Lumen Fidei - page 9

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esperanza. Él ya había completado prácticamen-
te una primera redacción de esta Carta encíclica
sobre la fe. Se lo agradezco de corazón y, en la
fraternidad de Cristo, asumo su precioso trabajo,
añadiendo al texto algunas aportaciones. El Suce-
sor de Pedro, ayer, hoy y siempre, está llamado a
« confirmar a sus hermanos » en el inconmensu-
rable tesoro de la fe, que Dios da como luz sobre
el camino de todo hombre.
En la fe, don de Dios, virtud sobrenatural
infusa por él, reconocemos que se nos ha dado
un gran Amor, que se nos ha dirigido una Palabra
buena, y que, si acogemos esta Palabra, que es
Jesucristo, Palabra encarnada, el Espíritu Santo
nos transforma, ilumina nuestro camino hacia
el futuro, y da alas a nuestra esperanza para re-
correrlo con alegría. Fe, esperanza y caridad, en
admirable urdimbre, constituyen el dinamismo
de la existencia cristiana hacia la comunión plena
con Dios. ¿Cuál es la ruta que la fe nos descubre?
¿De dónde procede su luz poderosa que permite
iluminar el camino de una vida lograda y fecun-
da, llena de fruto?
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