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CARTA DEL CARDENAL TARCISIO BERTONE
EN NOMBRE DEL SANTO PADRE
A SU ALTEZA EL PRÍNCIPE GHAZI BIN MUHAMMAD BIN TALAL
PRESIDENTE DE INSTITUTO AAL AL-BAYT
PARA EL PENSAMIENTO ISLÁMICO

 

Su Alteza real: 

El 13 de octubre de 2007 ciento treinta y ocho líderes religiosos musulmanes, entre los cuales figura usted, firmaron una carta abierta dirigida a Su Santidad el Papa Benedicto XVI y a otros líderes cristianos. Usted tuvo la amabilidad de presentarla al obispo Salim Sayegh, vicario del Patriarca latino de Jerusalén en Jordania, con la petición de que se la enviara a Su Santidad.

El Papa me ha pedido que le exprese su gratitud a usted, Alteza, y a todos los que firmaron la carta. Además, desea manifestar su profundo aprecio por este gesto, por el espíritu positivo que inspiró el texto y por el llamamiento a un compromiso común en la promoción de la paz en el mundo.

Sin ignorar o minimizar nuestras diferencias de cristianos y musulmanes, podemos y, por tanto, debemos centrar nuestra atención en lo que nos une, es decir, la fe en el único Dios, creador providente y juez universal que, al fin de los tiempos, juzgará a cada persona según sus actos. Todos estamos llamados a comprometernos totalmente con él y obedecer a su santísima voluntad.
Teniendo presente el contenido de su encíclica Deus caritas est ("Dios es amor"), Su Santidad se ha sentido particularmente impresionado por la atención prestada en la carta al doble mandamiento del amor a Dios y al prójimo. Como usted sabe, al comienzo de su pontificado, el Papa Benedicto XVI afirmó:  "Estoy profundamente convencido de que hemos de afirmar, sin ceder a las presiones negativas del entorno, los valores del respeto recíproco, de la solidaridad y de la paz. La vida de cada ser humano es sagrada, tanto para los cristianos como para los musulmanes. Tenemos un gran campo de acción en el que hemos de sentirnos unidos al servicio de los valores morales fundamentales" (Discurso a los representantes de algunas comunidades musulmanas, Colonia, Alemania, 20 de agosto de 2005:  L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 26 de agosto de 2005, p. 9). Este terreno común nos permite basar el diálogo en el respeto efectivo de la dignidad de toda persona humana, en el conocimiento objetivo de la religión del otro, en la comunión de la experiencia religiosa y, por último, en el compromiso común de promover el respeto y la aceptación mutua entre los jóvenes.

El Papa confía en que, una vez logrado esto, sea posible cooperar de modo productivo en las áreas de la cultura y la sociedad, y en la promoción de la justicia y la paz en la sociedad y en todo el mundo.

Alentando su loable iniciativa, me complace comunicarle que Su Santidad de buen grado desea recibirlo a usted, Alteza, y a un grupo reducido de los firmantes de la carta abierta, elegidos por usted. Al mismo tiempo, podría organizarse un encuentro de trabajo entre vuestra delegación y el Consejo pontificio para el diálogo interreligioso, con la cooperación de algunos Institutos pontificios especializados, como el Instituto pontificio para estudios árabes e islámicos y la Pontificia Universidad Gregoriana. Si usted acepta esta propuesta, los detalles de esos encuentros se podrán concretar posteriormente.

Aprovecho la ocasión para renovarle, Alteza, la seguridad de mi más elevada consideración.

Vaticano, 19 de noviembre de 2007

Cardenal Tarcisio BERTONE, s.d.b.
Secretario de Estado

 
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