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CARTA DEL CARD AGOSTINO CASAROLI,
EN NOMBRE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II,
A MONS.  PAUL POUPARD RECTOR DEL INSTITUTO CATÓLICO
DE PARÍS, CON MOTIVO DEL CENTENARIO DEL NACIMIENTO
 DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN

 

Monseñor:

La comunidad científica internacional y, más ampliamente, todo el mundo intelectual. se disponen a celebrar el centenario del nacimiento del padre Pierre Teilhard de Chardin. El eco impresionante de sus investigaciones, unido a la irradiación de su personalidad y a la riqueza de su pensamiento, han marcado nuestra ¿poca de modo particular.

A su fuerte intuición poética del hondo valor de la naturaleza, a su percepción aguda del dinamismo de la creación y a su visión amplia del futuro del mundo, se unía en él un fervor religioso innegable.

Asimismo su voluntad tenaz de diálogo con la ciencia de su tiempo y su intrépido optimismo ante la evolución del mundo, dieron a sus intuiciones una repercusión considerable a través del brillo de las palabras y de la magia de las imágenes.

Esta síntesis de expresión, lírica muchas veces y penetrada de la pasión por lo universal, orientada toda ella al porvenir, habrá contribuido a devolver el gusto de la esperanza a hombres atenazados por la duda. Pero al mismo tiempo, la complejidad de los temas abordados y la variedad de modos de afrontarlos, no han dejado de plantear dificultades y dan justo motivo para un estudio crítico y sereno —tanto a nivel científico como filosófico y teológico— de esta obra fuera de lo común.

Nadie duda de que la conmemoración del centenario en el Instituto Católico de París y en el Museo de Historia Natural, en la UNESCO y en Notre Dame de París, han de ser ocasión de confrontación estimulante bajo este punto de vista por medio de la debida distinción metodológica de niveles, en beneficio de una investigación epistemológica rigurosa.

No hay duda de que, por encima de las dificultades de los conceptos y de las deficiencias de la expresión de este audaz intento de síntesis, nuestro tiempo conservará el testimonio de un hombre aferrado por Cristo en lo profundo de su ser y que se afanó por rendir homenaje a la fe y a la razón al mismo tiempo, respondiendo como anticipadamente a la llamada de Juan Pablo II: "¡No temáis! Abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, los extensos campos de la cultura, de la civilización y del desarrollo".

Me complazco, monseñor, en enviarle en nombre del Santo Padre este mensaje para todos los participantes en el coloquio que usted preside en el Instituto Católico de París en homenaje al padre Teilhard de Chardin; y me reitero de usted afectísimo.

El Vaticano, 12 de mayo de 1981.

Cardenal Agostino CASAROLI
Secretario de Estado

 

 

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