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VIAJE APOSTÓLICO A ARGENTINA

CARTA DEL PAPA JUAN PABLO II
A LA NACIÓN CHILENA

 

A los queridos hijos e hijas de la Nación chilena.

Mi fraterno encuentro con un grupo de vuestros Obispos, presentes en esta Nación hermana, me lleva idealmente a vosotros y hace más intenso el anhelo que siento desde hace tiempo, de verme en vuestra tierra para pulsar directamente la realidad y la profundidad de los valores con que Dios os ha enriquecido y para estimularos a la prosecución fiel de las tareas humanas y de la misión cristiana que El os ha encomendado.

Sé que os habría gustado tenerme ya ahora entre vosotros. Comprendo vuestros deseos, sintiendo de veras no poderlos satisfacer en esta ocasión. Conocéis el motivo específico de mi nueva y rapidísima venida al querido continente sudamericano: el viaje pastoral a Gran Bretaña, absolutamente inaplazable por múltiples razones, y el grave conflicto que desde hace unas semanas enfrenta a esta Nación con Argentina, me han impulsado a manifestar, de manera solícita y visible, mi empeño por conseguir la paz y a encontrarme personalmente con los hijos de uno y otro País, elevando fervientes plegarias al Padre común para que cese cuanto antes una situación dramática, que está originando intenso dolor e incontables preocupaciones.

Os confío que desde enero del año 1979, cuando vuestro Gobierno y el Gobierno argentino me pidieron que los ayudara, como Mediador, en el diferendo de la zona austral, estoy anhelando el momento en que me sea concedida la gracia impagable de visitar al mismo tiempo a los hijos de ambas Naciones, para unirme a la alegría de todos en acción de gracias a Dios por la conclusión definitiva de esta controversia y por la consolidación perenne de la paz y de la amistad entre los dos Países por mi tan queridos.

Desde aquí, atravesando con el espíritu la Cordillera Andina que, abrazada por Cristo Redentor, vincula estrechamente vuestra Nación y Argentina, me hinco de rodillas ante Nuestra Señora del Carmen en el Santuario de Maipú —como lo he hecho en el de Nuestra Señora de Luján con vuestros hermanos argentinos— y juntamente con vosotros pido a Nuestra Madre Santísima que nos obtenga el favor de que pronto puedan cumplirse estos deseos, enmarcados en una visita pastoral a ambos Países.

Ya desde ahora os confirmo el profundo afecto que siento por el pueblo chileno y os aseguro mi recuerdo especial en estas breves horas que paso tan cerca de vosotros. Pido también por vuestro bienestar espiritual y material, enviándoos mi más cordial Bendición Apostólica.

Buenos Aires, 12 de junio de 1982.

IOANNES PAULUS PP. II

 



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