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CUMBRE DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE REFUGIADOS Y MIGRANTES

INTERVENCIÓN DEL SECRETARIO DE ESTADO
CARDENAL PIETRO PAROLIN

Nueva York
Lunes 19 de septiembre de 2016

 

Señor Presidente:

En las fases preparatorias de esta cumbre se han dedicado grandes esfuerzos y gran atención a la búsqueda de soluciones duraderas y de modos más eficaces para compartir la responsabilidad ante los grandes movimientos de refugiados y migrantes.

El reto más grande que se plantea, sin embargo, es el de identificar y actuar sobre las causas fundamentales que obligan a millones de personas a abandonar sus casas, el trabajo, la familia y su país, arriesgando la vida y la de sus seres queridos, en busca de seguridad, de paz y de una vida mejor en tierras extranjeras.

[En su relación In Safety and Dignity: Addressing Large Movements of Refugees and Migrants, el Secretario General de las Naciones Unidas ha afirmado que entre las causas de los movimientos de los refugiados se encuentran «conflictos, violencia, persecución, represión política y otras graves violaciones de los derechos humanos»].

La causa principal de la actual crisis de los refugiados y los migrantes es un producto del hombre, es decir, guerra y conflicto. Puesto que son decisiones humanas las que crean los conflictos y las guerras, está en nuestro poder y es responsabilidad nuestra afrontar esta causa fundamental que empuja a millones de individuos a convertirse en refugiados, migrantes por la fuerza y evacuados internos. Por tanto, la Santa Sede pide un compromiso común por parte de cada gobierno y de la comunidad internacional para poner fin a todos los conflictos, al odio y la violencia, y para conseguir la paz y la reconciliación. La Santa Sede sigue estando firmemente convencida de que, como ha manifestado a menudo el Papa Francisco, el camino para resolver las cuestiones abiertas debe ser el de la diplomacia y el diálogo (cf. Papa Francisco, Discurso a los miembros del excelentísimo Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, Ciudad del Vaticano, 13 de enero de 2014). Además, en los últimos años la persecución religiosa ha sido cada vez más causa de desplazamientos. Aunque también hay otros grupos tratados injustamente, numerosas relaciones confirman que los cristianos son con mucho el grupo confesional más perseguido, en lo que se refiere a «limpieza étnico-religiosa», que el Papa Francisco define «una forma de genocidio». Algunos perseguidos, incluso en los países de asilo, sufren agresiones en el mismo entorno de los refugiados. No debemos abandonarlos.

El documento preparatorio de esta mesa redonda pone de manifiesto que la disponibilidad y el uso de armas de baja tecnología ha llevado a la extensión de los conflictos, especialmente en países y sociedades en los que el estado de derecho es frágil y la pobreza está extendida.

Señor Presidente:

La Santa Sede ha invitado varias veces a limitar rígidamente y a controlar la producción y la venta de armas, allí donde la posibilidad de que sean usadas ilegalmente y que terminen en manos de actores no estatales es real y presente. La proliferación de cualquier tipo de arma agrava situaciones de conflicto y crea inmensos costes humanos y materiales, provocando grandes movimientos de refugiados y migrantes y minando profundamente el desarrollo y la búsqueda de una paz duradera. Afrontar las causas desde la raíz del desplazamiento de pueblos exige fuerza y voluntad política. Como ha dicho el Papa Francisco, significaría «poner en discusión costumbres y prácticas consolidadas a partir de las problemáticas relacionadas con el comercio de armamentos, con el problema del abastecimiento de materias primas y de energía, con las inversiones, las políticas económicas y de ayuda al desarrollo, hasta con la grave plaga de la corrupción».

Por último, la Santa Sede siente el deber de llamar con urgencia la atención sobre la cuestión de los emigrantes que huyen de situaciones de pobreza extrema y deterioro ambiental. Aunque estos no sean reconocidos como refugiados por las convenciones internacionales y, por tanto, no gozan de una particular tutela jurídica, sin embargo sufren mucho y son más vulnerables al tráfico de seres humanos y a distintas formas de esclavitud humana.

Por esta razón, en nuestros esfuerzos para afrontar de manera eficaz los motivos en la raíz de los grandes movimientos de refugiados y demás migrantes forzosos deberíamos también tratar de eliminar las causas estructurales de la pobreza y el hambre y alcanzar unos resultados más sustanciales protegiendo el ambiente, asegurando un trabajo digno y productivo para todos, proporcionando el acceso a una formación de calidad y dando una adecuada protección a la familia, elemento esencial para el desarrollo humano y social (cf. Papa Francisco, Discurso a los miembros del Consejo de jefes ejecutivos para la coordinación de las Naciones Unidas, Ciudad del Vaticano, 9 de mayo de 2014).

Gracias, Señor Presidente.