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CARTA DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II
AL PADRE MARCIAL MACIEL DEGOLLADO
CON OCASIÓN DEL 50 ANIVERSARIO
DE SU ORDENACIÓN SACERDOTAL

Martes 15 de noviembre de 1994

 

Al Padre Marcial Maciel Degollado
Director General de los Legionarios de Cristo

Con ocasión de sus Bodas de Oro Sacerdotales, me uno espiritualmente a Usted en tan solemne celebración para dar cumplidas gracias al Padre celestial, de quien desciende todo don perfecto (cf. St 1, 7), por este medio siglo de generosa entrega al servicio de la Iglesia como sacerdote.

Siendo todavía muy joven sintió Usted una fuerte llamada al sacerdocio, y acogiéndola poco después en su interior, durante unos tiempos bastante trágicos para México, fundó el Instituto religioso de los Legionarios de Cristo y el Movimiento Regnum Christi, consagrados a la extensión de su Reino, Reino de paz y de justicia, de amor y de solidaridad entre los hombres. Ahora, a distancia de cincuenta años, puede Usted repetir con el Salmista: “Cantaré tu poder, aclamaré tu amor cada mañana; pues tú has sido para mí una fortaleza, un refugio en el día de mi angustia. Oh fuerza mía, cantaré para ti; sí, oh Dios, mi fortaleza, Dios mío y amor mío” (Sal 59 (58) 17-18..

En la Exhortación Apostólica Pastores Dabo Vobis he escrito que “el principio interior, la virtud que anima y guía la vida espiritual del presbítero en cuanto configurado con Cristo Cabeza y Pastor es la caridad pastoral, participación de la misma caridad pastoral de Jesucristo: don gratuito del Espíritu Santo y, al mismo tiempo, deber y llamada a la respuesta libre y responsable del presbítero” (Pastores Dabo Vobis, 23). Desde el día de su ordenación sacerdotal Usted ha querido poner a Cristo, el Hombre Nuevo que revela el infinito amor del Padre a los hombres necesitados de redención, como criterio, centro y modelo de toda su vida y labor sacerdotal, y de la de aquellos que desde 1941 le han seguido, encontrando en Usted un padre espiritual cercano y un guía eficaz en la apasionante aventura de la entrega total a Dios en el sacerdocio. Movido por un entrañable amor a la Iglesia y por una profunda caridad pastoral, Usted ha creado también numerosas obras apostólicas dirigidas por los sacerdotes Legionarios de Cristo y por los miembros seglares del Movimiento Regnum Christi, presentes hoy día en dieciséis países de los cinco continentes.

Entre estas obras se encuentran instituciones educativas al servicio de la niñez y de la juventud; una amplia gama de organizaciones para la promoción de los valores humanos y cristianos en la familia; centros para la formación de catequistas y de misioneros; iniciativas destinadas a la promoción integral de los grupos sociales más desamparados. De particular importancia, ante el reto de la nueva Evangelización, son el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum y el Colegio Maria Mater Ecclesiae, en Roma, dedicados, en colaboración con los Obispos, a preparar futuros formadores de Seminarios diocesanos.

Invitándolo a entonar unido a María Santísima –que siempre ha acompañado sus pasos desde su infancia hasta este momento de su jubileo sacerdotal– el cántico del Magníficat, quiero asegurarle, querido Padre Maciel, que con afecto y benevolencia imparto a Usted, así como a todos los miembros de la Legión de Cristo y del Movimiento Regnum Christi, una especial Bendición Apostólica.

Vaticano, 15 de noviembre de 1994.

IOANNES PAULUS PP. II

 



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