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CARTA DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II
AL CARDENAL BERNARDIN GANTIN
CON MOTIVO DEL ENCUENTRO DE LOS PRESIDENTES
DE LAS CONFERENCIAS EPISCOPALES DE ÁFRICA

 

Señor cardenal Bernardin Gantin
prefecto de la Congregación para los obispos

Con ocasión de su viaje a Nairobi para participar en el encuentro de los presidentes de las Conferencias episcopales de África, en el marco de la preparación de la Asamblea plenaria del SCEAM, que se celebrará próximamente en Pretoria, le ruego que exprese a los participantes mis mejores deseos y la seguridad de mi oración ferviente.

La situación dramática que viven tantos africanos en muchos países es para mí una preocupación constante. Deploro profundamente los sufrimientos que soporta un número tan grande de personas en la región de los Grandes Lagos y en muchas otras regiones. Recuerdo con emoción a los discípulos de Cristo, obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que, en África, durante estos últimos años, han entregado su vida como testimonio del amor de Dios. Hago un apremiante llamamiento a todos los responsables a actuar con sabiduría para detener las luchas fratricidas y lograr, por fin, la paz en la justicia y la verdad. Deseo vivamente, una vez más, que se brinde rápidamente una ayuda apropiada a todas las poblaciones necesitadas y se exprese con generosidad la solidaridad entre las naciones.

Invito a los pastores de la Iglesia católica, en las pruebas que comparten con sus pueblos, a ser valientes como el buen pastor, que da su vida por las ovejas (cf. Jn 10, 11). Que sean testigos de la fe en Cristo y constructores de paz en medio de todos, guiando con perseverancia a los fieles por los caminos de la reconciliación, para que participen con sus compatriotas en la edificación de sociedades pacíficas y fraternas, donde cada uno pueda encontrar su lugar. Espero que las Iglesias particulares del continente manifiesten concretamente su caridad, buscando la concordia y promoviendo la reconstrucción de lo que ha sido destruido, para anunciar cada vez con mayor vigor el Evangelio. ¡Que todos los creyentes se dirijan con confianza a Dios, Padre de todos los hombres, para pedirle, con una oración ardiente, el don de la paz para África!

Al orar a fin de que su testimonio y su ministerio sean fecundos para sus pueblos, imparto de todo corazón la bendición apostólica a los obispos presentes en Nairobi y a quienes representan en ese encuentro, así como a los fieles de sus diócesis.

Vaticano, 11 de abril de 1997

 JOANNES PAULUS PP. II



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