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CARTA DEL PAPA BENEDICTO XVI
A SU SANTIDAD KIRIL,
PATRIARCA DE MOSCÚ Y DE TODAS LAS RUSIAS
CON MOTIVO DE SU ENTRONIZACIÓN

 

A Su Santidad Kiril
Patriarca de Moscú
y de todas las Rusias

Lo saludo, Santidad, con alegría al asumir la gran responsabilidad de pastor de la venerable Iglesia ortodoxa rusa. Recuerdo bien la buena voluntad que ha caracterizado nuestros encuentros durante el tiempo de su servicio como presidente del Departamento de relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú. Por eso, con ocasión de su entronización, deseo reafirmarle mi estima y mi cercanía espiritual. Pido a nuestro Padre celestial que le conceda los dones abundantes del Espíritu Santo en su ministerio y le permita guiar a la Iglesia en el amor y en la paz de Cristo.

Usted es ahora el sucesor de nuestro amado hermano, de venerada memoria, Su Santidad Alexis II, que legó a su pueblo una herencia profunda y duradera de renovación y de desarrollo eclesial, al guiar a la Iglesia ortodoxa rusa fuera del largo y difícil período de sufrimiento causado por el sistema totalitario y ateo hacia una presencia y un servicio nuevos y activos en la sociedad actual. El patriarca Alexis II trabajó asiduamente por la unidad de la Iglesia ortodoxa rusa y por la comunión con las demás Iglesias ortodoxas. Asimismo, conservó un espíritu de apertura y cooperación con otros cristianos y con la Iglesia católica en particular, para la defensa de los valores cristianos en Europa y en el mundo. Estoy seguro de que usted, Santidad, seguirá edificando sobre esta sólida base para el bien de su pueblo y en beneficio de los cristianos en todo el mundo.

Como presidente del Departamento de Relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú, usted desempeñó un papel admirable para instaurar una nueva relación entre nuestras Iglesias basada en la amistad, en la aceptación mutua y en el diálogo sincero al afrontar las dificultades de nuestro camino común. Espero vivamente que sigamos cooperando en la búsqueda de modalidades para promover y reforzar la comunión en el Cuerpo de Cristo, fieles a la oración de nuestro Salvador: "Que todos sean uno para que el mundo crea" (cf. Jn 17, 21).

Consciente de las enormes responsabilidades que acompañan el ministerio espiritual y pastoral al que el Espíritu Santo lo ha llamado, le renuevo, Santidad, la seguridad de mis oraciones y mi buena voluntad fraterna. Pido a Dios todopoderoso que lo bendiga con su amor, vele sobre la amada Iglesia rusa y sostenga a los obispos, a los sacerdotes y a todos los fieles en la esperanza inquebrantable que tenemos en Jesucristo.

Vaticano, 28 de enero de 2009

BENEDICTO XVI



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