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MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A SU SANTIDAD MAR DINKHA IV,
CATHOLICÓS PATRIARCA DE LA IGLESIA ASIRIA DE ORIENTE

 

El jubileo de oro de su consagración episcopal, Santidad, que culminó en su eminente ministerio como Catholicós Patriarca de la Iglesia asiria de Oriente, me brinda la oportunidad de manifestarle mi felicitación y mis mejores deseos con mi oración.

Agradezco al Señor las abundantes bendiciones concedidas a la Iglesia asiria de Oriente a través de su ministerio, y le doy las gracias por su compromiso a favor de la promoción del diálogo constructivo, la cooperación fructífera y la amistad creciente entre nuestras Iglesias. Recuerdo su presencia en el funeral de Juan Pablo II y, previamente, su visita a Roma en 1994 para firmar una Declaración cristológica común. La sucesiva Comisión conjunta para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia asiria de Oriente ha dado muchos frutos. Renuevo la esperanza, expresada con ocasión de su visita a Roma en junio de 2007, de que «la fecunda labor que la Comisión ha realizado durante estos años continúe, sin perder jamás de vista la meta última de nuestro camino común: el restablecimiento de la comunión plena».

Quiero reiterar también mi solidaridad con las comunidades cristianas que están en Irak y en todo Oriente Medio, rezando para que las formas efectivas de testimonio común del Evangelio y la colaboración pastoral al servicio de la paz, de la reconciliación y de la unidad se profundicen entre los fieles católicos y los asirios.

Santidad, en este significativo aniversario, rezo para que el amor de Dios Padre lo envuelva, la sabiduría del Hijo lo ilumine y el fuego del Espíritu Santo siga inspirándolo.

Con sentimientos de respeto, le envío, Beatitud, un abrazo fraternal en Jesucristo nuestro Salvador.

BENEDICTUS PP. XVI



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