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 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move

N° 97, April 2005

 

LA Declaración:

“EL MIGRANTE NOS CONVIERTE” 

  

Los y las representantes de la Pastoral de Movilidad Humana, provenientes de Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, México, Puerto Rico y República Dominicana, convocados por la Sección de Movilidad Humana del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en San José, Costa Rica los días 22, 23 y 24 de febrero del 2005, después de analizar la realidad migratoria de nuestros países e inspirados en la Instrucción La Caridad de Cristo hacia los Migrantes (Erga migrantes caritas Christi) recientemente publicada por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes:  

Constatamos que: 

La migración es un fenómeno tan antiguo como la historia de la humanidad, en la actualidad, es un componente central y estructural del proceso de globalización, y un fenómeno cada día más complejo que se manifiesta en las distintas dimensiones con las que se relaciona el ser humano.  

La migración más que una amenaza, contribuye al desarrollo de nuestros pueblos, brindando oportunidades para la construcción de sociedades fundadas en la solidaridad, el respeto mutuo, la reciprocidad, entre otros. 

Nuestros países son de origen, de tránsito y destino de población en movimiento. En la actualidad, observamos con preocupación que además de la migración que tradicionalmente conocemos, están surgiendo de forma paralela otras situaciones de movilidad, como el tráfico y trata de personas[1]. Esta realidad exige «una más estrecha colaboración entre países emisores y receptores, además del establecimiento de normativas adecuadas, capaces de armonizar las distintas disposiciones legislativas. Todo ello, con el fin de salvaguardar las exigencias y los derechos, tanto de las personas y de las familias emigradas, como de las sociedades de llegada de los mismos»[2]

«Ante un fenómeno migratorio tan generalizado, y con aspectos profundamente distintos respecto al pasado, de poco servirían políticas limitadas únicamente en ámbitos nacionales.  Ningún país puede pensar en solucionar por sí solo los problemas migratorios. Más ineficaces aún, resultarían las políticas meramente restrictivas que, a su vez, producirían efectos todavía más negativos, con el peligro de aumentar las entradas irregulares e incluso de favorecer la actividad de organizaciones criminales»[3]

La primera responsabilidad, más no única, por atender el fenómeno migratorio de forma integral recae en las políticas públicas de los Estados, quienes para encontrar alternativas pueden buscar el apoyo en organismos especializados en la gestión migratoria y en la Iglesia, que trabaja incansablemente en la defensa y promoción de los Derechos Humanos de los migrantes y sus familias.  

Teniendo presente lo expresado anteriormente, manifestamos la disponibilidad de la Iglesia, por medio de la Pastoral de Movilidad Humana de seguir acompañando a todas las personas migrantes, especialmente a los menores de edad y mujeres, víctimas de la trata y tráfico de personas.  

Invitamos a los Gobiernos de Centroamérica, México y El Caribe a profundizar en la colaboración entre los diferentes países de atender el fenómeno migratorio, por medio de acciones comunes en estricto apego a la defensa a los Derechos Humanos, para la ratificación conjunta de instrumentos de protección y el retorno ordenado, digno y seguro de quienes vienen. 

Exhortamos muy respetuosamente a los Gobiernos de nuestros países, para que, como una forma por atender estructuralmente el tema migratorio, no se haga énfasis únicamente en buscar el crecimiento económico como meta última, sino sobre todo, en buscar un desarrollo integral[4] que favoreciendo una mejor distribución de la riqueza cree oportunidades para los habitantes y así se minimice la migración forzada de muchos nacionales a otros países.  

Pedimos que detenidamente se analicen los impactos posibles que los Tratados de Libre Comercio puedan tener en sectores productivos nacionales específicos, que afectándoles negativamente en el futuro, puedan acelerar aún más la migración[5].  

Invitamos a que en el marco de la X Conferencia Regional para las Migraciones a realizarse próximamente en Vancouver, Canadá, se establezcan acciones para atender multilateralmente los fenómenos de la migración Sur-Norte y Sur-Sur, concretamente los que se dan entre Haití y República Dominicana, Nicaragua y Costa Rica. 

Pedimos a aquellos gobiernos en donde se están actualizando las legislaciones migratorias, que se orienten por el respeto a los Derechos Humanos y en concordancia con los Convenios e Instrumentos vinculados a los mismos y no sólo bajo ideologías de seguridad nacional. Desde esa perspectiva, hacemos un llamado a discutir Proyectos de Ley de forma amplia en todo lo referente a políticas migratorias. 

Exhortamos a que todos los Estados que ya ratificaron la Convención para la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y sus Familias para que implementen mecanismos de ejecución, y a los países que aún no lo han hecho para que se adhieran a la misma. 

Aprovechamos para denunciar la intimidación y agresión que han sufrido nuestros hermanos de la Pastoral de Movilidad Humana de Guatemala, en consecuencia de su trabajo, plasmamos nuestra solidaridad y apoyo fraterno[6].  

Con la presente declaración, invocamos la bendición de Dios y de María, la Madre del Migrante, implorando su protección a todos los migrantes y sus familias.  

 

* En ocasión del Encuentro Pastoral de movilidad humana: CELAM, Centroamérica, México y el Caribe.

[1] Entendemos por Tráfico de Personas la facilitación de la entrada irregular de una persona a un país del cual no es nacional, con el fin de obtener directa o indirectamente un beneficio financiero u otro beneficio de orden material. Trata de Personas es la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas recurriendo a la amenaza, al uso de violencia, engaño, fraude, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridades sobre otra, con fines de explotación. Definiciones según los Protocolos contra el Tráfico Ilícito de Migrantes por Tierra, Mar y Aire y Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente Mujeres y Niños.

[2] Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes. Instrucción Erga migrantes caritas Christi No. 8.

[3] Op. cit. No. 7. 

[4] Populorum Progressio no. 22 define el Progreso como el paso para unos y para todos de condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida más humanas. 

[5] Pronunciamiento de los Obispos de Estados Unidos y Centroamérica sobre el Tratado de Libre Comercio, dado en Washington, D.C. 16 de Julio de 2004. 

[6] Acciones de intimidación, amenazas y robo de todo el equipo de trabajo e información del Centro de Atención al Migrante. Ciudad de Guatemala, octubre del 2004. 

 

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