VISITA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A OIES, LOCALIDAD DONDE NACIÓ SAN JOSÉ FREINADEMETZ
Martes 5 de agosto de 2008
Queridos hermanos y hermanas:
Me siento profundamente conmovido por esta acogida tan cordial y os la agradezco de todo corazón. Doy gracias al Señor por el don de este gran santo, san José Freinademetz, que nos indica el camino de la vida y también es un signo para el futuro de la Iglesia. Se trata de un santo de suma actualidad: sabemos que China está cobrando cada vez más importancia en la vida política y económica, e incluso en el ámbito de las ideas.
Es importante que este gran país se abra al Evangelio. Y san José Freinademetz nos muestra que la fe no es una alienación para ninguna cultura, para ningún pueblo, porque todas las culturas esperan a Cristo, y el Señor no las destruye, sino que, más bien, con él alcanzan su madurez.
Como nos acaban de recordar, san José Freinademetz no sólo quería vivir y morir como chino, sino también estar en el cielo como chino. Esto demuestra cuán profundamente se identificó con ese pueblo, con la certeza de que se abriría a la fe en Jesucristo.
Ahora, oremos a fin de que este gran santo sea para todos nosotros un estímulo a vivir de nuevo en nuestro tiempo la vida de fe, a ir hacia Cristo, porque sólo él, Cristo, puede unir a los pueblos, a las culturas. Y oremos también a fin de que infunda en muchos jóvenes la valentía necesaria para dedicar totalmente su vida al Señor y a su Evangelio.
Sencillamente, no puedo menos de expresar mi agradecimiento al Señor por habernos dado este santo y a todos vosotros por esta acogida, que me manifiesta de modo evidente que la Iglesia sigue viva también hoy y que la fe es una alegría que nos une y nos guía por los caminos de la vida.
Muchas gracias a todos.
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