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SYNODUS EPISCOPORUM
BOLETÍN

de la Comisión para la información de la
X ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
 DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
30 de settiembre-27 de octubre 2001

"El Obispo: servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo"


El Boletín del Sínodo de los Obispos es solo un instrumento de trabajo para uso periodístico y las traducciones no tienen carácter oficial.


Edición española

18 - 10.10.2001

RESUMEN

CÍRCULOS MENORES - SEGUNDA SESIÓN (MIÉRCOLES, 10 DE OCTUBRE DE 2001 -POR LA MAÑANA)

En la mañana de hoy, día miércoles 10 de octubre de 2001, se ha desarrollado la Segunda Sesión de los Círculos Menores de la X Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos con la presencia de 221 Padres Sinodales, para la elección de los Relatores de los Círculos Menores y la continuación de la discusión sobre el tema sinodal. Los nombres de los Relatores de los Círculos Menores electos fueron dados a conocer por el Secretario General del Sínodo de los Obispos durante el curso de la Décimo Quinta Congregación General de esta tarde.

DÉCIMO QUINTA CONGREGACIÓN GENERAL (MIÉRCOLES, 10 DE OCTUBRE DE 2001 - POR LA TARDE)

A las 17.00 horas de hoy, ante la presencia del Santo Padre, con la oración del Pro Felici Synodi Exitu, se ha comenzado la Décimo Quinta Congregación General, para la Audición de los Oyentes II, la segunda Audición para las intervenciones de los Oyentes y para la continuación de las intervenciones de los Padres Sinodales en el Aula sobre el tema sinodal El obispo: servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo. Presidente Delegado de turno S. Em. R. Card. Ivan DIAS, Arzobispo de Bombay.

En la apertura de la Décimo Quinta Congregación General, el Secretario General del Sínodo de los Obispos S. Em. R. Card. Jan Pieter SCHOTTE, C.I.C.M. ha dado lectura del siguiente anuncio acerca de la promulgación de la Exhortación Apostólica Post-sinodal Ecclesia in Oceania de la Asamblea Especial para Oceanía del Sínodo de los Obispos:

Estoy contento de poder informar a esta reunión que el Santo Padre, después de mucha meditación y consideración, ha decidido promulgar la Exhortación Apostólica Post-Sinodal Ecclesia in Oceania en el Vaticano, durante una audiencia privada que tendrá lugar el jueves 22 de noviembre de 2001, a las 11.30 horas, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, Cuarto Aniversario de la apertura de la Asamblea Especial para Oceanía.

Entre las personas invitadas a tomar parte a este evento están los Miembros del Concilio Post-Sinodal para Oceanía, Miembros de la Curia Romana que fueron padres sinodales en esta Asamblea Especial, Miembros del Concilio Post-Sinodal para Asia que estarán en Roma para el encuentro previamente planificado y el Presidente y Comité Ejecutivo de la Federación de Conferencias Episcopales de Oceanía. Otros participantes a la Asamblea Especial para Oceanía que estén en Roma en esta fecha serán también invitados para que estén presentes en esta ocasión que cerrará la fase lavorativa de la Asamblea Especial para Oceanía.

Por ahora, solicito sus oraciones para la Iglesia en Oceanía, que ha esperado con ansia este documento. La Iglesia en esta región está llamada ahora a dar la bienvenida a la enseñanza apostólica post-sinodal en un espíritu de amor, para difundir e implementar sus contenidos a nivel diocesano y parroquial con renovado celo misionero, en respuesta a la llamada continua del Santo Padre para una nueva

evangelización, especialmente en este inicio de tercer milenio.

[00278-04.03] [NNNNN] [Texto original: inglés]

A continuación, el Secretario General del Sínodo de los Obispos ha dado la siguiente comunicación acerca de los trabajos sinodales:

Es necesario introducir un cambio en nuestro calendario en el día jueves 11 de octubre.

Mañana por la mañana, en la XVI Congregación General, celebraremos la Hora Tertia con oraciones por las víctimas del terrorismo y por la paz, después de lo cual se llevará a cabo la audición de los Delegados Fraternos; por último, proseguirá la discusión general en el aula.

Por la tarde se efectuará la XVII Congregación según el orden de día, pero con el agregado de un cambio de gran importancia. De hecho, hacia el final de la Congregación, a las 18:45 horas, se realizará en el aula un rezo especial del rosario como acto de nuestra comunión para impetrar la paz según las intenciones de Su Santidad Juan Pablo II, en caridad pastoral y colegial preocupación de todas las Iglesias.

[00279-04.03] [NNNNN] [Texto original: latino]

Seguidamente, el Secretario General del Sínodo de los Obispos ha dado lectura a la lista de los Relatores de los Círculos Menores, electos en la Segunda Sesión de esta mañana. Publicamos la lista en este Boletín.

Por último, el Secretario General del Sínodo de los Obispos ha dado la siguiente comunicación relativa a un cambio en la Lista de los Moderadores de los Círculos Menores.

Se realizó otra votación para la sustitución de S.E.R. Mons. Anthony Theodore Lobo, que regresó a su diócesis.

Fue elegido el moderador del Círculo inglés B, S.E.R. Mons. Michael Concessao, Arzobispo de Delhi (India).

[00281-04.03] [NNNNN] [Texto original: latino]

En esta Congregación General, que se ha concluido a las 19:00 horas con la oración del Angelus Domini, estaban presentes 233 Padres.

AUDICIÓN DE LOS OYENTES II

Intervinieron los siguientes Oyentes:

Publicamos a continuación los resúmenes de las intervenciones de los Oyentes:

Sra. Barbara PANDOLFI, Responsable General de las Misioneras de Cristo Rey (Italia)

Esta intervención nace de la experiencia que vivimos como laicos en el interior de múltiples realidades en un mundo que hoy es atravesado por grandes cambios que marcarán una época.

Al sentir crecer en nosotros la pasión y el ansia por el mundo, cada vez más frecuentemente nos vemos obligados a constatar la división desgarradora entre fe y vida, entre Evangelio y expresiones culturales, entre Iglesia y mundo.

La composición de estas tensiones se podría distinguir también desde una perspectiva positiva del mundo, en el intento por descubrir los gérmenes del bien, las semillas de la Gracia de Dios.

En el esfuerzo por superar las ambigüedades de la realidad humana, necesitamos ser ayudadas por nuestros pastores con el objeto de:

Reconocer la presencia del Espíritu, que obra y espera ser acogido.

Discernir los signos de esperanza y de profecía, para acogerlos, hacerlos fructificar y madurar.

Saber ver, precisamente desde dentro, la realidad y la historia, el deseo que Dios tiene por su creación.

Crecer en la conciencia de que la realidad, el mundo, la historia son el lugar teológico propio del creyente.

La Encarnación del Verbo nos revela la voluntad de Dios que elige de modo definitivo, la condición de "nuestra humanidad y fragilidad" (San Francisco) como su propia condición. En el rostro humano de Jesucristo nos ha sido revelado el deseo de Dios por cada hombre: que llegue a ser plenamente sí mismo y pueda cumplir con su vocación originaria.

Por eso no tenemos más remedio que sentirnos solicitadas, sobre todo, por la pobreza del prójimo, la debilidad de los pequeños, el desconcierto de los jóvenes, la soledad de los débiles, con los que nos encontramos más fácilmente.

Somos conscientes de que sólo mirando la realidad con los ojos de Dios lograremos captar los gemidos del mundo no como si fueran de agonía, sino como si fuesen los del parto de un mundo nuevo, donde la justicia permanecerá siempre y será luminosa la presencia de Dios.

[00259-04.04] [udo14] [Texto original: italiano]

Sr. Zbigniew NOSOWSKI, Responsable y comentarista de "Wiez" (Polonia)

1) Todos sabemos muy bien lo difícil que es proclamar las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia en el mundo contemporáneo, el cual frecuentemente rechaza de forma total el matrimonio o lo reduce a un contrato transitorio basado en el placer. Por lo tanto, como laico católico, esposo y padre, me he estado preguntando porque nuestra Iglesia no ha dado a las familias cristianas ningún ejemplo de una pareja casada que haya sido oficialmente reconocida beata o santa.

Sin embargo, muy pronto -durante este Sínodo- podremos participar en la primera beatificación de este tipo. María y Luis Beltrame Quattrocchi serán la primera pareja en los 2000 años de la historia de la Iglesia en ser beatificados juntos. Podremos finalmente venerar a cristianos que conscientemente avanzaron hacia la santidad no individualmente "a pesar" de su matrimonio (como hicieron muchos santos de la Edad Media), sino juntos "a través" del sacramento del matrimonio.

La beatificación tendrá lugar simbólicamente en el primer año del nuevo siglo y milenio. Espero que esto sea sólo el comienzo. Es por eso que pido a todos los Padres Sinodales que comprometan sus estructuras diocesanas en el proceso de beatificación de la parejas casadas con al menos el mismo entusiasmo con el que se comprometen en el caso de los sacerdotes.

Permítanme agregar que sueño con una celebración litúrgica de la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret que tenga lugar el 26 de Diciembre. Navidad - incluso en las culturas occidentales secularizadas - es el momento en el que los valores familiares son más apreciados. En mi opinión sería pastoralmente muy útil si las conferencias episcopales tuviesen el derecho de lograr que esta fiesta fuese fijada para el 26 de Diciembre, día festivo en muchos lugares.

2) En la comunidad "Fe y Luz" fundada por Jean Vanier, que se reúnen en torno a personas con problemas mentales, aprendí que la Iglesia tiene dos tesoros: la Eucaristía y los pobres. Pero ambos tesoros raramente van de la mano.

Sólo una propuesta. Es una tradición en nuestro movimiento que personas con problemas mentales participen como monaguillos. Para ellos es un gran honor y alegría, para otros es una señal evidente de que Dios amó y eligió a quienes parecen estúpidos a los ojos del mundo. ¿No sería oportuno que los obispos insistieran para que personas con problemas mentales o físicos sirvieran en Misa? No en lugar de, sino más bien junto a aquellos hermosos y bien vestidos monaguillos que generalmente sirven en el altar.

3) En este Sínodo se ha hablado de dar esperanza al mundo. Instrumentum laboris recuerda que el obispo debe ser un profeta de esperanza. Esto es un claro recuerdo del discurso del beato Papa Juan XXIII en el comienzo del Concilio Vaticano II cuando habló de profetas de la fe y de profetas del destino.

¿Pero cómo ser profetas de esperanza si los obispos tienen que ser signos de contradicción para las peligrosas tendencias de la cultura contemporánea, si tienen que criticar? Desde mi experiencia como periodista y comentador puedo decir que es posible ser profeta de esperanza aún siendo al mismo tiempo un signo de contradicción.

Los obispos polacos escribieron en su importante carta sobre el diálogo y la tolerancia (1995) que el dolor del mundo debe ser también el dolor de la Iglesia. Por eso cuando los cristianos, obispos incluidos, critican al mundo, deben presentarse ellos mismos como parte del mundo, que sufren con él, y no como observadores externos. Las observaciones criticas - si queremos que sean escuchadas y entendidas - tienen claramente que fluir desde dentro del mundo, y no desde fuera. Hay que dejar claro que nosotros criticamos a nuestro mundo, y no a un mundo ajeno a nosotros.

[00260-04.05] [ud015] [Texto original: inglés]

Sr. Robert SIKIAS, Presidente emérito del Consejo para los Laicos (Líbano)

Nuestro Consejo es un órgano de servicio, coordinación y comunión, en el respeto de la personalidad, del Carisma y del papel de cada uno. Somos un puñado de laicos alrededor de la Comisión Episcopal de la Asamblea de los Patriarcas y los Obispos Católicos del Líbano y tenemos muchas dificultades: malentendidos, conflictos, hostilidades, exclusiones. Derrumbar paredes, llenar los huecos, ganar la confianza, sobre todo de los obispos...

¡El problema más grave han sido los jóvenes!, desalentados por las tensiones, el lenguaje hermético y, sobre todo, la falta de confianza hacia ellos.

Visita de Juan Pablo II y Jornada Mundial de la Juventud

Un acontecimiento fuera de lo común fue la visita de Su Santidad Juan Pablo II al Líbano. Las participaciones anteriores en semejantes eventos habían sido de las 2 a las 4 personas. Para Tchestokova tuvimos un autocar de 40 personas. Por la JMJ de París, nuestros jóvenes, entusiasmados por la visita de Juan Pablo II al Líbano, y por su encuentro inolvidable con los jóvenes en Harissa, quieren dirigir un llamamiento a todo el país.

La bendición del Patriarca Cardenal Sfeir en persona. Una experiencia maravillosa para el grupo de jóvenes voluntarios en un clima de solidaridad y transparencia total. Dar las mismas oportunidades a todos, sobre todo a las diócesis que están lejos de Beirut. Más de 2500 jóvenes libaneses acudieron a París para la cita con Su Santidad Juan Pablo II y el dinero que sobró les fue devuelto.

Los frutos de la Jornada Mundial de la Juventud de París

Apertura hacia la realidad de la Iglesia universal. Hermandad con las diócesis francesas. Amistades profundas, más de 20 delegaciones francesas en Líbano durante el verano siguiente. Colaboración del apostolado de los laicos de nuestras dos Iglesias. Nacimiento de comités de jóvenes alrededor de los obispos.

Nuestro mayor logro ha sido conseguir un comité de 50 jóvenes, entre chicos y chicas, comprometidos en el servicio a la Iglesia, con gran entusiasmo, seriedad y eficacia.

El Año Jubilar

Hemos acompañado y animado todas las realidades del Año Santo de nuestro país, en el Líbano y en Roma. Gracias a nuestros 1500 jóvenes en Tor Vergata.

Ideas sencillas

No criticar, no juzgar; sobre todo amar, sin esperar que el otro tome la iniciativa, amar el movimiento del otro como el nuestro, la diócesis del otro como la nuestra. Jesús está allá donde vive el amor recíproco: "Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20).

Amor recíproco, disponibilidad, trabajo de equipo: "donar la vida por los amigos", fuente de auténtica comunión.

A los pocos que van a resistir, podemos proponerles un ideal que dará sentido y gusto a su existencia, más que cualquier afán de riqueza, placer, ciencia o poder: ser los protagonistas eficaces de la nueva evangelización en su país y en todo el Próximo Oriente.

[00261-04.05] [udo16] [Texto original: francés]

Sr. Enrique GALARZA ALARCON, Consultor de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (Ecuador)

Con alguna frecuencia oimos que los hombres y mujeres de hoy, estamos seducidos por las idolatrías del siglo XXI, se dice: el poder, el tener y el placer han atrapado los sueños de la humanidad. Se insiste que las primeras víctimas son los jóvenes. Yo quiero decir, que no estamos seducidos; los ídolos no llenan el vacío producido por cualquiera de los materialismos ateos.

La mayoría de los hombres y de las mujeres en el mundo de hoy, estamos empobrecidos: tenemos hambre de pan, pero por igual, tenemos hambre de Dios.

Queremos que nuestros Obispos tengan la certeza, como la tuvo , María, de que el Señor, ama con amor infinito a cada hombre y a cada mujer, y que ÉI nos está salvando. Cada Obispo, antes que sabio o poderoso es un escogido, es un ungido por Dios, para ser sacramento de salvación, de su Amor. Deben ser hombres de confianza y de esperanza. Cada obispo está llamado a ser pontífice, puente, entre Dios y los hombres; de ellos entre sí y con la naturaleza; consigo mismo.

Los laicos, padres y madres de familia, tardíamente vamos aprendiendo lo que la propia Iglesia nos ha dicho: no basta que los hijos sean amados. Es necesario, que no sólo vean, oigan; sino también y fundamentalmente, que experimenten el ser amados. Sólo entonces es posible educarles y formarles para la verdad y el bien. Esto, que es cierto para nosotros, padres y madres de familia, también es válido para nuestros obispos. Cada hijo es único, distinto a todos los demás, y cada uno de ellos reclama para sí una palabra, una presencia propia. Para ser asumidos como Padres y Maestros, los obispos deberán "antes" ser experimentados como hermanos y amigos.

He estado cercano de muchos obispos; creo que a todos les falta tiempo para hacer todo lo que querrían hacer. Alguno desearía demorar el sol en el firmamento para que el día tuviese 300 horas de trabajo. Pero, si eso fuera posible, tampoco le alcanzaría el tiempo para hacer el bien. En pequeño, los laicos también tenemos esta tentación: queremos dar seguridades absolutas y definitivas a los hijos, sin caer en cuenta que, a lo sumo, son seguridades temporales y relativas. Tal vez nos bastaría hacer todo lo que podamos, con sentido de urgencia, pero definiendo prioridades y en espíritu de corresponsabilidad, para que lo que se haga, sea bien hecho, dejando que el Señor supla lo demás y seguro que lo hará con creces.

Los hombres y mujeres de hoy, necesitamos de creyentes que nos devuelvan la esperanza a través de un mensaje testimoniado con convicción y entusiasmo. La vocación a la santidad es un llamado a la auto afirmación y a la felicidad plena. La renuncia al pecado lo es a la autonegación , al egocentrismo, al egoísmo y a la muerte. EI Dios de Jesucristo es el Dios de la libertad, de la justicia, de la vida, de la paz. Jesucristo es la verdad y supo decirla para que todos la conozcamos y así lleguemos al Padre.

Queremos y necesitamos Obispos Santos. Que busquen ser coherentes entre lo que creen, piensan, dicen y hacen. Obispos que sean dignos, altivos y libres frente a toda atadura y poder, y se sientan, al mismo tiempo, como indignos servidores de los más humildes y pobres, de los que nada les pueden devolver, tal vez ni siquiera reconocer el bien recibido.

Queremos y necesitamos obispos que sientan y amen a la Iglesia, en lo cotidiano, en lo concreto, que la amen sobre todo en las personas, comenzando por sus hermanos obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas.

Los ecuatorianos, por el empobrecimiento creciente que sufrimos, vivimos ahora una diáspora. La Iglesia Universal, presente en cada Iglesia particular, se ha manifestado en una sola actitud, la de Madre y Maestra. También esta es una señal de colegialidad. Yo confio, que mis compatriotas serán, desde lo vivido en la casa propia, una buena ayuda y una fuerza nueva para las Iglesias y los Obispos que paternalmente les han recibido.

[00262-04051] [ud017] [Texto original: español]

Revda. Hna. Jolanta OLECH, U.S.J.K., Superiora General de las Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante y Presidente de la Conferencia de Superioras Mayores de los Institutos Femeninos de Polonia (Polonia)

En mi intervención querría hacer referencia al Art. 92 del Instrumentum laboris (Solicitud del Obispo por la vida consagrada) leído según la Carta apostólica Novo Millennio Ineunte, especialmente la parte que se refiere a la Iglesia como la casa y la escuela de la comunión (art. 43 y 45).

Tres breves reflexiones:

1. El Instrumentum laboris habla de la siempre presente "necesidad de incrementar las mutuas relaciones entre las Conferencias episcopales, los Superiores mayores y sus propias Conferencias". El camino hecho parece muy fructuoso y estimulante, aunque no siempre esté libre de incertidumbres. Una especial importancia para el incremento de estas mutuae relationes la tienen las llamadas comisiones mixtas obispos-religiosos que deberían ser sobre todo instrumentos de intercambio y consulta. Después de algunos años de trabajo parece que podrían tener una parte aún más eficaz si se revisase el planteamiento de estas comisiones, dándoles un rostro más concreto y quizás también el de las competencias, siempre respetando las reglas precisas para la participación, pero también según la espiritualidad de la comunión (NMI, v. 45).

2. Por supuesto, también sería muy útil que a nivel diocesano hubiera instrumentos adecuados y eficaces (comisiones, grupos de trabajo, etc.) que favorecieran los contactos estables y cualificados para las mutuae relationes entre las distintas formas de vida consagrada presentes en la diócesis y su Obispo. Estos instrumentos serían de gran importancia para los institutos laicos de vida consagrada (hermanos, institutos femeninos, institutos seglares), que tendrían de esta forma más posibilidades de atraer la atención del obispo sobre su realidad que a veces tiene unos matices diferentes al de los problemas que viven los institutos religiosos clericales. En las personas consagradas, y hablo sobre todo en nombre de las mujeres consagradas, podrían fortalecer todavía más el sentido y el regocijo de pertenecer y servir a la comunidad eclesial-nuestra casa común, en la que todos y cada uno de ellos es escuchado y tiene un lugar insustituible en la construcción del Reino de Dios.

3. La última reflexión se refiere a la pastoral vocacional, considerada obra de toda la comunidad de los creyentes y que ve la vocación como la llamada a una vida cristiana madura que acoge todos los dones del Espíritu (NMI, 46). Se necesita urgentemente, dada la situación en la que vivimos, pasar de los propósitos y de los proyectos a la obra, especialmente a nivel de las diócesis y de las parroquias. Habría que promocionar una pastoral de las vocaciones marcada por ese salto de cualidad del que habló el Santo Padre en su Mensaje de 1997; una pastoral que anime a todos los bautizados a asumir la responsabilidad para su vida como testigos de Cristo y para la vida de la Iglesia; una pastoral que llegue a las parroquias, las familias, los jóvenes, los centros educativos; que sea una pastoral hecha en armonía y con la colaboración de toda la comunidad diocesana: obispos, sacerdotes, personas consagradas, laicos; una pastoral que invite a todos a que den una respuesta a la llamada de Dios, pero que conceda un lugar especial a los hijos e hijas de su comunidad que deseen entregarse totalmente a la causa de Jesucristo y de Su Cuerpo que es la Iglesia, considerándoles como un signo de la madurez de la comunidad.

[00263-04.03] [udo18] [Texto original: italiano]

Revdo. P. Arnaud DEVILLERS, F.S.S.P., Superior General de la Hermandad de San Pedro (Estados Unidos de América)

Me llamo Arnaud Devillers. Soy el Superior General de la Hermandad Sacerdotal de San Pedro, una comunidad absolutamente nueva que precisamente este mes cumple su décimo segundo año de vida. Sin embargo, a pesar de esta juventud tenemos edificados dos grandes seminarios, uno en América y otro en Europa. Nuestra casa madre se halla en el sur de Alemania, en la diócesis de Augsburgo, donde he vivido durante más de un año. Hablo inglés porque todavía estoy en "vía purgativa" en mi intento por aprender a dominar el alemán. Aquí muchos insistieron, con razón, en la paternidad espiritual del Obispo. Me gustaría compartir con vosotros mi experiencia sobre las necesidades espirituales de algunos de vuestros hijos.

Durante los últimos doce años, yo y mis hermanos en el sacerdocio hemos desarrollado nuestro ministerio para una cierta clase de fieles. Estos fieles tienen origines étnicos distintos, son ricos y pobres, viejos y jóvenes, educados e incultos, practicantes y non practicantes, en total comunión con su obispo o en pleno desacuerdo con él, católicos desde el nacimiento y convertidos. Sin embargo, todos ellos tienen algo común: en la práctica de su fe, insisten en acudir o en desear acudir a un Misa en latín, según el Misal Romano de 1962. Para eso, no vacilan en emprender grandes sacrificios personales y familiares. Para la mayoría de ellos no se trata de un viaje nostálgico, porque serían demasiado jóvenes para acordarse de cómo era esa Misa. Sus motivos son variados, algunos legítimos, otros no. Para algunos, sólo es una preferencia, para otros algo mucho más fuerte, pero todos parecen encontrar en ella su complemento espiritual y su felicidad.

En julio de 1988, en respuesta a una fractura en la Iglesia, el Sumo Pontífice escribió motu proprio una carta apostólica Ecclesia Dei Adflicta, en la que declaró que "este apego a las formas anteriores de la liturgia y de la disciplina de la tradición latina" constituían "aspiraciones lícitas" y pidió "el apoyo de los obispos y de todos los que están comprometidos en el ministerio pastoral". "Además, hay que respetar los sentimientos de todos aquellos que sienten apego por la tradición litúrgica latina mediante una vasta y generosa aplicación de las directivas ya enseñadas hace algún tiempo por la Sede Apostólica sobre el uso del Misal Romano en su típica edición de 1962". Muchos obispos se ha mostrado generosos hacia este llamamiento del Santo Padre y, en su diócesis, los fieles ya tienen esta opción litúrgica. Por parte de todos los fieles, quisiera dar las gracias al Santo Padre y a todos los obispos que acogieron su llamamiento.

En todos los lugares donde el obispo apoya y alienta este trabajo, los resultados son asombrosos. La gente que había abandonado la fe o la práctica eclesial no sólo acude regularmente a la iglesia, sino que poco a poco ha empezado a captar más profundamente el misterio de la iglesia, la jerarquía y la comunión. Con frecuencia, llegan a donar su tiempo con gran generosidad en distintos ministerios diocesanos, como por ejemplo el apostolado por la vida. Concluyo estas palabras mías con una llamada a todos lo que tienen la responsabilidad de una diócesis: que por favor respondan generosamente al llamamiento del Santo Padre para garantizar la Misa de Indulto a quienes la requieran. En mis viajes y visitas a grupos de fieles, a menudo advertí que les estaba trayendo esperanza, aunque no pude evitar una duda obsesiva: ¿qué pasaría si sus esperanzas fueran decepcionadas? A fin de que este ministerio tenga éxito, comprobad que ellos se sientan acogidos y sed también un padre para vuestros fieles, aseguraos de que el sacerdote que nombráis tenga la empatía, el tiempo y la paciencia necesarios para ser su pastor, trabajando en plena comunión con vosotros y vuestro presbiterio: de este modo, veréis los efectos asombrosos de la gracia. Y si no podéis encontrar a un sacerdote come éste, no vaciléis en llamar...

[00265-04.05] [udo20] [Texto original: inglés]

Revda. Hna. Antonia COLOMBO, Superiora General de las Hijas de María Auxiliadora (Italia)

Haré referencia a los números 28, 96, 109 del Instrumento de trabajo. Evangelizar educando a las nuevas generaciones es un compromiso imprescindible en los comienzos del tercer milenio.

Comparto a este respecto cuatro convicciones:

1. Educar es hacer cultura: en la crisis en la que vivimos, la misión de educar lleva a elaborar con los jóvenes propuestas culturales inspiradas en los valores evangélicos. El Instrumento de trabajo favorece la promoción de iniciativas de amplio espectro como la creación de universidades católicas y el incremento de escuelas católicas (cfr. IL 109). Para llevar a cabo esta tarea los Obispos pueden contar con la colaboración de laicos y religiosos - hombres y mujeres - capaces de ofrecer aportaciones significativas en los distintos campos de la ciencia, del arte, de la técnica al servicio de la verdad sobre la persona humana y sobre el destino de los pueblos.

Los jóvenes, comprometidos en la búsqueda de maestros que sean sobre todo testigos, activan sus recursos en un diálogo cultural que fortalece su fe, les hace evangelizadores de sus coetáneos, capaces de transmitir su propia esperanza.

2. Cada vida es vocación: la dimensión vocacional, que concibe la vida como don y como deber, es intrínseca a la educación cristiana y prepara para vivir, en la Iglesia-comunión de dones, la recíproca potenciación de las distintas vocaciones al servicio de la única misión. Compromete a los jóvenes en el discernimiento del diseño de Dios sobre ellos, les sostiene en las decisiones fundamentales de la existencia mediante la escucha, el diálogo, el acompañamiento personalizado.

3. Dios creó al ser humano a imagen suya, macho y hembra los creó (cfr. Gn 1,27). Esta convicción lleva a educar según la propuesta bíblica uni-dual sobre la persona humana. La praxis educativa se encuentra todavía lejos de integrar, en la fundamental igualdad, la perspectiva de la reciprocidad. El misterio trinitario revelado por Jesús proyecta una luz nueva no sólo en la relación hombre-mujer, sino también en la belleza de toda diferencia - personal o cultural - cuando se asume como polo de recíproca potenciación en la acogida, el diálogo, la comunión.

Querría señalar aquí el fenómeno de la trata de mujeres y niños para el comercio sexual. Su mayor gravedad consiste en el empobrecimiento humano de quien lo promueve y alimenta. Los efectos son la pérdida del sentido del amor humano, la disgregación de la familia, la deshumanización de la cultura.

El Santo Padre pide que se reconozca el genio de la mujer (cfr. MD 30) a favor de la vida y de la humanización de la cultura.

4. Educarnos y educar para globalizar la solidaridad: valorizar una visión coherente y actualizada de la doctrina social de la Iglesia es una de las más significativas oportunidades para contribuir a la renovación de la cultura y ofrecer unas sólidas bases al diálogo ecuménico, interreligioso e intercultural.

El despertar de la sociedad civil es un fenómeno reciente que reclama con gran fuerza la educación para una ciudadanía activa, crítica y rica en propuestas, lejos del recurso a la violencia. Los jóvenes, en número creciente, expresan su disponibilidad para comprometerse, por medio del voluntariado, también en la misión ad gentes, en acciones que promuevan el respeto por los derechos humanos, la solidaridad y la paz. Se dan cuenta, al entrar en contacto con la vida de los pobres, del valor fundamental de la existencia, libre de las enormes limitaciones de la sociedad consumista.

[00266-04.03] [ud021] [Texto original: italiano]

Sra. Elizabeth MKAME, Vicepresidente del Consejo Pastoral de la Arquidiócesis de Durban (Sudáfrica)

Las peticiones de los laicos.

¿Puede la Iglesia usar los recursos humanos en cada diócesis - profesionales, pensionistas, para difundir el Reino de Dios - comprometiéndose a trabajar en las parroquias para establecer proyectos de desarrollo sostenibles que puedan beneficiar a los desempleados?

La nueva generación de jóvenes muy especializados, que están en posiciones gubernamentales, en el campo de los negocios y autoempleo: ¿pueden ser atraídos dentro, se les puede ayudar en su vida espiritual? Están claramente alejándose de la Iglesia. Son ricos y autosuficientes.

[00276-04.04] [UD022] [Texto original: inglés]

Sr. Nazario VIVERO, Asesor de la Conferencia Episcopal Venezolana y miembro del Pontificio Consejo para los Laicos (Venezuela)

Me concentrar en el acontecimiento del 11-9. El Sínodo se está desarrollando como interpelación asimilable a un "signo de los tiempos" (cf. IL, 144). Mi testimonio será una contribución a una interpretación; y expresar algunas "esperanzas" sobre el compromiso cristiano en la acción social, política y cultural, así como acerca de la formación sacerdotal y el perfil del obispo.

El acontecimiento y su interpretación.

Se ha destacado que todo verdadero acontecimiento muestra la paradoja del poder, con racionalidad y perversiones especificas. El del 11-9, cuyo carácter de inhumanidad y pecado no debe ser soslayado, "da que pensar", por su novedad, aspecto desafiante y exigencia de respuesta sabia en lo socio-económico, político y ético-cultural: ha "temblado" la autosuficiencia de una cierta globalización y "fin de la historia" del mercado sin ataduras, de una forma de política liberal y de "pensamiento único", pero también una cierta ingenuidad o insuficiencia, de denuncia moralizante de la injusticia y de ciertos "ismos". Actitudes que desconocenl que lo novedoso es la irrupción del terror y la búsqueda ansiosa de la seguridad, que exigen respuestas políticas prudenciales, en un universo económico cuya lógica immanente es la utilidad y la eficacia, y cuyo "ethos" es el primado de la razón instrumental, la rea1idad como proceso estructural auto-suficiente y un quehacer funcional de "sujetos" sin mayor identidad.

... Para la Esperanza del Mundo.

Un pensador católico articuló la esperanza corno un esperar en Alguien y un esperar algo. La primera personal y personalizante; la segunda, tentada por el "cosismo", apunta, sin embargo; a nuestra condición encarnada. Algunas "esperanzas": una primera, sin eludir la denuncia profética, profundizar en el anuncio y compromiso positivos a favor de la acción organizada en el mundo del trabajo, el testimonio y acción eficaces en las diversas esferas de la actividad cultural, científica y artística, y salir al encuentro de la descalificación de la política, ámbito particular de humanización y de ejercicio de la caridad y cuyos males reales sólo se resuelven con más y mejor política. Una segunda "esperanza", la actualización y profundización de la formación espiritual, teológica y humana, de los nuevos sacerdotes, por una mayor atención a la estructuración de sus centros de estudio y a la formación de un tipo de sacerdote más acorde con las nuevas exigencias evangelizadoras.

Una última "esperanza", sobre el perfil del obispo para la nueva situación cultural: un hombre con capacidad de apertura y acogida al reconocimiento de la gran novedad que el Espíritu del Señor suscita en todo ser humano, por la libertad que hace que el "el hombre supere infinitamente al hombre" y en Su Iglesia, haciéndola vivir en la verdad de que Dios y sólo Él, es "el futuro absoluto del hombre".

[00277-04.03] [ud023] [Texto original: español]

Sr. Carl Albert ANDERSON, Caballero Supremo de la Orden de los Caballeros de Colombo; Vicepresidente de la Sección de Washington D.C. del Instituto "Juan Pablo II" para los Estudios sobre el Matrimonio y la Familia (Estados Unidos de América)

El tema "El obispo: servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo" es de trascendencia apremiante para la familia. La Comunión Trinitaria manifestada por el Obispo para la unidad de las Iglesias particulares tiene un significado especial para la familia cristiana. La espiritualidad de la Comunión Trinitaria tiene fundamento ontológico. Una de las aportaciones más importantes de Familiaris Consortio es el énfasis puesto en la Comunión Trinitaria como principio fundador de la vida y la estructura familiares. La conciencia del carácter trinitario de la familia nos permite entender más claramente el papel de la familia como Iglesia doméstica, según lo que prevé la nueva Evangelización. Si la familia tiene que ser consciente de su realidad eclesial de una forma más plena y concreta, la Familia Cristiana va a exigir mayor comunión y solidaridad con el Obispo. Entonces, la pregunta es: ¿puede, el Obispo, manifestar la Comunión Trinitaria con la Iglesia doméstica de una forma semejante a su manifestación de la Comunión Trinitaria con las Iglesias particulares y la Iglesia universal? La realidad ontológica de la Comunión Trinitaria que subyace en todas las relaciones humanas (en especial, las familiares) aclara mejor de qué forma las asociaciones, como los Caballeros de Colón, que combinan la preocupación por la vida familiar con el cuidado de su seguridad financiera, y ayudan a los laicos a llevar a cabo su misión para renovar la sociedad, son estructuras de mediación que pueden ayudar a los laicos a realizar su misión en la vida cotidiana de las parroquias si trabajan de forma solidaria con el Obispo.

[00264-04.03] [udo19] [Texto original: inglés]

INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

Luego intervinieron los siguientes Padres:

Damos a continuación los resúmenes de las intervenciones de los Padres sinodales:

S.E.R. Mons. Joseph Theodorus SUWATAN, M.S.C., Obispo de Manado (Indonesia)

Quisiera presentar mis reflexiones sobre un tema que, según mi opinión, todavía no ha recibido la debida atención, es decir, nuestro modo de ser Iglesia en el mundo, y también nuestro modo de ser obispos de esta Iglesia para la esperanza de este mundo.

Cuando en 1965 se promulgó la Constitución Pastoral Gaudium et Spes, yo era un joven seminarista y todavía me acuerdo del entusiasmo producido en todos nosotros por ese fruto inspirador de los Padres del Concilio Vaticano Segundo. El documento presentaba una imagen renovadora de la Iglesia, vista como la comunidad de los seguidores de Cristo, los cuales forman parte de la humanidad y solidarizan con sus alegrías y esperanzas, penas y angustias, es decir una Iglesia que no queda aislada, sino que es encarnada realmente en medio de la comunidad de todos los hombres.

Como seguidores de Cristo, debemos ser una Iglesia íntima y completamente vinculada a la humanidad y a su historia. Nada genuinamente humano es ajeno para la Iglesia. Sólo siendo una Iglesia solidaria con el mundo, podremos darle esperanza a este mundo. En cualquier parte que estemos viviendo, el Obispo y su comunidad eclesial forman parte de una comunidad humana más amplia, pluralista y heterogénea, una comunidad de religiones y creencias distintas, de culturas y lenguajes diferentes. Y nuestra presencia como Comunidad eclesial ¿es un signo de esperanza? ¿Somos solidarios con esta comunidad y participamos en sus luchas para el bien de todos los hombres, cualquiera sea su religión o creencia, su cultura o su etnia? El obispo debería ser el paladín de la nueva hermandad entre los hombres, donde hay paz y justicia para todos.

Y es aquí donde se encuentra el papel importante de nuestros laicos. Los obispos deberíamos ser capaces de fortalecer a nuestros laicos al fin de fundar una nueva hermandad entre los hombres, basada en los valores humanos que, básicamente, son valores cristianos. La Gran Asamblea de la Iglesia Católica en Indonesia para la Celebración del Año Jubilar reconoce el papel clave que desempeñan los laicos quienes, con su presencia y actividad, no sólo en el seno de las comunidades eclesiales básicas, sino sobre todo en las comunidades humanas básicas, donde viven y trabajan, podrán poner en práctica los valores evangélicos de justicia y amor, paz y hermandad. Si logramos esto, realmente seremos la esperanza del mundo entero, cada uno de nosotros empezando por el pequeño mundo donde vive y trabaja.

[00246-04.04] [in202] [Texto original: inglés]

S.E.R. Mons. Franklyn NUBUASAH, S.V.D., Obispo titular de Pauzera y Vicario Apostólico de Francistown (Botsuana)

En Botswana, el SIDA ha devastado tanto a nuestra gente que frecuentemente se la ve como a personas sin esperanza. Un tercio de nuestra población está infectada por este virus mortal y todos nosotros nos sentimos afectados por el mismo. ¿Cómo puede uno tener esperanza cuando ve tanta gente joven muriendo? ¿Qué se le puede decir a esta gente en semejante estado de desolación? Vemos en esta gente el ejemplo del Cristo que sufre. ¿Han sido abandonados por el Padre? De ninguna manera.

Hay mucha gente fielmente casada que ha sido infectada por la infidelidad de su pareja. Ellos pueden ser considerados como mártires de la fe. Fueron fieles e inocentes, pero fueron infectados por otro. Hay sacerdotes y otros trabajadores sociales que se enfrentan diariamente a gente enferma; esta experiencia de desesperanza les destroza. Están pidiendo desesperadamente a la iglesia que los asistan. Piden por el Obispo.

El Obispo es llamado a dar esperanza a la gente con su presencia. Está presente cuando visita a las comunidades de su diócesis. Puede ser presentado a ellos cuando celebra la Eucaristía como ministro-jefe y cuando otorga a los fieles el sacramento de la confirmación. El Obispo debe tener servicios curativos para ofrecer a su gente para reasegurarlos del amor del Padre hacia ellos, administrándoles también administrar el sacramento de los enfermos. El Obispo puede ser el primer ministro para los enfermos. El Obispo debe establecer un tipo de ministerio para cuidar a los proveedores. Ellos necesitan ánimo y esperanza.

El Obispo lleva esperanza a los enfermos cuando los visita tanto en sus casas como en los hospitales. De esta manera les ofrece la compasión y consuelo de Dios. Se identifica con ellos en su sufrimiento. Gentilmente los guía como un buen pastor hacia las verdes praderas del amor del Padre. Mucha gente se ha suicidado al enterarse de que eran HIV positivo. Perdieron la esperanza y el sentido de la vida. El Obispo ayuda a enfermos terminales a aceptar su condición y a hacer las paces con Dios. Doy conocimiento del gran papel que los Religiosos, especialmente las mujeres, cumplen en este ministerio de servir a los enfermos. Corren riesgos al servir a los enfermos. Los saludo a todos ellos.

El Obispo responde a la pregunta de Dios a Caín: "¿Dónde está tu hermano?" El Obispo se transforma en sus hermanos y hermanas. Busca el bien de todos ellos y, también, formas de ayudarlos a superar las dificultades.

En este contexto, el Obispo es visto como el promotor de esperanza en una situación sin esperanza. Él es un ministro de la esperanza. Comparte entre la gente su propia experiencia de vida. Como hombre de fe, sé que hasta el más inmenso de los fuegos se quema a sí mismo, lo mismo sucederá con esta epidemia. El Obispo debe enseñar la infinita palabra de esperanza en el amor y compasión de Dios. De cara al terrible flagelo del SIDA en nuestro país, la gente busca al Obispo para que les otorgue un liderazgo que rompa los tabúes que impiden la correcta educación en material sexual, y que les otorgue cuidado a los enfermos y que ayude a prevenir nuevas infecciones alentando un cambio de comportamiento. Aquí es donde el mensaje de fidelidad al mensaje cristiano puede llevar esperanza a la gente.

[00247-04.03] [in203] [Texto original: inglés]

S.E.R. Mons. Roberto Octavio GONZÁLEZ NIEVES, O.F.M., Arzobispo de San Juan de Puerto Rico y Presidente de la Conferencia Episcopal (Puerto Rico)

Mi intervención hoy está motivada por el tercer capítulo del Instrumentum Laboris. Me refiero a la búsqueda de diferentes maneras para subrayar, promover, fortalecer y ayudar a ejercer la dimensión eclesio-universal dela solicitud pastoral de cada obispo que surge de nuestra experiencia de fe y no de nuestros talentos y preocupaciones en el campo de estructuras de organización. Estoy de acuerdo con lo que ha dicho el Cardenal Ratzinger: necesitamos más Espíritu y menos organización.

Mi propuesta simplemente es que se creen estructuras de solidaridad económica que ayuden a las diócesis pobres del mundo a invertir sus recursos y la ayuda caritativa que reciben de otras diócesis de tal forma que éstas puedan sobrevivir la globalización.

Como parte de su enseñanza acerca de una "eclesiología de comunión, tal como lo hace nuestro Instrumentum Laboris, el Concilio Vaticano II dio "énfasis a la necesidad de que las diócesis y otras comunidades eclesiásticas contribuyan parte de sus recursos económicos a las diócesis más pobres, ayudándose así mutuamente a llevar a cabo su misión común (cf. LG 13, 23; CD 6; AA 10; AG 19, 29,38).

Este principio fue acogido en los cánones 1271, 1274.3, y sobre todo, el 1275 que habla sobre cómo las iglesias locales mas pudientes pueden ayudar a las más pobres. El Santo Padre trata sobre este tema en Ecclesia in America 37 y 38. El canon 1275 insiste que los fondos de tales programas han de ser administrados de acuerdo a las normas establecidas por los obispos correspondientes. Por otro lado, mi propuesta no se limita a ayuda económica concreta, sino además al expertise necesario para asegurar la solidez económica de estos fondos y sobrevivir los ritmos a veces devastadores para los pobres de la economía global actual

Por el momento no puedo ser más explícito. Me parece que al menos podríamos pedir que se realizase un estudio sobre el asunto, consultando a conferencias nacionales y regionales de obispos que tengan algunas estructuras que de un modo u otro respondan ya a esta preocupación.

En fin de cuentas quiero concluir que lo que me mueve a hacer esta propuesta no son preocupaciones de orden económico o administrativo sino del deseo, en un mundo globalizado, de resaltar aquella otra "globalización" que corresponde a la Ciudad de Dios peregrina en este mundo, y que se basa en el Misterio de la Comunión Trinitaria a la que somos incorporados por nuestro Señor Jesucristo, de la cual la Iglesia es misterio-sacramento.

Es solamente adentrándonos en ese Misterio que descubriremos lo que significa ser hoy siervo del evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo.

[00237-04.06] [in197] [Texto original: español]

S.E.R. Mons. Jerónimo Tomás ABREU HERRERA, Obispo de Mao-Monte Cristi (Repùblica Dominicana)

Sin restar importancia a los muchos y variados Ministerios que el "Instrumentum Laboris" atribuye a la Misión del Obispo en el momento histórico que vive la Iglesia y la humanidad, hemos juzgado conveniente destacar, clara y tajantemente, que el servicio a los pobres en sus múltiples facetas, debe constituir una de las grandes preocupaciones de los Pastores, sobre todo, en tantos Países y Continentes, en donde cunde la pobreza extrema, las desigualdades sociales y el desconocimiento de la dignidad y los derechos inalienables de la persona humana. Creemos que de esta manera seguimos fielmente las enseñanzas y los ejemplos del Divino Maestro y los innumerables reclamos del Magisterio de la Iglesia, especialmente, en el actual Pontificado del Papa JUAN PABLO II.

Trabajar incansablemente por la causa de los pobres y marginados (que tienden a aumentar con la llamada "'globalización" y "libre comercio" mundial) creemos que es la mejor forma de acompañar a nuestro pueblo en su caminar hacia una vivencia fiel de nuestra Fe, conscientes de que esta actitud de los Pastores constituye un claro anuncio de la Buena Nueva del Reino. El "Instrumentum Laboris" se expresa en estos términos en varios lugares, llegando a decirnos en el No.145 que la Doctrina Social de la Iglesia, no sólo no es ajena, sino que es parte esencial del mensaje cristiano, porque propone las directas consecuencias del Evangelio en la vida de la sociedad. "Tras recordarnos las enseñanzas del Magisterio sobre la materia, termina diciéndonos que "corresponde a las Iglesias Particulares, en comunión con la Sede de Pedro, y entre ellas, llevar esa misma doctrina a aplicaciones concretas". Todo esto nos tiene que llevar a "no pasar adelante" frente a tantos heridos y golpeados por la injusticia social y los atropellos contra la dignidad y contra los derechos humanos, sino ser los buenos samaritanos, curando tantas heridas como afligen a nuestra gente humilde, quienes medran con el dolor y el sudor ajeno. " La caridad de Cristo nos apremia" ( 2 Cor. 8, 14 ) .

[00248-04.03] [IN204] [Texto original: español]

S.E.R. Mons. Josaphat Louis LEBULU, Arzobispo de Arusha (Tanzania)

En los países en desarrollo, como los países africanos, el Obispo diocesano, como "cabeza y el esposo" de su Iglesia particular (la diócesis), no puede ser un signo de esperanza para el pueblo que le ha sido confiado si no se compromete plenamente en la lucha por el desarrollo humano de su pueblo. De hecho, el compromiso del obispo con el desarrollo integral de su grey no debe, de ninguna manera, ser considerado un hobby, sino una vocación, una misión y un deber que debe cumplir con gran atención. Es una vocación que proviene de Jesucristo, el Buen Pastor, que llama y exhorta al obispo a unirse a Él en el ministerio hacia el pueblo de Dios en una área (Cfr. Mt 9, 35-38). Considero, de hecho, el paso por los países y ciudades de la Galilea para sanar y evangelizar realizado por Jesucristo durante su ministerio público es realizado, hoy, en los poblados ricos y pobres de África, en las ciudades y en los suburbios limpios y sucios de los países africanos, en las plazas de mercado y en las calles de nuestras ciudades, donde muchos hijos e hijas de África, creados a imagen y semejanza de Dios, mueren, poco a poco, por la plaga de la malaria y por la epidemia del HIV/SIDA. Ciertamente, el Señor Resucitado, movido por la compasión y la piedad, por lo tanto, se dirige a todos nosotros, obispos de África, para disminuir y, en fin, erradicar la malaria y el HIV/SIDA de nuestras respectivas diócesis. El Señor mismo nos solicita que pidamos ayuda al Padre, porque se da cuenta de cuán difícil se hace la situación si es librada sólo a nuestras fuerzas y a nuestra voluntad (cf. Lc 11, 9-13). En nuestra impotencia, pedimos, buscamos y golpeamos a la puerta del Padre celestial para que nos conceda el don del Espíritu Santo para ser inspirados a entender la especificidad de esta vocación, comprendiendo que:

- El Señor Resucitado no tiene otros pies sino los nuestros para llevar la Buena Nueva a los pobres, y lo buenos que son los pies de aquél que lleva la Buena Nueva a los pobres.

- Jesús, el Señor Resucitado, no tiene otras manos sino las nuestras para bendecir a los afligidos, ungir a los enfermos, curar a los heridos y asistir a los pobres y necesitados.

- Jesús no tiene otra mente sino la nuestra para controlar, analizar e interpretar las devastadoras situaciones socio-económicas, políticas y culturales e individuar las prioridades, los programas, los proyectos y los planes estratégicos para una acción eficaz y eficiente.

- Sobre todo, Cristo no tiene otro corazón que el nuestro con el cual amar a todos los pueblos y, por lo tanto, inspirar esperanza en el pueblo, en la sociedad y en el mundo entero.

Cuando una persona es llamada a desarrollar el ministerio de obispo, ¡no es llamada solamente para asistir o ayudar a Jesucristo en su obra de evangelización! Habiendo el obispo asimilado la persona, la misión y la vocación de Jesucristo en lo que concierne a la necesidad de obrar por el desarrollo humano integral de toda la grey, se espera de él que retome el trabajo de Cristo y lo convierta en un deber personal. Entonces exterioriza tal misión y vocación como un deber suyo u obligación y se dirige a otros, en la diócesis y fuera de la misma, para que colaboren en la realización de este deber muy preciado. Como conclusión, permítanme expresar, en nombre mío y de las Conferencias episcopales de los países AMECEA, nuestra sincera gratitud por la solidaridad y el apoyo que nos han dado muchos de nuestros hermanos en el episcopado. Sosteniéndonos en la realización de nuestra vocación, nuestra misión y nuestro deber de comprometernos plenamente en el esfuerzo de desarrollo humano integral de la grey que nos ha sido confiada, nos han permitido, de hecho, ser un signo de esperanza para nuestro pueblo.

[00249-04.04] [in205] [Texto original: inglés]

S.E.R. Mons. Edmond JITANGAR, Obispo de Sarh (Chad)

Entre los numerosos desafíos que se presentan a nuestra iglesia y sus pastores, dos atraen especialmente nuestra atención.

1. La identidad de nuestra Iglesia.

El Chad es un error de la historia colonial, pues ha sido creado a partir de materiales heterogéneos, lo que explica en parte los numerosos dramas que tienen lugar actualmente. Frente al Islam (51% del país), nuestra Iglesia está llamada a decir quién es, dándose una identidad, manifestando su capacidad de sacar del Evangelio de Jesucristo las fuerzas suficientes para enfrentarse a las situaciones de subdesarrollo en las que nos encontramos. La eclesiologia de la Iglesia-Familia de Dios ha contribuido a dar una identidad a nuestra Iglesia, porque concierne su búsqueda de un reconocimiento a través de las relaciones que le permiten un "ser de más". Esta visión de la Iglesia-Familia de Dios sitúa al Papa y, de forma más inmediata, al obispo en el centro de la vida de familia. Por la comunión sacramental con los otros obispos y como promotores de la única misión de Cristo, él vela con solicitud sobre el "depósito de la fe", cum et sub Petro.

2. El hacerse cargo de la vida de nuestra Iglesia-Familia.

La desastrosa situación económica de nuestras diócesis constituye una gran preocupación para nosotros, pastores. El Instrumentum Laboris, en el número 74, sugiere que "se establezcan relaciones de ayuda recíproca entre diócesis grandes y pequeñas". Las consideraciones pesimistas y los prejuicios desfavorables sobre África que prevalecen en las relaciones internacionales pueden influenciar negativamente la manera cómo estas relaciones de asistencia deben ser vividas. La eclesiología de comunión y de unidad en la misión puede ser falseada... a menos que, por ambas partes, no se realice una conversión en la mirada.

Dos deseos:

1. Desarrollar más los lugares de expresión de la comunión episcopal.

2. Que las Iglesias primogénitas aporten un "apoyo técnico multiforme y programado" a las iglesias más jóvenes, para ayudarlas a implantar estructuras adecuadas para una buena gestión de sus proyectos pastorales o de promoción humana.

[00250-04.03] [IN206] [Texto original: francés]

LISTA DE LOS RELATORES DE LOS CÍRCULOS MENORES

Anglicus A

  • S.E.R. Mons. Orlando B. QUEVEDO, O.M.I., Arzobispo de Cotabato y Presidente de la Conferencia Episcopal (Filipinas).

Anglicus B

  • S.E.R. Mons. Vernon James WEISGERBER, Arzobispo de Winnipeg (Canadá).

Anglicus C

  • S.E.R. Mons. John Olorunfemi ONAIYEKAN, Arzobispo de Abuja y Presidente de la Conferencia Episcopal (Nigeria).

Gallicus A

  • S.E.R. Mons. Jean-Claude MAKAYA LOEMBE, Obispo de Pointe-Noire (República Del Congo)

Gallicus B

  • S.E.R. Mons. Gilles CAZABON, O.M.I., Obispo de Saint-Jérôme (Canadá).

Gallicus C

  • S.E.R. Mons. Pierre MORISSETTE, Obispo de Baie-Comeau (Canadá).

Germanicus

  • S.E.R. Mons. Alois KOTHGASSER, S.D.B., Obispo de Innsbruck (Austria).

Hispanicus A

  • S.E.R. Mons. Héctor Miguel CABREJOS VIDARTE, O.F.M., Arzobispo de Trujillo y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal (Perú).

Hispanicus B

  • S.E.R. Mons. Ramón Ovidio PEREZ MORALES, Arzobispo de Los Teques (Venezuela).

Hispanicus C

  • S.E.R. Mons. Carlos AGUIAR RETES, Obispo de Texcoco (México).

Italicus A

  • S.E R. Mons. Giuseppe COSTANZO, Arzobispo de Siracusa (Italia).

Italicus B

  • S.E.R. Mons. Cosmo Francesco RUPPI, Arzobispo de Lecce (Italia).

[00280-04.02] [nnnnn] [Texto original: latino]

AVISOS

TRABAJOS SINODALES

La oración de apertura de la Décimo Sexta Congregación General del jueves por la mañana 11 de octubre de 2001, "por las víctimas del atentado terrorista en los Estados Unidos de América" y "por la paz en el mundo" será transmitida en directo por TV desde el Aula del Sínodo a la Sala de Prensa de la Santa Sede.

CONFERENCIA DE PRENSA

La segunda Conferencia de Prensa sobre los trabajos de la X Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, después de la Relación posterior a la discusión tendrá lugar el viernes 12 de octubre de 2001, a las 12.45 horas, en el Aula Juan Pablo II de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Intervendrán:

  • S.E.R. Mons. Jorge Mario BERGOGLIO, S.I., Arzobispo de Buenos Aires (Argentina), Relator General Adjunto

  • S. Em. R. Card. Bernard AGRÉ, Arzobispo de Abiyán (Costa de Marfil), Presidente delegado
  • S. Em. R. Card. Ivan DIAS, Arzobispo de Bombay (India), Presidente delegado
  • S.E.R. Mons. John Patrick FOLEY, Arzobispo titular de Neapoli di Proconsolare y Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Presidente de la Comisión para la información
  • S.E.R. Mons. Telesphore Placidus TOPPO, Arzobispo de Ranchi (India), Vicepresidente de la Comisión para la información

[00267-04.02] [nnnnn] [Texto original: latino]

"BRIEFING" PARA LOS GRUPOS LINGÜÍSTICOS"

El noveno "briefing" para los grupos lingüísticos tendrá lugar mañana jueves, 11 de octubre de 2001, a las 13:10 horas (en los lugares de los briefing y con los Responsables de Prensa indicados en el Boletín n. 2).

Se recuerda que los operadores audiovisuales (cámaras y técnicos) tienen que dirigirse al Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales para el permiso de acceso (muy restringido).

"POOL" PARA EL AULA DEL SÍNODO"

El octavo "pool" para el Aula del Sínodo será formado para la oración de apertura de la Décimo Sexta Congregación General del jueves, por la mañana, 11 de octubre de 2001.

En la Oficina de Información y Acreditación de la Oficina de Prensa de la Santa Sede (entrando a la derecha) están a disposición de los redactores las listas de inscripción al pool.

Se recuerda que los operadores audiovisuales (cámaras y técnicos) y fotógrafos tienen que dirigirse al Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales para la participación en el pool para el Aula del Sínodo.

Se recuerda a los participantes al pool que estén a las 8:30 horas en el Sector de Prensa, montado en el exterior, frente a la entrada del Aula Pablo VI, desde donde serán llamados para acceder al Aula del Sínodo, siempre acompañados por un oficial de la Oficina de Prensa de la Santa Sede y del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales.

BOLETÍN

El próximo Boletín N. 19 estará a disposición de los periodistas acreditados tras la conclusión de los trabajos de la Décimo Sexta Congregación General de la X Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos de mañana jueves por la mañana, 11 de octubre de 2001.

 
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