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  INTERVENCIÓN DE MONS. PIERO MONNI
EN LA 70 SESIÓN DEL CONSEJO EJECUTIVO
DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL TURISMO

Madrid
Miércoles 4 de junio de 2003

 

Me siento complacido en tomar parte en esta septuagésima sesión del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo.

El desarrollo de la actividad turística requiere, hoy día, una mayor claridad institucional y programática, necesaria para articular políticas de largo alcance con las infraestructuras de base adecuadas. Se constata, en efecto, el deseo de los particulares por un mayor incremento de la calidad de los servicios y de las estructuras de acogida.

A este respecto, resulta impensable que la globalización contemple el solo aspecto económico y no vaya acompañada de una mundialización de la solidariedad. Y precisamente bajo este aspecto, es deseable la transformación de la Organización Mundial del turismo en Institución Especializada de la ONU.

A raíz de la crisis de los sistemas políticos de la democracia liberal, con sus elementos típicos históricamente representados por las leyes, la tradición y las instituciones, se está pasando – en el campo político – a la consolidación de combinaciones nuevas, en las que parecen desempeñar un papel determinante la riqueza y los medios de comunicación. Son éstos los factores que influyen en la mentalidad contemporánea y se reflejan en el complejo mundo del turismo.

En estas circunstancias, el fenómeno turístico no ocupa nunca el lugar prioritario en las opciones expresadas por los ciudadanos, pero se hace objeto de planificación política, tras la resolución de otras problemáticas institucionales consideradas prioritarias.

Esas incertidumbres estructurales y la formación de nuevos mecanismos de poder influyen negativamente en la industria turística.

La deseada capacidad de planificación a largo plazo, podría dar estabilidad a un sector que se resiente, más que ningún otro, de los acontecimientos excepcionales y trágicos de relieve internacional. El último, dramático ejemplo, lo tenemos en la SARS, la "pulmonía atípica" que, ocasionando un bloqueo casi total de los flujos de viajeros en el ámbito internacional, ha causado la actual crisis, no sólo en el mercado turístico asiático.

La programación de políticas específicas y finalizadas, unidas a una constante atención a la "calidad" y a la "excelencia" en el turismo, son los instrumentos que van a dotar de continuidad un desarrollo armónico del sector. En este sentido, resulta evidente la exigencia de un siempre mayor crecimiento profesional de los operadores y de los dirigentes turísticos. Las instancias educativas, presentes en el turismo, deberían representar siempre más un ámbito esencial y fundamental de todo el programa operativo mencionado. A ello deberá unirse la necesaria voluntad política resuelta a alcanzar estos objetivos. Se podrían definir, así, las bases sobre que construir un turismo capaz de representar un apoyo económico y cultural, con amplias miras de libertad y de paz para cada una de las naciones. En el turismo, por tanto, se hace evidente aquella verdad fundamental, que debería orientar toda la actividad económica, y que Juan Pablo II ha sintetizado con claridad, al decir: el turismo es un servicio precioso a la paz.

Gracias por su atención.

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