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ALOCUCIÓN DE SU SANTIDAD JUAN XXIII
EN EL CONSISTORIO SEMIPÚBLICO SOBRE LA CAUSA
DE CANONIZACIÓN DE MARÍA BERTILA BOSCARDIN
*

Jueves 13 de abril de 1961

 

Conocéis perfectamente el motivo de convocaros hoy en este consistorio, que es tratar de la causa de canonización de la Beata María Bertila Boscardin.

Sobre la vida de esta virgen se os ha informado oportunamente, por lo cual habéis podido fácilmente colegir que hay pruebas suficientes de su virtud, santidad y milagros, obrados por ella con el auxilio divino. Especialmente creemos recordaréis la insigne piedad que la Beata María Bertila Boscardin tuvo con Dios Omnipotente y el Divino Redentor, su integridad de costumbres y pureza de alma y, finalmente, su ardor en ayudar al prójimo, especialmente a los desgraciados y enfermos. Todo lo cual esperamos comprenderéis mejor después de que nuestro venerable hermano, el Cardenal Cayetano Cicognani, Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos, según su costumbre, defienda la causa de dicha virgen con su palabra precisa y elocuente.

Por lo que a Nos toca, aunque somos plenamente conscientes de que en lo concerniente tanto a la doctrina como a los preceptos morales no nos ha de faltar, por las promesas del Divino Fundador de la Iglesía, la divina asistencia del Espíritu Santo, sin embargo, no queriendo apartarnos de la tradición recibida por esta Apostólica Sede, deseamos nos deis a Nos, que ejercemos el tan grave cargo apostólico, vuestro parecer sobre este asunto. Por esto no queremos proclamar solemnemente la santidad de esta virgen y proponerla a la imitación de los fieles antes de que cada uno de vosotros declare lo que piensa sobre esta causa.

Así, pues, venerables hermanos, os rogamos encarecidamente que uno tras otro, guardando el orden de vuestra dignidad, nos deis a conocer deliberadamente lo que pensáis sobre el particular.

(Después del placet de los Cardenales continuó el Sumo Pontífice.)

Por tanto, no podemos por menos de alegrarnos, venerables hermanos, de que deseéis, lo mismo que Nos, que la Beata María Bertila Boscardin sea glorificada con la aureola de las santas.

Por consiguiente, sabed que le otorgamos deliberadamente los honores de la santidad y que llevaremos a cabo esto con la ayuda de Dios en la festividad de la Ascensión del Señor, el día 11 de mayo próximo, en la majestuosa Basílica Vaticana, con las grandiosas ceremonias que incitan a la piedad de los fieles.

Entre tanto, no ceséis de elevar súplicas a Dios, Dador de los divinos favores, para que lo que hemos de definir sea para gloria e incremento de la Santa Iglesia y para todos invitación a la virtud cristiana.

 


* AAS 53 (1961) 243-244.

 

 



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