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JUAN PABLO II

AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 5 de septiembre de 1979

 

Diálogo con Jesucristo sobre los fundamentos del matrimonio

1. Desde hace algún tiempo están en curso los preparativos para la próxima Asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en Roma en el otoño del próximo año. El tema del Sínodo: "De muneribus familiae christianae (Misión de la familia cristiana"), concentra nuestra atención sobre esta comunidad de vida humana y cristiana, que desde el principio es fundamental. Precisamente de esta expresión, "desde el principio", se sirvió el Señor Jesús en el coloquio sobre el matrimonio, referido en el Evangelio de San Mateo y en el de San Marcos. Queremos preguntarnos qué significa esta palabra: "principio". Queremos además aclarar por qué Cristo se remite al "principio" precisamente en esta circunstancia, y, por tanto, nos proponemos un análisis más preciso del correspondiente texto de la Sagrada Escritura.

2. Jesucristo se refirió dos veces al "principio" durante la conversación con los fariseos, que le presentaban la cuestión sobre la indisolubilidad del matrimonio. La conversación se desarrolló del modo siguiente:

"... Se le acercaron unos fariseos con propósito de tentarle y le preguntaron: ¿Es lícito repudiar a la mujer por cualquier causa? El respondió: ¿No habéis leído que al principio el Creador los hizo varón y hembra? Y dijo: Por eso dejará el hombre al padre y a la madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre. Ellos le replicaron: Entonces, ¿cómo es que Moisés ordenó dar libelo de divorcio al repudiar? Díjoles El: Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres, pero al principio no fue así" (Mt 19, 3 ss; cf. Mc 10, 2 ss).

Cristo no acepta la discusión al nivel en que sus interlocutores tratan de introducirla; en cierto sentido, no aprueba la dimensión que ellos han intentado dar al problema. Evita enzarzarse en las controversias jurídico-casuísticas; y, en cambio, se remite dos veces al principio". Procediendo así, hace clara referencia a las palabras correspondientes del libro del Génesis, que también sus interlocutores sabían de memoria. De esas palabras de la revelación más antigua, Cristo saca la conclusión y se cierra la conversación.

3. "Principio" significa, pues, aquello de que habla el libro del Génesis. Por tanto, Cristo cita al Génesis 1, 27 en forma resumida: "Al principio, el Creador los hizo varón y hembra", mientras que el pasaje original completo dice así textualmente: "Creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó varón y hembra". A continuación, el Maestro se remite al Génesis 2, 24: "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer; y vendrán a ser los dos una sola carne". Citando estas palabras casi "in extenso", por completo, Cristo les da un significado normativo todavía más explícito (dado que podría ser hipotético que en el libro del Génesis sonaran como afirmaciones de hecho "dejará... se unirá... vendrán a ser una sola carne"). El significado normativo es admisible en cuanto que Cristo no se limita sólo a la cita misma, sino que añade: "De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre". Ese "no lo separe" es determinante. A la luz de esta palabra de Cristo, el Génesis 2, 24 enuncia el principio de la unidad e indisolubilidad del matrimonio como el contenido mismo de la Palabra de Dios, expresada en la revelación más antigua.

4. Al llegar a este punto, se podría sostener que el problema está concluido, que las palabras de Jesús confirman la ley eterna formulada e instituida por Dios desde el "principio", como la creación del hombre. Incluso podría parecer que el Maestro, al confirmar esta ley primordial del Creador, no hace más que establecer exclusivamente su propio sentido normativo, remitiéndose a la autoridad misma del primer Legislador. Sin embargo, esa expresión significativa: "desde el principio", repetida dos veces, induce claramente a los interlocutores a reflexionar sobre el modo en que Dios ha plasmado al hombre en el misterio de la creación, como "varón y hembra", para entender correctamente el sentido normativo de las palabras del Génesis. Y esto es tan válido para los interlocutores de hoy, como lo fue para los de entonces. Por lo tanto, en el estudio presente, considerando todo esto, debemos meternos precisamente en la actitud de los interlocutores actuales de Cristo.

5. Durante las sucesivas reflexiones de los miércoles, en las audiencias generales, como interlocutores actuales de Cristo, intentaremos detenernos más largamente sobre las palabras de San Mateo (19, 3 y ss.). Para responder a la indicación que Cristo ha encerrado en ellas, trataremos de penetrar en ese "principio" al que se refirió de modo tan significativo, y así seguiremos de lejos el gran trabajo que sobre este tema precisamente emprenden ahora los participantes en el próximo Sínodo de los Obispos. Junto con ellos toman parte numerosos grupos de Pastores y de laicos que se sienten particularmente responsables de la misión que Cristo propone al matrimonio y a la familia cristiana: la misión que El ha propuesto siempre y propone también en nuestra época, en el mundo contemporáneo.

El ciclo de reflexiones que comenzamos hoy, con intención de continuarlo durante los sucesivos encuentros de los miércoles, tiene como finalidad, entre otras cosas, acompañar, de lejos por así decirlo, los trabajos preparativos al Sínodo, pero no tocando directamente su tema, sino dirigiendo la atención a las raíces profundas de las que brota este tema.


Saludos

Al seminario mayor de Toledo una bendición especial; para todos los seminaristas sin excepción.

Amadísimos hermanos y hermanas:

¡A todos y a cada uno os saludo con afecto y os doy mi más cordial bienvenida!

Quiero hablaron hoy de la Asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en Roma, en el otoño del próximo año. Tendrá como tema de estudio "los deberes de la familia cristiana", es decir, centrará su atención en esa comunidad de vida humana y cristiana, que desde el principio es fundamental.

Fue el mismo Jesucristo quien, en coloquio con los fariseos a propósito de la indisolubilidad del matrimonio hizo referencia al "principio". ¿No habéis leído —dijo Jesús— que al principio el Creador los hizo varón y hembra? Por esto dejará el hombre al padre y a la madre y se unirá a la mujer, y serán los dos una sola carne" (Mt 19, 3 ss.).

El Señor, dejando de lado la controversia jurídico-casuística de los fariseos, quiere hacer reflexionar sobre cómo en el misterio de la creación ha sido plasmado el hombre: "Dios creó al hombre a su imagen; los creó varón y hembra" (cf. Gén 2, 24). En esta catequesis de los miércoles, trataremos de pensar sobre las palabras de Cristo, como si fuésemos interlocutores suyos. De este modo, además de acompañar el trabajo preparatorio del Sínodo de los Obispos, iremos desentrañando el sentido de la palabra "desde el principio", a la que se refirió el mismo Cristo de manera tan significativa.

(Mensaje a los ciudadanos de los Estados Unidos)

Me complace tener la oportunidad que me brinda la televisión de Estados Unidos, de expresar el gran gozo con que pienso en mi visita a vuestro país.

El mensaje que deseo llevaros es mensaje de esperanza y paz, mensaje de amor fraterno. Deseo testimoniar a todos los americanos —católicos, protestantes y judíos, a las personas de todas las Iglesias y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad— mi amistad, respeto y estima. Os ruego que recéis para que logre cumplir mi misión de servicio.

Voy sobre todo como siervo del Evangelio de Cristo a una visita pastoral a la Iglesia católica de Estados Unidos, a proclamar el mensaje elevador y medicinal de la palabra de Dios. Pido a mis correligionarios católicos en particular, que en estos días anteriores a mi visita abran de par en par el corazón a la acción purificadora del Espíritu Santo. Lo más urgente ahora es la preparación espiritual, para que cuando yo vaya celebremos juntos adecuadamente nuestra unidad en el amor de Dios, en el amor de Nuestro Señor Jesucristo.

(Al Movimiento Scout de Francia)

A los 350 responsables del Movimiento "Scout" de Francia, a los capellanes del Movimiento, e igualmente al reducido grupo de responsables minusválidos y a los aspirantes venidos de ultramar, dirijo un saludo y una felicitación muy cordiales.

La seriedad de la preparación y desenvolvimiento de vuestro congreso nacional acrecienta mi gozo y esperanza de Pastor universal. A través de vuestras personas y de vuestra dedicación, pienso mucho en la juventud contemporánea desengañada tantas veces de una sociedad que multiplica las cosas sin conseguir dar razones superiores para vivir a las generaciones que van llegando. Que vuestro original Movimiento, abierto constantemente al mundo y siempre fiel a Cristo y a su Iglesia, lleve a la práctica el programa elaborado en estas jornadas de Asís y Roma: el desarrollo personal a través de la relación con los demás y el servicio a la sociedad. Este programa es fundamental y permanente. Alertad y educad a los jóvenes para rupturas y opciones profundas, a fin de que lleguen a ser responsables de sí mismos y capaces de devolver a nuestro mundo perturbado su objetivo verdadero que es el servicio integral del  hombre según los criterios del Evangelio. ¡Animo y confianza! ¡Cristo, Redentor de todo el ,hombre y de todos los hombres, está siempre con nosotros! En su nombre os bendigo de todo corazón.

(A los participantes en el XXV congreso nacional de actualización para educadores de sordos)

Dirijo un saludo particular a los numerosos participantes en el XXV Congreso nacional de actualización para educadores de sordos. Queridísimos: Vuestro trabajo es no sólo testimonio de alto contenido social, sino que tiene además un específico valor evangélico que os sitúa en las huellas de Jesucristo. Por ello, a la vez que deseo que también la legislación civil ayude cada vez más a vuestra noble misión, os aliento cordialmente a seguir por el camino emprendido y con mucho gusto concedo a vosotros y a las personas a quienes ayudáis, mi bendición apostólica.

(A los fieles y componentes del coro parroquial de Póstire, de la diócesis de Hvar, Yugoslavia)

Deseo dirigir ahora un saludo cordialísimo a vosotros, queridos fieles y componentes del coro parroquial de Póstire, de la diócesis de Hvar, en Yugoslavia, que os habéis reunido aquí acompañados de mons. Arneric. obispo de Sibenik, compatriota vuestro, para poner de manifiesto vuestra adhesión fiel a la Cátedra de Pedro, con ocasión del 400 aniversario de la fundación de vuestra comunidad.

Os agradezco que hayáis venido a visitar al Papa, porque cada parroquia, primera célula eclesial, debe estar íntimamente vinculada a toda la Iglesia y, en consecuencia, al fundamento visible de su unidad. En efecto, y como afirma el Concilio, la parroquia "ofrece un modelo clarísimo de apostolado comunitario porque reduce a unidad todas las diversidades humanas... y las inserta en la universalidad de la Iglesia" (Apostolicam actuositatem, 10). La parroquia inserta al fiel en el Cuerpo místico de Cristo y es la primera familia espiritual cualificada; es la primera escuela de fe, oración y comportamiento cristiano; es también el primer campo de caridad eclesial y el primer órgano de acción pastoral y social.

Gozoso por este encuentro de familia, bendigo con todo afecto a vosotros, a vuestros seres queridos y a todos los fieles de Póstire, deseando que seáis siempre "fraternidad que tiene una sola alma", según la frase de San Cipriano (cf. S. Cipriano, Epist. 11, 3; PL 4, 242 B).

(A algunos de los grupos presentes en la audiencia)

Doy una bienvenida especial al obispo de Moverly y a toda la peregrinación de Leeds en la ocasión gozosa del centenario de la diócesis. Que la visita a Roma contribuya a confirmaros en la fe de Pedro y Pablo, y a daros mayor vigor en vuestra vida cristiana diaria. Con vosotros envío mi bendición apostólica al obispo Wheeler y a todos los sacerdotes, religiosos y laicos de vuestra tierra.

Me propongo reservar un saludo cordial a la peregrinación de la diócesis de Ruvo y Bitonio, presidida por el administrador apostólico, mons. Aldo Garzia, obispo de Molfetta. A todos dedico una palabra de agradecimiento por esta manifestación comunitaria y dinámica de fe, y el deseo de que gocéis de vida serena y buena, deseo que os ruego tengáis la bondad de transmitir a vuestros parientes y amigos que han quedado en casa, con mi propiciadora bendición apostólica.

Saludo asimismo al grupo de consiliarios eclesiásticos de la Confederación nacional de Trabajadores del campo, reunidos en Roma para celebrar su XII Congreso nacional sobre el tema: "La juventud rural, la fe, la Iglesia".

Me complazco sinceramente en el afán que ponéis en ayudar a uno de los sectores más vitales del trabajo humano. Los trabajadores del campo os necesitan incluso para sacar del Evangelio mayor conciencia de la nobleza de su trabajo. Por ello os bendigo de corazón a vosotros y a todos los trabajadores del campo a quienes dedicáis vuestros cuidados.

(A los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados)

Ahora y como de costumbre, deseo dirigir una palabra cordial de bienvenida y augurio a vosotros, queridos muchachos muchachas y jóvenes todos, que alegráis con vuestra juventud vibrante esta magnífica plaza de San Pedro, convertida más que nunca en foro de los pueblos y auditorio de todos los creyentes.

Os agradezco el haber venido aquí a manifestar al Papa y al mundo vuestra fe y el entusiasmo sincero con que queréis vivir vuestro ideal cristiano, que se encarna en el amor personal a Cristo y a su Madre Santísima. Me gozo con vosotros y con vuestros padres y educadores al venos movidos y animados de propósitos santos para el futuro. Que mi especial bendición os ayude a ponerlos en práctica con generosidad siempre creciente.

Queridísimos enfermos aquí presentes y también los que os encontráis en los hospitales: Sabéis cuánto amor siento hacia vosotros y cómo os recuerdo continuamente en la oración y sobre todo en la celebración de la Santa Misa. Sois los predilectos del Papa. Vosotros haced que el lecho de dolor se transforme en altar donde os ofrezcáis a Dios en entrega total, para su mayor gloria y para redención del mundo. Y no os faltará la recompensa divina, antes bien será grande en el cielo. Esto pido al Señor para vosotros, a la vez que os doy con toda efusión mi bendición particular.

Un saludo y uña felicitación a los recién casados que toman parte en esta audiencia. Queridísimos esposos: Con la bendición del Papa dais comienzo a una vida nueva, después de haber recibido la bendición de Dios ante el altar. Tened siempre en la conciencia el significado cristiano de la misión a la que habéis sido llamados con el sacramentó del matrimonio. Llevad a esa misión la fuerza limpia y plena del amor bendecido que, como dice San Agustín, "es tanto más fuerte cuanto más santo" (Ep. 127, 9). Y que jamás, jamás, ningún cálculo egoísta logre apagar el fuego que acabáis de encender. Con estos deseos fervientes os bendigo en el nombre del Señor.

* * *

Llamada del Santo Padre en favor de la República Dominicana devastada por un huracán

En estos momentos, quiero confiaros encarecidamente una honda preocupación que espero hallará cumplido eco en vosotros y en cuantos me están escuchando.

De la República Dominicana siguen llegando noticias cada vez más dramáticas sobre los efectos devastadores del huracán "David". Las víctimas humanas pasan ya del millar; los daños materiales son ingentes.

Amadísimos hermanos y hermanas: una población entera, cuyos extraordinarios sentimientos humanos y espirituales tuve ocasión de comprobar durante mi visita a Latinoamérica, sufre ahora el dolor de la pérdida de tantas vidas humanas y se ve reducida a la extrema miseria, sin provisiones, con sus cosechas destrozadas y muchos sin techo donde cobijarse.

Ante esta situación tan extremadamente difícil, quiero hacerme portavoz de la llamada angustiosa de aquellos queridísimos hijos y pido a todos, en particular a los Estados y a las Organizaciones Internacionales, que acudan solícitos en su ayuda, que se muestren generosa y fraternalmente solidarios con aquel país para que, superando esta desgracia, logre reconstruir serenamente la normalidad de la vida ciudadana. El Señor bendiga a cuantos presten su valiosa colaboración.

 



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