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 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move

N° 102, December 2006

 

 

MensajeA los participantes en el Primer Congreso Nacional para la Pastoral de los Circenses

(Santiago de Chile, 9 de noviembre, 2006)

 

 

 

Queridos Hermanos, 

Agradezco de todo corazón a S.E. Mons. Edmundo Enrique Troncoso Troncoso, Presidente de INCAMI, su cordial invitación al Primer Congreso Nacional para la Pastoral de los Circenses que se llevará a cabo en Santiago de Chile el 9 de noviembre próximo. 

No pudiendo participar en esa importante primera reunión, quisiera de todos modos enviar mi más cordial saludo al Excmo. Señor Obispo Presidente, al Reverendo Padre Vicepresidente, a sus colaboradores y a todos los participantes en dicho encuentro.

Ante todo, es motivo de profunda alegría ver reunidos por primera vez, a nivel nacional, a los agentes de pastoral y a los representantes de los circenses para tratar sobre la amplia problemática de la pastoral específica dedicada a ellos.

Este Pontificio Consejo sostiene y apoya, de hecho, las distintas iniciativas en el mundo, así como los esfuerzos en pro de la evangelización de los circenses, y agradece a los que dedican a ella su compromiso puntual y generoso. La participación en las alegrías y los sufrimientos de los circences, y el hecho de compartir su vida diaria, no carecen de dificultades y desalientos. Mi deseo es, por tanto, que las reflexiones y los debates realizados en el Congreso, en un clima espiritual de diálogo, comunión y amistad, den frutos abundantes y duraderos.

El mundo de los circenses posee una gran abundancia de cualidades humanas, de amor a la familia, de sentido de la amistad, de coraje y generosidad, además de la riqueza de arte con la que comunica esos valores. ¡Que ese mundo sea, pues, de fe y amor a la Iglesia! 

Los circenses, además, proporcionan con sus espectáculos ocasiones concretas de comunión y hacen que se encuentren, en la alegría, las distintas generaciones. Las atracciones circenses, las carpas de un circo, las plazas ocupadas por el tiovivo, se transforman con frecuencia en lugares de convivencia de las diversidades y las diferencias, tal como se dió testimonio en el VII Congreso Internacional para la Pastoral de los Circenses y Lunaparkistas, promovido por nosotros y celebrado en Roma del 14 al 16 de diciembre, 2004.

Dicho Congreso, cuyo tema se inspiraba en el Documento de nuestro Dicasterio Erga migrantes caritas Christi, contó con una numerosa participación de agentes de pastoral y célebres artistas de circo y luna park, entre ellos los señores Agustín y Joaquín Maluenda Quezada. A través de sus exhibiciones y testimonios, nos dieron a conocer la situación pastoral de su país; esto se lo agradecemos mucho. Esa situación no es muy distinta, sin embargo, de aquella de otros países o regiones. En realidad, en todas partes se hace siempre más viva la conciencia de que el mundo circense tiene códigos de cultura y tradición dignos de consideración y respeto y, por tanto, exige actitudes de acogida y de escucha. 

De hecho, el mencionado documento Erga migrantes caritas Christi, en el n. 39, habla precisamente de una verdadera y propia “cultura de la acogida”, es decir, que sepa apreciar los valores auténticamente humanos de los demás, más allá de las dificultades que implica la convivencia con quien es distinto de nosotros (cfr. Pastores gregis de Juan Pablo II, n. 69). A esta idea se agrega la del Magisterio Pontificio sobre el derecho de los fieles a la libre integración eclesial y, por tanto, el derecho a la conservación de la propia identidad, también en la expresión de la fe, con una progresiva integración en las estructuras incluso territoriales de la Iglesia local. En dicho documento se recuerda, además, el respeto que se debe a todo individuo y la necesidad de prohibir las discriminaciones que humillan la dignidad de la persona humana.

Por lo que se refiere al tema de la acogida y de la participación en medio de las diferencias, en el ámbito del circo y del espectáculo itinerante, el Documento Final[1]de nuestro encuentro presenta una serie de propuestas pastorales y de recomendaciones, entre las cuales quiero recordar aquí algunas.

Las Iglesias particulares, - se lee en el n. IV - las parroquias, deben convertirse en “casas abiertas para todos”, “parroquias misioneras” al servicio de la fe de las personas, incluso aquellas de paso, circenses, lunaparkistas y trabajadores del espectáculo itinerante.

Sería, pues, deseable, promover para ellos una cultura de acogida en el propio territorio. Se podría pensar, igualmente, en la creación de un ministerio específico, teniendo en cuenta también el diaconado y los “ministerios laicales” en la línea de la misión.

En fin, quisiera recordar, en esta circunstancia, el deseo del Siervo de Dios Juan Pablo II, de que el mundo del circo y del espectáculo itinerante se transforme en un laboratorio de frontera en lo que concierne a las grandes temáticas de la pastoral, del ecumenismo y del encuentro con los miembros de otras religiones, así como del compromiso común para construir una fraternidad universal[2].

Para terminar, quisiera llamar la atención de Ustedes sobre un documento reciente de este Pontificio Consejo, es decir, las Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos[3], dirigido igualmente a todos los nómadas. Su objetivo es orientar la solicitud de la Iglesia hacia ellos, para proporcionarles una pastoral que tenga en cuenta su cultura e identidad. Las Iglesias locales pueden encontrar en él, por lo tanto, elementos de inspiración para un ministerio destinado también a otras categorías de itinerantes. Por eso deseo vivamente que las comunidades de los circenses también lo encuentren de algún interés para ellas.

Al encomendar su encuentro a María, Sedes Sapientiae, imploro mediante su intercesión la plenitud de gracias y la abundancia de la luz celestial para cada uno de Ustedes y para su compromiso. 

¡Que el Señor los bendiga! 

 

Arzobispo Agostino MARCHETTO

Secretario del Pontificio Consejo 

para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes

 


 


[1] Cfr. Documento Final del VII Congreso Internacional para la Pastoral de los Circenses y Lunaparkistas, in http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/migrants/pom2006_100suppl/rc_pc_ migrants_pom100-suppl_index.html
[2] Juan Pablo II, Discurso a los Participantes en el VII Congreso Internacional para la Pastoral de los Circenses y Feriantes, Vaticano, 16 de diciembre, 2004: L’Osservatore Romano, 17 de diciembre, 2004, p. 8.
[3]Cfr. Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos, in: www.vatican.va/roma_curia/ pontifical_councils/ migrants/documents_rc_pc_migrants_doc_20051208_ orientamenti-zingari_sp.html

 

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