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SYNODUS EPISCOPORUM
BOLETÍN

XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
 DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
7-28 de OCTUBRE 2012

La nueva evangelizació para la transmisión de la fe cristiana


Este Boletín es solo un instrumento de trabajo para uso periodístico.
Las traducciones no tienen carácter oficial.


Edición española

18 - 16.10.2012

RESUMEN


- DECIMOTERCERA CONGREGACIÓN GENERAL (MARTES, 16 DE OCTUBRE DE 2012 - POR LA MAÑANA)

DECIMOTERCERA CONGREGACIÓN GENERAL (MARTES, 16 DE OCTUBRE DE 2012 - POR LA MAÑANA)

- MENSAJE DE S.E.R. MONS. LUCAS LY JINGFENG, OBISPO DE FENGXIANG [SHAANXI] (CHINA)
- INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)
- AUDICIÓN DE LOS OYENTES (I)

Hoy, martes, 16 de octubre de 2012, a las 9:00, con el canto de la Hora Tercia, ha comenzado la Decimotercera Congregación General para la continuación de las intervenciones de los Padres sinodales en el Aula sobre el tema sinodal «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana».

Presidente Delegado de turno S. Em. R. Card. Laurent MONSENGWO PASINYA, Arzobispo de Kinshasa (REP. DEM. DEL CONGO).

En la apertura de la Congregación, el Secretario General del Sínodo de los Obispos, S.E.R. Mons. Nikola ETEROVIĆ, Arzobispo Tit. de Cibale (CIUDAD DEL VATICANO) ha leido un mensaje de S.E.R. Mons. Lucas LY JINGFENG, Obispo de Fengxiang [Shaanxi] (CHINA), nonagenario, liberado en 1979 tras veinte años de cárcel durante la revolución cultural china. Nacido en 1922; ordenado en 1947; consagrado obispo en 1980, legítimo y reconocido por el gobierno el 30 de agosto de 2004. La Diócesis de Fengxiang, Shaanxi, se encuentra en el centro del Provincia de Shaanxi. Actualmente la Circunscripción cuenta con veinte mil católicos. El texto se publica en este Boletín.

A continuación, el Secretario General ha expresado la solidaridad de los Padres Sinodales y de los otros Participantes a la Iglesia en Haití, expresando su cercanía con el compromiso de la Conferencia Episcopal tras el terremoto que ha sacudido la región.

Han intervenido algunos Oyentes.

En esta Congregación General, que concluyó a las 12.35 con la oración del Angelus Domini, estaban presentes 253 Padres.

MENSAJE DE S.E.R. MONS. LUCAS LY JINGFENG, OBISPO DE FENGXIANG [SHAANXI] (CHINA)

Reverendísimos y Excelentísimos Padres y Excelencias de la XIII Asamblea del Sínodo,
les expreso mis congratulaciones porque pueden ustedes participar en el Sínodo y rendir homenaje al Sepulcro de San Pedro. Lamento profundamente que no puedan escuchar ninguna voz proveniente de la iglesia de China. Deseando compartir al menos algunas palabras con ustedes y, sobre todo, con nuestro Papa Benedicto XVI, les envío hoy este breve mensaje. Quiero decir que nuestra Iglesia en China y en especial los laicos, han custodiado siempre la piedad, la fidelidad, la sinceridad y la devoción de los primeros cristianos, a pesar de haber soportado cincuenta años de persecuciones. Deseo añadir que ruego a Dios Omnipotente, intensa y constantemente, para que nuestra piedad, fidelidad, sinceridad y devoción puedan rectificar la tibieza, la infidelidad y la secularización que han surgido en el exterior debido a una apertura y a una libertad sin frenos. En el Año de la Fe, en sus discusiones sinodales pueden ustedes indagar por qué nuestra fe en China se ha podido conservar indefectible hasta hoy. Es como ha dicho el gran filósofo chino Lao Tse. “Así como la calamidad genera la prosperidad, la debilidad esconde la calamidad”. En las iglesias fuera de China muchos clérigos se han contagiado de la tibieza, la infidelidad y la secularización de los fieles. Por el contrario, en la iglesia china, los laicos son más píos que los religiosos. ¿No pueden quizás la piedad, la fidelidad, la sinceridad y la devoción de los cristianos laicos chinos sacudir a los religiosos en el exterior? Me han conmovido profundamente las palabras del Papa Benedicto XVI: “Como sabemos, en vastas zonas de la tierra la fe corre peligro de apagarse como una llama que ya no encuentra alimento. Estamos ante una profunda crisis de fe, ante una pérdida del sentido religioso, que constituye el mayor desafío para la Iglesia de hoy. Por lo tanto, la renovación de la fe debe ser la prioridad en el compromiso de toda la Iglesia en nuestros días” (Discurso del Santo Padre Benedicto XVI a los participantes en la plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, 27 de enero de 2012). Creo, de todos modos, que nuestra fe de cristianos chinos puede consolar al Papa. No hablaré de política, que es siempre transitoria. + Lucas LY

[00307-04.10] [NNNNN] [Texto original: plurilingüe]

INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

Han intervenido los siguientes Padres:

- S. Em. R. Card. Telesphore Placidus TOPPOg1040 , Arzobispo de Ranchi, Presidente de la Conferencia Episcopal (INDIA)
- S. E. R. Mons. Ägidius Johann ZSIFKOVICS, Obispo de Eisenstadt (AUSTRIA)
- S. E. R. Mons. Launay SATURNÉ, Obispo de Jacmel (HAITI)
- S. E. R. Mons. Joseph Anthony ZZIWA, Obispo de Kiyinda-Mityana (UGANDA)
- S. E. R. Mons. Mario GRECH, Obispo de Gozo (MALTA)
- S. Em. R. Card. Kurt KOCH, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (CIUDAD DEL VATICANO)
- S. E. R. Mons. Felix GMÜR, Obispo de Basilea (SUIZA)
- S. E. R. Mons. Clet FELIHO, Obispo de Kandi (BENÍN)
- S. Em. R. Card. Manuel MONTEIRO DE CASTRO, Penitenciario Mayor (CIUDAD DEL VATICANO)
- S. E. R. Mons. Arūnas PONIŠKAITIS, Obispo titular de Sinna, Obispo auxiliar y Vicario General de Vilnius (LITUANIA)
- S. E. R. Mons. Geraldo LYRIO ROCHA, Arzobispo de Mariana (BRASIL)
- S. E. R. Mons. Claudio Maria CELLI, Arzobispo titular de Civitanova, Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales (CIUDAD DEL VATICANO)
- S. E. R. Mons. Bonaventure NAHIMANA, Obispo de Rutana (BURUNDI)
- S. E. R. Mons. Stanley ROMAN, Obispo de Quilon (INDIA)
- S. E. R. Mons. Ignatius SUHARYO HARDJOATMODJO, Arzobispo de Jakarta, Ordinario Militar para Indonesia (INDONESIA)
- S. E. R. Mons. Zygmunt ZIMOWSKI, Arzobispo-Obispo emérito de Radom, Presidente del Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios (CIUDAD DEL VATICANO)
- S. Em. R. Card. Kazimierz NYCZ, Arzobispo de Varsovia, Ordinario para los fieles de rito oriental desprovistos de ordinario de su proprio rito (POLONIA)
- S. E. R. Mons. Adriano LANGA, O.F.M., Obispo de Inhambane (MOZAMBIQUE)
- S. E. R. Mons. Cristoforo PALMIERI, C.M., Obispo de Rrëshen (ALBANIA)
- S. Em. R. Card. Laurent MONSENGWO PASINYA, Arzobispo de Kinshasa (REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO)
- S. E. R. Mons. Franz-Peter TEBARTZ-VAN ELST, Obispo de Limburg (ALEMANIA)
- S. E. R. Mons. Joseph WERTH, S.I., Obispo de Transfiguración en Novosibirsk (FEDERACIÓN RUSA)

Publicamos a continuación el resumen de las intervenciones:

- S. Em. R. Card. Telesphore Placidus TOPPO, Arzobispo de Ranchi, Presidente de la Conferencia Episcopal (INDIA)

Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?»(Lc 18:8). El Santo Padre Benedicto XVI, al realizar un análisis del año 2011 para la Curia Romana, en diciembre del año pasado, dijo francamente que, de acuerdo a numerosos informes, hay una “fatiga de la fe” en Europa. Según sus palabras, “El núcleo de la crisis de la Iglesia en Europa es la crisis de fe. Si no encontramos una respuesta para ella, si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro con Jesucristo, todas las demás reformas serán ineficaces”.
Mientras buscamos respuestas a la crisis de fe, un remedio sería emprender de nuevo una campaña masiva de predicación del Kerygma con mayor fuerza. En mi país, la India, he visto en numerosas ocasiones el poder del Evangelio obrar tanto entre los Cristianos como entre los no Cristianos.
Desearía realizar un humilde llamado a las órdenes religiosas para que sean nuevamente misioneras. En la historia de la evangelización, todas las órdenes religiosas, guiadas por el Espíritu Santo, han realizado una obra extraordinaria y maravillosa. ¿Podemos decir lo mismo de las Congregaciones Religiosas de hoy? ¿Es posible que hayan comenzado a trabajar como multinacionales, realizando un trabajo muy bueno y necesario para responder a las necesidades materiales de la humanidad, pero que hayan olvidado que el objetivo principal de su fundación era traer el Kerygma, el Evangelio a un mundo perdido? Debemos apreciar muchos grupos juveniles y nuevos movimientos eclesiales que están afrontando este desafío. ¡Pero en mi opinión, este Sínodo debe dirigirse a los hombre y mujeres religiosos para que se ocupen de forma explícita y directa del trabajo de evangelización y transmisión de la fe en colaboración con los obispos locales! También desearía exhortar a la sagrada Congregación para los Institutos de Vida consagrada para que tome la iniciativa de promover el sensus ecclesiae entre los religiosos.
Por último, una digna celebración de la Eucaristía es el fundamento de la Nueva Evangelización. La Eucaristía es la “fuente y la cima de la vida Cristiana” y no puede ser celebrada de manera casual y superficial como lo hacen algunos sacerdotes en algunos lugares. Debemos recuperar la dignidad y la centralidad de la Sagrada Eucaristía de manera que podamos sentir de nuevo más intensamente su poder para transformar y aumentar la vida de fe de nuestro pueblo. Así podremos promover con éxito una fe sólida, que dure hasta que Cristo venga nuevamente.

[00061-04.08] [IN038] [Texto original: inglés]

- S. E. R. Mons. Ägidius Johann ZSIFKOVICS, Obispo de Eisenstadt (AUSTRIA)

La Constitución pastoral “Gaudium et Spes” expresa la dinámica del pensamiento de uno de los grandes creyentes del siglo veinte: el Padre Pierre Teilhard de Chardin. Deseo recordar expresamente su obra en este Sínodo. Que nos guste o no, los fenómenos globales que él intuyó hace más de sesenta años, hoy nos envuelven. Todos vivimos en un mundo en el que la existencia se ha vuelto precaria, no sólo la de la persona individual, sino también la de toda la humanidad. Teilhard veía la vida y el universo como un movimiento creativo realizado por Dios, movimiento que todavía no ha llegado a su meta. Estoy convencido de que esta visión de la Iglesia y del mundo puede indicar una salida de la crisis y, sobre la división existente entre fe y vida, tendrá un efecto igualmente benéfico, y también sobre los problemas de comprensión entre razón cristiana e investigación tecnológica.
Sólo una visión cósmica profunda, comprensiva, de la Persona de Jesús, en el momento en que logra arrastrar consigo el alma del hombre moderno, no permanecerá individualista sino que constituirá una comunidad en la que este nuevo modo de ver sea en realidad vivido, partiendo de la familia y de la iglesia doméstica, hasta llegar a las comunidades e Iglesias locales. Y sólo cuando se vive, esta visión puede constituir un estilo de vida nuevo, considerado natural y normal, y producir de esta forma una nueva cultura cristiana capaz de impregnar y modificar todo el orden temporal.

[00258-04.05] [IN192] [Texto original: alemán]

- S. E. R. Mons. Launay SATURNÉ, Obispo de Jacmel (HAITI)

El contexto en el cual vivimos hoy está marcado por una gran crisis a distintos niveles. Exige una nueva primavera espiritual. El Papa Juan Pablo II, cuando habló de la Nueva Evangelización en Haití el 9 de marzo de 1983 en la catedral de Puerto Príncipe, quería ciertamente dar a la Iglesia un medio para luchar contra esta degradación. Su Santidad el Papa Benedicto XVI, al promover la misión permanente en América Latina y en el Caribe y al convocar esta asamblea sinodal y proclamar un Año de la Fe, se ha inscrito en la misma línea que el Papa Juan Pablo II.
Las iniciativas del Papa Juan Pablo II y del Papa Benedicto XVI han recibido una acogida entusiasta de la porción de Iglesia que es Haití. Las del Papa Juan Pablo II coincidieron con un momento en el que luchábamos contra la dictadura. Su palabra: “Es necesario que algo cambie. ¡Es necesario que las cosas cambien aquí!” resuenan aún en nuestro corazón. Las del Papa Benedicto XVI coinciden con el momento en el que en Haití intentábamos construir y reconstruir un país devastado por las catástrofes naturales y, más recientemente, por el terrible terremoto del 12 de enero de 2010.La reflexión hecha sobre las desgracias que se han abatido sobre Haití nos hacen llegar a la conclusión que la reconstrucción y la construcción de sus edificios físicos no es suficiente; es necesaria la reconstrucción del hombre haitiano. Es necesaria una acción pastoral en Haití para una construcción y una reconstrucción ad intra y ad extra partiendo de los valores evangélicos, cristianos y humanos para una conversión de los corazones y de las estructuras al Evangelio y a Jesucristo. Por ello hacemos 3 propuestas:
1. En nuestras universidades, en nuestras escuelas católicas, en nuestras escuelas presbiterales, es necesario un acompañamiento para un encuentro personal y profundo con Jesucristo de tal forma que, una vez adultos, los jóvenes puedan comprometerse, en nombre de su fe, con la sociedad.
2. Nuestra cercanía pastoral debe tener un carácter profético.
3. La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana exige una gran atención a nuestros lugares de formación y a los candidatos al sacerdocio y la vida consagrada.
La Iglesia de Haití acoge favorablemente las iniciativas del Santo Padre. La crisis profunda de este mundo exige un regreso a Jesucristo y a nuestro compromiso en nombre de nuestra fe en Dios, el Padre de la creación, en su Hijo Jesucristo, en el cual todas las cosas se han transformado en nuevas, y en el Espíritu Santo, que renueva la faz de la Tierra.

[00220-04.06] [IN168] [Texto original: francés]

- S. E. R. Mons. Joseph Anthony ZZIWA, Obispo de Kiyinda-Mityana (UGANDA)

No podemos esperar que crezcan personas con un fuerte sentido moral si su educación no se basa en la fe en Dios. Este es el motivo por el cual los misioneros en Uganda construyen simultáneamente iglesias y escuelas. Donde fracasaron en la tarea de convertir directamente a los adultos, finalmente logran convertir a las generaciones jóvenes a través de las escuelas. En esos casos, cuando los jóvenes son evangelizados y se convierten al cristianismo, a continuación estos evangelizan a los mayores.
La Iglesia, como maestra y guardiana de la fe y la moral, ha tenido un papel importante en el ámbito educativo de numerosos países. La formulación de políticas sólidas de educación diocesana ha servido como fundamento para dar inicio y apoyar la educación a otros niveles. Algunas Iglesias locales han fundado escuelas de modelo católico que permiten una enseñanza más profunda de la doctrina y la moral católicas a los estudiantes, que luego se convierten en profesionales católicos. A través de la capellanía en las instituciones católicas, la Iglesia ha sido capaz de responder a los desafíos actuales, asegurando que los valores y las normas católicos se salvaguardarán en estas instituciones.
Sin embargo, en algunos países, durante los últimos años, la catequesis o la enseñanza de religión se ha marginado o eliminado del sistema educativo, incluso en las escuelas o instituciones de enseñanza originariamente católicas. La situación se ha agravado en las instituciones públicas, que carecen completamente de programas de catequesis o educación religiosa cristiana para nuestros estudiantes católicos. La educación religiosa se considera un asunto privado, del cual hay que ocuparse sólo en la iglesia o en casa.
El camino hacia la nueva evangelización:
- Escuelas católicas que sean un canal de evangelización para la transmisión de la fe cristiana.
- Sacerdotes, consagrados y consagradas y otros agentes pastorales, como catequistas, que estén cualitativamente preparados para enseñar religión en las escuelas.
- Reincorporar la educación religiosa cristiana en los programas de estudios de las escuelas que la habían abandonado o eliminado. La Iglesia debe ser firme en este campo.- Es preciso que renazcan los Movimientos apostólicos laicos en las escuelas.
- La ética, el Catecismo de la Iglesia Católica y la Doctrina social de la Iglesia deben ser componentes de los programas de estudios en los centros de educación superior.
- La identidad católica en nuestras escuelas e instituciones debe ser visible y respetada.
- Usar los media como un instrumento eficaz para catequizar y educar.

[00234-04.04] [IN169] [Texto original: inglés]

- S. E. R. Mons. Mario GRECH, Obispo de Gozo (MALTA)

Como observa el Santo Padre en la homilía de apertura de este Sínodo, el matrimonio como unión de amor fiel e indisoluble entre el hombre y la mujer “constituye en sí mismo un Evangelio, una Buena Noticia para el mundo actual”. A continuación, el Santo Padre ha afirmado que “el matrimonio está llamado a ser no sólo objeto, sino sujeto de la nueva evangelización.”
Mientras la Iglesia sigue proclamando este Evangelio del matrimonio, no podemos dejar de constatar la dolorosa realidad de tantos matrimonios que, desgraciadamente, acaban mal.
Aun reconociendo las dificultades, creo que es fundamental estar hoy presentes como Iglesia en la vida de tantas parejas de hecho, o divorciados que se han vuelto a casar, que quieren proseguir un camino de fe con toda la Iglesia. Para las parejas de hecho que sienten la enseñanza del Magisterio como una losa sobre sus cabezas y sus corazones, y tienen dificultad de reconciliarse con la Iglesia, y quizá con Dios, el tener a la Iglesia caminando junto a ellos se revela verdaderamente como una buena noticia para ellos. Experiencias de este tipo hacen ver que “la Iglesia está cerca de quien tiene el corazón herido”.
Aunque no estén en perfecta comunión con la Iglesia a causa de su irregularidad, muchos de ellos aman y creen en el Señor y en la Iglesia. Diría que estas parejas esperan hoy, de este Sínodo, un “mensaje imperial”, una palabra iluminante como la que pronunció el Santo Padre en Milán: “En realidad, este problema de los divorciados y vueltos a casar es una de las grandes penas de la Iglesia de hoy. Y no tenemos recetas sencillas... Y luego, por lo que se refiere a estas personas, debemos decir... que la Iglesia les ama, y ellos deben ver y sentir este amor. Me parece una gran tarea de una parroquia, de una comunidad católica, el hacer realmente lo posible para que sientan que son amados, aceptados, que no están «fuera» aunque no puedan recibir la absolución y la Eucaristía: deben ver que aun así viven plenamente en la Iglesia” (2 de junio de 2012).


[00235-04.08] [IN170] [Texto original: italiano]


- S. Em. R. Card. Kurt KOCH, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (CIUDAD DEL VATICANO)

“El desafío de la nueva evangelización interpela a la Iglesia universal, y nos pide también proseguir con empeño la búsqueda de la unidad plena entre los cristianos” (1 Benedicto XVI, La Iglesia es una inmensa fuerza renovadora. La celebración de las primeras vísperas de la festividad de San Pedro y SanPablo el 28 de junio de 2010, en: Enseñanzas de Benedicto XVI, VI, I, 2010 (Ciudad del Vaticano 2011), 984-987, cit. 987.). Con estas palabras el Papa Benedicto XVI anunció la institución del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización. La Iglesia universal está interpelada de manera particular con el Sínodo de los Obispos aquí reunido. La presencia de los Delegados Fraternos, a los cuales estoy profundamente agradecido, y su contribución en el Sínodo, nos recuerdan la segunda exhortación, es decir, la necesidad de que la nueva evangelización tenga una dimensión ecuménica.
El Concilio Vaticano II ya conocía el vínculo indisoluble entre evangelización y búsqueda de la unidad de los cristianos. El Decreto conciliar sobre el ecumenismo parte de la convicción de que la división de la cristiandad es “piedra de escándalo para el mundo” y “obstáculo para la causa de la difusión del Evangelio por todo el mundo” (Unitatis Redintegratio n. 1). Desde su primera frase, el Decreto afirma que “promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos es uno de los fines principales que se ha propuesto el Sacrosanto Concilio Vaticano II.” Ecumenismo y evangelización se ven siempre juntos. Sería una bonita señal si, desde este Sínodo de los Obispos, se invitase a las otras Iglesias y Comunidades Cristianas a percibir como tarea común la nueva evangelización y a testimoniar juntos a Jesucristo de manera aún más decidida.
Los testigos más decididos de la fe son los mártires, que han dado su vida por Cristo. Por esto, deseo recordar también esa profunda dimensión del ecumenismo que tanto le gustaba al Beato Papa Juan Pablo II, es decir, el ecumenismo de los mártires. Consciente del hecho de que todas las Iglesias y Comunidades cristianas tienen hoy sus mártires, el Papa Juan Pablo II ha visto en los mártires “la prueba más significativa de que cada elemento de división se puede trascender y superar en la entrega total de uno mismo a la causa del Evangelio” (Juan Pablo II, Ut unum sint, n. 1). Si nosotros, los cristianos, estamos aún en una comunión imperfecta en esta tierra, los mártires en la gloria celeste ya viven en plena comunión. Por tanto, podemos encontrar consuelo en la esperanza de que la sangre de los mártires de nuestro tiempo se convierta un día en semilla para la plena unidad del Cuerpo de Cristo. Y esta esperanza queremos testimoniarla juntos con una creíble y nueva evangelización.

[00236-04.07] [IN171] [Texto original: italiano]


- S. E. R. Mons. Felix GMÜR, Obispo de Basilea (SUIZA)

Para resultar creíbles, primero es necesario que nos evangelicemos nosotros (n. 37). El llamamiento a la conversión se dirige a las personas y a las instituciones. La conversión de la persona encuentra su correspondencia en la reforma de las instituciones. Ambas desean la renovación espiritual basada en la fe.
Muchos fieles dan testimonio de su fe. Hacen ver el rostro humano y personal de Jesús. ¿Cómo podemos valorar la acción evangelizadora de estos laicos y reconocer su competencia? ¿Tomamos en serio sus experiencias, preguntas y propuestas concretas, por ejemplo, en materia de relaciones? Me parece que debemos escuchar más y discernir con benevolencia lo nos dicen los laicos.
Un reto reside en entender cuáles son las reformas necesarias. Las comunidades locales, a menudo sin sacerdotes, se reúnen alrededor de los laicos dispuestos a asumir varias responsabilidades. Sería importante volver a pensar si no hay un mandato eclesial que les dé, a hombres y mujeres, una misión para la actividad pastoral que desarrollan sobre la base de su dignidad de bautizados.
Una escucha más profunda y un mandato oficial para los laicos: dos signos concretos que nos podrían hacer más creíbles como Iglesia.

[00237-04.03] [IN172] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Clet FELIHO, Obispo de Kandi (BENÍN)

La recepción del mensaje evangélico en nuestro país se ha producido progresivamente, de sur a norte, desde el 18 de abril de 1861. Aunque el norte del país tenga más camino por recorrer, la Iglesia en su conjunto está orgullosa de como ha crecido la fe en los corazones. Sigue luchando para que esta fe no sea simplemente un revestimiento exterior, sino la expresión de la adhesión a Cristo, palabra viva de salvación. Por este motivo, trabaja activamente en los procesos de inculturación, a fin de ayudar a los fieles a evitar una doble vida, que no favorece demasiado a la realización de la persona.
Nuestra Iglesia local es consciente de que los motivos del compromiso de sus hijos e hijas en el seguimiento de Cristo normalmente siguen la imagen de la cultura, que ve en el Ser supremo a una persona a la que nos dirigimos para aprovecharnos de su generosidad, en definitiva, un dios utilitario. Hace suyo el reproche de Jesús el día siguiente de la multiplicación de los panes: “Vosotros me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado” (Jn 6, 26). Y por eso, cree encontrar en la nueva evangelización un medio para acompañar mejor a los fieles, incluso más allá del período de los sacramentos de iniciación. Así que decidió abrir escuelas de la fe para personas de todas las categorías y condiciones, con vistas a un mejor conocimiento de Cristo y de su centralidad en la vida del creyente. Sólo a este precio seremos verdaderamente sal y luz, incluso en el campo de la política y la economía.
La difusión del Islam y el despertar de las religiones tradicionales obligan a la Iglesia local a hacer del ecumenismo y el diálogo interreligioso su campo de batalla, gracias al evento de la nueva evangelización. Para lograrlo, es preciso contar con agentes pastorales convencidos y bien formados en la doctrina social de la Iglesia, para ver en el otro a un hermano con el que debe recorrer un trecho de camino juntos. Así, lejos de soñar con una Iglesia de gloria, se compromete a trabajar con decisión al lado de los más pobres y marginados, sin minimizar la fuerte alarma que representa el florecer de las sectas. Además, se esfuerza en definirse como una Iglesia de comunión y que comparte, tanto dentro como fuera de ella.
¡Que el espíritu del Señor guíe sus pasos y por intercesión de la Virgen afiance su compromiso!

[00238-04.05] [IN173] [Texto original: francés]

- S. Em. R. Card. Manuel MONTEIRO DE CASTRO, Penitenciario Mayor (CIUDAD DEL VATICANO)

La Penitenciaria Apostólica, Tribunal de misericordia al servicio de los confesores y penitentes, trata acerca de las materias que conciernen al Foro interno sacramental y no sacramental, como también a todo aquello que hace referencia al uso y la concesión de las Indulgencias. La finalidad de nuestro trabajo es ayudar a las personas a vivir una vida serena, tranquila y de unión con el Señor, que es el único Salvador de nuestra vida. Esta unión se expresa de manera significativa en el rito eucarístico, cuando el celebrante derrama algunas gotas de agua - que representan nuestra naturaleza humana - en el vino contenido en el cáliz. Unidos a Cristo, por él estamos transformados en su Cuerpo glorioso.
La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana intentará hacer conocer al hombre de nuestro tiempo el rostro de Cristo como mysterium pietatis, aquel en el cual Dios nos muestra su corazón compasivo y nos reconcilia plenamente a Él. Ayudará a los fieles a tomar conciencia de la gravedad del pecado en un mundo que ha perdido “el sentido del pecado”. Reconocernos pecadores nos impulsa a dirigir nuestro corazón al Señor implorando su perdón y obteniendo así la salvación y la paz: “Pues yo reconozco mi delito, mi pecado está siempre ante mí” (Salmo 51).
Es necesario retomar la buena y correcta costumbre de administrar el sacramento de la reconciliación en el confesional.
La Penitenciaria Apostólica promueve cada año un Curso sobre el Foro interno, Jornadas de Estudio sobre la historia de la Penitencia y de la Penitenciaria, conferencias sobre el Foro interno en las diversas Iglesias locales, encuentro mensuales de formación para los penitenciarios menores de la Basílicas papales en la Urbe.
Concluyo recordando las parábolas de la misericordia divina - la oveja perdida, la dracma perdida y el hijo pródigo - y las palabras de Jesús: “Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión” (Lc 15, 7).

[00239-04.06] [IN174] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Arūnas PONIŠKAITIS, Obispo titular de Sinna, Obispo auxiliar y Vicario General de Vilnius (LITUANIA)

Necesitamos testigos creíbles, los cuales, inspirados por el vivo y constante encuentro con Jesús, lleguen al hombre en cualquier situación y, con amor desinteresado y humildad, le presenten la Palabra de Salvación. Necesitamos santos: hombres y mujeres, sacerdotes, religiosos y laicos.
A partir de noviembre del año pasado hemos celebrado en Lituania el año del beato Jorge Matulaitis (1871-1927), obispo, y de esta forma nos hemos preparado para el Año de la Fe, guiados por este evangelizador nuestro de una época no muy lejana. En su diario espiritual expresó algunos pensamientos, confirmados por el testimonio de su vida, que siguen siendo actuales para los operadores de la nueva evangelización.
Lo primero de todo, el vivo deseo de “llevar a Cristo a todas partes, restaurar y renovar todo con Cristo, ganar todas las cosas para Cristo y atraer todo hacia Él”. El beato Jorge Matulaitis vivió todo ello realmente a través de su amplia actividad pastoral entre los obreros, la gente sencilla, los estudiantes y la gente de distintas lenguas y culturas.
Su sincera aspiración a defender la fe estuvo marcada por el profundo respeto tanto por la fe como por la gente a la que era anunciada. El beato Jorge Matulaitis escribía que podemos atraer a los hombres sólo si les proponemos “nuestra santa fe en toda su amplitud, en toda su profundidad, en toda su claridad y belleza” y si les hablamos de tal forma que hasta los adversarios se queden convencidos de que estamos llenos “de amor y respeto por ellos”.
El beato Jorge Matulaitis invitaba a tomar el camino de la humildad, y a empezar el trabajo sin hacer ruido, iniciando por los más pequeños y abandonados, por las cosas pequeñas.
Para la nueva evangelización necesitamos a estos anunciadores entusiastas del Evangelio, los cuales se esfuerzan en “crear en cada lugar y en cada tiempo las condiciones para que este encuentro entre los hombres y Jesús se realice” (Instrumentum laboris 18).

[00241-04.03] [IN176] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Geraldo LYRIO ROCHA, Arzobispo de Mariana (BRASIL)

La Nueva Evangelización debe llevar a las personas a la experiencia profunda del encuentro con Jesucristo vivo. La Sagrada Liturgia es uno de los lugares privilegiados de este encuentro (cfr. Ecclesia in America, n. 12). El encuentro personal con el Señor se produce especialmente en la celebración de la Eucaristía (cfr. Instrumentum laboris, nn. 18-19). Por consiguiente, las celebraciones litúrgicas tienen el deber sagrado de hacer posible que se sienta, experimente y viva intensamente a Jesús, Palabra del Padre, que por su Espíritu está entre nosotros (cfr. Sacramentum Caritatis 14). La Iglesia cree de la misma manera que reza: Lex orandi lex credendi. La liturgia, por medio de los ritos y las oraciones, nos da y nos transmite el contenido de la fe (S C 48). La Liturgia es fuente y lugar de evangelización, pues en ella Dios habla a su pueblo y Cristo anuncia su Evangelio (cfr. SC 33). Puesto que la Liturgia es el lugar especial de la presencia del Evangelio vivo y, por tanto, el lugar privilegiado de la educación de la fe, o también “la santa mistagogía permanente de la Iglesia”, ello debe aparecer en la forma en la que es celebrada. La belleza cautivadora y contagiosa del misterio escondido en los ritos y los símbolos se deben poder expresar con toda su fuerza para que la Liturgia sea realmente evangelizadora. La nueva evangelización depende, pues, en gran medida de la capacidad para hacer de la liturgia la fuente de la vida espiritual. Probablemente nuestra tarea más exigente y el reto mayor sea conseguir que nuestras celebraciones litúrgicas sean cada vez más bellas y transparentes de la divina belleza, un momento importante de experiencia de Dios, de un Dios vivo y verdadero, fuente de una nueva y renovadora fuerza que dé al cristiano alegría y esperanza, para vivir de Cristo y en el amor del Señor.
La conciencia del carácter sacramental de la Liturgia es, por tanto, sumamente importante en la Nueva Evangelización. Ella nos educa en la fe precisamente “mediante signos sensibles”. De aquí la necesidad de tomar conciencia de la importancia del ars celebrandi como la mejor evangelización, como nos enseña el Papa Benedicto XVI en la Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis (nn. 38-65). La Liturgia debe contribuir, a su manera, a la tarea de la nueva evangelización: “La Liturgia anuncia la Buena Nueva celebrándola” (cfr. SC 33).

[00242-04.03] [IN177] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Claudio Maria CELLI, Arzobispo titular de Civitanova, Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales (CIUDAD DEL VATICANO)

La nueva evangelización nos pide que prestemos atención a la “novedad” del contexto cultural en el cual estamos llamados a anunciar la Buena Nueva, pero también a la “novedad” de los métodos que hay que utilizar. Los nuevos medios de comunicación están cambiando radicalmente la cultura en la que vivimos y ofrecen unos nuevos recorridos para compartir el mensaje del Evangelio. Las nuevas tecnologías no sólo han cambiado el modo de comunicar, sino que también han transformado la propia comunicación, creando una nueva infraestructura cultural que está influyendo en el ambiente de la comunicación y no podemos hacer lo que siempre hemos hecho, incluso con las nuevas tecnologías.
El campo digital no es un espacio “virtual” menos importante que el mundo “real”, y si la Buena Nueva no se proclama también “digitalmente”, corremos el riesgo de abandonar a muchas personas, para las cuales este es el mundo en el que “viven”. La Iglesia ya está presente en el espacio digital, pero el próximo reto es cambiar nuestro estilo de comunicación para hacer dicha presencia más eficaz, ocupándonos sobre todo de las cuestiones del lenguaje. En el foro digital el discurso es espontáneo, interactivo y participativo; en la Iglesia, estamos acostumbrados a utilizar los textos escritos como método normal de comunicación. No sé si esta forma puede hablar a los jóvenes, habituados a un lenguaje basado en la convergencia de la palabra, el sonido y las imágenes. Estamos llamados a comunicar con nuestro testimonio, compartiendo, en las relaciones personales, la esperanza que habita en nosotros. No podemos diluir los contenidos de nuestra fe, sino que debemos encontrar nuevos modos de expresarla en su plenitud.
Estamos obligados a expresarnos para hacer partícipes a los demás que, a su vez, comparten nuestras ideas con sus amigos y seguidores. Necesitamos valorizar las “voces” de la gran cantidad de católicos presentes en los blogs, para que puedan evangelizar, presentar la enseñanza de la Iglesia y responder a las preguntas de los demás. Pienso en la Iglesia que está llamada a instaurar un diálogo respetuoso con todos y a comunicar a todos la esperanza que lleva en el corazón.

[00244-04.04] [IN179] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Bonaventure NAHIMANA, Obispo de Rutana (BURUNDI)

Las pequeñas comunidades cristianas vivas necesitan un nuevo aliento para tener un papel de primer orden en la nueva evangelización. A causa de la guerra y los conflictos que nuestro país ha sufrido, con todas las consecuencias que esto implica, hemos visto la necesidad de una evangelización en profundidad y hemos impulsado a nuestras comunidades cristianas vivas a profundizar la fe y a hacerse cargo de la vida de la Iglesia.
Las dimensiones de estas comunidades permiten que sus miembros se conozcan y se ayuden mutuamente a fortalecer su cohesión y su comunión, en un clima de fraternidad y solidaridad.
Son lugares en los cuales los fieles pueden vivir la experiencia de la reconciliación, que se realiza primero en el sacramento del perdón. Para que la Iglesia responda a su vocación de estar al servicio de la paz, la justicia y la reconciliación, la nueva evangelización, dice el Santo Padre, “exige la reconciliación con el prójimo, la superación de todo género de barreras, como las provenientes de la lengua, la cultura o la raza ” (Africae Munus nº 169).
Por el dinamismo de su fe y su compromiso, estas comunidades son un lugar favorable para la eclosión de las vocaciones sacerdotales y religiosas, puesto que favorecen un clima de oración por las vocaciones y ayudan a los padres a tomar conciencia de su responsabilidad como educadores de la fe.
Estas comunidades están llamadas a asociarse, para que puedan desarrollarse con objeto de luchar contra el hambre, la miseria y las injusticias de todo tipo y así mejorar su condición y encontrar soluciones a sus problemas.

[00245-04.04] [IN180] [Texto original: francés]

- S. E. R. Mons. Stanley ROMAN, Obispo de Quilon (INDIA)

Las palabras del Evangelio según san Mateo (6, 30) “hombres de poca fe”, dirigidas a los Apóstoles, pueden ser un reproche o un agudo desafío para nosotros, sus sucesores, porque el Señor nos ha llamado amigos y nos ha concedido sus innumerables bendiciones. Si es un desafío, deseo comprender que fe significa construir una íntima relación con Él. La Redemptoris Missio me recuerda que “¡la fe se fortalece dándola!” (nº 2). Por tanto, como cristiano bautizado tengo el deber y la obligación de transmitirla.
Examinar cuándo, dónde y cómo de una manera u otra la Iglesia se ha apartado de su tarea de evangelización constante es, de hecho, una larga historia de dolorosas memorias. Al haber aprendido la lección de tan penosos acontecimientos del pasado, ahora tenemos que responder a la nueva invitación de este Sínodo de navegar mar adentro, para reunir todo lo que hay de bueno y bello en las varias culturas a fin de adoptar nuevos métodos para evangelizar y re-evangelizar a los pueblos del mundo. Es preciso alentar las inculturaciones.
Mientras que muchas de las propuestas del Instrumentum Laboris, en mi modesta opinión, quedan eclipsadas por una tradición católica ampliamente aceptada, a mí me parece que falta la voz de quienes se han alejado de la vida sacramental. En la India somos testigos de que hombres y mujeres jóvenes, e incluso hombres cultos de países desarrollados, acuden en masa a los ashrams (monasterios) anhelando algo que no encuentran en sus naciones. Su hambre y sed de algo que vaya más allá de este mundo material nos asegura que Jesús es importante, si la historia de la salvación se vuelve a narrar en su lengua y a explicar en su situación de vida.
Para re-evangelizar y transmitir la fe son necesarios:
1. escuelas católicas;
2. profesores católicos íntegros;
3. laicos bien formados a través de las pequeñas comunidades cristianas;
4. períodos más largos de preparación al matrimonio, para tener un conocimiento más profundo de este Sacramento;
5. una mayor participación en los medios de comunicación de masas para divulgar los valores evangélicos y el verdadero rostro de la Iglesia.

[00246-04.04] [IN181] [Texto original: inglés]

- S. E. R. Mons. Ignatius SUHARYO HARDJOATMODJO, Arzobispo de Jakarta, Ordinario Militar para Indonesia (INDONESIA)

Me gustaría contarles una sencilla experiencia que tuve durante mi visita a una parroquia donde me reuní con un catequista local. Le pregunté: “¿Cuántos catecúmenos tiene?”. Me sorprendí al oír que tenía más de noventa. Eran muchos. Le pregunté entonces: “¿A sus catecúmenos, les ha preguntado alguna vez porque desean ser bautizados en la Iglesia Católica?”. Me respondió: “Muchos dicen que se conmueven por el modo cómo los católicos rezan durante los eventos público como bodas o funerales”. Las oraciones conmueven tanto sus corazones porque en esas ocasiones las invocaciones y bendiciones se dicen en su lengua madre, por lo que entienden su significado, mientras antes oían las oraciones en una lengua extranjera, porque los musulmanes rezan en árabe.
La actividad evangelizadora de la Iglesia es, como sabemos todos, un acto de comunicación que incluye dos componentes básicos, a saber: la comunicación del contenido o del mensaje - la revelación de Dios y la fe en Jesucristo - y el medio de comunicarlo - los medios y la lengua - en el contexto de una comunidad de fe. En lo que se refiere a la lengua, traducir un texto litúrgico de un idioma a otro, y esto vale para cualquier otro tipo de texto, nos lleva a enfrentarnos a veces a retos delicados o incluso a problemas. Por un lado tenemos la exigencia de una traducción literal. Por otro, todos entendemos que una traducción literal no siempre es posible, debido a la diversidad y complejidad de las lenguas. Por ejemplo, cuando un sacerdote se dirige a la gente: “Dominus vobiscum”, y la gente debe responder “Et cum spiritu tuo”, la palabra “spiritus” se traduce “roh” en nuestro idioma, lo que podría evocar la idea de un “espíritu maligo”, por lo que “et cum spiritus tuo” significaría para algunas comunidades “con tu espíritu maligno”.
Mi deseo, espero no ser el único, es que la traducción de los textos litúrgicos no deba ser siempre literal, pues hay que tomar seriamente en cuenta la diversidad del origen cultural. ¿Podría aplicarse el principio de subsidariedad a la tarea de traducción, incluso en otras áreas de la vida de la Iglesia local, siendo la subsidariedad el espíritu del Vaticano II?. De este modo mantenemos nuestra “fidelidad a un mensaje del que somos servidores, y a las personas a las que hemos de transmitirlo” (EN, 4). En especial con respecto a los jóvenes, que viven inmersos en una cultura dominada por los medios de comunicación, la Iglesia debe esforzarse por transmitir su mensaje en un idioma que conmueva sus a corazones.
De este modo, la Iglesia local será cada vez más comunicativa y expresiva y, en consecuencia, la fe de la gente recibirá más energía y tendrá una mayor importancia en sus vidas y en su compromiso católico con la Iglesia y en el mundo.
[00247-04.05] [IN182] [Texto original: inglés]

- S. E. R. Mons. Zygmunt ZIMOWSKI, Arzobispo-Obispo emérito de Radom, Presidente del Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios (CIUDAD DEL VATICANO)

La Iglesia, de acuerdo con el mandato de Jesús “Euntes docete et curate infirmos” (Mt 10,6-8), a lo largo de su historia ha percibido siempre el servicio a los enfermos como parte integrante de su misión evangelizadora. En este sentido, el mundo del sufrimiento y la enfermedad en sus distintas articulaciones constituye un ámbito específico y un camino imprescindible de evangelización, que exige por ello ser reconsiderado constantemente, como demuestra el reto que, sobre todo hoy, la evangelización afronta en el diálogo con la ciencia y la biotecnología aplicada, en el que se juega radicalmente la posibilidad de un desarrollo humano integral.
La pastoral de la salud tiene, por tanto, un campo de acción en múltiples y complementarias articulaciones, que van desde el hospital hasta las relaciones con las diferentes figuras profesionales del oficio sanitario (médicos, enfermeros, capellanes adecuadamente preparados, administradores de los recursos financieros a beneficio de las políticas sanitarias, políticos comprometidos en la formulación legislativa sobre delicados asuntos de bioética, etc.); desde el encuentro personal con las personas marcadas por el misterio del dolor, y desde el diálogo con sus familias, hasta la pastoral en las parroquias; desde la colaboración con el variado mundo del voluntariado hasta la gran obra de misericordia y de esperanza que se lleva a cabo en los Santuarios -sobre todo marianos- donde confluye a menudo el mundo del sufrimiento, también durante la Jornada Mundial del Enfermo.
Concretamente el hospital debe ser considerado como un espacio privilegiado de evangelización, porque allí donde la Iglesia se vuelve “vehículo de la presencia de Dios” se convierte al mismo tiempo en “instrumento de una verdadera humanización del hombre y del mundo” (CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Nota doctrinal acerca de algunos aspectos de la evangelización, n. 9): el hospital, ‘evangelizado’ sobre todo por obra del capellán es, por tanto, el “lugar en donde la relación de curación no es oficio, sino una misión; donde la caridad del Buen Samaritano es la primera cátedra; y el rostro del hombre sufriente, el Rostro mismo de Cristo” (BENEDICTO XVI, Discurso a la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma, 3 de mayo de 2012).
Fiel al mandato de su Señor y justo en el ejercicio del ministerio de curación, la Iglesia, en su acción pastoral en el mundo de la salud, está llamada por tanto a hacerse intérprete y a dar testimonio de manera elocuente y siempre actual de la “diaconía de la caridad, que es central en la misión de la Iglesia” (BENEDETTO XVI, Mensaje a los participantes en la XXV Conferencia Internacional promovida por el Pontificio Consejo para la Pastoral de la salud, 18 de noviembre de 2010).

[00248-04.03] [IN183] [Texto original: italiano]

- S. Em. R. Card. Kazimierz NYCZ, Arzobispo de Varsovia, Ordinario para los fieles de rito oriental desprovistos de ordinario de su proprio rito (POLONIA)

La primera semana de debates sinodales ha demostrado cuán importante y urgente es el tema de la Nueva Evangelización. En este ámbito, las intervenciones han planteado los problemas comunes de la Iglesia en las distintas partes del mundo. Sin duda alguna, problemas comunes en el mundo globalizado siguen siendo el secularismo, el relativismo, el subjetivismo, como también la privatización de la religión. Además de todo esto que es común, se puede hablar de una geografía de la Nueva Evangelización. Lo que efectivamente diferencia a las distintas regiones del mundo son los destinatarios de la Nueva Evangelización. En los países europeos tratamos con personas bautizadas que posteriormente, por distintos motivos, abandonan a Cristo y a la Iglesia. En Polonia, donde en la gran mayoría de los casos se recibe el bautismo cuando se es niño, el motivo del abandono de Cristo y de la Iglesia está en el hecho que la decisión de los padres de bautizar a su hijo no está motivada por una fe ardiente. Es decir, falta precisamente por parte de los padres y de las personas queridas esa mínima actitud de fe. Nace por tanto la pregunta, en estos casos, sobre la oportunidad de dicho bautismo. La Iglesia en Polonia se encuentra, entonces, teniendo que enfrentarse al problema de la iniciación a la fe, a la oración, a los sacramentos, a la comunidad. Somos conscientes que el primer lugar de iniciación debe seguir siendo la familia, a pesar de todas las dificultades y debilidades que vive en el mundo de hoy. Es normal que en este contexto ésta necesite la ayuda de la parroquia, de los movimientos y de las comunidades que obran en la parroquia misma. La parroquia debería ser el lugar privilegiado para la Nueva Evangelización. Desearía ahora detenerme un momento sobre la catequesis en la parroquia y en la escuela. En Polonia ésta es un importante instrumento de Nueva Evangelización. A diferencia de muchos países europeos, como ha recordado el Cardenal Erdő, en las escuelas de Polonia no sólo se enseña religión, sino que intentamos además introducir la catequesis. En la mayor parte de las regiones polacas, en la hora de religión participa el noventa por ciento de los alumnos. La desproporción entre los participantes en la hora de religión y los participantes a la vida sacramental de la Iglesia es, para la Nueva Evangelización en Polonia, un gran reto, y para la catequesis en la escuela una gran oportunidad y responsabilidad. Esto vale tanto para los jóvenes como para sus padres. La catequesis en la escuela sigue siendo, de todas formas, un instrumento, no del todo utilizado, de evangelización y de encuentro con aquellos que, a pesar de haber recibido el bautismo, han abandonado a Cristo y a la Iglesia. ¿Qué hay que hacer para no desperdiciar esta oportunidad? Parece que es necesario un nuevo planteamiento en la formación de los catequistas y de los animadores de los grupos parroquiales. No es suficiente prepararlos a la pastoral y la catequesis. Es necesaria una formación a la evangelización. En Polonia, en el marco de la Nueva Evangelización y de la preparación al Año de la Fe, en las diócesis y en las academias eclesiales y católicas han aparecido numerosas escuelas de Nueva Evangelización. Esto parece ser una esperanza para la Nueva Evangelización.

[00249-04.05] [IN184] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Adriano LANGA, O.F.M., Obispo de Inhambane (MOZAMBIQUE)

Deseo decir que la Evangelización en África ha realizado y está realizando un obra grandiosa digna de elogio. En esta Iglesia, sin embargo, no han faltado problema de todo tipo que han obstaculizado el avance del anuncio del Evangelio.
En los países de antigua tradición cristiana se habla de la exigencia de nuevos “métodos” y de nuevas “expresiones” para el anuncio del Evangelio, pues los que ya existen no tienen significado para el hombre de hoy. En África el problema central ha sido el diálogo entre la culturas locales. Ahora, cuando se habla de nueva evangelización, es necesario que la Iglesia se pregunte sobre lo que obstaculiza la evangelización de África, del hombre africano. Es necesario que la Iglesia se pregunte sobre qué cosa es esta África y quién es el nuevo africano. En realidad se puede decir que, en África, un “desconocido” ha enseñado el evangelio a otro “desconocido”. La cuestión antropológica-cultural es crucial y ha constituido el aspecto decisivo de la evangelización en África. Durante siglos se ha pedido que el Magisterio interviniera de maneras distintas para atraer la atención de los evangelizadores. Aún hoy es necesario insistir porque para muchos misioneros, las orientaciones del Magisterio y la voz de las ciencias humanas y sociales siguen siendo letra muerta.
Una de las consecuencias es que la evangelización del “desconocido” por parte del “desconocido” ha dado como resultado un cristiano dividido y atormentado interiormente, vulnerable frente a las sectas a causa de la duplicidad a la cual está sujeto en la vida práctica, porque está obligado a abandonar unas convicciones, creencias y prácticas ancestrales sin una catequesis adecuada.
Es necesario que en la persona del evangelizador, el Evangelio sepa quién es el africano; es necesario que sepa lo que alegra o aflige a este hombre desde un punto de vista cultural, social y político. Es necesario que el evangelizador hable al africano en modo tal que éste, como la samaritana, pueda decir: “Me ha dicho todo lo que he hecho” (Jn 4, 39); es necesario que los africanos digan a los evangelizadores lo que los samaritanos había dicho a la misma samaritana: “Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo” (Jn 4, 42). Este encuentro con Jesús y la samaritana ha tenido lugar seguramente porque Jesús había penetrado en profundidad en la vida de ella; para hacerlo, Jesús habló la lengua y el lenguaje de ella, no habló como hablaba a los judíos, los escribas o los fariseos.
Por ello es indispensable y urgente que la inculturación deje de ser letra muerta. Un misionero, o cualquier otro evangelizador, por mucha voluntad que tenga, no inventará “nuevos métodos”, “lenguajes” o “nuevas expresiones” en África, y tampoco para los africanos, sin sumergirse en su cultura. Si la nueva evangelización es una cuestión de “métodos” y de “expresiones”, para ser “nueva” deberá pasar a través de la Inculturación.

[00250-04.06] [IN185] [Texto original: portugués]

- S. E. R. Mons. Cristoforo PALMIERI, C.M., Obispo de Rrëshen (ALBANIA)

La evangelización, como primer anuncio para quien en Albania había nacido y crecido sin haber sabido nunca nada acerca de Dios, o como mucho había visto algún gesto cristiano que hacían a escondidas los ancianos, o la evangelización para con los hermanos musulmanes que tenían y siguen teniendo raíces cristianas, y que se muestran abiertos al anuncio, se revelaba y se revela urgente y grave, más que nunca y más que en otras partes.
Por esto, de este Sínodo esperamos las indicaciones que nos estimulen y nuevos métodos para sentirnos impulsados y comprometidos a predicar en el momento oportuno y no oportuno, con el amor y los sacrificios que se requieren también por causa de las dificultades de circulación, por la dispersión geográfica de la población que dificulta los encuentros y las agregaciones, además que por la pobreza misma de la población.
La mies no es poca, es más, en parte ya está lista, pero faltan para cosecharla obreros diligentes e instruidos, capaces de sacrificio, más cercanos al pueblo, y sólo por amor y con amor, ya sean locales o un don de otras iglesias hermanas.
Las enseñanzas del Concilio Vaticano II, que sólo 50 años después de su celebración se nos entregarán en albanés, esperemos que aporten más familiaridad también con la palabra de la Iglesia.
Que nos sostenga la oración de cuantos entre nosotros quieran hacerse cargo también de nuestros problemas.
Que la sangre de los mártires asesinados durante el régimen comunista, para cuarenta de los cuales el proceso de beatificación avanza en la Congregación para las causas de los Santos, sea también para nosotros en Albania: despertar de vida cristiana, deseo de que sean más profundas, iluminadas y convencidas las razones de la fe, a fin de colmar el vacío que crearon los años de la dictatura; que nos haga misioneros para con quienes están alejados.
Que toda la Iglesia pueda, y quienes son más responsables delante de Dios y del anuncio del Evangelio, ver pronto el nacimiento de una nueva humanidad, de un hombre nuevo, ciertamente no como el que presumía de crear la dictatura comunista, es decir, un hombre sin Dios, sin Iglesia y, por tanto, completamente inconsistente en sí mismo, sino del creado según Dios en la justicia y la santidad.

[00251-04.04] [IN186] [Texto original: italiano]

- S. Em. R. Card. Laurent MONSENGWO PASINYA, Arzobispo de Kinshasa (REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO)

En la experiencia de las jóvenes Iglesias africanas, el encuentro con los misioneros nos ha puesto muy pronto en una situación de interculturalidad, como nos lo recordaba el Papa Benedicto XVI, durante su visita a Benín en noviembre de 2011. Los primeros portadores del Evangelio venían, en realidad, de otros lugares, con su cultura, una cultura diversa de la nuestra. De ahí el milagro de la polisemia del discurso misionero, obra del Espíritu Santo.
Amplios debates teológicos permitieron aclarar la misma noción de inculturación. Pero aunque el término es reciente, la realidad permanece tan vieja como la experiencia de Israel. Este pueblo, beneficiario de la experiencia de la revelación, se confrontó particularmente con la cultura helenista. Tuvo que inventar una manera de “dar razón de su experiencia”. Lo mismo sucedió a los Apóstoles de Jesús y por tanto al Apóstol Pablo quien, para comunicar su experiencia del misterio de Cristo se sirvió de la cultura griega. El Concilio Vaticano II confirmó esta dinámica pidiendo que “en cada gran territorio sociocultural se promuevan los estudios teológicos por los que se sometan a nueva investigación, a la luz de la tradición de la Iglesia universal, los hechos y las palabras reveladas por Dios, consignadas en las Sagradas Escrituras y explicadas por los Padres y el Magisterio de la Iglesia” (Ad Gentes n. 22; cfr. Lumen Gentium n. 23).
Inculturación es, pues, el proceso nunca terminado de encarnación de la vida cristiana y del mensaje cristiano en las culturas. De esta manera, la experiencia del misterio de Cristo encuentra, por una parte, su expresión entre nosotros, y, por otra parte, se convierte en principio, criterio y poder de recreación y unificación de la vida personal y comunitaria (cfr. Evangelii Nuntiandi, n. 19)
La evangelización no es un acto realizado de una vez por todas, porque es un diálogo permanente entre el mensaje evangélico y la cultura que, por su misma naturaleza es dinámica y cambiante. Esta metamorfosis continua, signo de vida, se verifica también en nuestras comunidades humanas, en las que se suceden las generaciones.
La experiencia de Jesucristo no puede transmitirse de una generación a otra, en su forma y en su contenido. Pero, como nos lo enseñan las Escrituras, debemos transmitir su narración, la de un gozoso encuentro con Jesucristo, para que nuestros contemporáneos y los jóvenes en particular (cfr. Ex 13; Jos 4), le abran la puerta de su corazón (cfr. Ap 3, 20; Jn 4). Éste es probablemente el sentido profundo de la crisis de identidad cristiana que nos desconcierta hoy día.¿Qué lenguaje utilizar para anunciar el Dios de Jesucristo al hombre contemporáneo, que ya no se plantea la cuestión de Dios o que la plantea mal? La imagen del Atrio lanzada por Benedicto XVI abre horizontes interesantes.
La Nueva Evangelización es, por consiguiente, una llamada a buscar en la cultura de nuestra época el lenguaje más apto para narrar esta experiencia, para traducirla en actos concretos y elocuentes en todas las esferas de la vida humana.

[00252-04.05] [IN187] [Texto original: francés]

- S. E. R. Mons. Franz-Peter TEBARTZ-VAN ELST, Obispo de Limburg (ALEMANIA)

El número 92 del Instrumento de trabajo, refiriéndose a Evangelii nuntiandi, recuerda que la evangelización es un proceso compuesto por fases y niveles. El catecumenado de la Iglesia primitiva es un ejemplo de ello. En Alemania, así como en otros países, desde hace casi veinte años observamos que el catecumenado se ha convertido en uno de los grandes frutos del concilio. Gracias a la práctica renovada del catecumenado, tres circunstancias han inspirado la búsqueda de una nueva evangelización: la vías de la fe necesitan contenidos de fe. Nace de esta manera un examen de la fe que modela una identidad de la fe. Por ello, biografía y mensaje no se oponen entre sí; en la fe, de hecho, se trata de aprender una vida que sea digna y capaz de existir siempre. La liturgia no es obra del hombre o frenesí creativo. La liturgia catecumenal les hace comprender, tanto a aquellos que piden ser bautizados como a los que ya lo han sido, que la vocación de la persona a la fe es iniciativa y obra de Dios. Una liturgia que refleje esto se convierte en una escuela de catequesis. Es la vocación de los individuos la que lleva a la comunidad a la segunda conversión, es decir, a una nueva evangelización.

[00253-04.04] [IN188] [Texto original: alemán]

- S. E. R. Mons. Joseph WERTH, S.I., Obispo de Transfiguración en Novosibirsk (FEDERACIÓN RUSA)

Rusia es el país más extenso del mundo. Los católicos constituyen apenas el 1 por ciento de la población.
En el siglo XX, este país ha visto la más tremenda persecución de la fe. La estructura externa de la Iglesia fue completamente destruida. Sólo las pequeñas comunidades y las familias individualmente pudieron conservar la fe.
Y ahora, desde hace más de veinte años, ¡somos libres! Nuevamente tenemos iglesias, comunidades y sacerdotes. Tenemos escuelas, jardines infantiles, revistas, radio y un estudio de televisión católicos. En nombre de todos los católicos de Rusia, les agradezco a todos, la Iglesia universal, por su ayuda y su apoyo.
El comunismo ha dejado huellas profundas y espantosas. Nuestra sociedad necesita un largo periodo de curación.
¿Sobre qué se basa hoy nuestra esperanza?
Ante todo, sobre la intercesión de nuestros mártires. Hoy construimos sobre los fundamentos de los mártires del siglo XX. En definitiva, el fundamento es la cruz de Jesucristo.
En segundo lugar, espero mucho de los próximos tres años, en los cuales deseamos confirmar las enseñanzas del Concilio Vaticano II.
Hace cincuenta años, los obispos de todo el mundo, con la ayuda del Espíritu Santo, en el Vaticano tomaron decisiones importantes para renovar la faz de la Iglesia. El anuncio y el inicio del Concilio suscitaron alegría y entusiasmo en el pueblo de los creyentes.
Y hace cincuenta años, entre nosotros, los católicos de la Unión Soviética, y el mundo libre, la Iglesia universal, se alzaba el “telón de acero”.
El proceso verdadero del estudio de la enseñanza del Concilio Vaticano II durará desde el 11 de octubre de 2012 al 8 de diciembre de 2015. Tal vez hoy tengamos alguna ventaja respecto a la Iglesia libre de entonces. A cincuenta años de distancia, con cincuenta años de experiencia de la Iglesia, hoy podemos evitar alguna recaída negativa.
¡Que el cincuenta aniversario del Concilio pueda ser un verdadero Pentecostés para la Iglesia en Rusia!

[00254-04.06] [IN189] [Texto original: alemán]

AUDICIÓN DE LOS OYENTES (I)

Han intervenido los siguiente Oyentes:

- Prof. José PRADO FLORES, Fundador y Director Internacional de las Escuelas de Evangelización San Andrés (MÉXICO)
- Sr. Manoj SUNNY, Director y periodista; Miembro fundador del movimiento "Jesus Youth" (INDIA)
- Dr. Riad SARGI, Presidente de la Sociedad de S. Vicente de Paul de Damasco (SIRIA)
- Rev.do P. Vinko MAMIĆ, O.C.D., Presidente de la Unión de los Superiores y de las Superioras Mayores en Croacia (CROACIA)
- Prof. Marco IMPAGLIAZZO, Presidente de la Comunidad de San Egidio (ITALIA)
- Sr. Mikhail FATEEV, Director de producción en el canal de televisión "United Television"en San Petersburgo (FEDERACIÓN RUSA)
- Prof. Guzmán CARRIQUIRY, Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina (URUGUAY)

Publicamos a continuación el resumen de las intervenciones:

- Prof. José PRADO FLORES, Fundador y Director Internacional de las Escuelas de Evangelización San Andrés (MÉXICO)

Si José y María perdieron a Jesús en Jerusalén, algo parecido puede suceder hoy en el peregrinar de nuestra Iglesia.
Hace cinco siglos abandonamos el Primer Anuncio gozoso y nos refugiamos en los sacramentos, en los dogmas y en los catecismos; no está mal, no, con tal que vengan después del Primer Anuncio. No antes, y sobre todo, no en lugar del mismo.
Algunos han olvidado la Palabra y prefieren los esquemas llenos de sabiduría humana.
No me permito afirmar que hemos perdido a Jesús, pero me pregunto...-¿De verdad consideramos todo como pérdida y desecho, ante el “conocimiento de Jesús resucitado?” (Flp 3,7-8).
- ¿Reflejamos la alegría de quien ha encontrado el tesoro escondido? (Mt 13, 44)...
-¿Por qué en muchos actos de devoción cuesta tanto encontrar a Jesús vivo y resucitado?
- Si Jesús resucitado no se manifiesta a todo el pueblo “sino sólo a los testigos” que anunciarán el Evangelio (Hch 10, 40-42; ¿podemos decir nosotros que hemos tenido un encuentro personal con Jesús vivo, que nos identifica como testigos?
El pueblo de Dios nos repite y reclama: “θέλομεν τν ̓ΙησοØνδεÃν : “Queremos ver a Jesús”.ine Pablo fracasó en el Areópago porque habló de la resurrección, pero no de Jesús resucitado, mientras Pedro obtuvo una rica pesca en Jerusalén porque Κατενύγησαν τ± καρδί
“atravesó su corazón” con la espada del Espíritu.
El problema no consiste en que la Iglesia católica no evangeliza, sino que quienes evangelizan son, a veces, los “no evangelizados”. Es decir, que algunos evangelizadores todavía no han descendido al Jordán para tener una experiencia personal del amor de Dios, todavía no han entrado en el Cenáculo para recibir su Pentecostés personal.
La pedagogía de la fe es como un partido de fútbol que se juega en dos tiempos: el Primer tiempo es el Primer Anuncio. El segundo, la catequesis y la teología. Por tanto, los evangelizadores juegan el primer tiempo, los catequistas y los maestros el segundo.
Como José y María volvieron, para encontrar a Jesús en el lugar donde lo habían perdido (Lc 2,45), así también nosotros volvamos a Jerusalén, ¡donde existe una tumba vacía!

[00187-04.10] [JD008] [Texto original: italiano]

- Sr. Manoj SUNNY, Director y periodista; Miembro fundador del movimiento "Jesus Youth" (INDIA)

Presentamos cuatro áreas específicas que requieren atención en el contexto de la “Nueva Evangelización”.
1.La centralidad del papel de los laicos: mucho más que cualquier otro sector de la comunidad eclesial, los laicos están en el mundo, comprometidos en los siete sectores citados en el Documento de trabajo (51-57). Comprender la importancia del laicado para alcanzar las áreas cruciales del mundo secular, trabajando junto al clero, es fundamental para la “nueva evangelización”.
2. La importancia de alcanzar a Asia: necesitamos concentrarnos en la evangelización de Asia, frente a su creciente desarrollo económico, al rápido crecimiento de Chindia (China e India) y al elevado número de migraciones hacia diferentes partes del mundo provenientes de Asia. Evangelizar el laicado en Asia es, a su vez, la herramienta más eficaz para la evangelización del mundo.
3. La urgencia de formar a los jóvenes misioneros: considerando que hay tres billones de personas menores de 25 años en el planeta, urge formar a estos jóvenes como misioneros. En el “Jesus, Youth” seguimos estos siete pasos para formar a los jóvenes para la misión: 1. vamos a su encuentro y los invitamos en un grupo que los acoge; 2. Los orientamos hacia el encuentro con el Señor; 3. Los integramos en una comunidad y una cultura de fe; 4. Los ayudamos a descubrir su vocación y sus carismas; 5. Les ofrecemos catequesis para formarlos en la fe católica; 6. Los motivamos y enviamos para la misión; 7. Los ayudamos a participar en la vida del movimiento y su cultura de misión y de compromiso.
4. El surgimiento de nuevos movimientos eclesiales y misioneros laicos: los nuevos movimientos mencionados en el número 115 han dado lugar al fenómeno de los misioneros laicos a tiempo completo, indispensables para la “nueva evangelización”. Muchos laicos son llamados a renunciar a sus trabajos a tiempo completo y a servir como misioneros. Dotados de gran capacidad profesional y mejor acceso a las posibilidades de la vida secular, ellos llevan el Evangelio hacia los lugares más remotos de la tierra donde la iglesia llega con dificultad. La Iglesia necesita reconocer y estimular a cada laico misionero y sostenerlo en su formación, para que la “nueva evangelización” sea verdaderamente eficaz.

[00191-04.03] [UD012] [Texto original: inglés]

- Dr. Riad SARGI, Presidente de la Sociedad de S. Vicente de Paul de Damasco (SIRIA)

Durante los últimos días, en este Sínodo hemos escuchado numerosos discursos de los Padres de las Iglesias de diferentes países de todo el mundo. Hemos intercambiado conocimientos y experiencias referidos al tema principal del Sínodo. En mi opinión, el objetivo de la Iglesia es el de hacer que el pueblo cristiano viva el Evangelio en su propia familia, en sus ciudades, en sus países y en todo el mundo. Para alcanzar este objetivo, debemos permitir que los niños y los jóvenes se nutran en el Evangelio, en el catecismo y en las enseñanzas del cristianismo, y luego ellos propagarán estos conocimientos. Para lograr este propósito debemos encontrar los métodos para atraer a las niñas y a los niños. No podemos obligarlos a venir a la Iglesia para recibir una educación cristiana. Por lo tanto, tenemos que encontrar la manera de alentarlos para que vengan a la iglesia, creando en ella un clima lleno de alegría y bendición y dándoles conocimientos cristianos con el empleo de tecnologías actualizadas: a través de los media, los ordenadores y los sistemas de comunicación más recientes. Los Obispos y Sacerdotes necesitan además colaborar con los adultos en sus parroquias y diócesis y usar todas las posibilidades con las que cuentan estos.
Santísimo Padre, somos una minoría en nuestro país y tenemos dos fiestas pascuales. El próximo año, 2013, la diferencia va a ser de cinco semanas. Esto pone a los cristianos en una situación incómoda y muchos se sienten culpables ante Jesús resucitado. Rogamos humildemente que se encuentre una solución a este profundo problema entre nuestra Iglesia y las Iglesias Ortodoxas.

[00223-04.05] [UD015] [Texto original: inglés]

- Rev.do P. Vinko MAMIĆ, O.C.D., Presidente de la Unión de los Superiores y de las Superioras Mayores en Croacia (CROACIA)

Me pareció significativo que en el prefacio del Instrumentum Laboris se citara el versículo Mt 8, 26: “¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?, mientras que en la conclusión se cita dos veces otro versículo, Mt 28, 5: “¡No temáis!”. El último párrafo del documento afirma que “ ‘¡No temáis! sea la palabra de la nueva evangelización”.
Evangelizar significa básicamente ayudar a las personas a que obtengan el don de la fe y se comporten cristianamente. Por consiguiente, la proclamación de la Palabra de Dios es solamente una parte de esta tarea. Como se ha mencionado en estos últimos días, la evangelización también consiste en contemplación y silencio. De hecho, el acto más memorable, y probablemente más eficaz, de evangelización durante la visita del Santo Padre Benedicto XVI a Croacia el pasado año fue un breve período de silencio y la adoración eucarística con los jóvenes reunidos en la plaza principal de Zagreb, la capital. Durante ese silencio, que duró 5 minutos, muchos de los que estaban presentes en el encuentro —tal como testimoniaron más tarde— experimentaron la cercanía de Dios y su cuidado amoroso. Nadie sintió miedo; se sintieron liberados de sus cargas y ansiedades; disfrutaron estando juntos; se sentían realmente felices y pasaron el resto del día cantando alegremente y dando gracias a Dios. No creo que ni las palabras ni una maravillosa reflexión hubiesen podido ser más evangelizadores que ese momento de silencio contemplativo, que les permitió encontrarse personalmente con Jesucristo.
El silencio y la contemplación se mencionan sólo esporádicamente en el Instrumentum Laboris. Creo que se deberían elaborar de forma más extensa si queremos trazar mejor el camino hacia el cumplimiento de las palabras clave del documento. “¡No temáis!”. Algunas de las ideas que se encuentran en el Mensaje del Santo Padre con ocasión de la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, titulado “Silencio y Palabra: camino de evangelización”, se podrían usar como punto de partida.

[00229-04.03] [UD016] [Texto original: inglés]

- Prof. Marco IMPAGLIAZZO, Presidente de la Comunidad de San Egidio (ITALIA)

Quisiera evidenciar dos signos de los tiempos en los que colocar el tema de la nueva evangelización. El primero: la globalización.
En el mundo globalizado, el hombre y la mujer se encuentran “desorientados”, en cuanto privados de muchas formas comunitarias. Es una verdadera, silenciosa, revolución antropológica. El hombre y la mujer están solos. El catolicismo se ha confrontado desde hace tiempo con la realidad de la secularización, menos con la globalización que no es ideológica, pero no por ello carente de consecuencias antropológicas. La dimensión espiritual cristiana está profundamente unida a una dimensión social y comunitaria, es decir, a la proximidad humana. La nueva evangelización en esta cultura es el descubrimiento de una dimensión comunitaria y de comunión. La Iglesia es comunión.
Existe un segundo signo de los tiempos impresionante: el número de los pobres y el aumento de las pobrezas.
Debemos reconocer que, en los últimos años, entre nuestra gente ha existido un modo de hablar del encuentro con los pobres que no ha resultado ser atractivo, sino más bien pálido, administrativo, a veces politizado o sociologizado, incapaz de expresiones comunicativas y vitales. En cambio, hemos de decir que la amistad con los pobres está en el corazón del cristianismo. La presencia del pobre es misteriosa y humanamente potente: cambia más que un discurso, enseña la fidelidad, ayuda a conocer la fragilidad de la vida, a rezar por y con ellos. Es necesario hacer que el contacto con los pobres esté más presente en los itinerarios educativos de los jóvenes.
La nueva evangelización se mueve también a través de un nuevo encuentro con los pobres, en el que el hombre desorientado e individualista puede ser guiado al encuentro con el mismo Cristo.

[00287-04.07] [UD021] [Texto original: italiano]

- Sr. Mikhail FATEEV, Director de producción en el canal de televisión "United Television"en San Petersburgo (FEDERACIÓN RUSA)

En Rusia, la mayor parte de los cristianos representa sólo la primera generación del pueblo de los creyentes. Muchas personas comenzaron su vida cristiana cuando eran adultos. Dado que no crecimos en familias cristianas, no tenemos la experiencia necesaria para criar a nuestros propios hijos.
Actualmente este es un problema común a todas las confesiones cristianas en Rusia: para los católicos, los ortodoxos y los protestantes. Es por eso que estamos tratando de resolverlo juntos. Una revista oficial de la Iglesia Ortodoxa Rusa en San Petersburgo a menudo les pide a autores católicos que escriban acerca de la educación cristiana, del catecismo y de la vida cristiana en familia. Por lo tanto tenemos un ejemplo estimulante de cooperación entre dos iglesias hermanas. Dicha cooperación es un testimonio de la verdadera unidad cristiana que tanto necesitamos en este mundo secularizado moderno.
Sin embargo, en pos de la unidad, no deberíamos rechazar u olvidar nuestra identidad católica. La gente está más dispuesta a hablar con nosotros como católicos, que como simples cristianos. Pudimos ver esto después de un encuentro organizado por católicos laicos en una de la librerías más grandes de San Petersburgo. Este acontecimiento causó gran interés en los medios de comunicación. Por consiguiente decidimos iniciar una serie de encuentros y discusiones públicas sobre la Iglesia Católica, su fe y sus tradiciones. ¡Nosotros, los católicos, salimos al encuentro de la gente y fuimos recibidos con gran interés!
La comunidad católica rusa es muy pequeña. El número de quienes realmente practican su fe es aún más pequeño e inestable. Es por ello que es tan importante llegar a aquellos que están perdiendo su identidad de católicos, a través de los medios de comunicación. La comunidad católica de Rusia es muy pobre, así pues el camino más eficaz es utilizar nuevos medios, como las redes sociales, los blogs y las páginas web. Ésta es la mejor manera de que la gente joven y las jóvenes familias nos escuchen. También deberíamos cooperar con los medios de comunicación seculares. Esta variedad de recursos nos ayudará a invitar a la gente a regresar a la Iglesia, a invitarla a una vida cristiana más profunda y personal.

[00289-04.12] [UD023] [Texto original: inglés]

- Prof. Guzmán CARRIQUIRY, Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina (URUGUAY)

Llamo la atención acerca de un evento mayor del “Año de la Fe”, que será acontecimiento de nueva evangelización para la transmisión de la fe a las nuevas generaciones. Me refiero a la Jornada Mundial de la Juventud, que, Dios mediante, será presidida por el Santo Padre y tendrá lugar en Río de Janeiro en julio del año próximo.
Esta importantísima cita llama providencialmente a una gran movilización educativa y misionera de los jóvenes latinoamericanos. Muchos de nuestros jóvenes pueden estar más o menos cerca o lejos de la Iglesia pero esperan mucho de ella. ¿Quién si no la Iglesia puede dar a nuestros jóvenes razones de vida y esperanza? ¿Quién si no el testimonio razonable, atrayente y fascinante de Cristo puede satisfacer sus anhelos de verdad y amor, de justicia y felicidad?
El camino de preparación de este evento tiene que demostrar la capacidad de las comunidades cristianas y movimientos eclesiales de conmover el corazón y la inteligencia de muchos jóvenes, incluso más allá de los confines eclesiásticos. Hay que poner en movimiento de fe a los alumnos de nuestros institutos católicos de enseñanza. No podemos ignorar las graves carencias en la evangelización de los vastos mundos universitarios. Es buena ocasión para apoyar iniciativas ineevangelizadoras, en ese 20% de jóvenes latinoamericanos que ni estudian ni trabajan, excluidos, desconcertados, muchas veces seducidos por las redes del narcotráfico y la violencia. Hay que involucrar a padres y abuelos en el caminar de los jóvenes a Río. Y, en fin, hay que asumir desde ya el reto de educar a todos los jóvenes peregrinos para conjugar su entusiasmo con un redescubrimiento y adhesión firmes respecto a los contenidos de la fe cristiana.

[00291-04.03] [UD025] [Texto original: español]


 

 
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