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 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move

N° 110 (Suppl.), August 2009

 

 

 

Oportunidades de agregación gitana con fines educativos, profesionales y políticos: colaboración entre las instituciones eclesiales y civiles

 

 

Sr. Mª Belén Carreras Maya

Misionera Idente

España

 

(Reflexiones sobre los Documentos “La Iglesia de España y los gitanos” de la Conferencia Episcopal Española y de “Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos” del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes desde la situación de los gitanos en España)

Comienzo con un texto del documento de Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos: “La sociedad contemporánea exige cada vez más la necesidad de una instrucción, de una cualificación profesional y de una iniciativa y responsabilidad personal, como condiciones indispensables para acceder a una calidad de vida, por lo menos digna. Son valores que deberán ser apreciados y fomentados, especialmente por los padres de familia. Gran parte de la población gitana, en efecto, carga todavía con una herencia en la que falta esta convicción, también como consecuencia del aislamiento”. (n.41)

Ciertamente, todavía falta esa convicción en la población gitana. En España aunque es prácticamente total la escolarización de los niños gitanos desde hace varias décadas, aún hoy existe mucho absentismo escolar, poquísimos terminan los estudios medios y mucho menos la Universidad.

Las razones fundamentales de este desinterés por la educación se puede deber principalmente a la desmotivación que provoca vivir en un ambiente familiar en el que no se da valor a la escuela, no son conscientes de la importancia que tiene para sus hijos la adquisición de una formación académica. Generalmente ellos tampoco asistieron a la escuela con asiduidad, pero el motivo era distinto, o tenían que ocuparse de los hermanos pequeños, o estaban todo el día de aquí para allá por la vida itinerante de sus padres, pero hoy no es así, los  niños gitanos tienen la posibilidad de ir a la escuela pero necesitan modelos de referencia en su familia. También el no considerar importante que los niños adquieran una disciplina, un orden, hace que tampoco adquieran un hábito de estudio con lo que la desmotivación por la escuela se hace mayor. Seguir unas normas es difícil cuando estás acostumbrado a vivir en la espontaneidad de la vida y existe una percepción en considerar que las acciones buenas o malas surgen del corazón y que es más cuestión de sentimiento que de educación. Esto provoca, por ejemplo, que algunos niños asistan al colegio voluntariamente de acuerdo a sus preferencias (recuerdo en un instituto en el que yo daba clase, que una madre le pedía al director que fuera la asistenta social a su casa a obligar a su hijo a que asistiese al colegio, porque a ella ya no le hacía caso), en realidad lo que ocurría es que se le había acostumbrado a que fuera a la escuela cuando le apeteciera. Tenemos que descubrir que la responsabilidad no es contraria a la libertad que tanto amamos los gitanos, y nos hace hombres y mujeres de provecho.

La promoción humana de un pueblo empieza por su educación, una educación en todas sus dimensiones, intelectual, afectiva, moral y espiritual. Urge la necesidad de experimentar actuaciones creativas concretas con el fin de ayudar a esta formación. Por ejemplo las Escuelas de padres (que cada vez más se están dando a nivel general en España), y las Escuelas de formación en valores cristianos para niños y jóvenes gitanos puede ser una alternativa. Estas Escuelas, dirigidas por los agentes de pastoral gitana en colaboración con educadores cristianos y los propios gitanos, podían ser lugares de encuentro, participación, diálogo, creando un clima distendido, de confianza, convivencia, donde la persona se sienta a gusto. Teniendo cuidado en que no se conviertan en lugares donde se impartan una serie de charlas que resulten abstractas e incomprensibles o que suenen con tono acusador.

Como también menciona el documento, un mayor contacto con el mundo payo ha contribuido a un progresivo dominio de los nuevos medios técnicos de la sociedad contemporánea, por ejemplo, el transporte motorizado, la televisión,  la informática, etc. Creo que consecuentemente también con los aspectos negativos que este progreso conlleva. Muchas veces atraídos por estos avances nos hemos contagiado de los falsos valores que se ofrecen: el materialismo, el individualismo, el egoísmo imperante de este mundo, ejerciendo sobre la cultura gitana un retroceso hacia sus raíces más ancestrales pero con el detonante de la pérdida de los valores tradicionales. Además de que esto supone un  despilfarro económico para familias que generalmente son muy pobres y tienen otras prioridades más urgentes. (Es fácil observar que en barriadas humildes de gitanos todas las casas o chabolas tienen antenas parabólicas y sin embargo carecen de bienes de primera necesidad, como disponer de agua caliente, etc.). El gitano valora tanto aquello que le pueda producir un sentimiento de alegría, de sorpresa, de admiración, que cualquier otra cosa por muy necesaria que sea es secundaria. En realidad somos muy espirituales y lo que necesitamos es que esa espiritualidad innata esté bien dirigida.   

Respecto a la promoción humana siguiendo diciendo el documento: La situación de marginalidad de los gitanos no puede llevar a considerarlos en la categoría exclusiva de asistidos. Las circunstancias pueden aconsejar muchas veces un asistencialismo adecuado, pero la promoción auténtica debe ir mucho más allá. Creo que una auténtica promoción humana sólo es posible desde una educación que tenga como base los valores cristianos, pues no hay mayor promoción de la persona que la que le da el cristianismo, reconociéndonos como hijos de Dios. Este reconocimiento nos da la máxima dignidad posible que se le puede dar a un ser humano y como tal nos otorga los máximos derechos alcanzables. 

La sociedad tiene claro que los gitanos debemos integrarnos en ella, sin embargo los gitanos no sé si lo tenemos tan claro. Es cierto que  hay costumbres de vida que tenemos que dejar porque lo que nos hacen es aislarnos de la civilización. Los gitanos españoles estamos perdiendo cada vez más este tipo de costumbres, sabemos que no se puede acceder a determinados empleos llevando una vestimenta totalmente fuera de moda, o preferir no ir al colegio o perder un empleo antes de cambiar nuestros hábitos, pero no por ello hemos perdido nuestra propia identidad. Porque ¿qué es ser gitano? Para mí no es sólo tener una cultura de origen distinta a la del país que vives, la que llamamos cultura paya. Lo que realmente nos identifica son nuestros valores. El vínculo familiar que vivimos desde pequeños es tan fuerte que constituye nuestra forma de ser. Aunque la vida vaya evolucionando y tengamos que ir adaptándonos a los cambios, es posible permanecer siempre fiel a nuestros valores, pues todo lo que viene de Dios permanece para siempre.

El documento también marca la importancia que el asociacionismo gitano adquiere como útil interlocutor para trazar planes de desarrollo. En España este asociacionismo se dio por iniciativa de la Iglesia dentro de la Pastoral Gitana, por la década de los años 60. En la actualidad está desligado de ésta y ha pasado a formar parte de organismos dependientes del Estado. Se están obteniendo buenos resultados en el ámbito de la formación y el empleo, aunque queda mucho por mejorar. Cuando la promoción humana queda exclusivamente en manos del Estado, la labor social se reduce a la administración de unos recursos a través de una serie de trámites burocráticos, en los que si cumples unos determinados requisitos, te conceden tal subvención o curso de formación por el hecho sin más de ser gitano. Creo que la promoción humana es mucho más que eso, es una labor más compleja. Se trata de acompañar a la persona en sus dificultades, lo que significa dialogar, comprender, ponerse en el lugar del otro, y para ayudar al otro primero hay que conocerlo y amarlo tal y como es, como sabemos cada persona es única y singular.

Necesitamos maestros al estilo de Jesucristo, no desde la teoría sino desde la vivencia, como Él que dio su vida por la humanidad. Esta es la forma de enseñar a la que estamos llamados los cristianos. Difícilmente motivas a un alumno gitano a que estudie por alcanzar buenas notas, o por tener un futuro el día de mañana, si no le das confianza. En realidad, es una relación de amistad.

Una religiosa de un colegio de un barrio gitano de Granada me contaba que uno de sus alumnos gitanos, quedándole sólo las matemáticas pendientes de aprobar para conseguir el título de graduado escolar, dejó de ir al colegio. Ella decidió ir a su casa y levantándolo de la cama lo convenció para que se presentara al examen, él se presentó y aprobó, y ahora está trabajando y se siente muy agradecido por la ayuda de esta religiosa. Esto significa el acompañamiento.

Es necesario que exista una colaboración eclesial con estas asociaciones, participando conjuntamente en estos proyectos de promoción humana,  hay que entrar en diálogo adquiriendo su mismo lenguaje. La Iglesia especialista en humanidad y defensora implacable de la persona, debe estar ahí, en los cauces de ayuda a  los más necesitados  aportando la gran riqueza que tiene del Evangelio.

Respecto a la promoción profesional de los gitanos, el documento de Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos menciona cómo la transformación técnico-industrial de la sociedad ha dejado poco espacio económico y ha obligado a los gitanos a abandonar sus oficios tradicionales, hoy obsoletos, y a buscar medios de subsistencia en otras actividades, ocasionando incluso la dedicación en actividades que quedan al límite de la legalidad o algunas fuera de ellas. Este hecho dado a nivel mundial, en el caso de España ha provocado que la gran mayoría de gitanos abandonen también sus profesiones tradicionales, la artesanía con caña y mimbre, la cría de animales, la fragua, el flamenco, y se dediquen la gran mayoría a la venta ambulante en mercados cercanos a sus lugares de residencia, o bien creando  pequeños negocios, lo que ha producido un aumento considerable de su nivel de vida. Sin embargo, la venta ambulante, espectáculos flamencos, o trabajos de temporada, son  actividades muy cíclicas, dependientes de la coyuntura económica, del turismo, del clima,  de las normas del lugar, etc. Lo que hace que su economía sea también muy inestable.

Pero estas mismas dificultades quizás son las que más les han potenciado a adquirir unas cualidades peculiares que nos han capacitado para desarrollar muy bien determinadas profesiones, desde las que se puede aportar un gran servicio a la sociedad. El desarrollo del ingenio para salir adelante, el tener una especial sensibilidad, el ser autodidactas, ha permitido adquirir una visión de empresa que ha hecho posible poner en marcha iniciativas empresariales muy satisfactorias.

Cabe señalar que la mujer gitana tiene un papel fundamental como agente de cambio. Siendo “mujer para todo”, se ocupa de la casa, de cuidar a los hijos, trabajar fuera, ha sido pionera de la mujer de hoy. Somos las primeras en acceder a los estudios universitarios y consecuentemente al mundo laboral. Sin embargo es muy importante el respaldo de  la familia, sino esto se hace casi imposible. 

Igualmente la voz del gitano debe hacerse oír en los Parlamentos, aportando su visión del mundo, menos materialista y más humana. Como dice dicho documento: “el sistema de valores gitanos es una manera diferente de enfrentarse al mundo, otra forma de vivir. Si se trabaja es para vivir, no teniendo sentido vivir para trabajar, si se vive es porque se pertenece a una familia y si se forma parte de una familia es para perpetuar la vida de la misma.”

Muchas veces existe en nuestras sociedades lo que se dice “demasiada mentalidad de funcionario”,  las personas  por el miedo al futuro no quieren realizar ninguna iniciativa que les suponga un riesgo, olvidándose que nuestra vida está en manos de la Providencia. Los gitanos tenemos experiencia cierta de ella.

Termino con las palabras de Juan Pablo II en su Encíclica sobre la permanente validez del mandato misionero Redemptoris Missio, citadas en las Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos: “No hay que olvidar que «el desarrollo de un pueblo no deriva en primer lugar, ni del dinero, ni de las ayudas materiales, ni de las estructuras técnicas, sino más bien de la formación de las conciencias, de la madurez de la mentalidad y de las costumbres. El hombre es el protagonista del desarrollo, no el dinero ni la técnica» (RM, n.58)” (n. 56).  

 

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