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EL CARDENAL BERTONE FELICITA
AL PAPA BENEDICTO XVI
EN SU TERCER ANIVERSARIO DE PONTIFICADO

Catedral de San Patricio, Nueva York
Sábado 19 de abril de 2008

 

Santo Padre: 

Al finalizar esta afectuosa y vibrante celebración eucarística sentimos profundamente el impulso de revivir la memoria de un significativo acontecimiento:  como todos sabemos, hoy es el tercer aniversario de su elección como supremo Pastor de la Iglesia católica.

En nombre de todo el Colegio cardenalicio, y en nombre de los obispos, los sacerdotes, las religiosas, los religiosos y los laicos de todo el mundo, le expreso nuestro agradecimiento por el "sí" pronto y generoso que dio inicio a un nuevo pontificado.

Usted, Santo Padre, ya ha puesto en nuestras manos tres dones de inestimable valor:  la encíclica Deus caritas est, la meditación sobre Jesús de Nazaret y la encíclica Spe salvi.

También su viaje pastoral a esta tierra, impregnada de fuerte religiosidad y santidad, tiene como tema dominante:  "Cristo, nuestra esperanza".

En su intención de reconstruir con armonía la inteligencia cristiana de la fe, Su  Santidad  ha  asumido decididamente la tarea más importante del Papa:  manifestar  el  juicio que separa lo verdadero  de  lo  falso,  en  una  apasionada proclamación de la verdad y del bien.

Su primera encíclica aclaraba la relación entre las diversas formas del amor humano y la virtud teologal de la caridad. La segunda explicaba la complicada relación que existe entre las esperanzas legítimas o ilusorias que el hombre moderno alberga, y la virtud sobrenatural de la esperanza, "la gran esperanza" en la que tienen su fundamento y sin la cual estas no bastan.

Con su libro Jesús de Nazaret ha hecho resplandecer la luz de Cristo ante los hombres y las mujeres de hoy. Así ha cumplido la recomendación de san Pedro, el primer Papa:  "Crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo".

Santo Padre, gracias por su magisterio, por su ternura de Padre universal y por su oración de sumo sacerdote.

Le manifestamos con gran alegría nuestro amor filial, nuestra completa fidelidad, nuestra oración y nuestros mejores deseos:  Ad multos annos!

 

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