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VIAJE A CHILE DEL CARDENAL SECRETARIO DE ESTADO
(5 – 15 ABRIL 2010)

PALABRAS DEL CARD. TARCISIO BERTONE
A LOS PERIODISTAS A SU LLEGADA A SANTIAGO DE CHILE


Martes 6 de abril de 2010

 

Queridos amigos de los medios de comunicación social:

Buenos días, y muchas gracias por estar aquí. Vaya para todos Ustedes mi saludo más cordial.

He acogido con mucho gusto la invitación del Gobierno y de los Obispos para venir a Chile.

Su Santidad Benedicto XVI me ha confiado el encargo de transmitir su estima y afecto a las comunidades diocesanas y a sus pastores, al pueblo chileno y a sus autoridades. El Papa, desde el primer momento, ha seguido con especial cercanía los trágicos acontecimientos que ha vivido esta noble Nación con motivo del reciente terremoto que ha golpeado duramente gran parte de su territorio. El Santo Padre desea hacer llegar a todos los chilenos su solidaridad, a la vez que pide a Dios especialmente por los fallecidos, los heridos y todos los que han padecido los terribles daños provocados por esa catástrofe.

Los encuentros más significativos de mi viaje serán, con la ayuda del Señor, la Santa Misa con los Obispos de Chile en la Catedral Metropolitana de Santiago, en la tarde del domingo 11 de abril, y una conferencia al día siguiente en la Pontificia Universidad Católica de Chile, sobre la acción eclesial en la sociedad chilena de los últimos dos siglos, con algunas notas históricas sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado.

Durante la solemne liturgia eucarística en Santiago, en nombre del Sucesor de San Pedro, haré entrega al Episcopado chileno de una imagen de Nuestra Señora del Carmen, Reina y Patrona de Chile, como regalo de Su Santidad a la Nación, y daré gracias a Dios por el Evangelio de Chile, una espléndida iniciativa en la que han brindado su valiosa aportación muchas personas, y en la que el mismo Papa ha querido estar presente escribiendo el primer versículo. Se desea, de este modo, dar un decisivo impulso a la Misión continental que se está llevando a cabo en este País —y que fue promovida por la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en el año 2007, en Aparecida, Brasil—, y unir a todos los hijos de esta bendita tierra en torno a la palabra de Dios, para que, bajo el amparo materno de María, la escuchen, mediten y pongan en práctica, de forma que sean cada vez más los discípulos y misioneros de Cristo.

Con la peregrinación a los santuarios de Santa Teresa de los Andes y de San Alberto Hurtado, invocaremos juntos la intercesión de los dos santos chilenos, para que la Iglesia en Chile, como signo e instrumento del amor de Cristo, ayude a todos a caminar siempre en la concordia, la paz y la solidaridad, en particular en estos momentos tan cruciales de su historia.

Iré también a Punta Arenas para conocer los lugares donde los discípulos de San Juan Bosco llegaron hace ya más de un siglo, y para compartir los resultados del trabajo de evangelización y de promoción social que están impulsando, así como sus proyectos para el futuro.

En el viaje de regreso a Santiago, haré una parada en Concepción, ciudad que ha sufrido especialmente el sismo y sus devastadoras consecuencias, pidiendo al Señor que, con su auxilio, pronto se pueda reconstruir todo lo destruido, y animando a todos a superar esta dura prueba. El Papa Benedicto XVI ha rezado mucho por esta intención y ha exhortado a los Gobiernos y a las Instituciones internacionales a que ayuden a todos, de modo particular a cuantos lloran la pérdida de sus seres queridos, así como de sus casas y bienes más preciados.

Antes de regresar a Roma, presidiré una Misa de acción de gracias por el centenario del Ordinariato Castrense de Chile en el Templo votivo de Maipú, en donde se venera con devoción y confianza a la Santísima Virgen María, en su advocación del Carmen, como Madre y Patrona de Chile.

En estos días de mi estancia en esta amada Nación que, como otros queridos Países latinoamericanos, celebra este año el bicentenario de su independencia, tendré un ferviente recuerdo en mi oración por todos los chilenos, a quienes transmito la Bendición Apostólica del Sumo Pontífice, prenda de copiosos dones celestiales.

Muchas gracias.

 

 

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