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SYNODUS EPISCOPORUM
BOLETÍN

XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
 DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
7-28 de OCTUBRE 2012

La nueva evangelizació para la transmisión de la fe cristiana


Este Boletín es solo un instrumento de trabajo para uso periodístico.
Las traducciones no tienen carácter oficial.


Edición española

14 - 13.10.2012

RESUMEN


- NOVENA CONGREGACIÓN GENERAL (SÁBADO, 13 DE OCTUBRE DE 2012 - POR LA MAÑANA)
- COMPOSICIÓN DE LA COMISIÓN PARA LA INFORMACIÓN
- ERRATA CORRIGE

NOVENA CONGREGACIÓN GENERAL (SÁBADO, 13 DE OCTUBRE DE 2012 - POR LA MAÑANA)

- INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)
- AUDICIÓN DE LOS DELEGADOS FRATERNOS (III)

Hoy, sábado 13 de octubre de 2012, a las 9:05, ante la presencia del Santo Padre, con el canto de la Hora Tercia, ha comenzado la Novena Congregación General para la continuación de las intervenciones de los Padres sinodales en el Aula sobre el tema sinodal «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana».

Presidente Delegado de turno S. Em. R. Card. Laurent MONSENGWO PASINYA, Arzobispo de Kinshasa (REP. DEM. DEL CONGO).

En la Congregación General ha intervenido un Delegado Fraterno.

Al final de la Congregación el Secretario General ha comunicado la composición de la Comisión para la Información, que publicamos en este Boletín.

En esta Congregación General, que concluyó a las 12.30 con la oración del Angelus Domini, estaban presentes 241 Padres.

INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

Han intervenido los siguientes Padres:

- S. B. R. Fouad TWAL, Patriarca de Jerusalén de los Latinos, Presidente de la Conferencia de Obispos Latinos en las Regiones Arábicas (C.E.L.R.A.) (JERUSALÉN)
- S. E. R. Mons. Francesco MORAGLIA, Patriarca de Venecia (ITALIA)
- S. E. R. Mons. Sócrates René SÁNDIGO JIRÓN, Obispo de Juigalpa, Presidente de la Conferencia Episcopal (NICARAGUA)
- S. Em. R. Card. Odilo Pedro SCHERER, Arzobispo de São Paulo (BRASIL)
- S. E. R. Mons. Filippo SANTORO, Arzobispo de Taranto (ITALIA)
- S. E. R. Mons. Julio Hernando GARCÍA PELÁEZ, Obispo de Istmina - Tadó (COLOMBIA)
- S. E. R. Mons. José Guadalupe MARTÍN RÁBAGO, Arzobispo de León (MÉXICO)
- S. Em. R. Card. Peter Kodwo Appiah TURKSON, Presidente del Consejo Pontificio para la icia y la Paz (CIUDAD DEL VATICANO)
- S. E. R. Mons. José Octavio RUIZ ARENAS, Arzobispo Emérito de Villavicencio, Secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización (CIUDAD DEL VATICANO)
- S. E. R. Mons. José NAMBI, Obispo de Kwito-Bié (ANGOLA)
- Rev.do P. Jose PANTHAPLAMTHOTTIYIL, C.M.I., Prior General de los Carmelitas de la B. V. de María Inmaculada (INDIA)
- S. B. Em. Card. George ALENCHERRY, Arzobispo Mayor de Ernakulam-Angamaly de los Siro-Malabareses, Jefe del Sínodo de la Iglesia Siro-Malabar (INDIA)
- S. E. R. Mons. Jesús Esteban SÁDABA PÉREZ, O.F.M. Cap., Obispo titular de Assura, Vicario Apostólico de Aguarico (ECUADOR)
- S. E. R. Mons. François LAPIERRE, P.M.E., Obispo de Saint-Hyacinthe (CANADÁ)
- S. E. R. Mons. António José DA ROCHA COUTO, S.M.P., Obispo de Lamego (PORTUGAL)
- S. E. R. Mons. Bonifacio Antonio REIMANN PANIC, O.F.M., Obispo titular de Saia mayor, Vicario Apostólico de Ñuflo de Chávez (BOLIVIA)
- Rev.do P. Marco TASCA, O.F.M. Conv., Ministro General de la Orden Franciscana Frailes Menores Conventuales
- S. E. R. Mons. Nikolaos FOSKOLOS, Arzobispo de Atenas, Administrador Apostólico "sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis" de Rodas (GRECIA)
- S. E. R. Mons. Petru GHERGHEL, Obispo de Iaşi (RUMANIA)
- S. E. R. Mons. Manuel José MACÁRIO DO NASCIMENTO CLEMENTE, Obispo de Porto (PORTUGAL)
- Rev.do Julián CARRÓN, Presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación (ITALIA)
- S. E. R. Mons. Leo Laba LADJAR, O.F.M., Obispo de Jayapura (INDONESIA)
- S. B. R. Baselios Cleemis THOTTUNKAL, Arzobispo Mayor de Trivandrum de los Siro-Malankareses, Jefe del Sínodo de la Iglesia Siro-Malankara (INDIA)
- S. E. R. Mons. Berislav GRGIĆ, Obispo Prelado de Tromsø (NORUEGA)

Publicamos a continuación el resumen de las intervenciones:

- S. B. R. Fouad TWAL, Patriarca de Jerusalén de los Latinos, Presidente de la Conferencia de Obispos Latinos en las Regiones Arábicas (C.E.L.R.A.) (JERUSALÉN)

La peregrinación a los Santos Lugares, y a las “piedras vivas” es un medio excelente para reavivar nuestra fe y la del peregrino, conociendo mejor el mundo cultural, histórico y geográfico donde han nacido los misterios en que creemos, y ocasión de encuentro personal y encarnado con la persona de Jesús.
Los cristianos de Tierra Santa son los descendientes directos de la primera comunidad cristiana, que es “la memoria colectiva viviente de la historia de Jesús”. La visita a los Santos Lugares, debidamente preparada y guiada con la lectura de la Palabra de Dios, y el encuentro con la comunidad, pueden fortalecer a los creyentes de poca fe y hacer renacer la fe en quien estaba muerta.
En este tiempo, en el que los Santos Lugares a veces son ofendidos y atacados, la presencia de los peregrinos es un verdadero testimonio de fe y de comunión con nuestra Iglesia del Calvario. ¡Tenemos necesidad de vosotros, de vuestras oraciones y de vuestra solidaridad! Allí donde los apóstoles gritaron a Jesús “auméntanos la fe” (Lc 17,5), venid también vosotros, queridos hermanos obispos, con vuestros sacerdotes, seminaristas y comunidades, a pedir al Señor la fe y la paz que nos falta.
Juzgo urgente la necesidad de que nuestra fe sea un estilo de vida que acerca a los otros.
Debemos cambiar cierta mentalidad negativa que considera la fe como pertenencia a una facción sociológica que conduce a la militancia y a la violencia. La verdadera fe nos ayuda a sentirnos más hijos de Dios y, por tanto, más hermanos de los otros, a costa de la cruz y de la sangre.
Para que la nueva evangelización sea moderna y eficaz debe partir de nuevo de Jerusalén, de la primera comunidad cristiana anclada en la persona de Cristo, pues tenía una causa por la que estaba dispuesta a afrontar cualquier sacrificio y a ofrecer el don de la misma vida.
Nuestras comunidades viven en minoría en medio de creyentes diversos. Las circunstancias las han impulsado a encerrarse en sí mismas, preocupadas por defenderse, sensibles a los propios derechos, atentas a sus lugares y a su rito. Comunidades introvertidas y miedosas. La fe es para muchos un hecho hereditario y social, en vez de ser más personal y comprometido. No se trata de sobrevivir, sino de abrirse y comunicar.

[00146-04.08] [IN115] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Francesco MORAGLIA, Patriarca de Venecia (ITALIA)

Aunque la Iglesia es toda ella responsable de transmitir la fe, sin embargo, los obispos son responsables de garantizar que tal acción se haga de un modo nuevo.
El obispo no puede renunciar al ejercicio del carisma que le compromete con la evangelización. Le asiste el Espíritu Santo para que sea el responsable de animar, proponer y crear nuevas maneras para transmitir la fe en el desierto espiritual que atraviesa la humanidad.
Evangelizar constituye su talante y su vocación propia. No sería fiel ni obediente al mandato del Señor si no es esa su tarea fundamental. El Obispo no evangeliza por gusto, ni por estrategia, sino porque para eso ha sido llamado y ha sido enviado.
Si el obispo asume con toda entereza su responsabilidad apostólica se genera un cambio radical, una verdadera conversión pastoral en la iglesia particular. El obispo como principal responsable de transmitir la fe, será el protagonista de ese cambio.
Reavivando el carisma apostólico, lleva a su iglesia particular a un estado de misión permanente, consagrando todas sus fuerzas y recursos para que el Kerigma, la catequesis, la vida de comunidad y la solidaridad no le falten nunca al rebaño de manera sistemática e integral.
El obispo sabe que no está sólo, lo asiste el Espíritu del Resucitado, la intercesión de los grandes evangelizadores y un pueblo numeroso. Como sucesor de los apóstoles, consagra todas sus energías y lidera todas las acciones para garantizar la transmisión de la fe a una humanidad sedienta de sentirse amada de Dios.

[00117-04.05] [IN088] [Texto original: español]

- S. E. R. Mons. Sócrates René SÁNDIGO JIRÓN, Obispo de Juigalpa, Presidente de la Conferencia Episcopal (NICARAGUA)

Para la Nueva Evangelización hemos de tener en cuenta que en los Evangelios hay múltiples ejemplos concretos de transmisión de la Fe de forma personalizada, como el que se refleja en la parábola de la oveja perdida (Lc. 15,1-7; Mt. 18,12-14) o el trato personalizado del mismo Jesús con la Samaritana (Jn 4,7-27) y Nicodemo (Jn 3,1-21), entre otros; lo cual genera una respuesta positiva en los destinatarios de la Palabra del Señor. Los Obispos de América Latina, desde la experiencia, destacamos en Aparecida la importancia de la forma personalizada de la transmisión de la Fe, debido a lo valorada que se siente la persona cuando se percata, en nuestra forma de tratarla al estilo de Jesús, el significado que tiene para Dios y para la Iglesia.
Al plantearnos una Nueva Evangelización no descartemos que el crecimiento numérico de la Iglesia pudo incidir en un descuido de la atención persona a persona, al modo de Jesús; lo cual nos presenta un panorama de mucha gente bautizada pero no atendida individualmente o como se ha llegado a decir: “muchos bautizados pero no Evangelizados”.
Sin embargo, dicha forma personalizada de comunicar la Fe, requiere de muchos miembros que dediquen tiempo a cada uno en particular y, para eso, también es necesario tener a la familia como “un lugar especial de encuentro con la Persona de Cristo”. La Familia “ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y cívicos” (Mensaje inaugural del Papa Benedicto XVI en Aparecida).
En concreto, si en la Nueva Evangelización hay un interés por la transmisión de la Fe, ahora en Crisis, debe haber igualmente un interés por la Familia, pues, como bien dijo su Santidad el Papa Benedicto XVI, en la homilía inaugural del Sínodo el Domingo 07 de Octubre: “Hay una evidente correspondencia entre la crisis de la fe y la crisis del matrimonio”.

[00113-04.05] [IN085] [Texto original: español]

- S. Em. R. Card. Odilo Pedro SCHERER, Arzobispo de São Paulo (BRASIL)

La nueva evangelización necesita “nuevos evangelizadores”. Más que nuevos métodos y recursos técnicos, sirven evangelizadores que tengan una profunda experiencia de fe, alimentada en la comunión con Dios.
Los Santos, a lo largo de la historia de la iglesia, han sido auténticos cristianos y los evangelizadores más eficaces. Desde los tiempos de los Apóstoles y los primeros mártires, la Iglesia ha podido contar con el testimonio de los Santos en los momentos más difíciles de su vida y de su misión: Santos mártires y confesores, Santos pastores y doctores, Santos misioneros y predicadores, Santos místicos, Vírgenes consagradas, Santos de la caridad, Santos fundadores. ¡Estos siempre fueron verdaderos discípulos y misioneros de Jesús y sus testigos en el mundo!
En cada país, los santos locales o también los de la Iglesia universal, han sostenido, y aún hoy sustentan, la fe de los fieles; para ellos son un ejemplo de vida, además de ser hermanos intercesores. Los lugares de los santos (Santuarios) son lugares de fe y consuelo para el pueblo de los creyentes.
Por eso, la nueva evangelización puede encontrar en la vida, en el testimonio y en la intercesión de los Santos un inmenso recurso. La devoción a los Santos y la “comunión” con los Santos permiten a los fieles probar la cercanía de ese “Misterio de la fe” en el que cree la Iglesia y que ha sido proclamado por ella en el mundo.
Este “Misterio de la fe”, que es el mismo Dios -Trinidad que se ha acercado a nosotros por medio de Jesucristo, ha cautivado a muchos santos antes que a nosotros, y puede cautivar también a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
¡La vida, el testimonio y la intercesión de los Santos es un gran tesoro de la Iglesia y puede ser de gran ayuda para la nueva evangelización!

[00114-04.03] [IN086] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Filippo SANTORO, Arzobispo de Taranto (ITALIA)

La Nueva Evangelización necesita encontrar a los cristianos que se han alejado y dialogar con la cultura actual del mundo. Pero el mundo muchas veces no tiene ningunas ganas de dialogar con nosotros, y si lo hace es sólo en contiendas fijadas por él según el espíritu del tiempo.
También al principio de la Evangelización nadie tenía interés en dialogar con los cristianos, con ese pequeño grupo de hombres extraños que creían que un hombre crucificado había resucitado. Pero era precisamente a este mundo al que se dirigían, mostrando a quienes los ignoraban o los perseguían la experiencia de una vida cambiada y la propuesta de la salvación. A ese mundo no se respondía con un discurso, sino con el milagro de una humanidad transformada.
Después de 27 años de misión y de servicio a la Iglesia en Brasil, he vuelto a Italia, a una diócesis de antigua evangelización, en el contexto de una religiosidad popular extendida y sentida, en la que la fe está siendo provocada duramente por la secularización. Debido a los efectos contaminantes de la mayor fábrica siderúrgica de Europa, doce mil personas (veinte mil con las fábricas satélites) corren el riesgo de perder el puesto de trabajo y otras muchas personas ya han sido víctimas de tumores y otras graves enfermedades debidas a la contaminación ambiental.
La Iglesia no se ha quedado mirando, sino que ha salido enseguida en defensa de la vida atacada por la dioxina y otras sustancias tóxicas, a la vez que ha defendido el trabajo que permite el desarrollo de la vida. Como no tenemos a disposición una receta para la solución de este grave problema, hemos ofrecido una presencia solidaria y un apoyo concreto a los afectados por los efectos desastrosos de esta triste alternativa en este período de recesión económica mundial. No ofrecemos soluciones, sino la proximidad, conscientes de la misión de ser peregrinos junto a los que sufren, favoreciendo el diálogo y la concertación por el bien común. Por eso he visitado a los obreros del alto horno 5 que hacían huelga a 60 metros de altura y he encontrado a los enfermos de tumores, he visitado la liga contra la leucemia, la esclerosis múltiple, la asociación nacional contra los tumores y otras asociaciones, como la de los niños contra la contaminación. Pero el conflicto continúa abierto y vemos la profunda crisis humana y social de este modelo de desarrollo económico.
Jesús abrazó al necesitado, se puso de parte de los pobres, los pequeños, los pecadores, los marginados. Los amó y con eso reveló el rostro del padre.

[00116-04.03] [IN087] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Julio Hernando GARCÍA PELÁEZ, Obispo de Istmina - Tadó (COLOMBIA)

Aunque la Iglesia es toda ella responsable de transmitir la fe, sin embargo, los obispos son responsables de garantizar que tal acción se haga de un modo nuevo.
El obispo no puede renunciar al ejercicio del carisma que le compromete con la evangelización. Le asiste el Espíritu Santo para que sea el responsable de animar, proponer y crear nuevas maneras para transmitir la fe en el desierto espiritual que atraviesa la humanidad.
Evangelizar constituye su talante y su vocación propia. No sería fiel ni obediente al mandato del Señor si no es esa su tarea fundamental. El Obispo no evangeliza por gusto, ni por estrategia, sino porque para eso ha sido llamado y ha sido enviado.
Si el obispo asume con toda entereza su responsabilidad apostólica se genera un cambio radical, una verdadera conversión pastoral en la iglesia particular. El obispo como principal responsable de transmitir la fe, será el protagonista de ese cambio.
Reavivando el carisma apostólico, lleva a su iglesia particular a un estado de misión permanente, consagrando todas sus fuerzas y recursos para que el Kerigma, la catequesis, la vida de comunidad y la solidaridad no le falten nunca al rebaño de manera sistemática e integral.
El obispo sabe que no está sólo, lo asiste el Espíritu del Resucitado, la intercesión de los grandes evangelizadores y un pueblo numeroso. Como sucesor de los apóstoles, consagra todas sus energías y lidera todas las acciones para garantizar la transmisión de la fe a una humanidad sedienta de sentirse amada de Dios.

[00117-04.05] [IN088] [Texto original: español]

- S. E. R. Mons. José Guadalupe MARTÍN RÁBAGO, Arzobispo de León (MÉXICO)

En el magisterio latinoamericano hay frecuentes referencias al valor pastoral de la piedad popular.
Reconocemos que la evangelización y purificación de la piedad popular presenta desafíos que hay que asumir con creatividad pastoral, porque dejada a la inercia de los puros sentimientos y del folclore, no logra crear una cultura verdaderamente evangelizadora que transforme estructuras de pecado, como las desigualdades sociales, la violencia, las injusticias y otras manifestaciones que contradicen la dignidad de la persona y la convivencia fraterna.
Presento una realización que, me parece, puede resultar inspiradora: La Diócesis de Querétaro, en México, organiza una peregrinación anual a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Este año se cumplieron ya 122 años. Peregrinan cerca de 40.000 personas, organizadas en grupos y acompañadas por sacerdotes, seminaristas y agentes laicos. Durante el trayecto, que dura 17 días, los sacerdotes celebran diariamente la Eucaristía, ofrecen el sacramento de la Reconciliación.
Los frutos son de gran valor:
Se intensifica el culto eucarístico por medio de la Hora Santa que se tiene cada día.
La peregrinación, preparada y acompañada desde la diócesis y las parroquias, se ha convertido en una tradición que lleva a cambios positivos de vida y a mayor compromiso con la pastoral planificada.

[00118-04.04] [IN089] [Texto original: español]

- S. Em. R. Card. Peter Kodwo Appiah TURKSON, Presidente del Consejo Pontificio para la icia y la Paz (CIUDAD DEL VATICANO)

Fruto del Concilio Vaticano II, el Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, en este tiempo tan significativo para toda la Iglesia, por su particular misión “de fomentar por doquier la justicia y el amor de Cristo hacia los pobres.. con el objetivo de estimular la comunidad católica para que fomente el desarrollo de las regiones necesitadas y la justicia social entre las naciones” se agrega con entusiasmo a ese “proceso de relanzamiento de la misión fundamental de la Iglesia” que es la nueva evangelización.
Efectivamente, como subraya el n. 130 del Instrumentum laboris de esta XIII Asamblea General Ordinaria, retomando las enseñanzas de los Sumos Pontífices Pablo VI y Benedicto XVI: “la evangelización «no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre [...] El testimonio de la caridad de Cristo mediante obras de justicia, paz y desarrollo forma parte de la evangelización, porque a Jesucristo, que nos ama, le interesa todo el hombre. Sobre estas importantes enseñanzas se funda el aspecto misionero de la doctrina social de la Iglesia, como un elemento esencial de evangelización. Es anuncio y testimonio de la fe. Es instrumento y fuente imprescindible para educarse en ella”. Por otra parte, de la profunda experiencia pastoral del Beato Juan Pablo II como Obispo de Cracovia, además de su ministerio petrino, ha surgido la más eficaz definición de la doctrina social de la Iglesia: un “instrumento de evangelización”.
El móvil original de la evangelización es el amor de Cristo para la salvación eterna de los hombres: el anuncio de Jesucristo es el primer y principal factor de desarrollo.
Si la renovación es una exigencia constante de la evangelización - y con mayor razón lo es de la evangelización social, en cuanto sus estrategias deben acompañar las transformaciones de la sociedad -, es indudable que ésta debe notarse sobre todo ahora que nos encontramos en un punto de la historia en el cual la cuestión social se ha convertido, de manera radical, en una cuestión antropológica. Cuestión antropológica que conlleva, obligatoriamente, la cuestión de Dios. Si no se rechaza explícitamente a Dios, se tiende a considerar irrelevante la apertura del hombre a lo Transcendente.
Ahora bien, en consideración de este momento histórico, es urgente además la evangelización de la cuestión social, no sólo porque es un contenido ineludible de la nueva evangelización, sino también porque es, precisamente, un instrumento eficaz.
Muchas personas, de hecho, son hoy cada vez más sensibles a las cuestiones de los derechos humanos, la justicia, la ecología, la lucha contra la pobreza, temas que tocan tanto la vida concreta de las personas como la vida en común de las naciones. Esta es una realidad que puede ser acogida como una auténtica oportunidad para la nueva evangelización y, precisamente por esta razón, la puerta de acceso a la evangelización puede ser, de manera eficaz, la puerta de lo “social”.
Se trata, por lo tanto, de estudiar nuevas estrategias. He aquí algunas propuestas:
perseverar en el plano de la formación, con particular atención al estudio de la doctrina social de la Iglesia en los Seminarios, en las distintas casas de formación y en las parroquias;
no descuidar las oportunidades que ofrece el diálogo ecuménico e interreligioso;
en el plano de la actitud apologética a la que hace referencia el n. 138 del Instrumentum laboris, sería oportuno dar a conocer aún más la gran tradición de la “santidad social”. Por ejemplo: los sacerdotes Arcangelo Tardini y José María Arizmendarrieta (pastoral social); el Beato Giuseppe Toniolo (en el campo del trabajo); Robert Schuman, Alcide De Gasperi y Julius Nyerere (en el campo político).
Este frente, por llamarlo así, apologético, se inspira en cuanto afirmaba el Beato Juan XXIII en la Encíclica Mater et Magistra, a saber: “hoy más que nunca, es necesario que esta doctrina social sea no solamente conocida y estudiada, sino además llevada a la práctica”.
Por último, para subrayar una vez más la importancia de la nueva evangelización social: ¿por qué no plantear la hipótesis de que en la página web del Vaticano, en la voz “Textos Fundamentales”, además del Catecismo de la Iglesia Católica, aparezca también el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia? o, ¿por qué no se dedica una Asamblea Sinodal al tema, precisamente, de la (Nueva) evangelización de lo social?

[00119-04.07] [IN090] [Texto original: italiano]


- S. E. R. Mons. José Octavio RUIZ ARENAS, Arzobispo Emérito de Villavicencio, Secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización (CIUDAD DEL VATICANO)

El mantenimiento y la transmisión de múltiples manifestaciones religiosas sigue siendo, especialmente en ambientes descristianizados, un testimonio perenne de la innegable sed de Dios presente en todo hombre. Cuando está religiosidad popular brota de la fe en Jesucristo y está animada por un espíritu eclesial se convierte, además, en verdadera piedad del pueblo de Dios, en un medio valioso y eficaz para transmitir el evangelio y reavivar la fe en los alejados.
Así entonces, para que la piedad popular en las circunstancias del tiempo presente, pueda ser tenida como un verdadero medio para el anuncio hay que considerarla, en primera medida, como objeto o escenario de la nueva evangelización, de modo que la fe que busca expresar, llegue a ser madura y auténtica. Esto se logra, en primer lugar, iluminando las prácticas de devoción para que sus intenciones coincidan, en significado y jerarquía, con las verdades de la fe y su consecuente exigencia moral. En segundo lugar, mediante la decidida acción de los pastores quienes han de acompañar estas devociones según la verdad, aún a costa de renunciar a ciertos beneficios que el mantenimiento de algunas de ellas podría comportar. En tercer lugar, favoreciendo la comprensión de la trabazón cristiana existente entre piedad popular y la naturaleza de la liturgia. En este último medio, el conocimiento, proclamación y meditación de la Palabra de Dios será de gran ayuda, pues por ella Dios se revela y comunica a sí mismo, y a través de ella, los bautizados pueden entablar un diálogo sincero con Él.
Orientar las distintas manifestaciones de piedad del pueblo de Dios hacia la inteligencia de la fe y hacia la práctica sacramental, ha de constituir una de las tareas que, con gran solicitud, han de tener en cuenta los pastores de la Iglesia para aprovechar la piedad popular como escenario de la nueva evangelización.

[00120-04.04] [IN091] [Texto original: español]

- S. E. R. Mons. José NAMBI, Obispo de Kwito-Bié (ANGOLA)

Angola, en su experiencia de evangelización a lo largo de 500 años, con sus luces y sus sombras, vive ahora en un nuevo contexto de paz, de profundas transformaciones sociales que apuntan a un crecimiento económico que atrae a muchos países extranjeros y causa la proliferación de sectas.
Gracias a Dios, los recuerdos menos agradables forman parte del pasado. Hoy se observa un crecimiento económico y social que, aunque está llevando a un desarrollo, aún está lejos de responder a los enormes y auténticos retos.
De hecho se nota un gran esfuerzo por salir de la miseria, y mientras tanto no deja de despertar el interés tanto entre los de dentro como los de fuera.
Internamente, esta situación lleva a una deseo por sacar beneficios a través de un rápido enriquecimiento, a veces a cualquier precio, lo que aumenta la brecha entre ricos y pobres y lleva a una dicotomía entre fe y vida.
Exteriormente suscita una fuerte emigración, muchas veces deshonesta y oportunista.
La Iglesia en Angola está atenta a esta situación y, con la interpretación de los signos de los tiempos a la luz del Magisterio de la Iglesia, sobre todo de las aportaciones provenientes de las últimas Asambleas especiales para África, ha procurado responder a estos retos, implementando una Pastoral familiar, como el programa trienal: Familia y Matrimonio; Familia y Reconciliación; Familia y Cultura.
Todo ello se ha hecho para relanzar un camino que nos lleve a retomar el itinerario de la iniciación cristiana en las familias, como espacio privilegiado de evangelización. Por otro lado, estas y otras situaciones no dejan de reclamar una catequesis permanente y profunda que comprometa al fiel cristiano con Dios, con la Iglesia y con la sociedad.

[00122-04.06] [IN093] [Texto original: portugués]

- Rev.do P. Jose PANTHAPLAMTHOTTIYIL, C.M.I., Prior General de los Carmelitas de la B. V. de María Inmaculada (INDIA)

En las enseñanzas de Jesús y de la Iglesia está muy claro que evangelizar a todos los pueblos constituye la misión esencial de la Iglesia. Desde esta perspectiva, está claro también que la evangelización no es una actividad entre muchas otras, sino la misión más importante de la Iglesia. Si la evangelización es la misión primordial de la Iglesia, tenemos que percibir cualquier actividad de la Iglesia desde esta perspectiva. En la evangelización, no debemos hacer nada que no tenga como objetivo la proclamación y la transmisión de la fe.
Una espiritualidad centrada en Cristo, basada en la Palabra y orientada al mundo debería ser la fuente más importante para nuestra nueva evangelización. Los intentos de nueva evangelización se deben centrar principalmente en la formación de una fe basada en la Palabra, impartida a nuestros fieles especialmente en el contexto de su sed de la Palabra de Dios.
Se deben hacer serios esfuerzos por usar los medios de comunicación de masas para la evangelización, a fin de que se pueda escuchar también la voz del Señor entre las numerosas voces del mundo. Para usar los medios de comunicación eficazmente es preciso invertir en personal y en recursos tanto a nivel internacional, como nacional y local, en proporción directa a las necesidades y la importancia de este ministerio.
Tenemos que tomar medidas innovadoras a fin de utilizar nuestras instituciones en todo el mundo para la transmisión de la fe. Asimismo, debemos tratar de suscitar una conciencia más profunda de la responsabilidad de cada cristiano, individual y colectivamente, de convertirse en agente activo de evangelización.
La proclamación del Evangelio es un derecho y un deber de la Iglesia en su conjunto y de cada cristiano bautizado. Por tanto, la Iglesia tiene también que tomar medidas creativas para permitir que las Iglesias Orientales sui iuris, como nosotros, la dinámica Iglesia Siro-Malabar, proclamen el Evangelio más allá de las fronteras geográficas actuales. Si la Iglesia tuviera una visión más amplia y abriera nuevos caminos para la Iglesia Siro-Malabar y otras Iglesias Orientales, sin duda la obra de evangelización daría muchos más frutos.
En el contexto de la nueva evangelización, debemos seguir promoviendo el diálogo entre religiones, pero a la vez debemos estar dispuestos a compartir el mensaje de vida de Jesús, especialmente a causa del alarmante crecimiento del laicismo y el ateísmo, que representa una gran amenaza para todas las religiones.

[00124-04.04] [IN095] [Texto original: inglés]

- S. B. Em. Card. George ALENCHERRY, Arzobispo Mayor de Ernakulam-Angamaly de los Siro-Malabareses, Jefe del Sínodo de la Iglesia Siro-Malabar (INDIA)

La nueva evangelización exige que la Iglesia haga examen de conciencia. Es un hecho que en la Iglesia hay numerosos fieles que no saben quién es Cristo ni el precio que hay que pagar para ser sus discípulos. La Iglesia debe convertirse cada vez más en una comunión de personas que han encontrado a Cristo y, por eso, con la fuerza de la gracia de Dios, se ofrecen para pagar el precio de ser sus discípulos. La llamada universal a la santidad debe convertirse en una conciencia fundamental para todos los fieles cristianos. El carácter único de la fe cristiana y la promesa de Cristo, que se renueva siempre en la Iglesia, deben ser la fuerza motora para la vida de todo cristiano. Jesucristo, único Salvador, es quien obra tanto en el evangelizador como en los evangelizados. Dijo de sí mismo: “Yo soy la verdad, yo soy la luz, yo soy el camino, yo soy la puerta, yo soy el alimento, yo soy la vida”.
Durante los 50 años sucesivos al Concilio Vaticano II, la renovación de la Iglesia ha sido polifacética y enormemente productiva. Al mismo tiempo, la vida y el ministerio de los sacerdotes y de los consagrados y consagradas se ha convertido en algo funcional, más que espiritual y eclesial. Parece que hoy en día la formación de los sacerdotes y de los religiosos tiende a hacer de ellos unos funcionarios, con diferentes ministerios en la Iglesia, más que unos misioneros inflamados por el amor de Cristo. Incluso en lugares de misiones ad gentes de la Iglesia, el funcionamiento a través de las instituciones ha hecho que sacerdotes y religiosos perdiesen el vigor y la fuerza del Evangelio al que se han comprometido con su vocación. El laicismo ha tenido un impacto en sus vidas como cristianos y también como comunidades eclesiales. La nueva evangelización requiere una profunda renovación de sus vidas como fieles cristianos y una revaluación de las estructuras de la Iglesia, para reforzarlas con el dinamismo de los valores del Evangelio: la verdad, la justicia, el amor, la paz y la armonía.
La fe siempre se transmite mediante las tradiciones de las Iglesias particulares y de las Iglesias sui iuris. Estas tradiciones incluyen la celebración de los sacramentos, especialmente la Santa Eucaristía; la catequesis; la costumbre de la oración cotidiana en familia; las pequeñas comunidades cristianas; la observancia de la abstinencia y la penitencia en Cuaresma y en otros períodos de ayuno; la santificación de las fiestas; las peregrinaciones; practicar la caridad a todos los niveles; una solicitud pastoral que acoja a las personas y esté orientada a la familia; y la participación de los fieles laicos en la administración de la iglesia. Todas las tradiciones que han demostrado tener éxito a la hora de transmitir la fe en las Iglesias particulares y sui iuris necesitan que se las aliente y sostenga cada vez más desde todos los rincones de la Iglesia universal. La falta de una visión y comprensión claras de la eclesiología de la comunión, que puso de relieve el Concilio Vaticano II, está haciendo menos creativas las potencialidades de la evangelización y la solicitud pastoral de algunas Iglesias particulares entre algunas comunidades de emigrantes, especialmente los de las Iglesias Orientales. En los últimos años se han dado signos de mejora en este ámbito. La eclesiología de la comunión, que ha subrayado mucho el Santo Padre Benedicto XVI, debe convertirse en nuestra visión eclesiológica como Obispos de la Iglesia Católica. La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana debe poner en marcha unas nuevas medidas de libertad en la solicitud pastoral y la evangelización para todas las Iglesias sui iuris, bajo la guía de la Sede Apostólica.

[00123-04.05] [IN094] [Texto original: inglés]

- S. E. R. Mons. Jesús Esteban SÁDABA PÉREZ, O.F.M. Cap., Obispo titular de Assura, Vicario Apostólico de Aguarico (ECUADOR)

Anunciar el evangelio en la propia cultura es algo importante para el momento actual, en culturas tradicionales y modernas.
La Encarnación es el fundamento de la inculturación. Mientras no se llega a evangelizar la cultura no penetra el evangelio en la persona. San Pablo quería hacerse “judío con los judíos, griego con los griegos, para llevar a todos a Cristo”.
Al enjuiciar hoy la situación en las culturas ancestrales se considera con frecuencia la presencia del Evangelio como una colonización.
Hay dos actitudes ante esta realidad:
- la de un estudioso de la “política de las religiones” que afirma que “sólo si es creíble en Europa, la Iglesia será creíble en el mundo”
- la del Misionero recogida en el consejo dado por Monseñor Alejandro Labaka, obispo misionero muerto con fama de martirio en la amazonia ecuatoriana.
Amar a quienes queremos evangelizar, creer sinceramente que el Espíritu de Dios está actuando en todas las culturas y aceptar que el Evangelio no es patrimonio exclusivo de una cultura sino que puede y debe ser acogido por todas, es lo que llenará de la alegría del Evangelio a todos los pueblos.

[00125-04.04] [IN096] [Texto original: español]

- S. E. R. Mons. François LAPIERRE, P.M.E., Obispo de Saint-Hyacinthe (CANADÁ)

El nº 130 del Instrumentum Laboris afirma que “la doctrina social de la Iglesia es anuncio y testimonio de la fe. Es instrumento y fuente imprescindible para educarse en ella”.
El Instrumentum Laboris es, por un lado muy rico, pero por otro más bien débil a la hora de tratar la relación entre la nueva evangelización y la doctrina social de la Iglesia. El íntimo vínculo que existe entre el anuncio del Evangelio y el servicio de la Justicia y la Paz me parece que no está suficientemente desarrollado.
Esta situación tiene el riesgo de mostrar la nueva evangelización como una respuesta a los problemas internos de la Iglesia y no suficientemente como una contribución única al desarrollo de la justicia y la paz en el mundo.
La crisis económica actual ha puesto al descubierto que la avaricia y la codicia han roto los nexos de sentido, separando la economía de su dimensión social en la vida humana.
Estos nexos no se podrán reencontrar más que mediante el amor, la fraternidad y la amistad, que se deben expresar no sólo en las relaciones interpersonales, sino también en la vida económica y la vida comercial, como indica muy bien la carta encíclica del Papa Benedicto XVI Caritas in Veritate.
En este contexto, es muy importante que la Iglesia se muestre como una fraternidad, un cuerpo, el Cuerpo de Cristo. La comunidad ya es un anuncio del Evangelio de Dios.
En la iniciación cristiana, con frecuencia separamos el amor y la justicia, el camino de la fe de las realidades sociales y políticas. Es urgente desarrollar una cultura de la solidaridad.
Los grandes misioneros, a lo largo de los siglos, supieron unir el anuncio audaz del Evangelio de Cristo y el compromiso por los pobres. A menudo sus gestos decían más que sus palabras.

[00126-04.04] [IN097] [Texto original: francés]

- S. E. R. Mons. António José DA ROCHA COUTO, S.M.P., Obispo de Lamego (PORTUGAL)

La Iglesia de ayer, de hoy y de siempre debe tener los rasgos del rostro de Jesucristo. Ha de ser, pues, filial, fraterna, afectuosa, cercana y acogedora, como muy bien la ha descrito el Beato Juan Pablo II en la Catechesi tradendae [1979] n. 67, y en la Christifideles Laici [1988], n. 26.
Deberá tener la dinámica de las primeras comunidades cristianas, como el autor del libro de los Hechos de los Apóstoles las ha presentado: continuamente atentas a la Palabra de Dios, a la comunión, a la fracción del pan y a la oración (2,42-47; 4,32-35;5,12-15), lugar permanente de la fraternidad abierta al mundo, para ser y reflejar una Iglesia joven, ágil y bella, tan joven, ágil y bella que la gente luchará para entrar en ella.Ha de ser, además, una Iglesia anunciadora, completamente unida al Señor, no seducida por la novedad de la última moda, sino bien consolidada en la fidelidad a su Señor, que se traduce en el don total de sí, en un estilo de vida pobre, humilde, despojado, feliz, apasionado, audaz y entregado.
Sí, tenemos necesidad de anunciadores del Evangelio sin oro, plata, cobre, bolsas, dos túnicas,... Sí, estoy hablando de conversión, y me planteo la pregunta. ¿por qué los santos han luchado tanto, y con tanta alegría, para ser pobres y humildes, y nosotros nos esforzamos tanto en ser ricos e importantes?

[00127-04.05] [IN098] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Bonifacio Antonio REIMANN PANIC, O.F.M., Obispo titular de Saia mayor, Vicario Apostólico de Ñuflo de Chávez (BOLIVIA)

Con la mirada creyente nos fijamos de modo singular en el fenómeno de la desintegración familiar. La ausencia del padre se puede explicar por distintas causas y factores antropológicos, culturales y económicos. Creemos que el anuncio de Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo ha de ser una idea matriz de la nueva evangelización en Bolivia (cf. DA 462).
Este fenómeno de ausencia del padre y su relevancia en la vida social y personal repercute en la vivencia de la paternidad de Dios y en la pérdida de valores netamente cristianos como son la gratuidad, la fraternidad, la responsabilidad y el perdón.
Probablemente la presentación más sublime de Dios Padre en el NT sea la parábola del Hijo pródigo (Lc 15,11-32). Es la conciencia de tener ese padre la que posibilita el retorno a la vida, al encuentro y al hogar del hijo menor, mientras que su carencia en el mayor le impide disfrutar de la gratuidad de su padre.
También a la dificil situación que vive hoy la mujer en la familia, arroja una nueva luz el encuentro de Jesús con la Samaritana (Jn 4,4-43). Este encuentro es revelador de la identidad profunda del Señor, como hombre, profeta, Mesías, Salvador del mundo e Hijo de Dios Padre. Y es desvelador de la identidad humana de la mujer, prostituta y sin marido, que pasa a ser discípula y testigo de la verdad. A este tipo de encuentro con Jesús es al que nos remite la Nueva Evangelización. La mujer boliviana, en cuanto madre y esposa, frecuentemente abandonada, infravalorada y maltratada, debe ser atendida en la nueva evangelización para que, desde el encuentro con Cristo, como la samaritana, pueda vivir con toda su dignidad.

[00129-04.04] [IN100] [Texto original: español]

- Rev.do P. Marco TASCA, O.F.M. Conv., Ministro General de la Orden Franciscana Frailes Menores Conventuales

Como sexto escenario que este Sínodo debe leer y descifrar (después del cultural, del fenómeno migratorio, económico, político, de investigación científica y tecnológica), los números 59-62 del Instrumento de Trabajo indican el escenario de la comunicación.
Aquí no nos limitamos a constatar la difusión masiva y generalizada de los medios de comunicación, sino también el hecho de que hoy vivimos en una cultura verdaderamente dominada por los medios de comunicación .
Actualmente, la mayor parte de los hombres y de las mujeres organizan su vida laboral y afectiva, recreativa y de relación en función de los medios de comunicación (pensemos en Internet y en los smartphones).
Aún así, los medios de comunicación representan, sin lugar a dudas, una gran oportunidad. “ En los medios de comunicación -escribe el Beato Juan Pablo II - la Iglesia encuentra un excelente apoyo para difundir el Evangelio....La Iglesia los utiliza también para difundir informaciones sobre ella misma y para ampliar los confines de la evangelización, de la catequesis y de la formación, considerando su uso como una respuesta al mandato del Señor: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16, 15)” (Carta Apostólica El rápido desarrollo, 24 de enero de 2005, n.7).
Se trata de descubrir que “existe un estilo cristiano de presencia también en el mundo digital” (Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital, 5 de junio 2011**), que hoy se debe caracterizar aún mas, como propuesta de un perfil de identidad (también digital) coherente y al mismo tiempo acogedor.
La nueva evangelización es una cuestión que hace a las nuevas relaciones a partir de las cuales es posible, luego, transmitir el anuncio explícito de Jesucristo como salvador único y universal. Si el mundo de los medios de comunicación es, por definición, apunta a masificar, la perspectiva cristiana que debe actuar en ellos es la que lleva a captar a la persona en su singularidad, en su cualidad de ser destinataria de la revelación de Dios. Debemos, por lo tanto, alegrarnos de las múltiples oportunidades que las nuevas fronteras del escenario de la comunicación nos ofrecen.

[00128-04.09] [IN099] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Nikolaos FOSKOLOS, Arzobispo de Atenas, Administrador Apostólico "sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis" de Rodas (GRECIA)

La Iglesia, para anunciar el Evangelio a los hombres del siglo veintiuno, debe tener en cuenta la primera evangelización efectuada por los Apóstoles. En muchas regiones del mundo se repiten las mismas dificultades que ha afrontado, por ejemplo, San Pablo en Atenas y en Corintio.
Para evangelizar el mundo, la Iglesia debe ser más “liviana”: Como David no pudo afrontar a Goliat con las armas pesadas que le había dado Saúl, así la Iglesia debe abandonar muchas prácticas del medioevo europeo (estructuras materiales y espirituales, modo de hablar, costumbres “del tiempo pasado”, etc) y, como Cuerpo Místico de Cristo Resucitado, anunciar al mundo moderno el Evangelio de la Salvación, conservando inmutable su doctrina y su verdadera Tradición. Debe actuar no como una potencia mundial, ni como una potencia europea, y ofrecer al mundo el Evangelio, el anuncio gozoso, predicando a todos a Cristo muerto y resucitado de forma clara y sin equívocos, como hicieron los Apóstoles y los grandes misioneros, por ejemplo San Francisco de Sales.

[00132-04.04] [IN101] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Petru GHERGHEL, Obispo de Iaşi (RUMANIA)

La historia que el Evangelio ha escrito en la Iglesia Católica en Rumanía, compuesta por tres ritos (latino, greco-católico y armenio), conoce la alegría y el sacrificio de muchos evangelizadores. El verdadero tesoro del anuncio es Jesús mismo, Hijo de Dios, que transformó el aparentemente fracaso de la Cruz en una admirable victoria de la resurrección para la redención del mundo. No hay Evangelio sin Cruz. La hostilidad que el Evangelio encuentra en estos tiempos no nos debe hacer olvidar la lógica de la Cruz, donde la intervención humana no ha conseguido ahogar la gracia divina.
En los tiempos difíciles de la reciente dictadura atea en Rumanía, la familia cristiana ha desempañado un papel fundamental, pues era muchas veces la única posibilidad de anunciar el Evangelio y transmitir la fe. Y ahora, muchos emigrantes católicos rumanos han ayudado a las familias en las que trabajan a redescubrir la belleza de la oración y la fe en Cristo. La formación de los padres resulta ahora una verdadera prioridad pastoral.
En Rumanía, el final de la persecución atea había abierto las puertas a una prometedora primavera ecuménica. Nunca nos abandonó la oración, pero, desde que una reciente ordenanza del Sínodo de la iglesia Ortodoxa rumana ha prohibido cualquier oración entre ortodoxos y católicos, nos vemos obligados a suplicar a Dios ante los delegados fraternos: “¡Haz, oh Señor, que al menos el ‘Padre Nuestro’ una a tus hijos”!
En conclusión, para una nueva evangelización la Iglesia Católica de Rumanía propone: a) partir de Jesús mismo, evangelio y evangelizador; b) promover la familia cristiana, fundada en el matrimonio y la formación de los padres; y c) cultivar el ecumenismo de la oración para que la unidad de los cristianos ayude al mundo a creer en Cristo (cfr. Jn 17,21).

[00166-04.03] [IN129] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Manuel José MACÁRIO DO NASCIMENTO CLEMENTE, Obispo de Porto (PORTUGAL)

La “novedad” de la nueva evangelización no puede ser otra que el redescubrimiento y la profundización de la novedad constante de Cristo, en las circunstancias actuales de la Iglesia y del mundo. Circunstancias que, en mi país, se caracterizan además por una población muy móvil y a menudo con una mentalidad opaca.
La movilidad de la población añade al éxodo rural hacia la ciudad la facilidad de comunicación cotidiana entre diferentes lugares, en algunos puntos fijos o de paso, por motivos de trabajo o de descanso (fín de semana). La opacidad puede derivar de la mayor densidad de las “realidades temporales” cuando absorben la atención inmediata y las intenciones a medio plazo, sin abrirse fácilmente al horizonte espiritual y religioso. Se generaliza de este modo el secularismo personal y ambiental.
Estas circunstancias causan unos problemas relativamente “nuevos” para la evangelización, al menos por la intensidad con la que se presentan. Las comunidades que eran más estables, como las familias y las parroquias, en las cuales el conocimiento de Cristo y la vida cristiana se transmitían naturalmente, han cambiado y no integran fácilmente a sus miembros, sobre todo a los más jóvenes.
La dispersión y la movilidad dificultan la convivencia habitual, familiar y comunitaria. El individualismo de la vida, potenciado por la tecnología, lleva al subjetivismo y a una cualidad virtual de la vida que enrarecen la realidad social y eclesial. Por consiguiente, no es fácil unir al individuo y a la sociedad, o al creyente y a la comunidad. Realmente no es nada fácil.
Creo, por lo tanto, que la “novedad” que tenemos que buscar para la evangelización de hoy se presenta como un redescubrimiento de Cristo vivo en la coexistencia de comunidades específicas. Éstas, a su vez, deberán integrar lo lazos interpersonales, actualmente indispensables: comunidades intercomunitarias, puntos fijos pero interconectados. En cualquier caso indispensablemente comunitarias, porque sabemos que cuando permanecemos juntos experimentamos y compartimos mejor la presencia del Resucitado entre nosotros (cfr. Jn 20,26).
Las primeras comunidades, alimentadas por las conversiones auténticas y mediante una verdadera iniciación cristiana, han dado origen, desde el testimonio vital y la reflexión de sus pastores, a unas expresiones y prácticas sociales y culturales de gran alcance. Las comunidades monásticas y parroquiales que surgieron entonces dieron vida al cristianismo medieval, con espléndidos resultados en diferentes ámbitos, tanto eruditos como populares.
[00135-04.05] [IN10A] [Texto original: italiano]

- Rev.do Julián CARRÓN, Presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación (ITALIA)

No podemos seguir pensando que “este presupuesto no sólo no aparece como tal, sino que incluso con frecuencia es negado” (Porta fidei, 2).
Leyendo el Instrumentum laboris (142) quedé impresionado ante esta observación: “es causa de preocupación en muchas respuestas la escasez del primer anuncio en la vida cotidiana”. Todo este esfuerzo hecho hasta ahora tiene problemas para generar una novedad de vida que despierte la curiosidad por lo que viven los bautizados. ¿Cómo superar esa fractura entre la fe y la vida que hace que le sea más difícil a la fe ser encontrada de manera razonable y, por tanto, atractiva? Sin descubrir y acoger nuevamente el don valioso que es la fe, la nueva evangelización corre el riesgo de verse reducida a una cuestión de expertos.
Para suscitar este interés tenemos un aliado dentro del corazón del hombre de cualquier cultura y condición. Sabemos que el corazón del hombre está hecho para lo infinito. Permanece en él la expectativa de su cumplimiento. Porque ningún falso infinito logra satisfacerlo: “¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? (Mt 16, 26).
A esta expectativa no pueden responder ni una doctrina, ni un conjunto de reglas, ni una organización, sino un acontecimiento. Como dijo don Giussani durante el Sínodo de 1987: “lo que falta no es tanto la repetición verbal o cultural del anuncio cristiano. El hombre de hoy espera, quizás inconscientemente, la experiencia de un encuentro con personas para las que Cristo es una realidad tan presente que ha cambiado su vida”. Un lugar donde cada uno pueda ser invitado a hacer la misma verificación que hicieron los dos primeros discípulos a orillas del Jordán: “Venid y lo veréis”, porque “una fe que no pudiera percibirse y encontrarse en la experiencia presente, que no pudiera verse confirmada por ella, que no pudiera ser útil para responder a sus exigencias, no podía ser una fe en condiciones de resistir en un mundo donde todo, todo, decía y dice lo opuesto a ella”.

[00136-04.04] [IN105] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Leo Laba LADJAR, O.F.M., Obispo de Jayapura (INDONESIA)

El Instrumentum Laboris comienza hablando de la característica propia del Cristianismo, que es el encuentro con Jesucristo y la relación personal con Él. Esta es la esencia de nuestras fe, que debe iluminar nuestra percepción de la evangelización, teniendo en cuenta que:
1) la evangelización no es solamente una reacción a la realidad social y su cultura laicista, sino que es la auténtica esencia de la Iglesia;
2) Jesucristo es el centro del Cristianismo y no se le puede considerar a la par de los demás fundadores de religiones;
3) el Cristianismo no es un libro religioso, y la salvación no es algo que se logre practicando las doctrinas que encontramos escritas en ese libro, sino que es la obra del amor de Dios. Sólo en un encuentro con el Señor lo que leemos en las Escrituras se convierte en Su “palabra”, en Su “voz”.
En Jesucristo Dios se revela a sí mismo como amor. Se entrega a sí mismo a la humanidad sin forzarnos a que lo aceptemos, sino corriendo el riesgo de que lo rechacemos. El maravilloso misterio del amor divino consiste en que Él no se impone a la humanidad. El amor de Dios, tal como se ha manifestado en Jesucristo, es una llamada a la libertad del hombre, que es libre de aceptarlo o de rechazarlo. Este inmenso y maravilloso amor de Dios debe presentarse en la evangelización afrontando el “clima cultural” (IL 48-49) de la sociedad laicista, que tiende a idolatrar la libertad y la autonomía del hombre y a rechazar cualquier elemento trascendente de la religión, considerándolo una violación de la libertad humana.
Esta imagen de Dios como llamada de amor a la humanidad puede conmover a la mentalidad laica más que la imagen de Dios como Rey todopoderoso. Por tanto, sugiero que en algunos textos, como el del IL nº 24, cuando se habla de “experiencia de conversión”, en lugar del término “reino de Dios”, que tiene una connotación feudal, se use “el poder del amor de Dios”. De hecho, más que el poder de un Rey, el amor divino es “mejor que el vino” y “fuerte como la muerte” (Cantar de los Cantares 1, 2; 8, 6). El amor divino llama al hombre y espera su respuesta. El amor quiere ser amado. La conversión es la respuesta de amor del hombre a la llamada de amor del Señor.
La Iglesia es el “locus” del encuentro con Jesucristo. Por tanto, la “communio”, que es el espíritu fundamental del Concilio Vaticano II, debe hacerse evidente en las comunidades eclesiales. La “communio” de amor, servicio y sacrificio por los demás es un testimonio convincente de evangelización. El amor de Dios se manifestó en Jesucristo como un sacrificio; por tanto, un testimonio genuino de este amor divino debe ser también un amor sacrificial.

[00137-04.05] [IN106] [Texto original: inglés]

- S. B. R. Baselios Cleemis THOTTUNKAL, Arzobispo Mayor de Trivandrum de los Siro-Malankareses, Jefe del Sínodo de la Iglesia Siro-Malankara (INDIA)

Se estima que el 60% de la población mundial vive en Asia. Asia es la cuna de numerosas religiones universales, incluido el Cristianismo. Vengo del continente asiático, en concreto del subcontinente de la India, donde la gente ha asistido a una fuerte propagación de los mensajes religiosos. Aunque el Cristianismo tenga una historia diferente que compartir, la sociedad asiática actual, en la cual los creyentes de otras religiones constituyen una mayoría predominante, no parece que aprecie ni conozca términos como proclamación, evangelización, etc. Estos términos han inculcado en ellos un modo de pensar diferente y, por consiguiente, una actitud diferente. Aquí querría subrayar las mismas palabras de Jesús: “seréis mis testigos...” (Hch 1, 8). Nuestra querida beata la Madre Teresa de Calcuta llevó al mundo, especialmente a la India, unos medios muy prácticos de evangelización, un modelo de testimonio. Tengo que decir que se convirtió en la misionera más eficaz en una tierra en la cual los cristianos no llegan ni al tres por ciento de la población. La Madre Teresa dio testimonio de Jesús en todas partes. En la historia de la India ella es y será siempre un modelo y un símbolo de cristiandad. El modelo testimonial comienza por ti y por mí.
En la modernidad las personas piensan que pueden hacer cualquier cosa, que existen gracias a sus capacidades. Esta actitud lleva a una imagen desfigurada de la realidad sobrenatural, incluso de la esencia de la vida humana. Los responsables de la evangelización, especialmente quienes viven el ministerio sacerdotal, personas dotadas de “don y misterio” (beato Juan Pablo II) deben tomar medidas concretas en las celebraciones litúrgicas para hacer de los sacramentos medios más tangibles de “experiencia del Enmanuel” durante esas horas de gracia. Socializar unos con otros tiene cabida en todas partes, mientras que el diálogo con el Señor se ha arrinconado en todas partes.
Jesús dijo: “yo he venido para que tengan Vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10). La plenitud de la vida, la vida en abundancia se realiza plenamente sólo cuando las personas entran en la vida eterna. Indicar el camino hacia la vida en abundancia es la obra de la Iglesia. Si la Iglesia, la continuidad de Jesús en el mundo, se distancia de todo proceso de aumentar la plenitud de vida, de cualquier medio de garantizar la dignidad humana, podemos estar seguros de que la experiencia y el testimonio del Enmanuel se debilitará en esa parte del mundo. Cualquier intento de la Iglesia de promover la dignidad humana, de hacer justicia a los desfavorecidos es un auténtico signo de obediencia a la voluntad de Jesús. Elevar la dignidad humana, hablar por los que no tienen voz, ser símbolo de justicia, promover valores democráticos, etc. deben considerarse seriamente como signos de promoción de la vida humana, que finalmente lleva a las personas a la vida en abundancia.

[00138-04.05] [IN107] [Texto original: inglés]

- S. E. R. Mons. Berislav GRGIĆ, Obispo Prelado de Tromsø (NORUEGA)

En los países nórdicos - Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia - la Iglesia católica es una pequeña minoría y, por tanto, no tiene ni las ventajas ni las desventajas que se encuentran a menudo en las regiones tradicional y predominantemente católicas. A pesar de su limitada relevancia, tanto numérica como social, nuestra Iglesia es una Iglesia en crecimiento. Se están construyendo o comprando nuevas iglesias e instituyendo nuevas parroquias, se están añadiendo ritos no latinos, el número de las conversiones y los bautismos adultos es relativamente alto, no faltan las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, el número de bautizos supera con mucho el de los fallecimientos y el de quienes abandonan la Iglesia, y la presencia en la Misa dominical es bastante alta.
En algunos sectores de la sociedad existe un gran interés por la fe y la espiritualidad, tanto por parte de los no creyentes, que buscan la verdad, como por parte de los cristianos comprometidos de otras confesiones, que desean una profundización y un enriquecimiento de la vida religiosa. Hay que observar además que, en los últimos años, un número más bien alto de órdenes contemplativas ha abierto sus casas.
Sin embargo, la transmisión de la fe se hace más difícil a menudo debido a las grandes distancias. Nuestros sacerdotes tienen que viajar mucho (a veces hasta 2000 Km al mes) para ir a visitar a los fieles que viven en lugares distantes y poder celebrar con ellos la Misa. Durante los meses invernales esto resulta muy duro.

[00139-04.04] [IN108] [Texto original: alemán]

AUDICIÓN DE LOS DELEGADOS FRATERNOS (III)

Intervino el siguiente Delegado fraterno:

- Rev. Dr. Geoffrey TUNNICLIFFE, Secretario General de la Alianza Evangélica Mundial (ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA)

Publicamos a continuación el resumen de la intervención del Delegado fraterno:

- Rev. Dr. Geoffrey TUNNICLIFFE, Secretario General de la Alianza Evangélica Mundial (ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA)

La evangelización es la proclamación, mediante palabras, acciones y el carácter cristiano, de la obra salvífica de Jesucristo mediante la cruz y la resurrección. La evangelización es el centro de la identidad del ser evangélico. Afirmamos que no es posible ser verdaderamente evangélicos sin un compromiso radical con el mundo de la evangelización; es más, este compromiso es inherente a la misma identidad cristiana. La Alianza Evangélica Mundial hace un llamamiento a todos los evangélicos y cristianos del mundo entero a renovar su compromiso de evangelización holística.
Como en todas las tradiciones cristianas, hubo tiempos en los que se cometieron errores y los evangélicos lucharon por unir la proclamación del Evangelio a unas acciones de justicia y paz. Sin embargo, en nuestra historia contamos con numerosas voces firmes y vidas que son un ejemplo de la naturaleza holística de la evangelización.
La narración bíblica de Marcos 5 nos ofrece una óptica desde la cual podemos superar la inútil dicotomía entre proclamación y acción, y nos exhorta a la evangelización holística y a la Palabra de Dios. En ese capítulo emergen dos temas: 1) la autoridad y el poder de Jesús y 2) la amplitud de miras del Evangelio. Primero, vemos que Jesús tiene poder sobre el espíritu maligno; tiene poder sobre dolencias y enfermedades, tiene poder sobre la misma muerte, lo que da a entender su resurrección futura. Segundo, el texto muestra que el Evangelio se extiende a toda la creación.
La cuestión para los evangélicos —y para todos aquellos que proclaman el nombre de Cristo— es la siguiente: ¿qué vas a hacer, personalmente y en comunidad, para promover la causa de una evangelización holística mundial? Una iglesia que no sea evangélica no está respondiendo a Jesús.
Nosotros, los evangélicos, estamos aprendiendo a evangelizar según como lo hizo Jesús y a proclamar que la salvación viene de Dios, con las implicaciones que lleva esta proclamación para la transformación de la sociedad.
También estamos aprendiendo que un evangelismo auténticamente bíblico requiere que se superen las divisiones entre los cristianos. El documento conjunto de la Iglesia Católica Romana, la Alianza Evangélica Mundial y el Consejo Mundial de las Iglesias, “El testimonio cristiano en un mundo multirreligioso: recomendaciones de conducta” es un excelente promemoria de la importancia y del mandato de la evangelización.
En cuanto creyentes tenemos encomendada la tarea, por el Padre y el Hijo, mediante el Espíritu Santo, de llevar adelante la misión de Dios, de modo que es característica esencial de los evangélicos —y lo debe ser siempre— tratar que toda la tierra escuche el Evangelio por entero en sus palabras, sus acciones y su carácter.

[00160-04.05] [DF006] [Texto original: inglés]

COMPOSICIÓN DE LA COMISIÓN PARA LA INFORMACIÓN

Presidente
- S. E. R. Mons. Claudio Maria CELLI, Arzobispo titular de Civitanova, Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales (CIUDAD DEL VATICANO)

Vicepresidente
- S. E. R. Mons. Ján BABJAK, S.I., Arzobispo Metropolitano de Prešov para los católicos de rito bizantino, Presidente del Consejo de la Iglesia Eslovaca (ESLOVAQUIA)

Membros
- S. E. R. Mons. John Olorunfemi ONAIYEKAN, Arzobispo de Abuja (NIGERIA)
- S. E. R. Mons. Tadeusz KONDRUSIEWICZ, Arzobispo de Minsk-Mohilev (BIELORRUSIA)- S. E. R. Mons. Manuel José MACÁRIO DO NASCIMENTO CLEMENTE, Obispo de Porto (PORTUGAL)
- S. E. R. Mons. José Horacio GÓMEZ, Arzobispo de Los Angeles (ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA)ine - S. E. R. Mons. Francis Xavier Kriengsak KOVITHAVANIJ, Arzobispo de Bangkok (TAILANDIA)

Membros ex-officio
- S. E. R. Mons. Pierre-Marie CARRÉ, Arzobispo de Montpellier (FRANCIA), Secretario Especial
- S. E. R. Mons. Nikola ETEROVIĆ, Arzobispo titular de Cibale, Secretario General del Sínodo de los Obispos (CIUDAD DEL VATICANO)

Secretario ex-officio
- Rev.do P. Federico LOMBARDI, S.I., Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede (CIUDAD DEL VATICANO)

ERRATA CORRIGE

Las correcciones publicadas en la Errata Corrige del Boletín N° 14 han sido efectuadas directamente en los respectivos Boletines publicados en estas páginas Internet.
 

 
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