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JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 22 de marzo de 1992

 

Queridos hermanos y hermanas:

1. Continuamos nuestra peregrinación, con el pensamiento y el corazón por los santuarios del continente americano, con motivo del V Centenario de la evangelización del nuevo mundo. Vamos hoy espiritualmente a la basílica de la Virgen de Luján, patrona de Argentina.

Visité dicho santuario como «Peregrino de la paz» el 11 de junio de 1982. Está situado a unos 60 kilómetros de Buenos Aires junto al río y la villa que llevan el mismo nombre de Luján. Allí, el año 1630 se comenzó a venerar una imagen de la Inmaculada Concepción de María y ahí se construyó, al comienzo de nuestro siglo, un magnífico templo de estilo gótico moderno, centro de la religiosidad popular del noble y amado pueblo argentino.

2. El santuario nacional de la Virgen de Luján se ha transformado, con el tiempo, en lugar de intensa oración y piedad mariana, así como de creciente actividad apostólica es, sobre todo, encrucijada de multitudes de fieles. Se calcula que al santuario acuden cada año unos ocho millones de peregrinos, deseosos de encontrar a la Madre de Dios y de profundizar en su fe.

A la muchedumbre de fieles, que allí se congregan nos unimos hoy también nosotros en peregrinación espiritual y, en sintonía con el reciente mensaje del Episcopado argentino, que lleva el significativo título «Quinientos años de Evangelio», «pedimos la mediación de María, estrella de la evangelización, para que todo cristiano se convierta en protagonista del mundo nuevo que Jesús, Señor de la historia, vino a proponernos».

3. En este mismo documento los obispos argentinos ponen expresivamente de relieve lo que fue la evangelización, que se inició hace 500 anos en América, y dicen a este propósito: «La Iglesia celebra la evangelización, o sea, la proclamación de la fe en Jesucristo que los habitantes de este nuevo mundo supieron, desde el comienzo, abrazar con pasión e incorporar a sus propias formas culturales. Y celebra también quinientos años de tarea misionera, agradeciendo a Dios "la vocación cristiana y católica de América Latina" y su profunda y arraigada devoción mariana».

Precisamente por eso, la Conferencia general del Episcopado latinoamericano, que tendrá lugar en Santo Domingo, junto a la figura de Cristo, «el primero y más grande evangelizador» (Evangelii nuntiandi, 7), pondrá de relieve el papel decisivo y singular de María, Madre de la Iglesia, en la tarea de la nueva evangelización del continente latinoamericano.

En el camino hacia la Pascua, que nos lleva a descubrir nuestra misión cristiana, nos guíe y acompañe Nuestra Señora de Luján. Desde su santuario, que encierra un mensaje de fe y esperanza para toda América Latina, llegue a cada uno de nosotros esa invitación a la conversión, a la que tan oportunamente nos llama la liturgia de este tercer domingo de Cuaresma.



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