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VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS PARTICIPANTES EN EL PRIMER ENCUENTRO
CONTINENTAL AMERICANO DE JÓVENES,
CELEBRADO EN SANTIAGO DE CHILE

Sábado 10 de octubre de 1998

 

Queridos jóvenes de América:

¡Un saludo muy afectuoso a todos los jóvenes americanos!

Con ocasión del primer Encuentro continental de jóvenes, que se celebra bajo el lema «El Espíritu les revelará todas las cosas», los saludo muy cordialmente desde Roma. ¡Cuánto me habría gustado estar en Santiago de Chile! Al no ser posible, les he enviado como legado al cardenal secretario de Estado. Y ahora quiero hacerme presente espiritualmente y manifestarles la firme esperanza que tengo en ustedes, para que Jesucristo sea más conocido, más amado y mejor proclamado en América.

Este segundo año de preparación al gran jubileo del 2000 está dedicado al Espíritu Santo. Deseo ahora recordarles cómo Jesús, guiado por el Espíritu, acudió a la sinagoga de Nazaret. Al hacer la lectura bíblica encontró un pasaje del profeta Isaías: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la buena nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor» (Lc 4, 17-19). Grande fue la sorpresa de los oyentes cuando les dijo: «Esta Escritura que acaban de oír se ha cumplido hoy» (Lc 4, 21). Hoy también se cumple esta palabra. El Espíritu Santo quiere descender sobre cada uno de ustedes, como en un nuevo Pentecostés, para que sigan llevando a cabo su misión como discípulos de Cristo.

Queridos jóvenes, ¡déjense guiar por el Espíritu del Señor para tender una mano a quienes anhelan una manera distinta de vivir! ¡No tengan miedo! Yo sé que en sus corazones late con fuerza un profundo deseo de servicio al prójimo y de solidaridad. ¡Que América sea un continente de hermanos y hermanas, iguales en dignidad, en consideración y en oportunidades!

A ustedes, jóvenes americanos, el Papa los invita a ser protagonistas de la historia del tercer milenio. Que de un extremo a otro del continente surjan muchos jóvenes que, con el ejemplo de tantos santos y beatos americanos, estén dispuestos a dejarlo todo por amor a Cristo, para seguirlo como misioneros del Evangelio. ¡Éste es el día y el momento para dar a Jesucristo un sí total y construir con él la nueva historia de América!

A la Virgen María, a la que invocan como Nuestra Señora de Guadalupe, patrona y emperatriz de América, encomiendo este Encuentro continental de jóvenes. A ella confío a todos ustedes para que les abra el corazón lleno de amor materno y de celo misionero. Dirijo ahora un saludo particular a los jóvenes de Chile que, con la ayuda de sus pastores y de las autoridades locales, han preparado muy dignamente el grandioso Encuentro de Santiago. A todos les renuevo mi sincero afecto y les imparto la bendición apostólica: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.



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