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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LA FAMILIA DE PEDRO MARIA GUIMARÃES DE MELLO

Sala Clementina
Viernes, 26 de agosto de 2022

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¡Buenos días y bienvenidos a todos, y muchas gracias por visitarnos!

Son una familia numerosa y unida. Muchas gracias por el testimonio de este amor a la Iglesia y por la peregrinación a la tumba de San Pedro. La fe en Jesús los trajo aquí y los hizo llegar juntos. Y es lindo ver una familia unida, una familia fortalecida por el don de la fe. Y viendo esta familia, pensando a tantas familias como la de ustedes, me viene en mente el Salmo 133: "¡Que hermoso y que dulce es que los hermanos vivan juntos!”, —¡Qué bueno y qué dulce, es lindo!—. Es como el aceite precioso, el aceite perfumado, que se vuelca sobre la cabeza, que desciende abajo (Sal 133,1-2).

El aceite es una linda imagen de unión, es una imagen de felicidad de encontrase en comunión. Pero también el aceite es imagen de la fe que refuerza nuestros vínculos y transmite el Espíritu Santo, y hace posible la armonía en las familias —es importante esto—, la armonía también en la Iglesia, y en el mundo. Deseo a no dejar que se acabe el aceite de la fe en vuestras lámparas (cf. Mt 25,1-13). En este sentido se colabora, en un cierto sentido, con la gracia de Dios que experimentamos en el encuentro con Él. Y la presencia del Señor la experimentamos en tantas circunstancias, pero especialmente en los sacramentos y en la meditación de su Palabra.

Y no olvidemos la oración, porque la oración nos ayuda a mantener viva la fe; el aceite de la fe se conserva llevando con frecuencia nuestro pensamiento al Señor: nos ayuda mucho mirar la imagen de Jesús crucificado, detener los ojos allí. Es una buena manera de rezar.

Como familia y como cada uno, los invito a andar hacia adelante en vuestro camino de fe, confiando en la bondad del Señor y en la protección de la Santísima Virgen, que ustedes veneran con tanto amor en Fátima. Y también les pido por favor que recéis por mí.

Y ahora, tal cual como lo pido el jefe de la familia, recemos juntos tres avemarías: Ave, oh María, ...

[Bendición]



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