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CONSEJO PONTIFICIO PARA LOS LAICOS NOTICIARIO13/2006
Queridos amigos: En los últimos meses, la Asamblea Plenaria ha sido uno de los momentos fuertes de nuestro Dicasterio. En ella se concluyó la reflexión sobre la parroquia que el Consejo Pontificio para los Laicos estaba haciendo desde hacia dos años. A pesar de las dificultades con las que hoy se encuentra, esta institución “ sigue conservando y ejerciendo su misión indispensable y de gran actualidad en el ámbito pastoral y eclesial ” (Ecclesia in Europa, n. 15). Conscientes de esta realidad y con la intención de superar las críticas estériles y lamentables, sobres las que a menudo se detiene el actual debate sobre la parroquia, en esta segunda fase de estudio quisimos que nuestras reflexiones tuviesen una orientación positiva y propositiva, tomando en consideración diversos proyectos de renovación en acto, orientados a restituir a las parroquias vitalidad e impulso misionero. A menudo la reflexión giró alrededor de imágenes muy significativas que Juan Pablo II y Benedicto XVI han dado de la parroquia: “familia de las familias”, “laboratorio de fe”, “gimnasio de santidad”, “casa abierta a todos y al servicio de todos”, “patria interna para la gente”. Todo esto es para confirmar un dato esencial, que reconoce en la parroquia el lugar privilegiado del encuentro con Cristo: en la Palabra, en los sacramentos, en la comunión fraterna y en la diaconía. La renovación de la parroquia, deseable en todo lugar, no se decreta teóricamente. Se necesita el compromiso solidario de todos, juntos, sacerdotes y laicos. Se necesita un profundo cambio de mentalidad y una conversión del corazón. Los sacerdotes deben aprender a colaborar cada vez más con los laicos, deben no solo saber “hacer”, sino también saber “delegar”, como recientemente dijo el Papa Benedicto XVI. Por otra parte, los fieles laicos deben desarrollar un vivo sentido de su propia pertenencia a la comunidad parroquial, concretizándola en una actitud de corresponsabilidad y en la participación activa en la vida y misión de la parroquia. Los cambios estructurales, si bien son necesarios, por sí mismos no bastan. La renovación de la parroquia pasa siempre a través de las personas. Por lo tanto, es necesario llevar a cabo un verdadero proceso de iniciación cristiana, que ayude a los fieles a vivir plenamente las potencialidades que conlleva el Bautismo que recibieron, sostenidos por la asidua participación en la Eucaristía. En el ámbito de esta educación en la fe, se debe reconocer un rol determinante de las agregaciones laicales, especialmente de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades de las que se habló mucho durantes la Asamblea plenaria. Los carismas que los generaron dieron lugar a una profunda formación cristiana, teniendo la capacidad de irradiar en tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo un extraordinario ímpetu misionero. Además, con su presencia, estas nuevas realidades agregativas pueden verdaderamente contribuir a darle a la parroquia el rostro de una verdadera “ comunidad de comunidades”. Éste, en efecto, es un dato de fundamental importancia si se considera el riesgo del anonimato y de despersonalización que corren, sobre todo, las parroquias de las grandes ciudades. La parroquia debe descartar la tentación de replegarse sobre sí misma y de cualquier forma de cerrarse, que es el resultado de un falso sentido de autosuficiencia. No es casualidad que Benedicto XVI hace poco llamase la atención sobre la necesidad de una especie de “ autotrascendencia ” de la parroquia, que debe expresarse en una constante tensión misionera hacia los que están más alejados y directamente hacia la misión ad gentes. En los grandes centros urbanos, esta “ autotrascendencia ” puede también asumir la forma de una estrecha colaboración entre diversas parroquias para potenciar de este modo el esfuerzo evangelizador de cada una de ellas, o bien, expresarse en la creación de las así llamadas “ unidades pastorales ” que agrupan diversas parroquias. La multiplicidad de las necesidades a las que la Iglesia debe responder en los varios contextos socio-culturales y espirituales-religiosos, excluye la existencia de un modelo ideal de parroquia. Sin embargo, existe una dimensión que la parroquia no debe jamás perder y es su carácter “ popular ”, su capacidad de hablar a cada hombre, de ser para cada hombre una “ casa siempre abierta ”. Llegamos así al núcleo del discurso sobre la renovación de la parroquia: la Eucaristía. Porque la Iglesia vive de la Eucaristía y la Eucaristía edifica la Iglesia (cf. Ecclesia de Eucharistia). Como decía Juan Pablo II, “la Eucaristía es el corazón pulsante de la parroquia, fuente de su misión y presencia que se renueva continuamente”. Y Benedicto XVI, en el discurso a los participantes en la Asamblea plenaria, afirmaba que la parroquia “ se encuentra a sí misma en el encuentro con Cristo, especialmente en la Eucaristía […] De la unión constante con Cristo, la parroquia toma vigor para comprometerse después, sin descanso, en el servicio a los hermanos, particularmente a los pobres, para quienes es la primera referencia ”. Por lo tanto, ésta es la fuente, el camino y el método de toda renovación en la Iglesia. La llama de la renovación de la parroquia parte de la Eucaristía. No hay nada más triste que una comunidad cristiana “ adormecida ”, “ apagada ”, como la levadura que ya no fermenta o la sal que perdió el sabor. La renovación de nuestras parroquias es una labor urgente. Cada uno de nosotros debe sentirse interpelado directamente: “¿Si no soy yo, quién en mi lugar? ¿Si no es ahora, cuándo?”… Para terminar, un saludo. La vigésima segunda Asamblea plenaria fue la última en la que participaron los actuales miembros y consultores del Dicasterio, cuyo nombramiento quinquenal, terminó precisamente en el 2006. Con una abundancia de bendiciones, el Señor nos permitió vivir junto a ellos otra etapa de la vida del Consejo Pontificio para los Laicos, rica de fecundos acontecimientos. A todos ellos, gracias por la preciosa contribución que aportaron al servicio que nuestro Dicasterio presta al Sucesor de Pedro y a los fieles laicos del todo el mundo. A todos ellos, gracias por el testimonio de fe que dieron y por las experiencias eclesiales que vivieron en sus respectivos países y que en estos años compartieron con nosotros, permitiendo de este modo que nos enriqueciéramos mutuamente. A cada uno de ellos, mis más fervientes votos para que la experiencia de la Iglesia universal que realizaron en el quinquenio apenas pasado fructifique en el compromiso asumido en el seno de sus Iglesias particulares, ya sea en las diócesis como en las parroquias. ¡Una vez más gracias! La parroquia redescubierta. XXII Asamblea plenaria Los miembros y consultores del Consejo Pontificio para los Laicos, se reunieron del 21 al 23 de septiembre para la XXII Asamblea plenaria. Los tres días de intenso trabajo fueron la continuación y la necesaria finalización de la reflexión sobre la parroquia, que se inició en la Asamblea precedente realizada en noviembre del 2004. Entonces, el tema fue: “ Redescubrir el verdadero rostro de la parroquia ”; para ello nos detuvimos en el análisis de la situación actual, en los motivos de crisis y en las posibilidades de renovación, con una particular atención sobre los aspectos jurídicos y pastorales. En cambio, en esta última Asamblea, cuyo título ha sido “ La parroquia redescubierta. Itinerarios de renovación ”, hemos querido dirigir la atención a la renovación que ya se está realizando, escuchando y confrontando un considerable número de experiencias pastorales, a laicos y a exponentes de nuevas realidades eclesiales directamente comprometidos en iniciativas de este tipo. Sin duda alguna el acontecimiento central lo constituyó la audiencia que el Santo Padre nos concedió en Castel Gandolfo el 22 por la mañana. Ciertamente, nuestro Dicasterio, en cuanto organismo de la Curia Romana, está totalmente al servicio del Papa y en sí mismo, el encuentro fue un signo evidente de real comunión con el Sucesor de Pedro; sin embargo, la audiencia asumió una importancia singular porque Benedicto XVI nos ofreció una breve pero profunda reflexión sobre la naturaleza de la parroquia. El Santo Padre nos recordó la experiencia normativa de la primera comunidad de Jerusalén, fundamento de toda comunidad que quiera llamarse cristiana: “ La deseada renovación de la parroquia… no puede surgir solamente de útiles y oportunas iniciativas pastorales, y aún menos de programas elaborados en teoría. Inspirándose en el modelo apostólico, como aparece en los Hechos de los Apóstoles, la parroquia “ se encuentra ” a sí misma, en el encuentro con Cristo ”. En efecto, los Hechos de los Apóstoles (cf. 2,42 y 4,32-35), ofrecen con gran precisión, las coordinadas esenciales para todo itinerario de renovación eclesial: el escuchar la Palabra de Dios, la celebración de la Eucaristía, la comunión y el compartir fraterno, todo vivido en la oración. Esta continua unión a Cristo que encuentra su cumbre en la Eucaristía, hace que la parroquia esté “ siempre atenta para recibir y discernir los diversos carismas que el Señor suscita en el Pueblo de Dios ” y dona vigor para comprometerse “ sin detenerse en el servicio a los hermanos, particularmente a los pobres para quienes de hecho, representa el primer referente”. Las palabras del Papa permiten reconducir a lo esencial, la extraordinaria multiplicidad de experiencias y propuestas que conocimos durante los trabajos de la Asamblea. En efecto, los trabajos se basaron sobre una única relación que realizó Mons. Lanza y en muchos testimonios. Escuchamos experiencias de párrocos y files laicos, importantes puntualizaciones sobre el rol de los consejos pastorales y de los ministerios no ordenados, iniciativas pastorales en el campo de la renovación de la parroquia de diversas partes del mundo, experiencias maduradas por movimientos eclesiales y nuevas comunidades. La abundancia de los frutos presentados por los testigos y las capacidades de proyectar, crearon un clima de optimismo y de confianza no obstante la consciencia de que todavía se encuentran tantas situaciones de crisis. Sobre todo se pudo constatar cómo entre tanta diversidad de experiencias y métodos sobresalían, como un patrimonio común y compartido por todas las experiencias más significativas, precisamente los elementos que el Papa en su discurso señaló come fundamentales para la construcción de la comunidad cristiana. También vimos cómo la progresiva apertura de las parroquias a las nuevas realidades agregativas que el Concilio suscitó ha dado vida a múltiples y válidas realizaciones de “ pastoral integrada ”, según la expresión que empleó Mons. Lanza. En fin, constatamos como ya se concretiza el auspicio del Santo Padre de podar contar con “ fieles laicos siempre más concientes de su misión en la Iglesia de modo especial dentro de la comunidad parroquial que es una “ familia ” de familias cristianas ”. Ya está en elaboración la recolección de las Actas en vista a la publicación. El viaje de las autoridades del Dicasterio a la metrópoli australiana Son cada vez más intensos los contactos entre el Consejo Pontificio para los Laicos y el Comité australiano organizador, en vista de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, que se realizará en Sydney en julio del 2008. Desde el 28 de septiembre al 7 de octubre del 2006, el Presidente del Dicasterio, S.E. Mons. Stanislaw Ryłko, junto con S.E. Mons. Josef Clemens, Secretario y el Dr Marcello Bedeschi, Presidente de la Fundación “ Juventud Iglesia Esperanza ” viajaron a la metrópoli australiana para encontrar al Cardenal George Pell, Arzobispo de Sydney, al Obispo auxiliar Anthony Fisher, coordinador de la organización del JMJ 2008 y a sus colaboradores, como asimismo a algunos representantes de las instituciones federales y nacionales. Los días que transcurrieron en Australia fueron muy importantes por los contactos realizados, por las decisiones que se tomaron y la visita que las autoridades del Dicasterio pudieron realizar a los sitios de los futuros encuentros de la próxima JMJ, desde el lugar donde se recibirá la santo Padre, a aquel donde se realizará la vigilia y la Misa final. En los días de la visita, la delegación del Dicasterio encontró también a los periodistas durante una conferencia de prensa en la que se dio el anuncio oficial del lugar de la vigilia y la última Misa. El lugar que acogerá a los centenares de millares de jóvenes que encontrarán al Santo Padre, será el Randwick Racecourse, una pista de carreras deportivas donde ya celebraron una Misa Pablo VI y Juan Pablo II, en sus visitas apostólicas. La inauguración del concurso para la elección del himno de la JMJ de Sydney fue uno de los momentos más relevantes de los días transcurridos en Australia. El anuncio se realizó durante un encuentro en el que el Arzobispo Mons. Ryłko exhortó a los compositores australianos para que pongan todo su tesón y talento en la composición de una melodía inspirada en el tema de la JMJ (“ Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros y seréis mis testigos ” Hch 1,8). Una melodía que se cante con facilidad, que pueda ser un instrumento de comunicación y de evangelización pues es uno de los recuerdos que se mantienen por más tiempo en la memoria de los jóvenes peregrinos. Mons Ryłko, Mons Clemens y el Dr Bedeschi apreciaron el desarrollo de los preparativos de la JMJ, que están suscitando entre los jóvenes australianos y del mundo entero, un notable interés. La prueba de este interés, lo demuestran las visitas realizadas a la página oficial de internet (www.wyd2008.org), que se verifican con un ritmo de decenas de millares de accesos cotidianos. Esta página no se presenta solamente como una fuente de informaciones y de novedades, sino que desea ser una verdadera y propia “ comunidad virtual ”, lugar de confrontación, de reflexión y de participación, gracias a la idea del e-pilgrimage, un noticiero plurilingüe que se envía a todos aquellos que se inscriben en la página, el cual ofrece meditaciones espirituales, testimonios e informaciones por parte del comité organizador. El Presidente del Dicasterio valoró también delante de las autoridades civiles del país que acogerá el evento, el apoyo y la cooperación que ya sea el gobierno federal como el estatal, están ofreciendo para la organización. A mitad de noviembre, Mons Anthony Fisher, Obispo coordinador del comité organizador de Sydney 2008, viajó a Roma para una nueva reunión en el Consejo Pontificio para los Laicos. Durante este encuentro, se puntualizaron algunos aspectos de la logística y algunos criterios, sobre todo, respecto a la inscripción, que en los días sucesivos fue materia de un ulterior diálogo cordial y fructuoso, a través de una videoconferencia con algunos miembros de staff del Comité en comunicación desde Sydney. El camino de la Cruz y del Icono de la JMJ en África La peregrinación de la Cruz de la JMJ y del Icono de María, que comenzó en tierra africana el 12 de abril con la primera etapa en Senegal, el 28 de noviembre comenzó a recorrer Tanzania. En el número anterior del Noticiario, acompañamos la Cruz y el Icono hasta su ingreso en Togo, donde los recibieron con entusiasmo en las 7 diócesis del país desde el 12 al 30 de junio y donde toda la comunidad eclesial participó en las celebraciones con mucha espiritualidad. Mons. Philippe Kpodzro, Arzobispo de Lomé, dijo que uno de los frutos más esperados de esta peregrinación es que “ Cristo se arraigue en nuestros corazones, en nuestras culturas, tradiciones, sociedades… para que los togoleses se reconozcan como hermanos y hermanas y puedan vivir en concordia ”. El mismo deseo de una fe madura, lo comparten los pastores de la Iglesia de Burkina Faso, que del 30 de junio al 7 de agosto, acogió la quinta etapa de la peregrinación. Después de llegar a la parroquia de Cinkansé, en la frontera con Togo, una muchedumbre festiva vestida con trajes típicos, recibió el 3 de julio en la capital Uagadugú, la Cruz y el Icono. A la tercera edición de la Jornada Nacional de la Juventud, celebrada entre el 4 y el 6 de agosto, acudieron también millares de jóvenes provenientes de países limítrofes (Costa de Marfil, Malí, Níger y Togo), encontrándose en la ciudad de Fada N'Gourma. Durante este encuentro, momento culminante del peregrinaje de la Cruz y del Icono en Burkina, se invitó a los jóvenes a reflexionar sobre el tema “ El joven católico, constructor de paz ”. Estos jóvenes asumieron el compromiso de ser constructores de paz, piedras vivas de una Iglesia-familia, para superar las tensiones que se han verificado durante los últimos años entre diversos países de la región. El 8 de agosto, la Cruz y el Icono llegaron a Camerún donde permanecieron hasta el día 28. Una multitud de jóvenes, sin preocuparse de la lluvia torrencial, esperaron su llegada en plena noche en el aeropuerto de Douala. Frente a las problemáticas sociales y la invasión de sectas en el país, los Obispos camerunenses aprovecharon la ocasión del viaje de la Cruz y del Icono para llevar a cabo un proficuo programa de catequesis itinerante de masas, con el objeto de recordar que Cristo es el único Redentor y que solo en Él se encuentra la salvación. Confiaron este camino de la Iglesia a la Madre de Dios, invitando a los jóvenes a considerarla como modelo y fuente de consolación. También la Iglesia de Gabón, que recibió la Cruz y el Icono el 28 de agosto, se enfrenta cotidianamente con las mismas amenazas: la presencia redentora de la Cruz de Cristo significó un gran estímulo para proseguir el camino sin miedos. A cuantos participaron en la peregrinación se les recordó la urgencia de aceptar la Cruz en la propia vida, de llevarla cada día como camino insustituible hacia la resurrección, como fuente de vida y salvación, signo de pertenencia a Cristo. El 7 de septiembre, los organizadores quisieron llevar la Cruz y el Icono a la cárcel de Libreville, traduciendo con este gesto a los detenidos la cercanía de Cristo y de su Madre. El 18 de septiembre, la Cruz y el Icono llegaron al Congo, lugar en donde el viaje se llenó de dificultades logísticas debido al mal estado de los caminos; la colaboración del ejército que puso a disposición un helicóptero, hizo posible que la Cruz y el Icono pudiesen llegar a lugares don el “ progreso ” jamás llegó. Y una vez más, se verificó en todas partes una vasta movilización de la juventud seguida de toda la comunidad eclesial. Se realizaron varios momentos de adoración, durante los que numerosos jóvenes recibieron el Sacramento de la Penitencia. Los relatores que intervinieron en varias reflexiones notaron que esta libertad soberana del don de Dios es totalmente distinta del modelo individualista propuesto por la sociedad actual, en la que es menos considerado el proverbial sentido africano de acoger a los otros. En torno a la Cruz y el Icono, la comunidad eclesial se interrogó sobre la esencia de la verdadera felicidad del hombre: ser pobres de sí mismos para transformarse en don, ofrenda para el prójimo. Del Congo, la Cruz y el Icono llegaron a Burundi no sin dificultades: en principio, se esperaban para el 9 de octubre y llegaron quince días después por problemas en el transporte aéreo. Sin embargo, el 9 de octubre ya se reunió en Bujumbura una numerosa y ansiosa muchedumbre, por lo que se perfilaba como el más grande encuentro jamás visto en Burundi. En efecto, gracias a la larga y capilar preparación de los jóvenes y el auxilio de todos los mas media que cubrieron el evento transmitiendo también las catequesis preparatorias, un inmenso número de personas se dieron cita para el peregrinaje. El retraso no hizo sino que creciera la expectativa de la espera. Muchos jóvenes de Burundi habían conocido estos símbolos solamente a través de el DVD o el álbum “ Juan Pablo II y la Cruz de la JMJ”. En Burundi, la guerra y sus devastadores efectos contribuyeron a lacerar un tejido social probado ya duramente por una grave situación con raíces muy antiguas. La peregrinación significó una ocasión providencial para desarrollar el tema de reflexión propuesto por la Conferencia Episcopal para el Sínodo quinquenal (2005-2010) de la Iglesia de Burundi: “ Paz y reconciliación ”. El 23 de octubre, durante la ceremonia en honor de la Cruz y el Icono, en presencia de las más altas autoridades del Estado, Mons Evariste Ngoyagoye, Obispo de Bujumbura, pidió perdón por todos los males que se cometieron en el país. Este gesto abrió camino a las numerosas manifestaciones demostradas por los cristianos de otras confesiones al unirse a las celebraciones de los católicos, para alabar al único Salvador: Jesús. Las palabras de Mons Gallagher, Nuncio en Burundi, resumen bien el éxito de esta aventura espiritual: “ La visita de la Cruz le hizo bien a la Iglesia Católica que desde hace tiempo no había tenido la posibilidad de manifestar su propia fe de esta manera y con este número de personas. Se pude decir, sin exagerar, que, en pocos días, la Cruz renovó la fe de innumerables católicos y reforzó la seguridad de esta Iglesia como una institución viva ”. El reciente pasado de guerra acomuna Burundi y Ruanda que acogió la Cruz y el Icono por tres semanas a partir del 2 de noviembre. Justamente, los símbolos de la JMJ se esperaban y se deseaban para sostener y alentar el progresivo retorno de la paz. No fue casual que una de las primeras etapas fuera la procesión hacia el memorial del genocidio de Kiziguru. Durante la celebración se pidió a los jóvenes que recordasen las innumerables víctimas inocentes que murieron en esta trágica página de la historia de la humanidad para encontrar el coraje de gritar: “ Nunca más ”. Un grito lacerante, lanzado con la fuerza y la sinceridad de la que son capaces los jóvenes, en un rito comunitario al centro del cual la Cruz de Cristo se erguía como un potente signo de perdón. Así, toda Ruanda confió a la Cruz y al Icono sus esperanzas de paz. Los jóvenes también desearon contribuir con acciones concretas al nacimiento de una nueva Ruanda, colaborando con la construcción de casas para las viudas del genocidio. Otra etapa fundamental de la peregrinación de la Cruz y el Icono en Ruanda, fue, sin duda, el V Foro Nacional de la Juventud (22-26 de noviembre del 2006), en el que también participaron numerosos jóvenes de Congo y de Burundi. No pasó inadvertido el alcance profético de este encuentro en el que convivieron pacíficamente, codo a codo, jóvenes provenientes de una región tristemente atormentada por la plaga del odio y de las guerras étnicas. Se comprende por lo tanto el augurio de Mons Philippe Rukamba, Obispo de Butare: que este momento se revele como un foco de paz y una escuela de fraternidad y de amor. El IX Fórum Internacional de los Jóvenes Del 28 de marzo al 1 de abril del 2007 se realizará en Rocca di Papa (Roma) el IX Fórum Internacional de los Jóvenes, centrado en el tema: “ Dar testimonio de Cristo en el mundo del trabajo ”. Organizado por la sección de Jóvenes del Consejo Pontificio para los Laicos, el Fórum reunirá a un grupo de jóvenes delegados por las Conferencias Episcopales y por las más importantes agregaciones laicales que trabajan en el ámbito de la pastoral del trabajo: alrededor de 300 participantes, entre los 20 y 35 años, comprometidos en la Iglesia y en el mundo del trabajo, que proceden de un centenar de países diferentes. La primera jornada, “ Los jóvenes y el mundo del trabajo hoy ”, se abrirá con un análisis de las transformaciones que la era de la globalización ha producido en el mundo del trabajo. Después de este análisis seguirán los testimonios de jóvenes trabajadores procedentes de diversos países. A continuación tendrá lugar una conferencia sobre las problemáticas vinculadas a la movilidad, la provisoriedad y la desocupación, que cada vez en mayor escala caracterizan la presencia de los jóvenes en el mundo del trabajo. Finalmente, con una mesa redonda, se verá cómo muchos jóvenes responden a estas transformaciones sociales con nuevos modos de vivir el trabajo, demostrando creatividad e iniciativa y cómo puede es posible apoyar a los jóvenes en situaciones de crisis profesional o de desocupación. La segunda jornada se organizará a través de una peregrinación y encuentro en Roma: “ Siguiendo los pasos de los apóstoles Pedro y Pablo ”. Como viene indicado en el tema, los delegados visitarán las Basílicas de San Pablo y San Pedro para vivir juntos una experiencia de fe buscando las raíces del cristianismo, anunciado y testimoniado hasta el martirio por los dos primeros “ obreros ” de la viña del Señor. Meditando sobre el ejemplo de los dos apóstoles, los jóvenes podrán ver con claridad el profundo vínculo que existe entre la vida de trabajo y la misión evangelizadora a la que está llamado todo cristiano. El Fórum proseguirá la tercera jornada con una reflexión sobre “ El significado del trabajo para el ser humano ”. Después de una conferencia que tratará de ubicar el sentido del trabajo a la luz de la Encíclica Laborem exercens y de la doctrina social de la Iglesia, se realizará un mesa redonda para dar testimonio de cómo el trabajo puede realmente estar al servicio de la persona humana y de su crecimiento; es decir, puede ser un lugar en el que se pueden desarrollar los propios talentos y estrechar relaciones humanas solidarias y, también, puede ayudar a utilizar ya sea el tiempo libre como el dinero de manera responsable y constructiva. Serán después los mismos delegados reunidos por grupos lingüísticos de trabajo, quines se interrogarán sobre el significado efectivo que tiene el trabajo para los jóvenes cristianos de hoy. En la cuarta jornada los trabajos profundizarán el tema “ Anunciar el evangelio del trabajo hoy ”. Será el momento de presentar el testimonio cristiano en el mundo del trabajo, con una mesa redonda sobre la pastoral del trabajo, el rol del asociacionismo católico y la participación en la vida sindical. Posteriormente se tendrá una conferencia sobre cómo unificar la vida profesional y la vida cristiana a la luz del lema benedictino ora et labora y se escucharán algunos testimonios de jóvenes sobre la dimensión espiritual en el ámbito del trabajo. Por último, se tratará de hacer emerger de los grupos de trabajo algunas experiencias y sugerencias sobre el testimonio cristiano de los jóvenes en el ambiente laboral. Le corresponderá después a S.E. Mons Stanisław Ryłko, Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, formular en su ponencia final las conclusiones del Fórum. Como coronación de esta experiencia de encuentro y participación en la Iglesia universal, el domingo 1 de abril, los delegados del Foro volverán a la Plaza San Pedro para vivir juntos una importante etapa de preparación a la gran cita de Sydney 2008. En efecto, los delegados participarán en la Misa del Domingo de Ramos presidida por el Santo Padre, en el marco de la celebración diocesana de la XXII Jornada Mundial de la Juventud, dedicada al tema: “ Amaos unos a otros como yo os he amado ” (Jn 13,34). Futuras iniciativas del Consejo Pontificio para los Laicos En el Consejo Pontificio para los Laicos ya se están examinando diversas e importantes iniciativas que, en los próximos meses, deberán realizarse. Estas iniciativas se orientan a poner en marcha varios programas que el Dicasterio asumió desde hace tiempo en el vasto y diverso ámbito de sus competencias y que responden a su vocación de servicio a los fieles laicos, dentro de su participación en la vida y misión de la Iglesia hoy. El 30 de diciembre del 2008, se cumplirán 20 años de la publicación de la Exhortación Apostólica post-sinodal Christifideles laici, considerada la magna charta del laicado católico de nuestro tiempo. Este documento del Papa Juan Pablo II, gracias a sus enseñanzas y orientaciones, tiene una importancia fundamental en el trabajo de nuestro Dicasterio. El tiempo que falta para llegar al aniversario de la promulgación de esta Exhortación será, por lo tanto, una preciosa ocasión para retomar el estudio de su contenido, para profundizar algunas cuestiones teológicas implícitas en el documento, para evaluar el camino hecho en los años sucesivos a su publicación, para subrayar ulteriores ámbitos que hoy son prioritarios, para realizar oportunas verificaciones de cuanto ya se afrontó y para preparar una adecuada conmemoración de este aniversario. Será interesante retomar los numerosos estudios de valor que se han publicado sobre la Christifideles laici. Una de las prioridades más urgentes es la de invertir para edificar la Iglesia en la riqueza carismática, educativa y misionera de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades, capaz de iluminar el advenimiento cristiano para el bien de los hombres a través de la experiencia vital del encuentro con Jesucristo. Su Santidad Benedicto XVI, en el gran encuentro realizado en la Plaza San Pedro el 3 de junio del 2006, víspera de Pentecostés, inmediatamente después del II Congreso Mundial, se refirió a estos movimientos y comunidades como escuelas de vida verdadera, de libertad y de unidad. El cotejar el recorrido hecho hasta ahora con estas diversas realidades, llevará nuevamente al Pontificio Concilio para los Laicos a reunir un nutrido grupo de Obispos de varios continentes y naciones, junto a algunos fundadores y responsables de los movimientos y comunidades, para profundizar el diálogo con la finalidad de favorecer su compromiso, su servicio y su presencia en la Iglesia y en el mundo. Desde hace mucho tiempo el Dicasterio está también comprometido en promover y organizar encuentros continentales y regionales de fieles laicos junto a sus Pastores, así como se viene haciendo desde hace tiempo en el Líbano para los responsables laicos de Medio Oriente (1997) y en Kiev, en Ucrania, para los laicos de los países de la ex Unión Soviética (2003). Ahora, el anuncio que ha hecho el Santo Padre sobre la convocación en Roma de la segunda Asamblea especial del Sínodo de los Obispos para África —“ La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz — ofrece una oportunidad propicia para promover un encuentro continental de responsables laicos de ese continente, que sea signo de comunión y de solidariedad con aquellas iglesias que viven a menudo en contextos dramáticos de pobreza y de violencia; un vivo estímulo para los laicos para abrir caminos al Evangelio en las realidades africanas y también una sede en donde se elaboren propuestas y sugerencias en vistas de la Asamblea sinodal. Al mismo tiempo ya se han cursado diversas consultas sobre la posibilidad de proponer un congreso continental de responsables laicos en Asia. Además de esto hay otras dos iniciativas en proceso de maduración. La primera se refiere a una reflexión con motivo de los veinte años de la publicación de la Carta apostólica del Papa Juan Pablo II Mulieris dignitatem para profundizar, desde su luz, en el camino realizado hasta ahora, la situación actual y las prospectivas de movimientos, corrientes e iniciativas en relación a la dignidad de la mujer y a su aportación a la Iglesia y a la sociedad. Se tratará de focalizar los puntos que se deben profundizar para evitar inútiles repeticiones, sirviéndose de numerosos y cualificados estudios e investigaciones que ya se han realizado sobre esta materia. La segunda se refiere a la Sección “ Iglesia y deporte ” del Pontifico Consejo para los Laicos. Después del primer seminario, que se desarrolló en noviembre del 2005 afrontando de manera global las finalidades de esta Sección, ahora se tratará de realizar una aproximación más específica a los diversos objetivos. Uno de éstos, que será tratado en un nuevo seminario de estudio, se refiere a la asistencia espiritual de los deportistas y al rol y labor de los capellanes. Hacia una profunda renovación de la tradición La importante tradición de las Organizaciones Internacionales Católicas que se desarrolló a partir de las primeras décadas del siglo XX como expresión del resurgir del asociacionismo de los fieles, y, en particular, de los fieles laicos, en relación a la propagación de la catolicidad y para asegurar una mayor presencia de los católicos en la vida internacional, está viviendo un camino de profunda renovación. Diversos factores nuevos reclamaban un profundo examen de esta realidad que ya la Santa Sede ha comenzado a realizar —a través de la cooperación entre la Secretaría de Estado y el Consejo Pontificio para los Laicos— como también las particulares OIC y la Conferencia de las OIC. Este examen también se está enriqueciendo a través de varios y frecuentes encuentros de diálogo. Un primer factor de novedad, que hacia necesario este proceso de revisión, es la normativa que se refiere a las asociaciones de fieles del Código de Derecho Canónico en vigor. Cada OIC tendrá que emprender el trabajo de reformular sus propios Estatutos para ser confirmada por el Consejo Pontificio para los Laicos como asociación internacional de derecho público o privado. Nuestro Dicasterio ya concluyó este trabajo junto al MIAMSI, a la CIJOC, al UCIP y al BICE, mientras que está procediendo al examen de muchas otras OIC. Esperamos completar este trabajo dentro del 2007. La consecuencia de esto es que, en esta nueva fórmula jurídica, aquellas organizaciones que tradicionalmente se llamaban “Organizaciones Internacionales Católicas ”, no se diferencian de las otras asociaciones internacionales de fieles que el Consejo Pontificio para los Laicos ha erigido o reconocido después de entrar en vigor el Código de Derecho Canónico de 1983. Este Código se publicó en concomitancia con el florecimiento de nuevas y diversas formas agregativas, especialmente de las así llamadas “ movimientos eclesiales ” y “ nuevas comunidades ”. En efecto, en los nuevos Estatutos aprobados, o en vías de aprobación, no se cita más la expresión “Organizaciones Internacionales Católicas ”, sino que vienen reconocidas como asociaciones internacionales de fieles privadas o públicas, por lo tanto incorporadas en el complejo y diversificado panorama que emerge de la “ nueva etapa asociativa de los fieles ” en la Iglesia católica. La categoría asociativa tradicionalmente conocida con el común denominador “ OIC”, tenderá ahora a no existir más como tal, también porque no existen criterios que puedan diferenciarlas de las otras realidades asociativas católicas y, por tanto, no se considera bajo ningún punto de vista necesario que se deba mantener esta diferencia entre las asociaciones católicas. Otro factor de novedad emerge de las profundas transformaciones que la vida internacional ha vivido en los últimos veinte años, en gran parte debido al final histórico del mundo bipolar, a los acelerados progresos científicos y tecnológicos que ofrecen nuevas posibilidades -pero que suscitan graves cuestiones éticas- a toda la realidad y a los desafíos implícitos de lo que se llama “ globalización ” o “ mundialización ”, a la dramática búsqueda de un nuevo orden mundial, en el encuentro-desencuentro de culturas y en el emerger de las religiones en la vida pública de las naciones y en el orden internacional. Todo esto ha hecho que la institucionalización de la vida internacional haya adquirido una mayor densidad e intensidad, desarrollada a través de una serie de diversos lugares, agencias e iniciativas donde nuevos organismos —por citar al menos uno, la Organización Internacional del comercio— han asumido una importancia relevante. Todo esto requiere una renovación y un relanzamiento de la presencia de la Santa Sede en el ámbito de la vida internacional intergubernamental, cuestión que se está afrontando desde hace un cierto tiempo. Sin embargo, a nivel no gobernativo se puede decir que la OIC y la Conferencia de las OIC, encuentran grandes dificultades para asegurar su presencia y su colaboración para poder tener alguna incidencia y relevancia a nivel internacional. Es más, esta presencia y colaboración —muy válida en algunos casos y situaciones— en general, parece debilitada y de escasa incidencia. Al mismo tiempo, se asiste a la multiplicidad de un número siempre en crecimiento de organizaciones internacionales no-gobernativas, muy activas e influyentes en realizar tareas de “ lobby ”, sensibilización, información, cooperación, etc. Entre esta gran variedad de ONG, con estatuto consultivo en diversas organizaciones y agencias internacionales, se encuentran tradicionalmente la inmensa mayoría de las OIC, pero la presencia de ONG de pertenencia o inspiración católica hoy es muy variada. Entre los así llamados movimientos eclesiales y nuevas comunidades (el Consejo Pontificio para los Laicos reunió a más de 120 el 3 de junio del 2006), son muchos los que ya obtuvieron o están por solicitar, a través de diversos entes y de diversos modos, estos estatutos consultivos. A ellos se suman las ONG vinculadas a diversos institutos religiosos, el florecer de otras numerosas ONG que se ocupan de las cuestiones relacionadas con la familia, la defensa de la vida y las nuevas cuestiones que surgen de las biotecnologías, así como muchos otros organismos de voluntariado y de cooperación que se reconocen dentro de la Iglesia católica y la consideran como punto de referencia. La presencia católica a nivel internacional, no gobernativo, vivió por lo tanto un proceso de crecimiento en cantidad y diversidad de organizaciones, fenómeno que incluye también una cierta dispersión, así como también una cierta fragilidad de intentos. Una vez consideradas estas premisas, a la Santa Sede le interesa sostener y animar la tarea que estuvo en el origen de la constitución de la Conferencia de las OIC, es decir, la presencia y el aporte de las asociaciones católicas en la vida internacional, especialmente a través del ejercicio del estatuto consultivo, además de la ayuda que brinda a través de los Centros Internacionales. Hoy es fundamental que la presencia de los católicos a través de las más variadas asociaciones, organizaciones y entes católicos o de inspiración católica —que actúan según su propia autonomía y responsabilidad pero refiriéndose al magisterio de la Iglesia— adquiera un nuevo impulso y nuevas formas de estar presente en la vida internacional, sujeta a grandes transformaciones y donde están en juego cuestiones fundamentales para la vida y el destino de la persona humana, de la familia, de los pueblos y de las naciones y del orden internacional. En este sentido existe una continuidad que se debe garantizar con la tarea que las OIC y que sus Conferencias desarrollaron hasta el presente. La discontinuidad y novedad se encuentra en que hoy la Santa Sede está decidida a promover y sostener un Foro de asociaciones, organizaciones y entes internacionales en su variedad y diversidad, que se reconozcan como católicos o que tengan como punto de referencia la Iglesia católica o se inspiren en su Magisterio. Un lugar abierto de encuentros periódicos, de intercambios de información, de profundización de reflexiones, de concertación cuando sea necesario u oportuno, de reclamo a la presencia y ofrecimiento del propio aporte ante los eventos, conferencias, programas y debates en la vida internacional. Un Foro que no pretende crear una especie de “ bloque católico ”, al contrario, quiere dejar libertad de iniciativa y de responsabilidad en el ámbito de una legítima autonomía asociativa aunque constituyendo una mínima estructura de coordinación. La Santa Sede seguiría sus trabajos con especial atención y contribuiría con diversos tipos de reflexiones. Esta iniciativa prevé al mismo tiempo reforzar el rol de los Centros Internacionales —y eventualmente la creación de otros en el futuro— para que las diversas asociaciones, organizaciones y entes que formarán el Foro, se encuentren ordinariamente en estos Centros junto a las diversas sedes internacionales. Esta preocupación de la Santa Sede maduró en el momento en que la misma Conferencia de las OIC comenzó su período de reflexión: desde la última Asamblea General que se tuvo en Jerusalén en noviembre del 2005, la Conferencia fue consciente de esta necesidad de renovación e inició un intenso trabajo de revisión. La iniciativa del Foro constituirá el material de un nuevo intercambio de reflexiones, profundizaciones y proyectos. En todo caso es obvio que las asociaciones internacionales, públicas y privadas, que compartieron la historia de la Conferencia OIC o que reconocen que tienen particulares afinidades asociativas entre ellas, mantengan redes propias de diálogo y cooperación, si bien la Conferencia de las OIC tendría que dejar paso a este nuevo Foro que expresa, al mismo tiempo, continuidad y gran novedad. Todas las asociaciones internacionales de fieles seguirán encontrando en el Consejo Pontificio para los Laicos el Dicasterio competente para las cuestiones relativas a su erección o reconocimiento, a la aprobación de sus estatutos y a las cuestiones que surjan en relación a los estatutos. Nuestro Dicasterio continuará a seguir con especial solicitud la vida de estas asociaciones, su crecimiento carismático o espiritual, sus procesos educativos y de formación cristiana, su inserción pastoral e impulso misionero, sus obras e iniciativas conjuntas. El Dicasterio seguirá siendo para ellas la “ casa común ”, si bien algunas de estas asociaciones internacionales de fieles son al mismo tiempo incentivadas a ponerse en contacto con otros dicasterios de la Santa Sede, según la materia de sus propios intereses o finalidades. Además, el Consejo Pontificio para los Laicos está en estrecho contacto con la Secretaría de Estado, quien es competente para la vida internacional intergubernamental de aquellas asociaciones y organizaciones que se consideran dentro de la Iglesia o se refieren a la Iglesia católica y tienen un estatuto consultivo en las organizaciones internacionales. Reconocimientos jurídicos y aprobaciones estatutarias El Consejo Pontificio para los Laicos: con decreto del 7 de octubre del 2005, ha reconocido como asociación internacional de fieles, la asociación World Apostolate of Fatima, aprobando sus estatutos “ad experimentum”. Con decreto del 6 de enero del 2006, ha aprobado los nuevos estatutos del Bureau International Catholique de l'Enfance (BICE). Con decreto del 22 de febrero del 2006, ha concedido la aprobación definitiva de los estatutos de la asociación Comunidades Laicas Marianistas. Con decreto del 22 de febrero del 2006, ha concedido la aprobación definitiva de los estatutos de la asociación Heraldos del Evangelio. Con decreto del 15 de marzo del 2006, ha aprobado las modificaciones incorporadas a los estatutos de la Fraternidad Cristiana Intercontinental de Personas con Discapacidad (FRATER Intercontinental). Con decreto del 2 de abril del 2006, ha concedido la aprobación definitiva de los estatutos de la asociación Carmelo Misionero Seglar. Con decreto del 24 de octubre del 2006, ha reconocido como asociación internacional de fieles, la asociación Alianza de Amor con el Sagrado Corazón de Jesús, aprobando sus estatutos “ ad experimentum ”. Con decreto del 17 de noviembre del 2006, ha aprobado las modificaciones incorporadas a los estatutos de la asociación Talleres de Oración y Vida. Actualmente, el Dicasterio está examinando las solicitudes de reconocimiento canónico presentadas por las siguientes agregaciones laicales: Les maisons d'adoration, Alliance of the Holy Family International, Apostolate for Family Consecration, Fondacio, Comunità Cattolica d'Integrazione, Families of Nazareth Movement, Comunità Cattolica Shalom, Comunità dei Figli di Dio, Milicia de Santa María, Famiglia Speranza, Rinnovamento Carismatico Servi di Cristo Vivo, Franciscanos de María, Movimento Luce-Vita, Movimiento Apostólico de Schönstatt, Hogares Nuevos-Obra de Cristo, Comunità Cenacolo, Comunità Cançao Nova. Últimos volúmenes publicados
EN PREPARACIÓN
Después del verano, se reanudaron las visitae ad limina Apostolorum, que los obispos de todo el mundo realizan con una frecuencia de alrededor de cinco años. Las visitas constituyen un signo y un instrumento eficaz de comunión con el sucesor de Pedro, el Sumo Pontífice de la Iglesia universal, que la Curia Romana ayuda y acompaña en sus funciones. En este período, el Consejo Pontificio para los Laicos, ha recibido la visita de los Obispos de Zambia, de dos grupos de Obispos de Canadá, de los Obispos de Alemania y de Irlanda. Todos los encuentros han sido ocasión de un provechoso intercambio de experiencias en plena comunión de espíritu y propósitos. Naturalmente, los argumentos tratados han sido distintos, dependiendo de las situaciones locales específicas y de las solicitudes concretas que cada uno de los grupos de pastores ha solicitado. Los Obispos de Zambia compartieron los progresos realizados en la pastoral local, caracterizada por la organización del territorio de las parroquias en Small Christian Communities, que permite ya sea una difusión capilar de servicios que de lo contrario quedarían concentrados en las parroquias o en las misiones a menudo dispersan en el campo o muy lejanas una de otra, como la creación de pequeñas comunidades de la dimensión de una familia ensanchada en las grandes agregaciones urbanas, salvaguardando así las costumbres africanas. Obviamente, una tal organización implica el compromiso de un elevado número de laicos cualificados que asuman la responsabilidad de guiar las pequeñas comunidades, en plena comunión con el párroco, así como de ministros de la Palabra y de la Eucaristía; con esta finalidad la joven iglesia africana ofrece ocasiones de formación ad hoc. Dos grupos de Obispos, provenientes de Ontario y del Canadá occidental, completaron la vista iniciada antes del verano por otros dos grupos de Obispos canadienses. Un particular interés asumió el intercambio de experiencia en relación a la pastoral juvenil. Los prelados pusieron de relieve el hecho de que los jóvenes de Canadá quedaron positivamente marcados por la Jornada Mundial de la Juventud de Toronto en el 2002, tanto que la presencia en Colonia tres años después fue numerosa. Durante la fase de preparación de la JMJ del 2002, las iglesias canadienses pusieron en marcha algunas iniciativas pastorales para que el entusiasmo suscitado por el evento no permaneciera como un episodio aislado, sino que se transformase en pastoral ordinaria. Los prelados manifestaron que desean estar informados sobre otras iniciativas análogas en otros países del mundo que nuestro Dicasterio conozca. Al final de octubre recibimos la visita de una nutrida delegación de Obispos de Irlanda. Estos prelados manifestaron una gran preocupación respecto a la creciente secularización de la sociedad y los problemas pastorales que conlleva esta situación que es relativamente nueva para esta nación. Los Obispos nos pusieron al tanto de sus esfuerzos para incrementar la formación de los laicos en vistas de una pastoral de comunión que supere el individualismo característico de los irlandeses, pues éste es un punto débil frente a la invasión de la mentalidad secularista. Por parte del Dicasterio se insistió sobre la necesidad de proponer a los fieles una adecuada formación cristiana para poder valorizar la riqueza del discipulado. Se subrayó, además, la necesidad de una mayor apertura por parte del clero a los movimientos eclesiales y a las nuevas comunidades que en todo el mundo se están revelando como una respuesta eficaz a la creciente secularización. También fueron muy numerosos los dos grupos de Obispos de Alemania que nos visitaron durante el mes de noviembre. Entre los numerosos argumentos que se discutieron, asumieron una particular importancia las consideraciones sobre el compromiso de los fieles laicos en la política y en la cultura alemana y sobre la repercusión de la doctrina social de la Iglesia. En este contexto los Obispos se mostraron particularmente interesados por la nueva sección “ Iglesia y Deporte ” de nuestro Dicasterio, que funciona desde hace poco más de un año. En efecto, ya se encuentra en programa para el próximo año, precisamente en Alemania, en la ciudad de Mainz, un simposio sobre el deporte, organizado en colaboración con nuestro Dicasterio. Después del Pentecostés del 2006 Los eventos de Pentecostés del 2006 en Roma, constituyeron motivo de gran alegría y satisfacción para quien los organizó y para todas las realidades eclesiales que contribuyeron al feliz éxito, ya sea del II Congreso de los Movimientos Eclesiales y de las Nuevas Comunidades en Rocca de Papa, como del encuentro con el Santo Padre en la Plaza de San Pedro. Lo confirmaron los representantes mismos de los movimientos y de las nuevas comunidades que participaron de la reunión y evaluación que se realizó en el Consejo Pontificio para los Laicos algunas semanas después de los eventos. El encuentro fue, además, la ocasión para comenzar a reflexionar sobre cómo responder a los nuevas tareas que se están delineando. S.E. Mons. Ryłko, que presidió la reunión, dijo: “ Ahora, ya no es cuestión de preguntarnos más quiénes somos y qué hacemos en cuanto movimientos. El elemento característico de esta nueva etapa será el de concentrarnos sobre lo esencial del ser cristiano. Y si nos concentramos en esto, nos encontraremos inevitablemente frente a la palabra “ misión ”, una prospectiva que, además, nace de Pentecostés, del Cenáculo, de donde los apóstoles salen para anunciar la Buena Noticia ”. Otro aspecto que surgió en esta reunión se refiere a la presencia, en estos eventos, —se percibió sobre todo en el Congreso de Rocca de Papa— de realidades más jóvenes; una novedad que lleva a reflexionar sobre la juventud espiritual que deben también mantener los movimientos que tienen más años de vida. “ Es algo que se debe defender, promover y solicitar para no ceder a los síntomas del cansancio. La juventud del espíritu revela la belleza de ser cristianos. Y esta juventud se puede manifestar solamente con la condición de ser fieles al propio carisma ”, concluyó el Presidente del Dicasterio. Entre los frutos de los eventos se deben considerar también dos publicaciones particulares. Las imágenes de los rostros de los participantes, de los momentos del Congreso en los que se compartió fraternalmente, de la alegría de los centenares de millares de peregrinos en la Plaza de San Pedro, de la llegada del Santo Padre, de la oración de las primeras Vísperas... todo esto se recogió en un álbum de fotos: “La bellezza di essere cristiani”, preparado por el Consejo Pontificio para los Laicos y disponible en sus oficinas. El álbum se concibió precisamente como una memoria de los acontecimientos a través de las imágenes con algunos párrafos de las relaciones y de los discursos más importantes, empezando por la homilía de las primeras Vísperas de Benedicto XVI. En cambio, desde el mes de abril estarán disponibles las Actas del Congreso de Rocca di Papa y los textos del acontecimiento de la Plaza de San Pedro. La publicación, a cargo de nuestro Dicasterio, se editará en primero en italiano y sucesivamente en otras lenguas. La belleza de ser cristiano Álbum fotográfico en color con las imágenes del II Congreso Mundial de Movimientos Eclesiales y de Nuevas Comunidades (Rocca di Papa, 30 de mayo - 2 de junio del 2006) y del Encuentro con el Santo Padre Benedicto XVI (Roma, Plaza de San Pedro, 3 de junio del 2006). Textos en cuatro lenguas (italiano, inglés, francés, español). El álbum se puede ordenar al Consejo Pontificio para los Laicos, 00120 Ciudad del Vaticano Tel.: +39 06 698 87322; 87141; 87296; 87333; 87396 - Fax: +39 06 698 87214 e-mail: pcpl@laity.va El precio por unidad es de: 5,00 € Contactos con asociaciones y movimientos
Otras actividades
* * * Actividades en el Centro Internacional Juvenil “San Lorenzo” El 7 de noviembre, Mons. Kohn presidió la celebración eucarística en el Centro Internacional Juvenil “ San Lorenzo ”, con ocasión de la bendición de una escultura en madera de tilo que representa al diácono Lorenzo, donada por el Sr. Ernesto del Favero y tallada por el artista véneto Beppino Lorenzet, ambos presentes en la celebración. El 17 de noviembre, Mons. Kohn estuvo también presente en la Misa concelebrada en el Centro por S.E. Mons. Anthony Fisher, Obispo auxiliar de Sydney y responsable del Comité organizador de la JMJ 2008, y por S.E. Mons. Heiner Koch que fue responsable del Comité para la JMJ de Colonia. El 1 de diciembre, la Misa en el Centro “ San Lorenzo ” fue concelebrada por el Obispo de Palestrina, S.E. Mons. Domenico Sigalini, que durante años fue responsable del Servicio nacional para la pastoral juvenil de la Conferencia Espiscopal Italiana, y por Mons. Kohn.
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