Index   Back Top Print

[ EN  - ES  - FR  - IT  - PT ]

VIAJE A LA REPÚBLICA DOMINICANA,
MÉXICO Y BAHAMAS

DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS HABITANTES DEL BARRIO POBRE
DE SANTA CECILIA

Guadalajara, México
Martes 30 de enero de 1979

 

He deseado vivamente este encuentro, habitantes del barrio de Santa Cecilia, porque me siento solidario con vosotros y porque, siendo pobres, tenéis derecho a mis particulares desvelos.

Yo os digo en seguida el motivo: el Papa os ama porque sois los predilectos de Dios. El mismo, al fundar su familia, la Iglesia, tenía presente a la humanidad pobre y necesitada. Para redimirla envió precisamente a su Hijo que nació pobre y vivió entre los pobres para hacernos ricos con su pobreza (cf. 2Co 8, 9).

Como consecuencia de esa redención, llevada a cabo en quien se hizo uno de nosotros, ahora ya no somos pobres siervos, somos hijos, que podemos llamar a Dios: Padre (cf. Ga 4, 4-6). Ya no estamos desamparados, ya que, si somos hijos de Dios, somos también herederos de los bienes, que El ofrece con largueza a aquellos que lo aman (cf. Mt 11, 28). ¿Podremos desconfiar de que un padre dé cosas buenas a sus hijos? (cf. ib., 7, 7ss.). El mismo Jesús, Salvador nuestro, nos espera para aliviarnos en la fatiga (cf. ib., 11, 28.). Al mismo tiempo cuenta con nuestra colaboración personal para dignificarnos cada vez más, siendo artífices de nuestra propia elevación humana y moral.

A la vez, ante vuestra agobiante situación, invito con todas mis fuerzas a todo el que tiene medios y se siente cristiano, a renovarse en la mente y en el corazón para que, promoviendo una mayor justicia y aun dando de lo propio, a nadie falte el conveniente alimento, vestido, habitación, cultura, trabajo; todo lo que da dignidad a la persona humana. La imagen de Cristo en la cruz, precio del rescate de la humanidad, es una llamada acuciante a gastar la vida poniéndonos al servicio de los necesitados, a ritmo con la caridad, que es desprendida y que no simpatiza con la injusticia, sino con la verdad (cf. 1Co 13, 2ss.).

Os bendigo a todos, pidiendo al Señor ilumine siempre vuestros corazones y vuestras acciones.



Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana