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VIAJE APOSTÓLICO A ESTADOS UNIDOS

JUAN PABLO II

ÁNGELUS

 Baltimore, domingo 8 de octubre de 1995

 

Queridos hermanos y hermanas:

Al final de nuestra celebración de la Eucaristía, nos dirigimos con amor a la santísima Virgen María y nos preparamos para rezar la plegaria del Ángelus. Imploremos juntos la protección de la Madre de Dios sobre Estados Unidos y su pueblo.

¡María inmaculada, sin pecado concebida, patrona de Estados Unidos! Desde el primer momento de tu existencia fuiste llamada por Dios a ser la Madre de su Hijo encarnado. Modelo de nuestra fe, velaste por el Hijo de Dios encarnado mientras crecía en sabiduría, estatura y gracia (cf. Lc 2, 52). Vela por el pueblo de esta gran nación, a la que Dios ha bendecido tan abundantemente con recursos materiales y espirituales. Que se inspiren nuevamente en los elevados ideales de su tradición democrática y contribuyan a la construcción de un mundo solidario, justo y pacífico, un mundo en el que se acoja a todos como convidados al gran banquete de la vida.

¡María, nuestra Reina, patrona de la archidiócesis de Baltimore! Estuviste junto a tu Hijo al pie de la cruz y te alegraste con su resurrección de entre los muertos. Modelo de nuestra esperanza, aguardaste el cumplimiento de las promesas de Cristo en Pentecostés, y ahora compartes la plenitud de vida en su reino eterno. Vela por todos los que se han unido a tu Hijo mediante el bautismo y están llamados a compartir su misión real. Que sean la levadura del reino de Dios en la sociedad norteamericana atendiendo humildemente las necesidades de sus hermanos y hermanas, y dando fiel testimonio del esplendor de la verdad de Cristo y del poder salvífico de su Evangelio.

María, Madre de la Iglesia, Madre de los cristianos! El Señor te encomendó a todos sus discípulos, para que seas nuestra Madre (cf. Jn 19, 27). Modelo del amor cristiano, contemplas a tu Hijo en la gloria e intercedes por los miembros de su Cuerpo en la tierra. Vela por la Iglesia que está en Estados Unidos, en el umbral del tercer milenio cristiano. Que a través de la penitencia, la oración y la caridad activa, los seguidores de Cristo afronten los desafíos de la nueva evangelización y trabajen en favor de una renovación auténtica de la sociedad humana, según la verdad de la palabra de Dios. Que, trabajando junto con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sean alegres heraldos y servidores del evangelio de la vida.

¡Santísima Virgen María! Encomendando Estados Unidos y su pueblo a tu intercesión, oremos.



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