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Muchos pueblos por mí han renacido en Dios

"Sin cesar doy gracias a Dios que me mantuvo fiel en el día de la tentación. Gracias a él puedo hoy ofrecer con toda confianza a Cristo, quien me liberó de todas mis tribulaciones, el sacrificio de mi propia alma como víctima viva, y puedo decir: ¿Quién soy yo, y cuál es la excelencia de mi vocación, Señor, que me has revestido de tanta gracia divina? Tú me has concedido exultar de gozo entre los gentiles y proclamar por todas partes tu nombre, lo mismo en la prosperidad que en la adversidad. Tú me has hecho comprender que cuanto me sucede, lo mismo bueno que malo, he de recibirlo con idéntica disposición dando gracias a Dios que me otorgó esta fe inconmovible y que constantemente me escucha. Tú has concedido a este ignorante el poder realizar en estos tiempos esta obra tan piadosa y maravillosa, imitando a aquellos de los que el Señor predijo que anunciarían su Evangelio como «testimonio para todas las gentes».

¿De dónde me ha venido esta sabiduría que antes no tenía, pues ni conocía el número de mis días ni gustaba de Dios? Cómo me fue dado este don tan grande de conocer a Dios y amarle, dejando mi patria y mi familia para venir a Irlanda a predicar el Evangelio, sufriendo los ultrajes de los infieles — para experimentar las calamidades de mi condición mortal — y las persecuciones, hasta ser encarcelado, y, finalmente, el poder entregar mi alma por el bien de los demás?

Si Dios me juzga digno de ello, estoy dispuesto a dar mi vida gustoso y sin vacilar por su nombre, gastándola hasta la muerte. Mucho es lo que debo a Dios que me concedió gracia tan grande de que muchos pueblos renacieron a Dios por mi. Y después les dio crecimiento y perfección. Y también porque pude ordenar en todos aquellos lugares, a los ministros para el servicio del pueblo recién convertido; pueblo que Dios había llamado desde los confines de la tierra, como lo había prometido por los profetas: «De los cónfines del mundo vendrán las gentes y dirán: ¡Qué falsos eran los ídolos de nuestros padres y de qué poco sirven!» Y también: «Te he hecho luz para los gentiles, para que seas su salvación hasta los confines de la tierra».

Allí quiero esperar el cumplimiento de su promesa infalible, como afirma en el Evangelio: «Vendrán del Oriente y del Occidente, y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob». Como lo afirma nuestra fe, los creyentes vendrán de todas las partes del mundo."

De la Confesión de San Patricio, obispo (Cap. 14-16: PL 53, 808-809)

Oración

Oh Dios, que elegiste a tu obispo San Patricio para que anunciara tu gloria a los pueblos de Irlanda, concede, por su intercesión y sus méritos, a cuantos se glorían de llamarse cristianos, la gracia de proclamar tus maravillas delante de los hombres. Por nuestro Señor.


Biografía

Nacido en Gran Bretaña hacia el 385, muy joven fue llevado cautivo a Irlanda, y obligado a guardar ovejas. Recobrada la libertad, abrazó el estado clerical y fue consagrado obispo de Irlanda, desplegando extraordinarias dotes de evangelizador, y convirtiendo a la fe a numerosas gentes, entre las que instauró la Iglesia. Murió el año 461, cerca de Down, llamado en su honor Downpatrik (Irlanda).

 

Preparado por el Instituto de Espiritualidad:
Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino

 

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