MENSAJE RADIO-TELEVISIVO DEL PAPA JUAN PABLO II
AL PUEBLO ARGENTINO EN VÍSPERAS DE SU VISITA
Lunes 30 de marzo de 1987
Amadísimos hermanos y hermanas de Argentina:
Cuando faltan ya pocos días para mi segunda visita a vuestro país, quiero enviaros con este mensaje, a través de la radio y de la televisión, mi más cordial y afectuoso saludo.
Aceptando gustoso la invitación que en su día me hicieron las Autoridades y el Episcopado de esa querida nación, volveré a tomar el cayado del peregrino, para caminar a vuestro lado, confirmaros en la fe (Lc 22, 32) y proclamar a Cristo presente entre nosotros.
Contando con el favor de Dios, llegaré el día 6 de abril y permaneceré con vosotros casi una semana. Deseo ardientemente –así se lo pido a Nuestro Señor– que esos pocos días sean una gozosa manifestación de fe, amor y esperanza en Cristo. De acuerdo con el programa establecido recorreré una buena parte de esa gran nación: Buenos Aires, Bahía Blanca, Viedma, Mendoza, Córdoba, Tucumán, Salta, Corrientes, Paraná y Rosario. Aunque, por desgracia, no podré ir a otros lugares, quiero deciros que agradezco de corazón todas las invitaciones recibidas, y que emprendo este viaje con el pensamiento y el corazón puesto en todos los queridísimos hijos que “habitan el suelo argentino”, con quienes estaré muy unido desde cualquier lugar en que me encuentre.
He sabido también del empeño y entusiasmo con que os estáis preparando espiritualmente para esta visita del Sucesor de Pedro. Ya desde ahora deseo manifestaros mi profundo aprecio por la meritoria labor que tantos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, bajo la guía de vuestros obispos, estáis llevando a cabo. Agradezco también vivamente a las autoridades de la República toda su colaboración en orden a facilitar este viaje. A todos os pido que recéis mucho, para que el Señor conceda abundantes frutos espirituales con ocasión de este viaje pastoral, de modo que la Palabra de Dios a la que prestaré gozoso mi voz como Pastor de la Iglesia universal, prenda en los corazones y los encienda en deseos de ser fieles a las enseñanzas del Maestro.
De una manera particular vaya mi saludo a los jóvenes, con quienes espero encontrarme en Buenos Aires para celebrar también la Jornada Mundial de la Juventud. A vosotros, queridísimos jóvenes especialmente, llegue mi mensaje de esperanza, porque vosotros sois la esperanza de la Iglesia y del mundo. ¡Que la paz de Cristo reine siempre en vuestra patria y en vuestros corazones!
Me uno desde ahora a todos vosotros, amados argentinos, en la plegaria al Señor, para que esta visita constituya un nuevo impulso para la misión de la Iglesia en Argentina y en toda América Latina, que en acción de gracias a Dios, se prepara a conmemorar el V centenario de la evangelización del continente.
En las manos de la Virgen Santísima, nuestra Madre de Luján, pongo ya desde ahora los frutos de este viaje, y a su protección os encomiendo. A todos os bendigo de corazón en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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