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 PONTIFICIO CONSEJO « JUSTICIA Y PAZ »

MENSAJE DEL SEÑOR 
CARDENAL FRANCISCO-XAVIER NGUYÊN VAN THUÂN
PRESIDENTE DEL PONTIFICIO CONSEJO JUSTICIA Y PAZ
 A LOS PARTICIPANTES EN EL IV ENCUENTRO
LATINOAMERICANO DE PASTORAL PENITENCIARIA

  

Estimados amigos y amigas: 

Deseo a través de estas breves líneas expresar un cordial y fraterno saludo a todos y cada uno de los participantes al IV Encuentro Latinoamericano de Pastoral Penitenciaria. 

Diversas circunstancias me han impedido asistir personalmente a tan importante encuentro, sin embargo os aseguro que mediante mi pensamiento y mi oración me uno espiritualmente a vuestros trabajos, preocupaciones, gozos y esperanzas. 

Mi oración ferviente se eleva para que el Espíritu Santo indique a todos los responsables de la pastoral penitenciaria los criterios y los caminos más adecuados para la Nueva Evangelización en el mundo penitenciario: un mundo muchas veces sumergido en el dolor, la soledad y la desesperación; un mundo que necesita urgentemente la palabra liberadora del Evangelio y el gesto caritativo -y por lo mismo alentador- del cristiano que se preocupa por su hermano en dificultad y que lo hace no por mera filantropía sino por una profunda convicción de fe: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mi me lo hicisteis" (Mt. 25, 40); un mundo que, indudablemente, también nos evangeliza. 

Que las conclusiones de vuestros trabajos contribuyan, desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, a la defensa y promoción de los derechos humanos en las cárceles de vuestros países, así como a sumar esfuerzos para prevenir el delito y ayudar a construir sociedades más justas, pacíficas y humanas. 

La luz de la esperanza debe permanecer encendida en los corazones de los internos, por tanto, es de vital importancia asegurar una presencia cercana y amable de la Iglesia en las cárceles. Al respecto, miro con gran confianza como esa presencia se manifiesta en la persona de tantos sacerdotes, religiosas y religiosos que se dedican a este servicio pastoral. Resulta también muy alentador constatar como va en aumento el número de laicos comprometidos que prestan un servicio de voluntariado cristiano en el mundo penitenciario. Es necesario seguir cultivando cada vez más este apostolado para que la presencia del Buen Samaritano, que vino a curar nuestras heridas, sea más palpable y fortalecedora sobre todo para aquellos que por diversos motivos viven privados de libertad física. 

Me auguro que estos días de reflexión unidos a la frescura y a la creatividad que caracterizan a la Iglesia en América Latina, sean de mucho provecho también para vuestros trabajos pastorales en favor de las familias de los internos. 

Finalmente expreso mi solidaridad con vosotros en el recuerdo del Padre Francisco Reardón, OMI, que durante muchos años se dedicó a este servicio pastoral y a quien seguramente el Señor ha premiado ya sus esfuerzos y fatigas. 

Me encomiendo a vuestras valiosas oraciones y os deseo el mayor de los éxitos en vuestro encuentro. Que el Padre rico en misericordia, por medio de su Hijo Jesucristo, en el Espíritu Santo, os mire con benevolencia y os dé su paz. Anhelando que todo sea para la gloria de Dios y bien de los hermanos, os reitero mi saludo y os bendigo de corazón.

Afectuosamente,

Francisco-Xavier Cardenal Nguyên van Thuân
Presidente

Roma, 25 de junio de 2001

        

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