras sustituyendo el telón de acero por un telón de papel moneda aún más impenetrable que el anterior. K. Nazaryan, desde la lejana Armenia hizo un llamamiento desesperado a la solidaridad del occidente rico para con la Europa pobre del Este, convaleciente de 70 años de esquilmación de las conciencias por parte del comunismo, so pena de un peligroso retorno al feudalismo de imprevisibles consecuencias.

Europa no puede reducirse a la Europa de los analistas de mercado. El Prof. Schambeck, comentando el discurso europeísta de Juan Pablo II, denunciaba "el ocaso de la Idea europeísta y su transformación en una pura aritmética económica que, si bien la convierte en una potencia comercial, reduce las metas éticas a la mera posesión de bienes materiales y las entierra bajo la lógica implacable del mercado". En su discurso a los participantes, el Papa advertía de este peligro: "Es necesario evitar que se levanten nuevas barreras entre los hombres y que surjan nuevas enemistades entre los pueblos a causa de ideologías" (L'Osservatore Romano. Ed. semanal en lengua española, 22-I-99).

Se trata, pues, de una doble tarea: incorporar a la unión europea los países del Este en un esfuerzo solidario, a fin de que Europa pueda respirar plenamente con sus dos pulmones —en una imagen cara al Papa—, y de "devolver el alma a Europa y forjar su conciencia", impidiéndole caer en la nueva idolatría del mercado. Para Europa es vital esta vuelta a su raíces. No para recrear la cristiandad medieval, sino para volver a beber de las fuentes que la hicieron fecunda, y sin las cuales, desaparece.

La reflexión acerca del modelo económico no podía estar ausente en el Aula. La Europa eufórica por el nacimiento del Euro, que se frota las manos ante las expectativas de crecimiento económico, es también la Europa del desempleo: 15 de cada cien europeos no tiene trabajo. Cierto: no es la Europa de la miseria; los europeos han perdido la memoria de lo que significa morir de hambre. Sin embargo, una legión de parados, aun cubiertos por los seguros sociales, experimentan la frustración personal de vivir sin trabajo, marginados por una sociedad implacable que los desecha como productos inservibles.

Ante esta situación surge inevitablemente la pregunta: ¿es posible una economía solidaria, o estamos condenados a someternos a unas leyes de mercado que exigen el sacrificio de millares de desempleados en aras del crecimiento económico? La solidaridad ¿es sólo una utopía, o es posible aplicarla en la actual economía de mercado? Esta economía solidaria tendrá que armonizar dos elementos en conflicto: el respeto a toda persona humana y la prioridad del bien común sobre el interés particular, de un lado; y de otro, la importancia de la propiedad privada, la búsqueda del interés personal y la libertad de contratos tanto para satisfacer necesidades personales como para el correcto funcionamiento del mercado. Esta armonización, dice el Prof. Malinvaud, presidente de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, "sólo podrá venir de una conjunción de esfuerzos: en el nivel colectivo por un cuadro legislativo y reglamentario adecuado, y en el nivel personal por una ética de la acción". La doctrina social de la Iglesia tiene mucho que aportar en esta doble tarea, que exige repensar el Estado providencia y promover un rearme moral de la sociedad.

Educar en valores ha sido otro de los argumentos repetidos a lo largo de las jornadas de discusión. La necesidad de una educación que sea capaz de transmitir valores y supere una superespecialización carente de toda referencia ética es una urgencia ampliamente compartida. Esta necesidad se advierte tanto en la enseñanza primaria y secundaria como en la Universidad. El Prof. De Dijn, vicerrector de Lovaina, observó cómo este proceso de conversión de la Universidad en una empresa se refleja en el nuevo modo de designar a los alumnos como "jóvenes profesionales". Una Universidad que se conciba exclusivamente en términos de inversión y beneficio ha traicionado su principio generador, que fue el de crear un "ayuntamiento de profesores y alumnos por el saber" y comunicar una visión orgánica e integrada del conocimiento. De ahí el papel trascendental que tienen las universidades católicas, como centros de cultivo de un humanismo cristiano capaces de ofrecer no sólo conocimiento, sino sobre todo sabiduría para la vida. Parecen superados los tiempos en que se discutía e incluso negaba la existencia misma de universidades católicas. Hoy día son más necesarias que nunca, precisamente como centros de creación de pensamiento en libertad, es decir, no sometidos al diktat de las escuelas imperantes en las diversas disciplinas, y como lugares de transmisión de un conocimiento sapiencial, no exclusivamente técnico. Como acertadamente apuntaba De Dijn, el cristianismo, respetando la legítima autonomía de la razón y la ciencia, en virtud de la unidad profunda de la verdad y el bien, impide el divorcio entre el conocimiento técnico y la prosecución del bien. La figura de Newman, citada frecuentemente, se revela profética en su concepción de la universidad.

En este vasto diseño europeo, es imprescindible el retorno a las fuentes —Ressourcer, Back to basics. Sin embargo esta vez, no se ha hablado de los fundamentos políticos, sino teológicos de Europa, que no son sino la Trinidad. En esto se pudo apreciar una sorprendente unanimidad entre las voces de oriente y occidente. De Irlanda (W. Stainsby) a Rumanía (Ica), pasando por Italia (B. Forte), se escuchó la necesidad de poner a la Trinidad como fundamento de toda realidad humana en Europa, especialmente la familia y la comunidad política. Para B. Forte, la comunidad humana tiene que construirse a imagen de la comunión trinitaria; eso significa que tiene que fundarse en una relación de fontalidad, acogida, y reciprocidad en la comunión, reflejo de las relaciones intratrinitarias. La familia es un ámbito privilegiado que refleja el misterio de la Trinidad. En ella en mayor medida que en otros se vive la relación de donación, acogida y comunión recíproca, abierta a la vida de la cual es modelo la Trinidad. Según Stainsby "el desafío es hacer tangible y relevante esta espiritualidad comunitaria que brota de nuestra llamada a la comunión según el modelo de la Trinidad. Esta cultura de la Trinidad, una cultura de comunión y solidaridad, de vida y donación es el modelo y la inspiración para las familias cristianas especialmente hoy". Aplicando a la familia lo que el teólogo ruso Florenski dijo en otra ocasión, "entre la Trinidad y la condenación, tertium non datur"; la familia, o vive realizando el modelo trinitario, o no existirá en absoluto. Lo más destacable es el deseo de fundamentarse en las realidades absolutamente esenciales. Los participantes no se limitaron a un vago apelo a cierta espiritualidad, sino precisamente a la Trinidad misma.

Para culminar esta exposición breve de los contenidos del Congreso, quisiera llamar la atención sobre un aspecto que se ha escuchado insistentemente en el transcurso de las jornadas, no sólo con palabras, sino también con actitudes: la urgencia de la unidad de los cristianos. Desde Noruega a Georgia, esta llamada ha resonado como una letanía, un canto coral implorando de Aquel que lo puede todo en todo, el milagro de la unidad. El Prof. Nodar Ladaria, de Georgia, afirmaba: "para mí, es evidente que ningún cristiano podrá entrar profundamente en la propia experiencia histórica o podrá valorar justamente el camino recorrido durante los siglos pasados y el puesto en que se halla en el presente, mientras exista la llaga sangrante de la división [entre los cristianos]". La unión de los cristianos no es sólo condición necesaria para la credibilidad del mensaje cristiano, "ut unum sint", sino incluso para la misma supervivencia espiritual de Europa, que oscilará de otro modo entre el nacionalismo agresivo o aislacionista, y el pseudo-ecumenismo sincretista religioso que intenta establecer un cristianismo "dentro de los límites de la pura razón".

Melchor Sánchez de Toca y Alameda
Consejo Pontificio de la Cultura

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[Français]
L’Abbé
Sánchez de Toca y Alameda, du Conseil pontifical de la Culture, présente le Symposium présynodal européen, Le Christ, source d’une nouvelle culture pour l’Europe, organisé par le Conseil pontifical de la Culture du 11 au 14 janvier 1999 au Vatican. Une cinquantaine de conférenciers ont répondu à l’invitation du Saint-Père et offert leurs réflexions pour préparer la seconde Assemblée Spéciale du Synode des évêques d’Europe. Ils ont étudié les fondements nécessaires (scientifiques, philosophiques et théologiques) pour promouvoir et proposer avec un élan nouveau un humanisme chrétien plénier. En analysant les différentes dimensions de la vie (famille et éducation, école et université), ils ont repensé la mission et la place de l’homme dans la société, les nations et les cultures, tant sur le plan éthique, qu’économique et politique.

[English]
Father Melchor Sánchez de Toca y Alameda
, of the Pontifical Council for Culture, writes about the European pre-synodal symposium entitled Christ, the Source of a New Culture for Europe, on the Threshold of the New Millennium, which was organised by the Council and took place from 11 to 14 January 1999 in the Vatican. Some fifty speakers accepted the Holy Father’s invitation to offer their reflections in preparation for the second Special Assembly of the Synod of Bishops for Europe. They studied the scientific, philosophical and theological foundations required for the promotion and reformulation of an integral Christian humanism. With an analysis of the family and education, they were able to rethink the mission and role of the human person in society, in nations and in cultures, in the ethical, economic and political spheres.


CHRISTIAN HUMANISM: ILLUMINATING WITH THE LIGHT OF THE GOSPEL THE MOSAIC OF ASIAN CULTURES

Bangkok, 31 January - 3 February, 1999

This Pan-Asian Convention was organised by the Pontifical Council for Culture in collaboration with the Office of Education and Student Chaplaincy of the Federation of Asian Bishops' Conferences, the National Episcopal Conference of Thailand, The Graduate School of Assumption University and Foundation Konrad-Adenauer from 31 January to 3 February, 1999 at the Archdiocesan Pastoral Centre, "Baan Phu Waan", Bangkok.

Excluding Observers and other visitors who came in only for a day or for one or the other session, the three-day Convention brought together 34 participants from Bangladesh, Cambodia, India, Indonesia, Japan, Netherlands, Pakistan, Philippines, Sri Lanka, Thailand, the United States and the Vatican.

His Eminence Michael Michai Cardinal Kitbunchu, Archbishop of Bangkok, speaking both on behalf of the Bishops' Conference of Thailand and in his own name expressed his "great joy and special privilege" in welcoming the participants. He spoke of the need to be "ready to continue on the road to build a truly human society in the kingdom of God". The then Papal Nuncio at Bangkok, Archbishop Luigi Bressan, read out the Message of the Holy Father. In his Keynote Address His Eminence, Paul Cardinal Poupard, President of the Pontifical Council for Culture, dwelt on the Significance and Challenge of Christian Humanism, the Evangelising Mission of the Church and the richness and variety of the Mosaic of Asian Cultures (vide pg. 100).

There were in all five Conferences. In the morning on the first day, Prof. Yoshio Oyanagi of the Department of Information Science, University of Tokyo, which is about 120 years old, spoke on "The Challenge of the Gospel through an Education truly Japanese and Catholic vis-à-vis Secular and Consumerist Trends in Japan". He referred to the close relationship, sometimes friendly and sometimes stormy, that Christianity has had with the development of science. He mentioned how for "ordinary Japanese, religion is something that gives you spiritual peace and earthly happiness" and the challenge that the Gospel offers him as professor in university education. Prof. Vincent Shen, who holds the European Chair of Chinese Studies at the IIAS, Leiden University, in the Netherlands, dealt with "Elements of Chinese Traditional Humanism that can foster the Inculturation of the Faith in Chinese Cultures". He stated that "Chinese traditional humanism is still very meaningful for today. Christianity in the work of inculturation, should first of all put more emphasis on the human inner dynamism towards the Divine, dynamism which is based upon human perfectibility, interrelationship and human creativity".

On the second day, Dr. Robert Magliola, Carmelite Lay Tertiary of the Graduate School of Philosophy and Religious Studies of Assumption University, Bangkok, presented a paper on "Meditation as a Common Feature of Religions in Asia with a Special Focus on Buddhism, and Their Contribution to a Civilisation of Love and a Culture of Peace" in which he discussed some beneficial effects, and especially the effects of love and peace, which Buddhist meditation-forms can lend to Catholic Christian meditation. In his paper "Asian Cultures faced with the Hopes and Challenges for Evangelisation: their purification and promotion", Dr. Robert Sassone from the United States, noted that "while Asiatic cultures have historically resisted Christianity, this is likely to change". He went on to show how in this great culture war, the media, governments including the U.N., and well funded non-government organisations by emotional manipulation tend in a subtle manner to impose their anti-Christian agenda.

On the third day Fr. George Palackapilly S.D.B., Secretary of the Commission for Education and Culture of the Catholic Bishops' Conference of India, in his presentation reflected on ""Rays of Light" and "Seeds of the Word" in the Cultures of Indigenous Peoples of Asia". There is need to appreciate the treasures that God has distributed among the nations of the earth. The rest of the day was devoted to the framing and finalising of the Conclusions of the Convention (vide pg. 124 for Full Text) which together with the Acts of the Convention will be sent to the FABC Member Conferences.

The dynamics of the Convention gave participants enough time not only to seek clarification of terms and pose questions at the conclusion of each Conference but also to reflect, interiorise and share in small workshop groups the questions drafted by the Speakers that were aimed at deepening the content of their presentation. The Archdiocesan Pastoral Centre with its ideal location, idyllic surroundings, spacious, convenient, clean and comfortable set-up in terms of facilities, perfect acoustics both in the Conference Hall and in the Chapel, delicious food and the efficient and courteous service rendered by the Director Rev. Fr. Virasak and his dedicated staff made the event truly memorable. A special word of thanks is due to Foundation Konrad-Adenauer for partly sponsoring the Convention. The Organising Committee consisting of Bro. Martin Komolmas FSG, Rector, Assumption University, Bangkok, Fr. Vicente Cajilig OP, Executive Secretary FABC-OESC, Manila, and Fr. Alex Rebello of the Pontifical Council for Culture at the Vatican left no stone unturned to see to the detailed planning and smooth execution of the Convention.

The architectural design of the Baan Phu Waan is in the form of outstretched open arms. That graphically expresses not only Thai hospitality but even more the warm and welcoming heart of His Eminence Michael Michai Kitbunchu who proved an excellent and generous host and whose brain child the Archdiocesan Pastoral Centre is!

Fr. Alex Rebello
Pontifical Council of the Culture

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MESSAGE OF THE CONVENTION ON CHRISTIAN HUMANISM

1. Participants: We the 34 participants from Bangladesh, Cambodia, India, Indonesia, Japan, Netherlands, Pakistan, Philippines, Sri Lanka, Thailand, United States and from the Pontifical Council for Culture gathered at Baan Phu Waan (the Archdiocesan Pastoral Center), Bangkok, Thailand on January 31 to February 3, 1999.

2. Objectives of the Convention: Looking forward to the more mature presence of Christianity in Asia in the Third Millennium, and in accordance with expressed wishes of the Bishops in many FABC documents and most recently of the Special Synod of the Bishops for Asia, namely to deepen the dialogue in Asia between the Gospel and culture, so that faith is inculturated and culture is evangelized, the Convention was held to reflect on major elements of the richness and variety of Asian cultures towards identifying and promoting an authentic Christian Humanism for the peoples of Asia, bearing in mind that man and woman fashioned in the image and likeness of God which reaches its fullness in Jesus Christ, the God-man, who reveals not only who God is but who we are in our totality. Jesus Christ is at the very heart of Christian Humanism.

3. Contribution from Resource Persons: In order to initiate and guide our reflections a number of resource persons from and outside of Asia were invited to address the participants on: a) "The Challenge of the Gospel through an Education truly Japanese and Catholic vis-à-vis Secular and Consumerist Trends in Japan", b) "Elements of Chinese Traditional Humanism that can foster the Inculturation of the Faith in Chinese Cultures", c) "Meditation as Common Feature of Religions in Asia with special focus on Buddhism and their contribution to a Civilization of Love and a Culture of Peace". d) "Asian Culture faced with the Hopes and Challenges for Evangelization: their purification and promotion", and e) ""Rays of Light", and "Seeds of the Word" in the Indigenous Peoples in Asia". The Convention gratefully acknowledges their contribution.

4. The following emerged from our reflections and exchange of ideas:

  • 4.1 Asian Religio-cultural Situation: Great world religions and cultures originated in Asia, side by side with indigenous religions. While Christianity and Islam originating in West Asia, spread over the centuries throughout the continent, Hinduism, Buddhism Taoism and Confucianism are present in large areas of Asia, forming the religio-cultural values in their adherents. While all these religions are prevalent in large areas of Asia, in recent times science and technology are making disturbing inroads despite their positive contribution. It is into this multi-religious and multi-cultural context that the Church is called by the Spirit to dialogue and proclaim Jesus Christ in Asia and to foster Christian Humanism.

  • 4.2 Faith and Inculturation: Christian living and inculturation are two important ways to bring about Christian Humanisrn among the peoples of Asia. First of all, Christians in Asia are called to a more authentic Christian life, so that by living their faith they are able to effectively proclaim Jesus Christ and propagate the Gospel. Secondly, as the Church comes into contact with other religions, faith is inculturated and culture evangelized. Inculturation embraces life, doctrine, tenets and rituals. Inculturation calls for a firm rootedness in the Christian faith, a sincere knowledge of the faith of the other for a new self-understanding, leading to enrichment of both through a respectful and loving encounter. The unique personhood of Jesus Christ’s both divine and human, his total communion with the Father and with humanity, and Salvation and Glory in the Cross leading to the Resurrection are key elements in this encounter with different human values and beliefs. The positive elements of Asian ways and forms of Meditation can be profitably channelled to bring about communion with God and with humanity, leading to a civilization of love and a culture of peace.

  • 4.3 Youth and Education: Education is the great vehicle for the formation of mind and heart in the cultural and spiritual values of life. A large number of the population of Asia is young. An effective education program at all levels is necessary for the Christian formation of our young people who need to be equipped with genuine understanding of the deeper values of their own faith and culture, as well as that of other faiths, so that thus formed they are able to enter into meaningful dialogue with them. There is a need to better educate the faithful as to the fundamentals of their belief.

  • 4.4 Spirituality in Asia: Asian cultures are very much influenced by a life of the spirit. In the face of growing misuse of technology, which challenges religious and spiritual values, the Church is called to witness to a greater spiritual presence through prayer and dialogue.

  • 4.5 Christian Humanism and indigenous religions: The Church takes cognizance of the spiritual and cultural values present in indigenous religions. Among these values deserving special mention are the spirit of communion with God and nature, simplicity and openness to the Gospel. The Church is called to promote and purify as necessary the cultural values of indigenous peoples.

  • 4.6 Mass Media: Given the increasing influence of Mass Media today on religious and cultural values, the Church discerns the Media's advantages and disadvantages, availing of the positive elements found therein for the proclamation of the Gospel.

5. Conclusion: On the threshold of the Third Millennium we turn to Mary our Mother, who enfleshed within her womb the Word of God. May we like her ponder that Word in our heart so that we may bring forth Jesus Christ the Light of the world to illuminate the rich and beautiful mosaic of Asian cultures.

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[Français]
L’Abbé Rebello
, du Conseil pontifical de la Culture, présente un compte rendu du Congrès international, organisé par le Conseil pontifical de la Culture à Bangkok du 31 janvier au 3 février 1999, pour affronter les défis de l’inculturation et le dialogue entre la foi chrétienne et les cultures asiatiques. Les conférenciers ont présenté un panorama des cultures et leur rencontre salvifique avec l’Évangile.
Le message final du congrès indique les lignes fondamentales pour le futur. Il délimite les domaines les plus importants comme la foi et l’inculturation, les jeunes et l’éducation, l’humanisme chrétien et les religions indigènes, les moyens de communication sociale, la spiritualité de l’Asie…etc.

[Español]
Para afrontar los desafíos de la evangelización, así como del diálogo entre la fe cristiana y las culturas de Asia, el Consejo Pontificio de la Cultura ha organizado una Congreso Internacional en Bangkok del 31 de enero al 3 de febrero de 1999. Los relatores, representando el rico mosaico de las culturas asiáticas, presentaron la situación actual del encuentro salvífico ente el Evangelio y las diferentes naciones. Don Alex Rebello, oficial del Consejo Pontificio de la Cultura, ofrece un resumen del encuentro.
El mensaje formulado por los participantes en la clausura del Convenio, señala tres líneas fundamentales que se deben seguir en el futuro, delimitando los ámbitos más importantes, tales como fe e inculturación, los jóvenes y la educación, humanismo cristiano y religiones indígenas, medios de comunicación social, espiritualidad asiática, etc.


CONGRESO SOBRE
"COMUNICACIONES SOCIALES Y CULTURA"

Salamanca, 15 al 18 de febrero de 1999

Del 15 al 18 de febrero de 1999 ha tenido lugar en Salamanca (España) el III Congreso Internacional sobre Cultura y Medios de Comunicación Social, organizado por los Pontificios Consejos de la Cultura y de las Comunicaciones Sociales, conjuntamente con la Facultad de Ciencias de la Información de la Pontificia Universidad de Salamanca.


Promotores y participantes en esta importante iniciativa

Los Pontificios Consejos de Cultura y de las Comunicaciones Sociales, promotores de la iniciativa, estuvieron presentes en las personas de sus presidentes, S.E.R. el Sr. Cardenal Paul Poupard y S.E.R. el Arzobispo John P. Foley, y del Rvdmo. Padre Bernard Ardura –Secretario del primero de los Dicasterios– y el que suscribe, Delegado de la Filmoteca Vaticana. Por parte de la P.U. de Salamanca la organización del Congreso recayó principalmente en la persona del Rvdmo. P. Dr. Gerardo Pastor, Decano de la Facultad de Ciencias de la Información, que contó especialmente con la asistencia del Prof. Dr. José Francisco Serrano Oceja, Director de la Escuela de Comunicación Cristiana.

Los ponentes procedían de sensibilidades y disciplinas culturales muy variadas. De este modo el programa ha contado con el Cardenal Darío Castrillón, Prefecto de la Congregación del Clero, Julián Marías, el Arzobispo Antonio Montero, Paul Johnson, Alfonso López Quintás, Massimo Canevacci, Sergio Zavoli y muchos otros, todos ellos conocidos intelectuales y exponentes del mundo de la cultura y de la comunicación. Creó particular expectación el debate entre el primer colaborador del Presidente de Microsoft, Bill Gates, el Presidente de la Sociedad en Europa Bernard Bergnes y el P. Lucio Ruiz, arquitecto de sistemas informáticos, que ha contribuido grandemente a la incorporación y utilización pastoral de las nuevas tecnologías de la comunicación por parte de la Iglesia.

A los conferenciantes del Congreso se les pidió únicamente, como condición previa, disponibilidad para el diálogo. La finalidad fundamental de sus intervenciones consistió en fijar los parámetros para afrontar una seria y necesaria discusión con los cerca de mil participantes, organizados en mesas de trabajo.


Finalidades del Congreso

El Congreso tuvo como principal objetivo analizar las relaciones que se dan entre cultura, tanto en el sentido moderno como tradicional y los medios de comunicación social –es decir, prensa, radio, televisión, cine... y los nuevos medios de comunicación, tales como internet, que nos proporciona la informática–, con la finalidad de establecer y cuantificar las transformaciones y/o los obstáculos que tales medios han inducido hasta el presente, y continúan a determinar cada día, en el pensamiento, en la creatividad y en la percepción de los valores históricos y espirituales del hombre y de la sociedad contemporáneos. Es decir, ¿qué lugar ocupa el hombre en la cultura nacida en la era de la informática?, ¿cómo se va organizando la "aldea global", que excluye aquellos que no poseen los medios económicos para la adquisición de nuevas tecnologías? ¿Cuál es el poder real que poseen los medios de comunicación social sobre las conciencias, la identidad cultural de los pueblos, sociedades y religiones?

Algunos comentaristas y observadores se han preguntado por el hecho de que el tema general del Congreso, escogido por tres instituciones pontificias, no hiciera referencia directa a la identidad cristiana de las mismas. En realidad lo que se ha pretendido es contribuir al rescate del humanismo en la nueva coyuntura histórica. Se habla de un hombre nuevo de la era de la comunicación. ¿Cómo es este hombre? ¿Cuáles son los valores en que se inspira? Hasta la celebración de este congreso no consta que se haya organizado una reflexión a este nivel. En este contexto la Iglesia ha tenido una contribución única que aportar: la dimensión de la trascendencia y de la espiritualidad que, aunque no aparece en el título, se encuentra en el logotipo –la identidad– de las tres instituciones promotoras.


Intervención del Presidente del P. Consejo de Cultura

Los discursos de apertura y de clausura corrieron a cargo de S. Eminencia el Cardenal Paul Poupard y de S.E.R. el Arzobispo John P. Foley, respectivamente. Ofreceremos en este artículo tan sólo una brevísima síntesis de los mismos, ya que se espera que sean publicados en su integridad próximamente.

En su discurso, el Cardenal Poupard, tras evocar la aportación de la Escuela de Salamanca al entendimiento y comunicación entre los pueblos, lanzó una invitación a afrontar con decisión la situación actual, no sólo "leyendo" los signos de los tiempos, sino siendo capaces de "escribirlos" con una propuesta nueva. El Sr. Cardenal pasó a continuación revista a la situación de los medios de comunicación en nuestra cultura, con sus promesas y amenazas. La invasión masiva de información, sin criterios de verdad, y la capacidad de crear una realidad artificial contribuyen a crear una imagen fragmentaria y caleidoscópica de la realidad. "Son así causa y consecuencia de una peligrosa situación de extrañamiento frente a la verdad y de desconfianza en la posibilidad de alcanzarla mediante la razón".

Ante este tremendo desafío, el purpurado francés propuso apostar por una "cultura de la verdad" en la línea del Santo Padre en la Fides et ratio. "Es necesario reivindicar con coraje la existencia de una verdad última, universal, capaz de dar sentido a la existencia y de saciar la sed de verdad inscrita en el corazón del hombre –concluyó el cardenal Poupard– "Sólo la apuesta decidida por una cultura de la verdad y la confianza en la capacidad del hombre de alcanzarla puede salvar nuestra sociedad de la miseria actual".


Ponencias e intervenciones

He aquí una brevísima síntesis de alguna de las ideas expuestas por los ponentes en sus intervenciones.

El filósofo y escritor Julián Marías puso el acento sobre el no siempre buen uso de la televisión y el cine, instrumentos modernos de transmisión cultural y la frenética difusión de noticias, que crean dependencia y llenan un vacío con otro vacío, hasta el punto de que el hombre corre el riesgo de "transformarse en un ser primitivo lleno de informaciones".

Paul Johnson –historiador, ex consejero de Margaret Thatcher y ahora colaborador de Tony Blair– prefirió referirse a los futuros problemas como efecto de un uso incorrecto de la ingeniería genética y realizó una crítica al denominado "fundamentalismo darwiniano". No se mostró optimista respecto a la sociedad que se está actualmente construyendo y afirmó que en el milenio que se avecina la esperanza reside en la recuperación de los valores sostenidos por la religión.

Bernard Ardura, Secretario del Pontificio Consejo de Cultura, en su intervención con el título "Ídolos, mitos e ideologías en las sociedades de comunicación masiva" describió el actual contexto cultural marcado por el uso masivo de los medios de comunicación social como un ámbito ajeno, al menos parcialmente, al influjo del Evangelio y recordó, con Redemptoris Missio, que constituye el primer areópago de la misión para la Iglesia. A continuación estableció una comparación entre el ídolo y el icono desde una perspectiva bíblica. El hombre es imagen que remite a un creador trascendente; el ídolo, en cambio, producto cultural, se agota en sí mismo e impide el diálogo intercultural.

El filósofo Alfonso López Quintás en una brillante intervención se refirió al problema de la manipulación del lenguaje y su influencia en la determinación de los nuevos valores. Ante estos riesgos hay que estar alerta, pensar con rigor y vivir creativamente. Ante la manipulación guiada por intereses ideológicos y comerciales el hombre ha de oponer su madurez y fuerza de decisión.

Amando de Miguel, sociólogo, en una intervención voluntariamente provocatoria, criticó conceptos clásicos de la comunicación tales como "aldea global", "cuarto poder", etc.. Las profecías de Mc Luhan no son realizables, afirmó, porque el hombre está demasiado vinculado a la realidad local para entrar en una sociedad virtual privada de lazos con lo concreto y la vivencia de los individuos.

El catedrático de comunicación social Massimo Canevacci centró una ponencia, muy original en el método y el contenido, en el poder de los nuevos media, los cuales responsables de la transmisión de lo "real", envían un mensaje que es "inmaterial y seductor" y que se confunde o es percibido como realidad por un "sujeto que pide tan sólo abandonarse a las emociones".

El filósofo y publicista Jesús Martín Barbero, cuyo pensamiento tiene una gran influencia en América Latina, subrayó la importancia de la adquisición, por parte de todos los jóvenes, de una cultura formada por la lectura de los libros y luego enriquecida por los media: estos últimos, por sí mismos, sin una vertebración, transmiten un aluvión de mensajes "no auténticos". Es decir, en estos medios prevalece el ritmo y sofisticación de los efectos con una mayor fragmentación del pensamiento y con la aparición de nuevas maneras de vivir y de narrar.

El cardenal Darío Castrillón afrontó el tema de las posibilidades de comunicación que hoy se abren a la Iglesia: puesto que "Cristo transmite su mensaje sirviéndose de medios especiales", "la comunicación social refuerza la solidaridad entre los pueblos y ha de ponerse al servicio de los valores cristianos; los medios de comunicación social han sido un factor decisivo para el mantenimiento de un espíritu continental y de los intereses comunes de todos los países latinoamericanos". La Iglesia, más que servirse de los medios, ha de servir a la cultura de los medios para transformarla, teniendo en cuenta que la colaboración refuerza la solidaridad.

El Arzobispo Antonio Montero complementó la anterior exposición indicando campos y esfuerzos que la Iglesia ha de realizar, en clave de comunicación social y cultura, para estar a la altura del desafío de los tiempos actuales.

Bernard Bergnes, Presidente de Microsoft-Europa y Lucio Ruíz, experto informático que ha colaborado en el proyecto y sigue orientando los aspectos técnicos de la RIIAL (Red Informática de la Iglesia en América Latina), tuvieron la ocasión de expresar sus opiniones acerca de las implicaciones humanísticas consecuentes a la adopción, por parte de las sociedades más importantes de ámbito mundial, de estrategias que contemplan la comercialización del "hardware" y "software". Se hizo una prospección de algunos adelantos tecnológicos y para que estos avances no dañen al hombre "se confía en la imaginación de la gente".

La última jornada del Congreso estuvo en gran parte dedicada al cine. Lloyd Baugh, catedrático de la P. Universidad Gregoriana, hizo un recorrido a lo largo de las referencias religiosas y espirituales en el cine contemporáneo. En el mismo hay muestras de gran valor; hay un "cine teológico" que sabe expresar de manera tangible la búsqueda y la interpretación de la divinidad y su relación con el hombre, lo cual no pertenece ni mucho menos en exclusiva a aquellos realizadores y artistas que se muestran comprometidos desde un punto de vista religioso.

El que suscribe, Enrique Planas, Director de la Filmoteca Vaticana y comprometido en la pastoral del cine en el ámbito de la Iglesia católica, ha hecho notar que la llamada "revolución cultural" que se verificó en Europa en los años de posguerra y que llevó consigo un proceso de secularización no sólo ha terminado sino que se está dando un fenómeno de aproximación a lo sagrado, una nueva exigencia de espiritualidad y trascendencia. Hay que servirse de los media en clave de esperanza, lo cual constituye un verdadero desafío para los realizadores y artistas, en especial del medio cinematográfico, que sigue teniendo enorme influjo en los demás medios.

El productor cinematográfico Ellwood E. Kieser demostró prácticamente las posibilidades que ofrece el medio cinematográfico y ofreció algunos ejemplos concretos de su esfuerzo para una programación de calidad y que cumpla con las elevadas exigencias a que la gran industria cinematográfica tiene al espectador acostumbrado.


Clausura del Congreso.

En primer lugar tomó la palabra el Decano de la Facultad de Ciencias de la Información de la Pontificia Universidad de Salamanca, Prof. Dr. Gerardo Pastor Ramos. Tuvo en primer lugar unas expresiones de consideración hacia la persona de su predecesora en el Decanato, Dra. Dª María Teresa Aubach Guiu, que supo conducir a la Facultad hasta sus actuales y muy elevados niveles de solvencia científica y profesional. A continuación y en base a las intervenciones del Congreso leyó unas conclusiones referentes al servicio que las comunicaciones sociales pueden ofrecer para un mayor desarrollo de la humanidad y el reto que ello representa tanto para la Iglesia como para los promotores de estos medios, así como subrayó la responsabilidad de la Universidad y los intelectuales, comunicadores, artistas, etc. en la construcción de una sociedad que sepa respetar los verdaderos valores.

El Arzobispo John P. Foley dictó las palabras de clausura del Congreso señalando que los medios de comunicación social influencian la cultura más que cualquier otra fuerza contemporánea y difunden sus mensajes permitiendo que toda la humanidad participe de la misma experiencia en el mismo momento; las diversas formas de la comunicación son interactivas y consienten un diálogo a distancia que influencia profundamente la cultura; ofrecen la oportunidad para experiencias indirectas, especialmente a través del cine y la televisión, gracias al poder de la imagen. La cultura comporta sabiduría, valores y perspectivas, compartidas y transmitidas a través de los tiempos, pero hoy a menudo sustituidas por una cultura de "usar y tirar". Los media transmiten mensajes nobles como el Evangelio o viles como la pornografía y la violencia, por lo que se hace necesario utilizar su potencialidad de la mejor manera posible para hacer de estos un instrumento de valores que dé vida a una cultura rica de los elementos mejores de las grandes culturas del pasado.

Mons. Enrique Planas
Pontificio Consejo de Comunicaciones Sociales

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[Français]
Monseigneur Planas
, du Conseil pontifical des Communications sociales, présente le IIIe Congrès international sur la culture et les moyens de communication sociale, coorganisé par le Conseil Pontifical de la Culture, du 15 au 18 février 1999 à Salamanque, Espagne. Cette rencontre a permis l’analyse des rapports entre les cultures et les moyens traditionnels ou modernes de communication, pour identifier les transformations et les obstacles qu’ils créent, et poursuivre chaque jour dans la créativité et la juste perception des valeurs historiques et spirituelles de l’homme comme de la société.

[English]
Monsignor Enrique Planas
, of the Pontifical Council for Social Communications, describes the Third International Congress on Culture and Communications Media, coorganised with the Pontifical Council for Culture and held from 15 to 18 February in Salamanca, Spain. This meeting provided an opportunity of analysing the links between cultures and old and new communications media. The aim was to identify the changes and obstacles they bring with them, and to move forward creatively day by day with a correct discernment of man’s – and society’s – historical and spiritual values.


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