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  Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes

1° Encuentro  Europeo de Directores Nacionales para la Pastoral de la Carretera

Pasado, presente y futuro del Apostolado de la Carretera

 

Doctor D. Vicente Hernández García*

A. Pasado de la Pastoral de la Carretera

1. El grave problema del tráfico por carretera

Un movimiento en libertad y responsabilidad

El hombre está cada vez más socializado. La interrelación humana, debido a los avances técnicos de nuestro mundo en progreso, es cada vez más frecuente. El hombre debe ser consciente de que presta un servicio a los demás cuando va al volante, porque debe saber lo que significa en la vida actual un camión o un automóvil.

Por otra parte, también encuentra el hombre, en el uso de estos instrumentos, una digna satisfacción al ver sometido a su voluntad, como fruto de su ingenio, pericia y esfuerzo, esa gran fuerza y potencia.

Es entonces cuando surgen las exigencias de índole circunstancial, psicosomáticas y comunitarias, que limitan su campo de acción. De ahí que podamos definir la circulación como "un movimiento en libertad y en responsabilidad".

Por eso, como actividad humana libre, ella está sometida a unas leyes éticas o morales, derivadas de la naturaleza misma del hombre en relación consigo mismo y con los demás, aislada y socialmente considerados. Para un creyente estas normas naturales tienen su complemento y perfeccionamiento en las normas positivo - divinas en las que se encarna la voluntad de Dios.

Estas normas urgen a todo el que tiene relación con la carretera, como conductor, o como vigilante de del tráfico, o como constructor y cuidador de las vías y de los vehículos, o como peatón. Porque en la actividad del tráfico son muchas las personas y los bienes que se ponen en juego y que estos principios protegen: el conductor y su familia, los otros conductores y los viajeros, los peatones, la sociedad y los seguros o los bienes materiales.

Quizá no venga mal recordar la gravedad y las consecuencias de los accidentes viales y la serie de inconvenientes y perjuicios - muy difíciles de soportar - que acarrean a nuestra sociedad, ya sean de tipo familiar o personal (heridos y muertos), ya de tipo económico‑social (daños materiales, hospitales, medicamentos, incapacidad física laboral etc.). Con razón se puede considerar que los accidentes de tráfico constituyen hoy una epidemia para la sociedad moderna. Las miles de personas que mueren o quedan inválidas anualmente en nuestro entorno constituyen un problema dramático que afecta a toda la sociedad.

El tráfico como acción humana de riesgo: el accidente.

El tráfico vial, si no se tiene una elemental prudencia, respecto por los otros y solidaridad, provocará gravísimos daños a las personas y a los bienes materiales llegando a originar muchas muertes y daños irreparables.

En España (datos del año 2000) hubo 101.729 accidentes, y de ellos 4.372 mortales. Los heridos fueron 149.781 y 5.776 los muertos (de ellos 898 eran peatones, 3,349 conductores y 1.529 pasajeros).

En Europa, en 1998, se han registrado 2.144.545 accidentes con 106.569 muertos: o sea, 135 por millón de habitantes y 404 por millón de coches, a razón de 335 coches por 1000 habitantes.

¿Cuál es la causa que origina tantos daños y perjuicios?

Ante este nada halagüeño panorama, ¿quién es el culpable? Dicho de otra manera, ¿cuál es la causa de que un medio tan moderno como éste, que tantos bienes ocasiona a la sociedad, le origine también tantos daños y perjuicios?

Es cierto que todo progreso tiene un riesgo, pero ¿tan caro hemos de pagar los beneficios que recibimos de estos medios de locomoción que hemos de admitir, fatal e irremediablemente, todas estas desgracias?

Tres son  los tipos de factores, según algunos, que determinan los accidentes viales: el técnico, el ecológico y el humano. Yo distinguiría solamente dos: el factor humano (conductores, vehículos y vías y el factor ambiental (ecológico).

En el estudio de los accidentes, no solo han de examinarse los factores determinantes próximos (curva, hielo, derrape), sino también aquellos que anteceden y han podido influir en el comportamiento de cada conductor: por qué aquella curva o aquella velocidad o aquel desgaste de neumáticos, etc.

El accidente se desencadena a lo largo de una serie de factores interconexos, como eslabones de una cadena. A veces las condiciones normales de la circulación pueden estar modificadas por otros usuarios de las vías (peatones, vehículos aparcados, animales, etc.), por las condiciones atmosféricas (nieve, hielo, niebla, agua, etc.), por el estado del vehículo (fallo de frenos, desgaste de neumáticos), o por el mal acondicionamiento de las vías (escasa o excesiva señalización, baches, puntos negros, curvas o rasantes que debieron hace tiempo desaparecer, sobre todo en carreteras estrechas, bandas poco visibles, etc.)

Proyección cristiana de la acción de conducir

Para un cristiano, conducir debe ser una aplicación práctica de su cristianismo en el uso del vehículo. Ello le ayudará a ser responsable, evitando daños a personas y cosas, y al mismo tiempo, le ayudará a santificarse­ mediante el ejercicio de las vir­tudes de la prudencia, de la solidaridad y de la caridad, socorriendo, perdonando los fallos humanos de los otros, elevando a Dios la mente, rezando y agradeciéndole la bella naturaleza, la facilidad del desplazamiento para convivir y disfrutar de la familia.

Conducir bien es agradar a Dios,  agradecerle, imitarle y, como Jesús, pasar haciendo el bien a todos.

2. El "día internacional sin accidentes"

Su origen en Francia y la extensión a otros países

La Sociedad y la Iglesia se dieron cuenta de que la curva de accidentes, por desgracia, iba en ascenso y que el factor humano estaba presente en un elevadísimo número de ellos: se habla del 90% en los que         es culpable el hombre.

La acción de conducir es buena en sí misma y persigue también un buen fin y actualmente el coche es imprescindible para la época moderna. Pero ya hemos visto que puede verse afectada por una serie de riesgos en los que entran en juego vidas y bienes de personas, entre los que hay que contar al propio conductor.

Había que intentar evitar esos fallos humanos. ¿Cómo?. Con una adecuada educación vial que ayudase a evitar la velocidad inadecuada, la invasión del carril izquierdo, adelantar sin visibilidad, las distracciones, el consumo de alcohol, etc. Una educación vial que llevara a la construcción de una buena red de carreteras, a la señalización que facilitara la circulación, y que promoviera el dictar leyes sancionadoras disuasorias que movieran a actuar con prudencia, evitando maniobras arriesgadas (o suicidas) que pudieran costarle al conductor o a otros la vida.

Para ello surgió en París el año 1951, por iniciativa de la "La Prévention Routière", la idea de celebrar el "Día Internacional sin Accidentes".

Objetivo que se propone

La Jornada intentaba llamar la atención de los conductores y usuarios de la carretera sobre la gravedad del problema de la circulación, a fin de reducir, un día al menos, el número de accidentes de tráfico.

El 1960, la Conferencia Europea de Ministros de Transportes, acordó patrocinar el "Día Internacional sin Accidentes", lo que significó la confirmación oficial de una campaña que, hasta entonces, permanecía aislada.

España se adhirió inmediatamente a esta iniciativa. En 1961 se celebró por primera vez el "Día Internacional sin Accidentes". Fue la Jefatura Central de Tráfico la que programó y realizó esta campaña educativa, destinada principalmente a todos los usuarios de las vías públicas de España. A través de las Jefaturas Provinciales, en un día variable de mayo, se realiza una basta campaña divulgatoria, orientada precisamente a despertar en todos la necesidad de crear una "conciencia" de seguridad, una responsabilidad ante el problema de la circulación en el que estamos todos incluidos: peatones y conductores.

3.  La circulación vial,  preocupación de la Iglesia

Los Papas Pío XII, Juan XXIII y Pablo VI

A la Iglesia, en su Magisterio orientador sobre los problemas modernos, no le pasó desapercibido éste de la circulación por carretera.

Por señalar algunos hitos de la doctrina pontificia, la primera referencia a este problema, que yo he encontrado, es el Discurso de Pío XII  al Congreso Mundial de la "Federación Internacional de Carreteras"  (3 octubre 1955)  en el que pronuncia aquella frase: "¿A dónde van tan de prisa los hombres? Queremos creer que una opinión pública mejor educada hará reinar sobre las carretera un clima de cortesía, de moderación y de prudencia conforme a las mejores tradiciones de la civilización cristiana".

Tiene otros discursos: "A los Socios del automóvil Club de Roma" (29 octubre 1956);  "Exhortación al personal del Registro Automovilístico de Roma y del ACI" (3 marzo 1957);  "Discurso al Congreso Internacional de las carreteras de cemento" (19 octubre 1957); "A los Párrocos y predicadores cuaresmeros de Roma" (19 febrero 1958), donde curiosamente trata tres puntos de predicación cuaresmal: la santificación de las fiestas, la lucha contra el suicidio y los accidentes de carretera.

De los diversos discursos de Juan XXIII (el Papa que más trató este tema), voy citar dos, sin duda muy importantes: "A los conductores de cinemóviles"(9 agosto 1961 doloroso tener que comprobar que el drama del viaje termina con demasiada frecuencia en tragedia de muerte y de lágrimas", y resalta "el valor del Código de la Circulación y de todas las decisiones adoptadas por las Autoridades responsables de la seguridad en los desplazamientos".

Dos son los Discursos de Pablo VI: uno dirigido a los participantes en el "Diálogo Internacional de Moral de la Carretera" (2 octubre 1965), en el que dice que "la conciencia pública debe revelarse al considerar este problema como uno de los más acuciantes de la era moderna"; el otro, dirigido a los participantes en la "Asamblea General del Automóvil Club de Italia"(30 noviembre 1972),tiene como tema: "Las precisas normas de la Ley de Dios y de la conciencia moral": "Elevamos firmemente nuestra voz para invitar y exhor­tar a todos los hombres de buena voluntad a fin de que contribuyan a hacer que las costumbres cívicas y cristianas, inspiradas en los valores del Evangelio, en la fraternidad, en la amabilidad, en el respeto mutuo, en la ayuda recíproca, penetren más a fondo y, finalmente, se hagan visibles, también en este sector, sometido, como cualquier otro de la vida humana, a las normas concretas de la ley de Dios y de la conciencia moral".

Pablo VI y los camioneros

Significado particular revistió la peregrinación a Roma de los Camioneros españoles, los cuales fueron recibidos en audiencia especial por el Papa el 29  septiembre 1968. Al Mensaje que le entregaron, amplio y emotivo, contestó el Pontífice con un bello discurso en el que se une a ellos, admira sus virtudes y bendice a todos los conductores de España.

El Concilio Vaticano II habla del tráfico

En el discurso a los participantes en la "Asamblea General del Automóvil Club de Italia", Pablo VI hace referencia al Concilio, que advierte del grave problema del tráfico: "Se trata, en efecto de un grave problema moral. El Concilio Vaticano II ha reafirmado que quien se desentiende de las normas establecidas para la conducción de vehículos, pone en peligro, con la propia negligencia, la vida propia y la vida de los demás (Gaudium et Spes, 30), y ha exhortado a hacer que 'sea algo sagrado para todos incluir, entre los deberes principales del hombre moderno, el observar las obligaciones sociales', entre las cuales el Concilio recuerda expresamente 'las normas establecidas para la conducción de vehículos' (Ibid.). Por nuestra parte, no hemos dejado de recordar, por todos los medios a nuestra disposición , en determinadas ocasiones, estos principios".

En efecto, el Concilio Vaticano II, en el Decreto sobre el ministerio pastoral de los Obispos en la Iglesia Chistus Dominus (n. 18), pide que "tengan una preocupación especial por los fieles que, por su condición de    vida, no pueden disfrutar convenientemente del cuidado pastoral ordinario de los párrocos, o carecen totalmente de él, como sucede con muchísimos emigrantes, navegantes, aviadores, etc.", y añade: "promuévanse métodos pastorales convenientes para sostener la vida espiritual". Sin duda está refiriéndose también a los usuarios de la carretera.

La Constitución Dogmática sobre la Iglesia en el mundo moderno (G.S. 30) habló expresamente de la importancia de las normas de circulación: "No pocos, con diversos subterfugios y fraudes, no tiene reparo en soslayar los impuestos justos u otros deberes para con la sociedad. Algunos subestiman ciertas normas de la vida social, por ejemplo, las referentes a la higiene o las normas de circulación, sin preocuparse de que su descuido pone en peligro la vida propia y la de los demás".­

Exhortaciones Pastorales de obispos europeos sobre la Circulación vial

Las enseñanzas de los Papas y el incremento de los accidentes viales, creó en las diversas naciones, sobre todo europeas, un clima de responsabilidad. Se publicaron diversas Exhortaciones Pastorales de los obispos, muy detalladas e importantes, que sería imposible elencar en este trabajo.

Los obispos brasileños y los obispos franceses

En el 1974, la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil publicó una curiosa Pastoral que titulaba "Aspectos Morais e Pastorais do Tránsito", basada en un trabajo de F. Appendino sobre el término 'tráfico', que se encuentra en el  "Dizionario Enciclopédico di Teologia Morale", (Ed. Pauline, 1973, pp.1077‑1089). En 1978 me encargaron hacer una actualización del mismo para España.

La Pastoral colectiva del Episcopado Belga

El 15 de enero de 1966 se publica una "Pastoral colectiva del Episcopado Belga", firmada por el cardenal Suenens y otros seis obispos, titulada "La Moral de la Circulación en Carretera". Es el primer documento de los obispos que aborda con amplitud y profundidad el problema de la moral y de la responsabilidad en la carretera. Hablando de las alarmantes estadísticas de los acci­dentes afirma: "Sin embargo, lo más inquietante continúa siendo la carencia del sentido de responsabilidad de los usuarios de carretera.

4. Creación del "Apostolado de la Carretera" en España

Los comienzos

Mons. Fernando Ferris, delegado de la Comisión Episcopal para la Migraciones y Director de la Comisión Católica para la Migraciones en España, lanzó la idea de crear el Apostolado de la Carretera para la atención religiosa de todos los automovilistas e profesionales del volante. En 1967, gracias al interés de Mons. Ferris y a la conciencia creada sea por el Día Internacional sin Accidentes, sea por la problemática producida por el tráfico, sea también a causa del Magisterio Pontificio, la Conferencia Episcopal Española creó la "Dirección Nacional del Apostolado de la Carretera", en el seno de la Comisión Episcopal para las Migraciones, con objetivos y actividades concretas, que se fueron haciendo realidad poco a poco. La Comisión Episcopal nombró un Promotor Episcopal en la persona de S. E. Mons. Doroteo Fernández Fernández, Obispo Coadjutor de Badajoz, y un Director Nacional, Don Alberto García Ruiz, que se ocupaba, contemporáneamente, de la pastoral de los Gitanos, del Mar, del Circo y de las Ferias.

Se ideó, pues, un "Día Nacional de la Oración por el Tráfico", a celebrarse siempre el último domingo de Junio, en preparación a los meses de verano en los que existe un mayor movimiento de vehículos y, en consecuencia, un mayor riesgo de accidentes.

La preocupación por los camioneros

Quiero hacer un paréntesis y mencionar la obra  Don José Medina Pintado, sacerdote de Madrid, que prestaba una especial atención a los camioneros en el Puerto de Somosierra, donde era párroco. Se trataba de un lugar de mucho tráfico y más bien peligroso por las condiciones atmosféricas y por los frecuentes accidentes. Edificó una capilla y allí pasaba mucho de su tiempo, interesándose por los problemas de aquella gente y conversando en el pequeño bar donde se paraban las transeúntes. Don José continua todavía su misión, para la que cree tener una especial vocación, como Delegado Diocesano del Apostolado de la Carretera de Madrid y por su gran experiencia.

Estatutos del Apostolado de la Carretera

El Documento constitutivo de la Dirección Nacional del Apostolado de la Carretera, contiene los siguientes apartados:

  1. a) Fundamentos del Apostolado de la Carretera: la preocupación de los Papas y las recomendaciones del Concilio Vaticano II  motivaron a la Comisión Episcopal de Migraciones a crear un organismo, dependiente de ella, que se preocupara pastoralmente de estas personas relacionadas con la carretera y del problema en sí mismo.

  2. b) Constitución: Como se ha dicho, hay un obispo Promotor y un Director Nacional.
  3. c) Objetivos:  Mentalizar a la opinión pública sobre las exigencias cristianas del tráfico, promoviendo los valores cristianos en los usuarios de las carreteras, hacer ver a los conductores la posibilidad de encontrar a Dios en el ejercicio de su profesión, potenciar el valor del tráfico como cauce de unión entre los hombres, difundir en la sociedad la doctrina cristiana sobre el tráfico, prestar los servicios adecuados religiosos, etc.
  4. d) Destinatarios: todas las personas vinculadas a la carretera: conductores, talleres, gasolineras, guardias de tráfico, etc. De una manera especial los conductores profesionales y toda la Sociedad, en cuanto vinculada o promotora del tráfico.
  5. e) Acción Pastoral: ministerial (sacramentos), apostólica (contactos personales, fiestas de los conductores - San Cristóbal -, celebraciones en la Campaña de Navidad, Día de Oración por el Tráfico,  publicaciones),  Luz Verde (formativa).
  6. f) Formativa: despertar en la Sociedad una clara conciencia de la dimensión Cristiana del fenómeno del tráfico y el sentido de responsabilidad que se contrae cuando se conduce.
  7. f) Organización: habla de la Dirección Nacional, de los Delegados Diocesanos, de la preparación de sacerdotes para este Apostolado mediante cursillos, jornadas,  etc.

Exhortación Pastoral de los Obispos Españoles

El 21 de mayo de 1968, los Obispos miembros de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española firmaban una "Exhortación Pastoral sobre el Apostolado de la Carretera" titulada Espíritu cristiano y Tráfico. Estaba dividida en los siguientes capítulos:

1. "Día Internacional sin accidentes", en el que se llamaba a un empeño por evitar los accidentes y se hacía referencia al Vaticano II que "insiste sobre la colaboración que los fieles cristianos deben prestar" (G. S. 12).

2. "El fenómeno del tráfico rodado", en que el tráfico viene definido como "una de las formas más ineludibles de la convivencia humana".

3. "Luces y sombras", en que se habla de los valores positivos que la carretera y el tráfico aportan al desarrollo de la dimensión social del hombre, en torno a los cuales, sin embargo, no se puede esconder la grave concomitancia de sucesos que ensombrece nuestras carreteras.

 4. "Sentido de responsabilidad". El primer principio que debe orientar la actuación de toda persona, respecto a las comu­nicaciones viales, es el sentido de responsabilidad. Toda la moral del tráfico se fundamenta en el valor cristiano de la persona humana. Y añaden: "Nuestra llamada de atención a lagravedad moral de estas transgresiones y circunstancias, que se­ñalamos como más próximas al pecado, quiere ser, sobre todo, una invitación a la caridad cristiana".

5. "Las normas de circulación". Es muy clara la voz de la Iglesia: "Las Leyes civiles de la convivencia humana refuerzan la gran ley del "no mataras", defienden como necesarias las sanciones impuestas por 1a autoridad pública, mientras la sociedad no adquiera el grado de formación y convivencia precisos. A la autoridad pública corresponde, dicen, la obligación de cuidar del buen trazado y conservación de las vías y su adecuada señalización".

6. "Espíritu de servicio", en el que se insiste sobre el hecho de que solo la conciencia del propio deber y de los derechos del prójimo, así como la práctica de las virtudes cristianas y sociales, pueden poner fin a este grave problema". Piden, además, que se desarrolle en todos el espíritu de servicio, atendiendo al prójimo en virtud de la justicia, cuando se ha sido causante, aunque sea involuntario, de los daños.  Y, junto a la atención al cuerpo, concluyen, no puede olvidarse la prestación de los primeros auxilios espirituales, no menos urgentes en muchos casos.

7."Virtudes Sociales", es decir la caridad - que implica la comprensión, la benevolencia y los buenos modales - y la prudencia.­

8."La formación vial". Ella ha de abarcar los aspectos morales del tráfico , el conocimiento de sus leyes y la pericia en el manejo de los vehículos. También los padres y maestros han de incluir debidamente, en el ámbito de sus tareas, la educación vial de los niños, con demasiada frecuencia víctimas inocentes de los accidentes.

9. "Apostolado de la Carretera". A través de la Dirección Nacional del Apostolado de la Carretera, se pretende dar una respuesta cristiana más amplia a este fenómeno sociológico tan importante y vasto. La tarea encomendada a tal Apostolado abarca en particular dos ámbitos: el ministerial, en orden a facilitar los servicios sacerdotales en el uso de la carretera, y el apostólico, con todos los usuarios de la carretera. Nuestra atención tiene presentes de manera especial a los conductores de camiones, por el ejemplar alarde de sentido de responsabilidad, de esfuerzo y de virtudes humanas con que van sembrando a diario todos los caminos. Y esta labor pastoral abarca también a cuantos prestan servicios en la carretera: hostelerías, gasolineras, servicios mecánicos, etc. Vemos con alegría cómo también a nivel diocesano se va organizando este Apostolado de la Carretera y cómo son muchos los sacerdotes y seglares que comparten con nosotros la misma preocupación y el esfuerzo por poner a Cristo en todos los caminos de lo hombres.

Relevo en la Dirección Nacional

Gracias a estas orientaciones, el Apostolado de la Carretera incrementó sus actividades. El Director, que se ocupaba, como vimos, también

el Apostolado de otros itinerantes, pidió a la Comisión Episcopal que nombrara a alguien que se ocupara de este Apostolado a nivel nacional. En 1973, el entonces Presidente de la Comisión de Migraciones, S. E. Mons. Rafael González Moralejo, obispo de Huelva, me pidió hacerme cargo de este Apostolado Nacional.

Actividades más importantes del Apostolado de la Carretera

El contacto personal a través de la  revista "Luz Verde"

El campo de este apostolado se pre­senta como uno de los condicionamientos que le sitúan fuera de los moldes tradicionales de la acción pastoral. Queda lejos la estructura de un pueblo que se levanta alrededor de la torre de la iglesia. Los destinatarios de este Apostolado de la Carretera son personas cuyo escenario de vida es todo el país. Ellos pasan a nuestro lado a gran velocidad. A primera vista pueden parecer inasequibles, pero, una vez metidos en su terreno, se descubre que es posible llegar a ellos.

En primer lugar, el contacto personal. Aprovechando sus momentos de parada en restaurantes y gasolineras, o bien viajando con ellos. El sacerdote, llamado "Padre Gasolina", recorrió muchos kilómetros acompañando a camioneros en sus desplazamiento por la península y por el extranjero. Se dice que ha dado más de quinientos "seminarios" a otros tantos camioneros, pasando de un camión al otro, y ayudándoles, con un lenguaje simple y realístico, a descubrir el sentido cristiano de la vida. Después son ellos quienes buscan el contacto. La soledad de la cabina y el alejamiento de la familia hace apreciar al conductor  la compañía del sacerdote amigo y desinteresado.

Ese contacto se prolonga luego a través de la revista "Luz Verde", que es como la carta de un amigo que les llega mensualmente y en la que ellos mismos escriben sus inquietudes y sus ilusiones.

Como complemento de todo esto existía el Club de "Conductores Amigos". Al interesado se le entregaba un adhesivo, una insignia y un certificado que atestaba el compromiso de cumplir las leyes de tráfico, de no conducir en situaciones de riesgo, de prestar ayuda y de tener algún contacto con Dios durante el viaje.

La creación de Delegados Diocesanos

Esta fue una de las primeras gestiones que se hicieron: informar a todos los Obispos de lo que era este apostolado y pedirles nos pusieran en contacto con sacerdotes interesados. Yo me enteré justamente  por este medio. Mi obispo mantenía que yo era la persona más indicada para esta pastoral, dado que había publicado un libro sobre los camioneros y me interesaba de todos los aspectos ético-morales de la sociedad.

Actualmente, tienen Delegado Diocesano 45 diócesis y en las diez restantes se encarga de esta actividad el Vicario General. Para orientar a los sacerdotes en este específico aposto­lado se tenía cada año un "Cursillo de Socorrismo y Pasto­ral de la Carretera", en el se estudiaba la teoría y práctica del Socorrismo en carretera, la Sociología del tráfico y temas pastorales y morales relacionados con la carretera.

Jornadas Nacionales

Se tienen cada año "Jornadas Nacionales" sobre temas morales, pastorales, bíblicos y teológicos relacionados con la carretera. La Biblia, de hecho, contempla con frecuencia un pueblo en movimiento, que encuentra a Dios en el camino y destaca a cada paso las virtudes del que viaja: confianza en la providencia, desapego de las cosas, hospitalidad, etc. Los diversos argumentos examinados se refieren a las obligaciones morales de los conductores, la dimensión cristiana de los profesionales de la carretera, el tráfico como instrumento de unión entre los hombres, la carretera como medio para la realización del bien y camino, por qué no, de santificación.

.La Jornada de Oración por el Tráfico y la Campaña de Navidad

El último domingo de junio de 1969, un año después de la exhortación Pastoral de los Obispos, titulada "Espíritu cristiano y Tráfico", se celebró por primera vez la "Jornada Nacional de Oración por el Tráfico", para reclamar la atención de los conductores sobre la responsabilidad durante el período estivo de mayor movimiento. Es desde entonces que viene publicada una exhortación pastoral anual, firmada por el Promotor Episcopal. Cada año  la campaña se propone un objetivo diferente, a fin de que la sociedad consiga tomar conciencia del problema del tráfico.

Quisiera hacer aquí dos observaciones relativas al nombre y a la fecha de dicha Jornada. En un determinado momento, de frente al cambio político acontecido hace algunos años en España, nos pareció oportuno modificar el nombre de la campaña, llamándola "Día de la Responsabilidad en el Tráfico".

También la fecha se cambió. Actualmente coincide con el primer domingo de Junio, confundiéndose, a mi juicio, con la fiesta de san Cristóbal, patrono de los conductores, que se celebra el día 10. Creo que esa celebración debe tener otra entidad litúrgica y un mensaje que cada año es distinto.

La Campaña de Navidad era muy bien acogida por el ambiente hogareño y piadoso, y los temas eran siempre alusivos al misterio navideño. Desde el año pasado, empero, la Conferencia Episcopal ha decidido suprimirla, en el cuadro de revisión de las diversas campañas.

5. Relaciones con la entonces Pontifica Comisión para los Migrantes

Relaciones con la Comisión Pontificia

 Antes de entrar en lo que es el PRESENTE del Apostolado de la Carretera en España, quisiera hacer una breve referencia a las relaciones mantenidas con la Pontificia Comisión para los Migrantes. El año 1970 el cardenal Confalonieri, Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Comisión, nos felicitaba "por el continuo in­cremento de esta beneficiosa actividad apos­tólica ya desarrollada y organizada por esa Dirección Nacional.

En 1971, S. E. Mons. Emanuele Clarizio, Pro-Presidente de la Comisión, AFIRMABA QUE LA "Jornada de Oración por el Tráfico" había entrado en la conciencia  de los fieles, portando aquellos frutos de madurez espiritual indispensables para que la "carretera" no sea un instrumento de destrucción del cuerpo y del espíritu de los viajeros, sino más bien de encuentro de todos los hombres en camino hacia metras más altas.

Una colaboración importante en la revista PEOPLE ON THE MOVE

En el número 23 de tal revista (diciembre 1978), ha aparecido un artículo mío sobre el Apostolado de la Carretera en España y sobre sus actividades. El texto me había sido pedido por la Pontificia Comisión.

B. Presente del Apostolado de la Carretera

No voy a ser muy extenso al examinar el Apostolado o la Pastoral de la Carretera en España, ya que se ha venido realizando, en sus líneas generales, según el proyecto inicial. Con todo, haré las necesarias observaciones y las sugerencias oportunas.

La "Jornada de Responsabilidad en el Tráfico" tiene especial relevancia dentro de este Apostolado, hasta constituir la actividad más importante. Se prepara con gran interés. Después de hacer una revi­sión de la Campaña anterior, se estudia el mensaje, que se quie­re transmitir y se elige el slogan y el cartel , que serán enviados a los Delegados de las diferentes diócesis, acompañando diverso material: la Exhortación Pastoral del obispo Promotor, informaciones sobre tráfico, informaciones litúrgicas que puedan servir para la Eucaristía y para los diversos medios de difusión (prensa, radio, etc.).

Cada año se celebra, en un lugar diferente, la "Misa de la Carretera", transmitida por Tv. Tiene una gran audiencia, por la originalidad del lugar elegido, la presencia de vehículos y el ambiente singular que la circunda.         

Jornada Nacional de Delegados Diocesanos

Todos los años se tienen algunas Jornada Nacionales en las que participan los Delegados Diocesanos. Son presididas por el obispo Promotor, que en la actualidad es S. E. Mons. Carmelo Echenagusía Uribe, con la presencia del Director Nacional, P.Segisfredo Oñate Marroquín.

En el curso de estas Jornadas, la última de las cuales ha tenido lugar le 21-23 octubre 2002, se estudia el informe del Delegado Nacional y las actividades desarrolladas en las diversas diócesis, procediendo después a una evaluación.

Revista "Luz Verde" y "Campaña de Navidad"

Fue una pena que se dejara de publicar la Revista "Luz  Verde", de ámbito nacional, y muy apreciada, sobre todo por los conductores profesionales. Quizá no se supo estimar su necesidad y eficacia por parte de algunos sectores de la Iglesia y de dentro de la misma Comisión Episcopal.

En cuanto a la supresión de la Campaña de Navidad por la Conferencia Episcopal, en 2001, esperemos que la Dirección Nacional siga promoviéndola, en cuanto esta Campaña era muy bien acogida y muy necesaria para la  problemática específica de este tiempo de fiestas: las condiciones atmosféricas, la conducción nocturna, el abuso de alcohol, etc.

En cuanto a la  Educación Vial, en colaboración con la Dirección General de Tráfico (DDT) y la Comisión Episcopal de En­señanza, se confeccionaron dos unidades didácticas y catequéticas, difundiéndolas en todas las diócesis, con el fin de promover la educación vial, a partir de la escuela y de la catequesis.

Directorio Diocesano

Desde tiempo atrás, habíamos advertido la necesidad de un "Directorio del Apostolado de la Carretera", como aquellos ya existentes en otros sectores de la pastoral eclesial. Después de varios intentos, en el año 2000, fue presentado un pre-proyecto que se convirtió, después, en un esquema de "Directorio", que actualmente está en estudio.

Algunas diócesis han publicado ya un directorio diocesano. En el citado de Las Palmas, más bien conciso, pero en el que se afronta aspectos fundamentales, el Obispo, S.E. Mons. Echaren, afirma: "La Misión del Apostolado de la Carretera", tanto en su vertiente humana, como en la de la moral y apostólica, debe consistir en gran medida, en la continua y seria llamada de atención y denuncia de esas graves y dramáticas consecuencias de la irresponsabilidad de muchos, sin olvidar que también los que participan del tráfico viario deben ser evangelizados en ese ámbito de la actividad humana, promoviendo valores evangélicos, como el mandato de amar y respetar la vida en su integridad y deberes en la carretera que se relacionan con la paz, la justicia, la solidaridad".

En la reunión de los Delegados Diocesanos de octubre 2002,se han formulado dos sugerencias. "El Directorio debería incluir los aspectos positivos del tráfico, los valores, las obligaciones morales, la denuncia de situaciones laborales injustas, los servicios religiosos ofrecidos, una reflexión teológico-moral-pastoral, la formación de apóstoles laicos, el ecumenismo, la educación cívica y vial, los accidentes y sus consecuencias, la implicación ecológica, el respeto a la naturaleza, la polución, las leyes de tráfico, la obligatoriedad moral del Código en los casos de más riesgo y peligro, las sanciones, la presencia de posibles símbolos cristianos, etc.

Capillas y servicios religiosos en carretera

En España hay bastantes capillas en carretera dedicadas a San Cristóbal, patrono de los conductores. Una, construida en la carretera Madrid‑Valencia, tenía el nombre de "Gasolinera Espiritual", y se invitaba a los que pasaban a dar un golpe de claxon, como signo de agradecimiento, de oración, de saludo. Se celebraba también la Misa allí. Desgraciadamente, al desviarse la carretera, perdió su actualidad.

Por otra parte, hay en el País bastantes Asociaciones, cofradías y hermandades que honran a san Cristóbal, y que se aprovechan para insistir en el problema del tráfico y crear un sentido de responsabilidad, difundiendo la doctrina cristiana en relación con este problema.

Como conclusión de esta segunda parte, afirmaría que el Apostolado de la Carretera en España tiene un gran campo de actividad que se ha seguido cultivando con ilusión y con esfuerzo. Un Delegado Diocesano escribió : "Es necesario ir demostrando que nos hemos planteado, con seriedad, aprobar la asignatura pendiente", que aún tenemos con nuestra sociedad. Se condena con valentía el aborto, nos proclamamos los auténticos defensores de la vida, se defiende con fuerza la enseñanza religiosa, pero nos acusan de que no hay el mismo énfasis y fuerza ante los muertos y heridos de nuestras carreteras".

Actualmente, con el nuevo obispo Promotor, con el Director Nacional, y con el equipo de colaboradores, esperamos incrementar nuestras actividades en favor de una circulación vial más segura, que sea cauce de unión entre los hombres y de santificación, mediante el ejercicio de las virtudes, y así evitar le terrible plaga de los accidentes, que tanto daño causan a las personas y a los bienes materiales.

C.  Futuro del Apostolado  de la Carretera

Elementos de reflexión

Entre los imperativos que nos exige la trayectoria de la sociedad actual, con los modernos avances de la ciencia y de la técnica, la Iglesia tiene el deber de ofrecer la luz revelada que ilumine la senda del hombre de hoy, también en la carretera, aparte de otras razones de espiritualidad cristiana, como veremos, por el gran riesgo que lleva consigo el manejar en vehículo.

Pablo VI decía a los participantes en el "Diálogo Internacional sobre la Moral de la Carretera" (2 octubre 1965): "Demasiada sangre se vierte cada día en una lucha absurda con la veloci­dad y el tiempo; y mientras los organismos internacionales se de­dican generosamente a sanar las dolorosas rivalidades , mientras se lleva a cabo un maravilloso progreso en la conquista de1 espacio, mientras se buscan los medios adecuados para sanar las pla­gas del hambre, de la ignorancia y de la enfermedad, es doloro­so pensar que en todo el mundo innumerables vidas humanas continúan siendo sacrificadas cada año por esta inadmisible suerte. La con­ciencia pública debe revelarse y considerar el problema como uno de los más arduos, que suscitan la pasión y el interés de todo el mundo".

Quisiera ahora presentarles algunos datos escalofriantes que indican los daños que los conductores provocan a la vida humana. En el siglo XX, en el mundo, murieron 35 millones de personas (250.000 en España) en accidente de tráfico y 1.500 millones resultaron heridas (15 millones en España). Desde 1970, han muerto en las carreteras europeas mas de 1.640.000 personas. Más de 1.200.000 personas mueren al año en el mundo. En la Unión Europea se registra cada año 40.000 muertos y 1.700.000 heridos en las carreteras. De seguir la tendencia actual, en el año 2020 morirán el doble. Y no hablo de las consecuencias:­ inválidos, parapléjicos, familias rotas, etc.

Esta sería, a mi juicio, la primera conclusión, con vistas a hacer una previsión del futuro del Apostolado de la Carretera: convencernos nosotros mismos y crear conciencia de este gravísimo problema de la sociedad actual, es decir de los accidentes. Escuchamos semanalmente el número de muertos y heridos en la carretera, y es como "un frío dato estadístico", como ha dicho alguien.       En diciembre 2001, S. E. Mons. Echaren, Obispo de Canarias, ha escrito: "no todos somos conscientes de la grave responsabilidad en la carretera y no pensamos en el hecho que cuanto más se acreciente el poder del hombre, mayor ha de ser la responsabilidad individual y colectiva" (G.S. 34).

Moralización del uso de la carretera

Como remedio a todo esto, Pablo VI propone "moralizar el uso de la carretera", es decir, "aplicar los principios teológicos , éticos, jurídicos y tecnológicos, que se fundan en el respeto debido a la vida humana, a la persona humana, como se inculca desde las primeras páginas de la Sagrada Escritura" (ibid.).

Esto quiere decir que hay que crear un clima de responsabilidad y de respeto a los demás, de exigencia en el cumplimiento de las leyes de tráfico, que salvaguardan la vida propia y la de los demás.

La Comisión Episcopal Española, en la Exhortación de la que hemos hablado, afirma: "El Concilio condena la conducta egoísta de quienes subestiman determinadas normas de la vida social... sin darse cuenta de que con tal descuido ponen en peligro su propia vida y la de los demás"(G.S. 30).

El Apostolado de la Carretera tiene que formar la conciencia de los conductores para poder convivir y, además, para que sea cauce de unión entre los hombres y no cause daños y muerte.

El sentido cristiano del tráfico

Para el cristiano, la carretera debe ser un medio para encontrar a Dios y relacionarse Él. Es ocasión magnífica para el ejercicio de las virtudes cristianas. Se consideran propias del conductor, la cortesía, las buenas formas y la prudencia, que le ayude a superar los imprevistos. Dicen en realidad los Obispos españoles que "no se puede contar solo con la propia vigilancia y habilidad para evitar los accidentes; debe contar también con un justo margen de seguridad, si se quiere evitar personas imprudentes o dificultades imprevistas".

Pero, sobre todo, la caridad, que lleva consigo necesariamente la comprensión y la benevolencia, para ayudar al prójimo que se encuentre en alguna necesidad, sobre todo si está accidentado, observando las normas elementales de socorrismo para no hacerle más daño del que tiene.

La misión del Apostolado de la Carretera es la de formar la conciencia de los ciudadanos en este y en otros aspectos.

Espiritualidad del Apostolado de la Carretera

Esta Pastoral debe hacer ver a los conductores la posibilidad y la necesidad de encontrarse con Dios en el ejercicio de su profesión. Esta específica misión tiene muchas vertientes: elevar una plegaria a Dios o a la Virgen, una oración, al comienzo y durante el viaje, al distinguir una iglesia, al contemplar un bello paisaje, al encontrar un amigo después de muchos años. Hay una preciosa oración de Juan XXIII con la que inician el viaje muchos conductores.

Naturalmente, se puede ver a Dios en los demás, ayudándoles y no solamente en momentos de peligro. La carretera nos presenta muchas ocasiones de prestar a los demás pequeños servicios materiales, humanos y espirituales, que, por un elemental sentido de solidaridad cristiana, no debemos negar a nadie, ya que "el amor no hay que buscarlo solo en las cosas grandes, sino y principalmente en las circunstancias ordinarias de la vida" (G. S. 38).­

Creo que es urgente despertar la conciencia del conductor, pidiéndole que tenga un verdadero sentido de responsabilidad. Pero no solo en un sentido negativo, pues esto no produce normalmente convicciones profundas. Y las sanciones - necesarias por otra parte - no son suficientes para arrancar disciplina personal y espíritu de solidaridad, menos todavía convicciones religiosas. Ni siquiera es suficiente darle a conocer los valores humanos y éticos, que debe cumplir cuando va al volante, lo mismo que en cualquier otra relación, social. Es necesario que, como creyente, descubra los valores cristianos de sus horas o días de volante, porque esta acción de conducir ha de ser elevada, sobrenaturalizándola, como todo otro quehacer diario, dentro de esa vida total que debe ser la configuración con Cristo, hasta la perfección, identificando su actuar con el de Cristo.

Cuando la fe no dirige las acciones del hombre, éste se deja llevar de sus impulsos naturales y viene el atropello de la ley de Dios y de la vida del hombre, en este caso el accidente.

En una intervención durante las Jornadas Nacionales que se tuvieron el año 2000, bajo el tema "Reino, Cristianismo y Trafico" , el profesor de Teología del Seminario de Burgos afirmaba: "Resulta así que la raíz última de los males que acompañan al tráfico no es otra que cerrarse a Dios y a su gracia, el olvido de Dios. Si ésta se recuperara, toda aquella gruesa negatividad terminaría. Si los hombres dieran más entrada en su vida y en su ser a la gracia, al Reino, ¡qué rostro tan distinto mostraría el trafico!".

Raíces bíblicas para una Teología del Tráfico

Sería interesante y actual buscar en la Biblia ideas para una "Teología del Tráfico".

Camino es una palabra bíblica. Camino, peregrinación, nomadismo, esa fue la trayectoria del Pueblo de Dios en la antigüedad. Con una gran propiedad se puede aplicar la palabra y el significado de camino a la carretera. Porque es paso, ida, no estancia; en la carretera no se vive, se pasa, y los kilómetros corren como los años. El Pueblo de Dios caminó por el desierto con muchos problemas y contratiempos; pero el Señor estaba con él y le protegía, como lo hace con el "caminante" en automóvil de hoy.

La actitud del automovilista debe ser la de aquel pasaje de la  palabra de Cristo: "Fui peregrino y me hospedasteis", como la del Buen Samaritano y  tantas otras que leemos en el Evangelio.

También Jesús es camino, verdad y vida. El hace el camino con nosotros: pensemos en  Emaús. Debemos conducir con Jesús por el camino, que siempre acompaña y protege.

El Directorio del Apostolado de la Carretera

Para terminar, me gustaría que se diera mas importancia a esta acción de la Iglesia, que, como hemos visto, necesita un empujón por parte de todos y, sobre todo, por parte de quienes más pueden hacer e influir para que se tenga en cuenta aquello que creo que es, "uno de  los más acuciantes problemas prácticos de la vida moderna", por usar la expresión de Pablo VI.

Por eso, desearía que, en concreto, se realizasen dos cosas: 1) la redacción de un Documento general sobre este grave problema de la circulación vial, que actualmente tanto afecta a la sociedad, y en el que viniera expresada la preocupación de las Iglesia, con referencia al Apostolado de la Carretera, y presente algunas líneas generales orientadoras para los hombres de buena voluntad. Este Documento, en mi opinión, constituiría un incentivo para las Conferencias Episcopales a informar a sus propias comunidades; 2) nuestro contributo quedaría incompleto si no considerásemos la publicación de un Directorio de la pastoral de la Carretera.  Aquí se han ido dando algunas sugerencias y  se podrán dar otras. Ello constituiría una "carta credencial" ante la sociedad y, para nosotros, un programa, que nos comprometeríamos a estudiar y a cumplir, con la ayuda de Dios.

* Delegado de Pastoral de la Carretera de Plasencia; Ex Director Nacional de Pastoral de la Carretera de la C.E.E.

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