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La triple gloria de la cruz

"Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo (Ga 2, 14). Esta frase está textualmente en la carta a los Gálatas y en ella se centrará nuestro sermón. Comencemos por la primera expresión que el mismo Cristo sufriendo en la cruz se aplica a sí mismo: Dios me libre. En la sagrada Escritura se afirma con claridad que Cristo estuvo muchas veces en peligro de muerte de parte de los judíos que por caminos diferentes intentaron darle muerte. Pero Cristo no quiso otro modo de morir que el de la cruz, ya que evitó los otros, huyendo o de otras formas. Se halló por primera vez en peligro de muerte cuando apenas acababa de nacer. Reinaba entonces Herodes, un extranjero que con el favor del emperador romano obtuvo el gobierno de los judíos. Cuando oyó de los reyes de oriente el nacimiento del rey de los judíos y de los rabinos supo el lugar de su nacimiento, Herodes envió soldados para que mataran a todos los niños de la ciudad de Belén y sus alrededores, y así lo llevaron a cabo. Pero el ángel del Señor se apareció a José diciéndole que huyera a Egipto con el niño y con su madre. Así escapó Cristo de la muerte y se cumplió la profecía del libro de Job: Apuñalaron a los mozos; sólo yo pude escapar (Jb 1, 15).

En su segunda ocasión Cristo estuvo en peligro de ser despeñado, como narra Lucas (Lc 4, 21-30). Empezó a predicar y a hacer milagros en la ciudad de Cafarnaún. Entonces le dijeron en Nazaret: Haz aquí también en tu tierra lo que hemos oido que has hecho en Cafarnaún (Lc 4, 23). Cristo les respondió tajantemente que no se lo merecían porque no creían en él, aún más, lo despreciaban: ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María? (Mt 13, 55). Al oirlo se pusieron furiosos y levantándose lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte. Entonces se hizo invisible ante ellos (Lc 4, 30). ¿Por qué no quiso morir de esta manera? Si lo hubiera querido, también con una muerte tal hubiera salvado al mundo entero. La razón por la que no quiso morir así fue porque quería seguir instruyéndonos.

Una tercera vez estuvo en peligro de morir apedreado (Jn 8, 51-59), cuando predicando a los judíos dijo: Quien guarda mi palabra no sabra lo que es morir para siempre (Jn 8, 51).

Finalmente estuvo en el peligro de morir en la cruz, es decir: crucificado, y este modo de morir ya le agradó y lo aceptó. Viendo los judíos que no podían matarlo despeñándolo, apedreándolo ni envenenándolo, pensaron: «Que muera crucificado». Cristo predicaba entonces en la provincia de Galilea y sabiendo que los judíos le preparaban ya la cruz, dijo a sus discípulos: Mirad, estamos subiendo a Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados y lo condenarán a muerte (Mt 20, 18). De esta forma fue a la muerte de cruz no violentamente sino de buena gana y, una vez que Pilato pronunció la sentencia, no apeló ni se excusó sino que, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera.» (Jn 19, 17). ¿Por qué Jesús prefirió este género de muerte? Os responderé. Ya sabéis que todo mal, tanto de las almas, como es el pecado de ignorancia y las malas inclinaciones, cuanto el mal de los cuerpos, como la enfermedad, sufrimientos, trabajos y por último la muerte, todo procede del pecado de Adán y Eva. Cristo vino a reparar todos los males, tanto del alma como del cuerpo. Por eso dicen las antiguas historias de los griegos que el leño de la cruz era del mismo tronco del árbol del que Adán recibió el fruto. Así que cuando Cristo estuvo colgado en el árbol de la cruz es cuando el fruto fue devuelto al árbol y se repararon todos los males que se siguieron del pecado de Adán.

Esto se hizo mantenendo un orden: Cristo reparó primero los males del alma, instituyendo el bautismo mediante el cual se perdonan todos los pecados y además nos devolvió la ciencia perdida, declarándonos la gloria del paraíso. Y cuando vendrá de nuevo para el juicio universal, reparará entonces los males del cuerpo, porque resucitaremos impasibles e inmortales. Y esta es la razón por la que quiso Jesús morir en la cruz."

Sermones de san Vicente Ferrer, presbítero (Sermo I de Cruce, Festivale, Sermo 44; Ed. Ehrard 1729, pp. 145 Ss.)

           

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