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DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
 A UN GRUPO DE PEREGRINOS POLACOS


Domingo 25 de enero de 2004

 

Doy una cordial bienvenida a todos los artistas y a las personas que los acompañan.

Muchas gracias por haberme entregado el "Libro de los querubines", registro de la generosidad de la gente que aprecia la creatividad en la vida de las sociedades y de los pueblos.

En otra ocasión escribí que en el hombre artífice se refleja la imagen del Creador (cf. Carta a los artistas, 1). Hoy repito esas palabras ante los representantes de la Fundación que tiene como objetivo la promoción del estilo creativo en la vida, sobre todo entre la juventud. Las repito como motivación fundamental de la importancia de vuestra obra. Lo digo también para explicar a todos los artistas aquí presentes que este reflejo de Dios implica una gran responsabilidad.

Ante todo, responsabilidad con respecto a sí mismo y a sus talentos. El talento artístico es un don de Dios, y quien lo descubre en sí mismo percibe al mismo tiempo un deber:  sabe que no puede desperdiciar ese talento, sino que debe desarrollarlo. También se da cuenta de que no lo desarrolla para su propia satisfacción, sino para servir con él al prójimo y a la sociedad en la que vive. Esta es la segunda dimensión de la responsabilidad de un artista:  el compromiso de plasmar el espíritu de las sociedades y de los pueblos.

Desde esta perspectiva, se revela la tercera dimensión de la responsabilidad, que el filósofo griego Platón encerró en la frase:  "La potencia del bien se ha refugiado en la naturaleza de la belleza" (Filebo, 65).

Cuando se habla de la creatividad, se piensa espontáneamente en la belleza. Sin embargo, la belleza sólo puede comenzar a existir cuando en su naturaleza se refugia la potencia del bien. Así pues, el artista es responsable no sólo de la dimensión estética del mundo y de la vida, sino también de su dimensión moral.

Si en la creatividad no se deja guiar por el bien o, peor aún, si se dirige hacia el mal, no es digno del título de artista.

Pongo en vuestro corazón esta triple responsabilidad, queridos jóvenes que deseáis vivir creativamente, y todos vosotros, que queréis ayudarles de diversas maneras.

Sed fieles a la belleza y al bien. Que esto os acerque a Dios, el primer Creador de la belleza y del bien, para que podáis ayudar a otros a sacar de esta fuente inspiración para su crecimiento espiritual. Dios os asista.

Con vistas a este esfuerzo creativo, os bendigo de corazón.

 



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