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MENSAJE DE LA PRESIDENCIA DE LA CAL
CON MOTIVO DEL DÍA DE HISPANOAMÉRICA
EN LAS DIÓCESIS ESPAÑOLAS

"América recibe y nos envía misioneros"

 

 

1. Con ocasión de la celebración en las diócesis españolas del "Día de Hispanoamérica" bajo el lema "América recibe y nos envía misioneros", la Pontificia Comisión para América Latina presenta a los Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles de las Iglesias que están en España un cordial saludo con las palabras de San Pablo:  "gracia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Salvador" (Tit 1, 4).

Dicha celebración se realiza en el marco del "Año de la Eucaristía". De esta manera la misión de la Iglesia en la Nación española se ve en este tiempo iluminada de modo particular por el Misterio Eucarístico. Precisamente la Iglesia recuerda que este sacramento es "la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza" (Concilio Vaticano II, Constitución "Sacrosanctum Concilium", 10).

2. Esta celebración anual, en la que España vuelve sus ojos a América, y en la que se conmemora el hecho histórico de la Evangelización del Nuevo Mundo, ha sido enriquecida en los últimos tiempos por el intercambio misional. En efecto, España no sólo envía misioneros a las jóvenes Iglesias de América Latina, sino que recibe también a misioneros americanos que llegan con el fin de ponerse al servicio del Evangelio en esas tierras. A este horizonte hace referencia, de modo particular, el lema escogido para la jornada de este año:  "América recibe y nos envía misioneros".

Si por una parte dicha iniciativa es una concreción efectiva del deseo expresado por los padres sinodales en la Asamblea Especial del Sínodo de Obispos para América, celebrada en el Vaticano en 1997, de "fomentar una mayor cooperación entre las Iglesias hermanas", enviando misioneros "dentro y fuera del Continente" (Exhortación apostólica postsinodal "Ecclesia in America", 74), la distancia en el tiempo, por otra, no debe impedir que entendamos también este intercambio misional como uno de los maravillosos frutos de la Evangelización que comenzó hace más de cinco siglos en el entonces llamado Nuevo Mundo. Dicha tarea, además, continúa hoy en la gesta de la Nueva Evangelización convocada por Juan Pablo II, con la exigencia de encontrar maneras cada vez más audaces y creativas, así como efectivas de acuerdo a los tiempos actuales, de plasmar el Evangelio en la sociedad.

3. Los signos de los tiempos reclaman una labor apostólica enraizada en el encuentro personal con Jesucristo (cf. Exhortación apostólica postsinodal "Ecclesia in America", 68), quien está realmente presente en la Eucaristía. Por ello, resulta particularmente significativo el marco general en el que se desarrollará la celebración del "Día de Hispanoamérica", así como el título que ha querido dar Juan Pablo II a la Carta Apostólica que ha servido de introducción al Año de la Eucaristía:  Mane nobiscum Domine, "Quédate, Señor, con nosotros".

La frase pronunciada por los hombres que se dirigían a Emaús aquella tarde, expresa el deseo profundo de los discípulos del Señor de que se cumpla aquella promesa suya de permanecer siempre con nosotros (cf. Mt 28, 20), así como la conciencia de que todo esfuerzo misionero sólo encuentra fruto si nace de la comunión con Jesucristo y del encuentro personal y permanente con Él por medio del sacrificio eucarístico.

4. El "Año de la Eucaristía" ha encontrado en América Latina en los días de su inauguración una manifestación extraordinaria en la celebración del Congreso Eucarístico Internacional de Guadalajara. En el texto base utilizado para las reflexiones de dicho Congreso se señala que "la fuerza evangelizadora de la Eucaristía es tal, que invita al cristiano a entregarse a sí mismo en un compromiso misionero generoso que responda a la situación de cada región y país" (XLVIII Congreso Eucarístico Internacional "La Eucaristía, Luz y Vida del nuevo milenio", texto base, 63).

Es por otra parte notable en la historia de la Evangelización de América, la importancia que ha tenido desde sus inicios la Celebración Eucarística, ámbito sagrado utilizado por los primeros misioneros como instancia privilegiada de catequesis y contacto con el Misterio. Y, por ello, se ve en los pueblos de Hispanoamérica una piedad eucarística arraigada en lo profundo del corazón de los fieles católicos. La enorme cantidad de templos, algunos de gran belleza, diseminados en todo el continente americano, hasta en los lugares más recónditos, así lo confirma; pero es al mismo tiempo, dada la "escasez de obreros" que atiendan la mies siempre tan abundante (cf. Mt 9, 38), una constatación de la necesidad urgente de que, hoy como en el pasado, la Iglesia en España mantenga su compromiso misionero vivo y cooperante con los pueblos de Latinoamérica. El amor a Cristo, enraizado en el alma del pueblo latinoamericano, está llamado a encenderse cada vez más y expandirse, lejos de irse extinguiendo ante la falta de un impulso misionero y evangelizador vivo.

En nombre de la Pontificia Comisión para América Latina expreso los mejores votos de feliz éxito a la celebración del "Día de Hispanoamérica", animando toda iniciativa en favor de la labor evangelizadora de los misioneros y alentando la participación de quienes se sienten llamados por el Señor a poner sus vidas al servicio de este noble fin.

Vaticano, 6 de enero de 2005,  solemnidad de la Epifanía del Señor.


 Cardenal GIOVANNI BATTISTA RE
Presidente


LUIS ROBLES DÍAZ
Vicepresidente

 

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