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XXII JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

SALUDO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
AL FINAL DE LA MISA DEL DOMINGO DE RAMOS


Plaza de San Pedro
Domingo 1 de abril de 2007

 

Antes de concluir esta celebración, deseo dirigir un afectuoso saludo a los numerosos peregrinos que han participado en ella.

A los peregrinos de lengua francesa reunidos en este domingo de Ramos, y en particular a los jóvenes que han venido para la Jornada mundial de la juventud de 2007, dirijo mi más cordial saludo. Acogiendo las palabras de Jesús:  "Amaos unos a otros, como yo os he amado" (Jn 13, 34), abrid vuestro corazón y creced en el amor verdadero, siguiendo a Cristo por el camino de la cruz, que revela plenamente el amor de Dios a todos los hombres.

Saludo a los peregrinos y visitantes de lengua inglesa que han venido aquí, en este domingo de Ramos, para aclamar a Jesús, modelo de humildad, nuestro Mesías y Rey. De modo especial saludo a todos los jóvenes reunidos en Roma y en todo el mundo para celebrar la Jornada mundial de la juventud. Que los grandes acontecimientos de la Semana santa, en la que vemos cómo se manifiesta el amor en su forma más radical, os impulsen a ser valientes "testigos de la caridad" para vuestros amigos, para vuestras comunidades y para el mundo entero. Sobre cada uno de vosotros, aquí presentes, y sobre vuestras familias invoco las bendiciones divinas de paz y sabiduría.

Saludo cordialmente a todos los peregrinos y visitantes de lengua alemana, de modo especial a los numerosos jóvenes que en este domingo de Ramos celebran la XXII Jornada mundial de la juventud. Jesús, como hizo con los discípulos, nos invita también a nosotros a seguirlo:  "Amaos unos a otros, como yo os he amado" (Jn 13, 34). Actuemos de tal manera que el amor de Cristo, que se manifiesta de forma tan clara en su pasión, sea visible también en nuestra vida. Que el Señor os acompañe a todos en esta Semana santa.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a vosotros, queridos jóvenes, que muy numerosos habéis participado en esta celebración de la Jornada mundial de la juventud, que tiene como lema:  "Amaos unos a otros como yo os he amado". Con gran alegría y fervor habéis acogido este mandamiento nuevo de Cristo, que os envía a ser sus testigos entre vuestros coetáneos. No tengáis miedo de seguirle fielmente, recordando aquellas palabras de la Virgen María cuando nos habla al corazón:  "Haced lo que él os diga".

Queridos jóvenes de lengua portuguesa, vuestras aclamaciones y hosannas a Jesús son debidas y justas, pues él es el Dios que a todos salva. Salvó muriendo; murió amando; y amando resucitó. Hoy es visible en el corazón que le obedece y que ama como él amó:  "Amaos unos a otros,  como  yo  os he amado". Queridos amigos, con el amor de Cristo que brota de vuestro corazón, id y bendecid la tierra.

Saludo cordialmente a los polacos y, en particular, a los jóvenes participantes en la Jornada mundial de la juventud. Que el mandamiento de Cristo:  "Amaos unos a otros, como yo os he amado" (Jn 13, 34) sea para nosotros lo más importante. A todos os deseo que viváis intensamente la Semana santa para gozar después de la alegría de la Pascua. Que Dios os bendiga.

Os saludo, por último, a vosotros, queridos hermanos y hermanas de lengua italiana y, en particular, a los jóvenes que han venido con ocasión de la Jornada mundial de la juventud. A todos os deseo una Semana santa llena de frutos espirituales. Por eso os invito a vivirla en íntima unión con la Virgen María. Aprendamos de ella el silencio interior, la mirada del corazón y la fe amorosa, para seguir a Jesús por el camino de la cruz, que lleva a la luz gozosa de la Resurrección.



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