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XVIII RIUNIONE DEL COMITATO TECNICO DI
PROGRAMMAZIONE E COORDINAZIONE DELL'OMT

INTERVENTO DI MONS. PIERO MONNI*

Madrid, 13 aprile 1999




Come Osservatore Permanente della Santa Sede presso l’O.M.T. , sono onorato di prendere parte al XVIII incontro del Comitato Tecnico per la Programmazione e il Coordinamento dell’O.M.T. I temi, particolarmente importanti e interessanti, sollecitano alcune riflessioni.

Da tempo, in molte sedi internazionali, si discute il problema dell’impatto ambientale, sociale e culturale del turismo. La Chiesa, in merito, auspica che i valori umani e cristiani, non siano compromessi dal turismo contemporaneo, non sempre rispettoso del creato, dei diritti e dei valori spirituali dell’uomo.

Quando si affronta il problema del rispetto ambientale, si dovrebbe cercare di affrontare questo tema a 360 gradi. In ambito turistico occorre considerare il problema ambiente in tutte le sue forme: è possibile fare una distinzione tra ambiente fisico, “ambiente” socioculturale e “ambiente” economico.

Il primo ambito, comprende i problemi connessi all’ecosistema; il secondo riguarda le problematiche connesse alla presenza sulla terra di culture e tradizioni a volte profondamente differenti; il terzo riguarda la necessità di una efficiente e razionale, oltre che equa, gestione delle risorse.

Se si vuole parlare, così, di turismo sostenibile, dovrebbero essere sempre mantenuti fermi alcuni principi di fondo, che si auspica diventino le inderogabili direttrici del lavoro degli operatori di settore. Tali principi sembrerebbero essere :

la SOSTENIBILITÀ ECOLOGICA, che assicura uno sviluppo compatibile con il mantenimento dei processi ecologici essenziali, nonché con il mantenimento delle diversità e delle risorse biologiche.

la SOSTENIBILITÀ SOCIALE E CULTURALE, che mantiene e rafforza le identità delle comunità. Il rispetto di tale principio, garantisce che lo sviluppo sia perfettamente compatibile con le culture e i valori dei popoli che mirino ad un sano progresso.

la SOSTENIBILITÀ ECONOMICA che assicura uno sviluppo economicamente efficiente ed una gestione delle risorse, tale da garantirne la conservazione anche per le generazioni future.
Un turismo responsabile e professionale, non potrà mai prescindere da tali principi.

QUALITÀ DEI SERVIZI E INFRASTRUTTURE

Incessante, deve essere, l’attenzione a questi valori.

Il problema della garanzia della qualità nel turismo è di portata fondamentale, e troppo spesso si registrano, ancora, lacune e deficienze proprio in quest'ambito; tali deficienze sono da far risalire alla purtroppo sempre più indiscussa priorità, riservata al fattore economico.

Fra le molte inadempienze, si segnalano, per i villaggi turistici o altre forme similari, le condizioni igieniche precarie, la carenza o totale assenza dei servizi richiesti (ristorante, strutture sportive e ricreative, nursery, assistenza medica); per gli alberghi, certe carenze generali tra cui, particolarmente frequenti, le stanze anguste e invivibili. Inoltre, a volte è carente la tutela giuridica, sanitaria e religiosa del turista all'estero.

La tendenza ad abbassare le prestazioni offerte è, innanzitutto, un problema per il viaggiatore, ma, non dimentichiamolo, ha sempre anche una ricaduta ambientale fortemente negativa.

Occorre riflettere, pertanto, sulle politiche da adottare per migliorare il settore e sulle regole comportamentali che il mondo del turismo vuole porsi; regole comportamentali che riguardino tanto gli operatori di settore quanto i turisti. In merito, sembrerebbe particolarmente opportuno, incrementare la discussione relativa all’elaborazione del Codice Globale di Etica Turistica.

Il viaggio è un’occasione enorme per la persona, perché gli permette di scoprire le differenze e le peculiarità culturali dell’uomo. E’ auspicabile, pertanto, un impegno comune, affinché tutti possano accedere al turismo e fruire così di una realtà educativa degna in tutto della persona umana, che deve trovare in esso la possibilità di un cammino di perfezionamento fisico e spirituale.




*Document de la Mission Permanente du Saint-Siège auprès de l'Organisation Mondiale du Tourisme, Rome.


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XVIII RIUNIONE DEL COMITATO TECNICO DI
PROGRAMMAZIONE E COORDINAZIONE DELL'OMT

INTERVENTO DI MONS. PIERO MONNI**

Madrid, 13 aprile 1999

 

 

Como Observador Permanente de la Santa Sede ante la Organización Mundial del Turismo, me congratulo en tomar parte en el 18° encuentro del Comité Técnico de Programación y Coordinación de la O.M.T. Los temas a tratar, ciertamente importantes e interesantes, invitan a algunas reflexiones.

Hace tiempo ya que en diversos foros internacionales se debate sobre el problema del impacto ambiental, social y cultural de la actividad turística. En este sentido, la Iglesia apuesta porque los valores humanos y cristianos no sean puestos en entredicho por el turismo contemporáneo, a menudo poco respetuoso con la creación, con los derechos del hombre y con sus valores espirituales.

Al afrontar el problema del respecto al medio ambiente, debería intentarse tratar el tema en un horizonte de 360 grados. En el ámbito turístico el problema del medio ambiente debe ser considerado en todos sus aspectos. En este sentido puede hacerse una distinción entre ambiente físico, "ambiente" sociocultural y "ambiente" económico.

El primero abarca los problemas relacionados con el ecosistema; el segundo se refiere a la problemática relacionada con la presencia en el mundo de culturas y tradiciones a menudo profundamente diferenciadas; el tercero apunta la necesidad de una gestión de los recursos que sea eficiente y racional, además de justa.

Para hablar, por tanto, de turismo sostenible, deberían mantenerse siempre constantes algunos principios de fondo, los cuales, es de esperar, se conviertan en directrices irrenunciables del trabajo de los agentes del sector. Estos principios podrían ser así enunciados:
la SOSTENIBILIDAD ECOLÓGICA, que asegura un desarrollo compatible con el mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales, así como con el mantenimiento de la diversidad y de los recursos biológicos.
la SOSTENIBILIDAD SOCIAL Y CULTURAL, que mantiene y consolida la identidad de las comunidades. Con el respeto de este principio se garantiza que el desarrollo sea perfectamente compatible con las culturas y los valores de los pueblos que tienden a un progreso saludable.
La SOSTENIBILIDAD ECONÓMICA que asegura un desarrollo económicamente eficaz y una gestión de los recursos tal, que pueda garantizar su conservación en vistas a las generaciones futuras.;

Un turismo responsable y profesional no podrá prescindir nunca de estos principios.

CUALIDAD DE LOS SERVICIOS Y DE LAS INFRAESTRUCTURAS

La atención a estos valores deberá ser incesante.

El problema de la garantía de la cualidad en el turismo es de fundamental relevancia y con demasiada frecuencia se constatan aún lagunas y deficiencias precisamente en este campo. Se trata de deficiencias cuya raíz puede remontarse a la prioridad del factor económico, cada vez menos sometida a discusión.

Entre las muchas carencias, pueden mencionarse, en el caso de los complejos turísticos o instalaciones similares, la precariedad de los servicios higiénicos, la deficiencia o total ausencia de servicios requeridos (restaurantes, instalaciones deportivas y recreativas, nursery, asistencia médica). En el caso de los hoteles, pueden señalarse carencias de carácter general, entre las que sobresale, por su frecuencia, la oferta de habitaciones pequeñas e inhabitables. Mencionemos, además, la deficiente tutela jurídica, sanitaria y religiosa del turista en el extranjero.

La tendencia a reducir los servicios ofrecidos es, ante todo, un problema para el viajero, pero, no debemos olvidarlo, tiene siempre una repercusión fuertemente negativa en el ambiente.

Hay que reflexionar, por tanto, sobre las políticas a adoptar para mejorar el sector y sobre las reglas de comportamiento que el mundo del turismo quiera darse; reglas de comportamiento válidas tanto para los operadores del sector, como para los turistas. En este sentido, sería particularmente oportuno incrementar el debate en torno a la elaboración de un Código Global de Ética Turística.

El viaje es una gran oportunidad para la persona, puesto que le permite descubrir las diferencias y las peculiaridades culturales de la humanidad. Es de desear, por tanto, un compromiso común para que todos puedan acceder al turismo y gozar así de una realidad educativa tan digna de la persona humana, que debe encontrar en el turismo la posibilidad de un camino de perfeccionamiento físico y espiritual.


**Document de la Mission Permanente du Saint-Siège auprès de l'Organisation Mondiale du Tourisme, Rome.

 

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