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DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN XXIII
A LOS PARTICIPANTES EN LA X CONFERENCIA INTERNACIONAL
DEL SERVICIO SOCIAL
*

Sala de las Bendiciones
Sábado 14 de enero de 1961

 

Os acogemos y os damos la bienvenida más cordial a petición del Comité organizador de la décima Conferencia internacional del Servicio Social.

Hemos leído con mucho interés el programa de vuestros trabajos dedicados al "Servicio Social en un mundo en transformación", y muy especialmente a su función y responsabilidades. Es un motivo de reflexión muy digno, efectivamente, de llamar vuestra atención y moveros a provechosos intercambios de impresiones, que os permitirán cumplir mejor vuestra misión tan importante en el mundo actual.

Este mundo —como subrayasteis con razón— está en plena transformación. Una tendencia acentuada a la industrialización origina un fenómeno de creciente urbanismo en muchos países. Se desarrollan nuevas comunidades industriales, mientras que una mecanización creciente origina cambios profundos en los hábitos de vida y de trabajo hasta ahora tradicionales en el mundo rural.

El hombre halla a veces dificultades en afrontar, con solos sus medios, esas nuevas condiciones de existencia. Por poco que las pruebas le visiten en el trabajo y la familia, estaría expuesto a salir gravemente perjudicado, si la comunidad no le proporcionase una ayuda fraternal.

Aquí es donde está, señores, vuestra tarea insustituible. En efecto, la intervención del Servicio Social puede venir a completar los recursos personales insuficientes y a facilitar aguda a todos los que la necesitan, desde los menores en situación difícil respecto a sus familias, hasta los ancianos menesterosos, o lo que es peor, en la miseria, pasando por los adultos, que carecen de trabajo o los trabajadores que no gozan de seguridad suficiente en el trabajo. Su presencia activa permite también, para bien suyo, elaborar nuevas leyes y perfeccionar la legislación ya existente. Ella favorece así la inserción de todos en la comunidad humana, haciendo tangible la solidaridad con los miembros me-nos favorecidos.

Al hacerlo así, el Servicio Social cumple realmente su misión, que es servir a la sociedad facilitando a todos llevar una vida digna en la que cada cual pueda cumplir sus deberes y satisfacer sus necesidades legítimas respetando los valores espirituales.

Por eso, la Iglesia, preocupada siempre, como sabéis, por el perfeccionamiento íntegro del hombre, se interesa vivamente por vuestros trabajos. Y nos consideramos dichosos por la parte activa que toman en ellos las Organizaciones Internacionales Católicas especializadas, muy en particular la Unión Católica Internacional del Servicio Social y la Caritas Internationalis, a la que hace poco felicitábamos "por rehabilitar la verdadera noción de caridad y revalorizar las humiedes obras de misericordia cuya práctica recomienda la Iglesia tan vivamente a sus hijos" (AAS., vol. LII, 1960, pág. 768. Discurso a los miembros de la Caritas Internationalis).

No hay duda de que esta reunión internacional con la participación de eminentes personalidades y tantos organismos representativos favorecerá útiles y valiosos contactos que permitirán a los congresistas comunicarse provechosamente los informes y experiencias; adquirir un conocimiento más profundo de los esfuerzos que se han de realizar y de los remedios por, emplear, y de reunir útilmente todas las iniciativas individuales y colectivas para servir mejor a los hombres.

De este modo seréis imitadores de Jesús, "que pasó haciendo el bien" (Hech. 10, 38). Estos son los votos que formula su humilde Vicario. Y en prenda de nuestra benevolencia hacia vuestras personas, familias y trabajos, os impartimos de todo corazón la gracia de una copiosa Bendición Apostólica.


* AAS 53 (1961) 102-104.  

Discorsi, messaggi, colloqui, vol. III, págs. 124-126.

 



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