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JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Solemnidad de la Epifanía del Señor
Lunes 6 de enero de 2003

 

Amadísimos hermanos y hermanas: 

1. Hoy, solemnidad de la Epifanía del Señor, el Niño nacido en la noche de Belén se manifiesta al mundo como luz de salvación para todos los pueblos.Unos Magos —narra el evangelio de san Mateo— llegaron de Oriente, adoraron al Niño y le ofrecieron dones simbólicos:  oro al Rey, incienso a Dios y mirra al Hombre que será sepultado.

A este episodio los padres de la Iglesia asociaron muy pronto otros dos, en los que Jesús  manifestó su gloria:  el  bautismo en el río Jordán y las bodas de Caná.

Estos dos acontecimientos de la vida de Cristo forman parte del nuevo ciclo de misterios del rosario —los misterios de la luz—, propuestos recientemente a la meditación de todos los fieles. Por eso, con los ojos de María contemplemos estos misterios en la Epifanía del Señor, luz y salvación del mundo.

2. En esta solemnidad destaca la vocación universal y misionera de la Iglesia. Está llamada a difundir en el mundo la luz de la buena nueva, fuente de vida y de renovación para toda persona y para la humanidad. Esta es, en particular, la tarea de los Apóstoles y de sus sucesores, los obispos; por eso, esta mañana, como en el pasado, he ordenado a algunos nuevos obispos. Les renuevo mi cordial saludo a ellos, así como a sus familiares y a cuantos los acompañan. Invito a todos a rezar por ellos, para que sean siempre "epifanía" de Cristo, camino, verdad y vida.

3. Narra el Evangelio que una estrella guió a los Magos, primero hasta Jerusalén y después hasta Belén. Las antiguas profecías comparaban al Mesías que había de venir con un astro celeste. También  a María se le atribuyó este emblema: si Cristo es la estrella que lleva a Dios, María es la estrella que lleva a Jesús.

A su protección materna encomendamos hoy a los nuevos obispos y a todo el pueblo cristiano. De modo especial, os invito a rezar por los amados hermanos y hermanas de las Iglesias orientales, que, siguiendo el calendario juliano, celebran en estos días la santa Navidad. Que a todas estas comunidades eclesiales el Señor, nacido por nosotros de la Virgen Madre, les traiga serenidad y paz.


Después del Ángelus

Se celebra este año el 160° aniversario de la fundación de la Obra de la Santa Infancia, que hoy se encuentra presente en más de cien naciones. Propone a los niños orar y realizar gestos de solidaridad concreta, incluyendo sacrificios personales, en favor de sus coetáneos que aún no conocen a Jesús y viven en situaciones difíciles. Doy las gracias a todos estos "pequeños misioneros" por su contribución a la difusión del Evangelio y les deseo que lo testimonien cada día con su vida.

Saludo a los peregrinos presentes, y en particular a los participantes en la cabalgata folclórica llamada "Viva la Befana", procedentes de algunos ayuntamientos de la región de Viterbo, acompañados de sus respectivos alcaldes.

A todos deseo que la luz de Cristo ilumine cada día del año recién iniciado.

 



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