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6.âÂÂEl Año de la fe ha comenzado en el 50 ani-
versario de la apertura del Concilio Vaticano II.
Esta coincidencia nos permite ver que el Vatica-
no II ha sido un Concilio sobre la fe,
6
en cuanto
que nos ha invitado a poner de nuevo en el cen-
tro de nuestra vida eclesial y personal el primado
de Dios en Cristo. Porque la Iglesia nunca presu-
pone la fe como algo descontado, sino que sabe
que este don de Dios tiene que ser alimentado
y robustecido para que siga guiando su camino.
El Concilio Vaticano II ha hecho que la fe brille
dentro de la experiencia humana, recorriendo asÃ
los caminos del hombre contemporáneo. De este
modo, se ha visto cómo la fe enriquece la exis-
tencia humana en todas sus dimensiones.
7.âÂÂEstas consideraciones sobre la fe, en lÃnea
con todo lo que el Magisterio de la Iglesia ha
declarado sobre esta virtud teologal,
7
pretenden
sumarse a lo que el Papa Benedicto XVI ha es-
crito en las Cartas encÃclicas sobre la caridad y la
6
â« Si el Concilio no trata expresamente de la fe, habla de
ella en cada una de sus páginas, reconoce su carácter vital y
sobrenatural, la supone Ãntegra y fuerte, y construye sobre ella
sus doctrinas. BastarÃa recordar las afirmaciones conciliares [â¦]
para darse cuenta de la importancia esencial que el Concilio,
coherente con la tradición doctrinal de la Iglesia, atribuye a la fe,
a la verdadera fe, la que tiene como fuente a Cristo y por canal
al magisterio de la Iglesia » (Pablo VI,
Audiencia general
[8 marzo
1967]:
Insegnamenti
V [1967], 705).
7
âÂÂCf. C
onc
. E
cum
. V
at
. I, Const. dogm.
Dei Filius
, sobre
la Fe católica, cap. III:
DS
3008-3020; C
onc
. E
cum
. V
at
. II,
Const. dogm.
Dei Verbum,
sobre la divina revelación
,
5;
Catecismo
de la Iglesia Católica,
153-165