CARTA DEL CARDENAL AGOSTINO
CASAROLI EN NOMBRE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II AL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA
DEL SAGRADO CORAZÓN CON OCASIÓN DE LA JORNADA
DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA
Muy distinguido profesor:
Le llegó al Santo Padre la amable carta en que usted, al acercarse la "Jornada
de la Universidad Católica del Sagrado Corazón", fijada para el 3 del próximo
mes de mayo, III domingo de Pascua, le comunicaba el tema "1921-1981, sesenta
años de fidelidad a una idea", hacia el que se desea atraer la atención de los
católicos italianos para que sostengan con renovado empeño de oración y
generosidad el Ateneo que surgió y tuvo vida gracias al noble esfuerzo del p.
Agostino Gemelli, del profesor Ludovico Necchi y de otros pioneros del
Movimiento católico no olvidados, que lo entregaron luego a las generaciones
siguientes como herencia ideal par dar testimonio cristiano en el campo de la
cultura.
La fecha feliz del 60 aniversario de fundación, brinda al Sumo Pontífice ocasión
particular para manifestar su complacencia en primer lugar por cuanto ha llevado
a cabo con entrega y sacrificio el Instituto en estos años en el campo
específico de la investigación científica seria y en la preparación profesional
calificada de generaciones y generaciones .de .alumnos que han ido pasando 'por
él. Merece especial mención el que aun en medio de las dificultades planteadas
por el cambio profundo de las condiciones ambientales de la vida social y
cultural, la Universidad ha dado testimonio en estos sesenta años de voluntad
sufrida y eficaz a un tiempo, por mantenerse fiel a su tradición, cuyo objetivo
es efectuar una síntesis eficiente de pensamiento y acción, cultura y vida,
ciencia y fe.
Pero el Vicario de Cristo desea que de esta fecha se reciba estímulo para que la
acción del glorioso Ateneo se extienda hasta ser cada vez más, fermento vital
del corazón de la sociedad italiana, de modo que ofrezca un punto de referencia
capaz de, iluminar las mentes y encaminar las conciencias a opciones
responsables sobre problemas actuales y delicados que comprometen al cristiano
en su identidad más honda.
A tal fin desea que los profesores, cuya dedicación generosa es bien conocida,
asuman crecientemente la misión de dedicarse a fondo a la investigación según
los métodos propios de cada ciencia, y se ofrezcan como guías de competencia y
seriedad científica. En el trabajo de investigación se detendrán con respeto y
admiración ante cada rastro de la obra magnífica del Creador, sacando luz de la
verdad eterna propuesta continuamente por el Magisterio viviente de la Iglesia,
conscientes de que las fuerzas de la razón humana, insuficientes para
esclarecer la oscuridad, con frecuencia necesitan la ayuda de lo alto. Además,
no dejarán de comunicar a los jóvenes alumnos este sentido religioso de la
tensión intelectual, dándoles ejemplo de una fe que se robustece a través de la
investigación y se encarna en la práctica de la vida. En una palabra, serán'
plenamente conscientes de la entrega. de energías generosa y total, que les
exige su misión de profesores de una Universidad Católica.
Desea asimismo el Santo Padre que a su vez reconozcan los estudiantes la
responsabilidad que les corresponde por el hecho mismo de pertenecer a una
Universidad Católica; y se esfuercen en consecuencia por dedicarse con todo
empeño y seriedad a su formación, recordando siempre que la oración y la vida cristiana son fuerza insustituible para
elevarse hasta Dios mediante el estudio. A este propósito ha proporcionado
satisfacción saber que se van consolidando en la Universidad, gracias al celo de
los consiliarios eclesiásticos y a la acción de grupos calificados de
estudiantes, programas intensos y consoladores de oración incluso con
celebraciones litúrgicas muy cuidadas.
Su Santidad quiere hacer un llamamiento cordial a todos loe miembros de la
comunidad eclesial italiana para que reiteren una vez más, como en los 60 años
pasados, su adhesión a los objetivos del Ateneo y le ayuden generosamente
en sus necesidades. El Papa. no teme solicitar ayuda pues cree firmemente en la
nobleza de la causa. Sientan todos como propia esta causa y esfuércense por
prestarle aportaciones. En primer lugar con la oración para implorar la ayuda del Espíritu Santo a la mente y voluntad de cuantos quieren
adquirir sabiduría; después, con la ayuda material que proporcione a la
Universidad los medios adecuados para subsistir en momentos en que la necesidad
se hace cada vez más grave, a causa del aumento de los costos de organización,
dirección y renovación constante.
Con estos deseos y sentimientos el Sumo Pontífice imparte muy de corazón una
bendición apostólica especial en prenda y deseo de gracias elegidas del cielo, a
usted, señor rector, a todos los miembros que a título vario forman la amada
Universidad Católica, y a todos sus beneméritos bienhechores.
A la vez que incluyo en ésta el donativo con que el Santo Padre desea mostrar
prácticamente su participación personal en la "Jornada", aprovecho gustoso la
ocasión para reiterarme de usted afectísimo en el Señor.
Cardenal Agostino CASAROLI
Secretarío de Estado
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